Un Día cualquiera.
Aquí comienza mi jornada, me levanto temprano en la mañana con el pie derecho, pero apenas pongo el pie en el suelo comienza un terremoto como nunca antes de haya sentido en el planeta creando grietas y erupciones volcánicas en todo el planeta, luego procedo a caminar hacia el baño creando vientos huracanados mach 10 devastando todo a mi alrededor, después cuando el polvo se asienta aspiro un poco de este haciéndome estornudar, pero el estornudo es tan poderoso que arrasa con todo frente a mi destruyendo autos, árboles, muros, casas, edificios, cerros, montañas, cordilleras y todo lo que se cruzara en el frente hasta destruir todo el continente o mejor dicho el resto del planeta frente a mi seguido del sistema solar, la galaxia, el universo, los multiversos y dimensiones, luego de eso me tiré un pedo por el susto aniquilando todo el omniverso detrás de mi, fue ahí que dije:
- Oh no, como odio estos defectos del cuerpo humano y arrasé con todo de nuevo, pero no importa reconstruiré todo y los reviviré a todos de un chasquido.
Entonces OOO chasqueó sus dedos y todo fue reconstruído, luego OOO dijo:
- Bien, creo que debo controlarme más, ahora a lo que iba, al baño.
Levité suavemente hacia el baño para evitar causar destrozos, entonces cuando abro la puerta me doy el susto de mi vida causando nuevamente una hecatombe galáctica por mis gritos los cuales comenzaron a abrir paredes dimensionales en todos lados distorsionando toda la existencia, el presente, pasado y futuro y eso que me contuve, pero luego me calmé y todo volvió a la normalidad el motivo del susto era una fea cucaracha que estaba al lado del WC, entonces intenté soplarla para que se fuera creando un hoyo que penetró el planeta de lado a lado por el inmenso flujo de aire y a la vez salí volando hasta el borde del universo observable, pero de inmediato me teletransporté de vuelta al baño solo para darme cuenta de que la maldita cucaracha seguía con vida ya que había apuntado mal debido al susto, entonces comencé a pensar en diversos métodos para aniquilar de la forma más normal a la pequeña y repulsiva criatura, el problema es que soy tan poderoso que mis pensamientos se proyectan sin querer en la realidad, así que hice desaparecer todas las opciones y me dije a mi mismo:
- Hazlo como una persona normal, sé normal.
Es fácil decirlo, pero hacerlo es casi imposible, pero finalmente me decidí ir a la tienda a comprar insecticida para acabar con aquél demonio, acto seguido floté hasta la puerta y la abrí cuidadosamente procurando no arrancarla del marco, luego salí de la casa y cerré la puerta con el mismo cuidado para dirigirme a la tienda, sin contar que la casa se derrumbaría por eso.
Durante el camino me encontré con mi viejo amigo Diego el Escéptico quien me saludó como todos los días:
- Hola OOO.
A lo cual contesté:
- Hola ¿Cómo has estado?
- Bien, bien, no me quejo - contestó Diego - salvo por un dolor de espalda y por el hecho de que hace unos minutos sucedió el apocalipsis, como en todas las mañanas, pero como siempre, tú estabas ahí para arreglarlo todo.
- Oh, perdón trato de controlar mi poder, pero me cuesta mucho, le dije un poco apenado.
Y Diego con el escepticismo que le caracteriza me interpeló:
- ¿Y no que eras omnipotente? Se supone que como tal, tú todo lo puedes, hasta controlar tu fuerza.
A lo que sinceramente contesté:
- Bueno sí, pero cuesta un poco hacerlo cuando toda mi infinidad se encuentra concentrada en un cuerpo tan pequeño y frágil como el humano.
Y Diego en un intento de desacreditarme dijo:
- Ah, entonces no eres tan omnipotente, porque no puedes controlar tu poder.
- Nunca dije que no pudiera controlarlo, respondí con toda seguridad, solo dije que me cuesta, pero eso no significa que no pueda.
- Como digas - respondió Diego incrédulo.
Entonces y con la intensión de molestarlo un poco le pregunté a Diego:
- Y dime ¿Cuál es tu desafío del día?
Luego de pensarlo unos segundos Diego respondió:
- Déjame pensar... mmm... lo tengo, tú eres omnipotente, o sea el que todo lo puede ¿verdad?
- Eh... si lo soy - Contesté.
Y Diego continuó:
- Bien, entonces dime omnipotente ¿Tu podrías crear una roca tan grande que ni tú pudieras mover?
- Claro que puedo - Respondí con toda seguridad.
Contrariado Diego respondió:
- Entonces no serías omnipotente porque no podrías mover la roca ¿Cómo te quedó el ojo? Jaque Mate OOO.
Pero una sonrisa se dibujó en mi rostro y dije:
- No tan rápido Diego, es cierto que podría crear una roca que ni yo pueda mover, pero como soy omnipotente puedo auto-conferirme toda la fuerza necesaria para mover la roca inamovible sin que esta deje de ser inamovible.
Y como era de esperarse Diego respondió:
- ¿Cómo? ¿Eso no sería una contradicción?
A lo cual decidí explicarle:
- Para el entendimiento humano es una contradicción, pero para mí es lo más común del mundo, para dejártelo en términos simples, puedo hacer eso simplemente porque todo lo puedo (:v).
- Pero eso no se vale, eso es trampa - refunfuñó Diego.
- Bueno, tu querías confirmar que soy omnipotente, pues ahí está tu respuesta, lo soy - le contesté poniendo al joven escéptico en su lugar.
Entonces Diego sonríe y dice:
- Me ganaste esta vez, pero algún día te haré una pregunta que no serás capaz de responder, lo prometo.
A lo que respondí sonriente:
- Sigue intentándolo, estoy seguro de que lo lograrás - Susurrándole a ustedes - en realidad jamás lo hará, ya revisé todas las probabilidades y futuros alternos posibles y en ninguno tiene éxito, pero no le digan shhhh...
Por su parte Diego dice:
- Gracias, por cierto ¿A dónde vas?
- Voy a la tienda a comprar insecticida porque se me apareció una cucaracha en el baño -respondí.
- Oh... eso explican los temblores y vientos huracanados de hace poco - dijo Diego.
- Exacto y para evitar eso, quiero el insecticida - repliqué.
- ¿Y que no lo puedes hacer aparecer con tus poderes? - me cuestiona Diego un tanto incrédulo.
- Sería muy fácil y estaría haciendo justo lo que quiero evitar, por algo tomé esta forma para vivir como persona "normal" con todas las dificultades propias de un humano promedio.
- Ya veo - dijo Diego - entonces te recomiendo buscar trabajado para ganar unas monedas, porque sin dinero no vives.
- Gracias por el dato amigo - respondí agradecido.
- Me impresiona que siendo Omnisciente hayas pasado por alto ese detalle tan importante - sonríe Diego.
- Nunca lo pasé por alto, lo que pasa es que tengo prioridades como cualquier humano, así que no me exijas omnipotencia, omnisciencia ni omninada, porque se supone que debo actuar como una persona "normal" - le hago el gesto de las comillas con los dedos.
- Era una broma - me da una palmada en la espalda.
- Ay pero que gracioso eres - le contesté sarcástico.
Entonces le doy una palmadita en la espalda desintegrado a Diego y a toda la ciudad por delante, para de inmediato decir:
- Ups... lo hice de nuevo, tendré que arreglarlo.
Arreglé todo trayendo a Diego de vuelta a la vida, para preguntarle:
- ¿Te encuentras bien?
A lo que Diego responde sarcástico:
- Claro, si ignoramos el hecho de que me redujiste a mi y al resto de la ciudad a un caldo de partículas subatómicas hiper caliente, estoy de maravilla, al menos ya no me duele la espalda.
Conforme le respondí:
- Bueno, perdón por eso, por cierto ¿No tienes nada que hacer?
- Bueno sí - dijo Diego - tengo que entregar unos proyectos en el trabajo y hacer una exposición frente al directorio, a la noche nos vemos, traeré unos tragos y algunos snacks para comer.
- Ok te espero, adiós amigo.
Finalmente Diego se despide:
- Adiós y suerte con la cucaracha.
- Jeje ok - respondí.
Luego de mi extensa charla con Diego el Escéptico seguí flotando hasta llegar a la tienda de Ruperto el Versatil una vez ahí, Ruperto me dijo:
- Hola OOO, sé para que vienes, problemas con la cucaracha ¿Verdad? Y buscas insecticida.
A lo que yo sorprendido respondí:
- ¿Cómo lo supo?
Y Ruperto contestó:
- Tengo clarividencia.
- ¿Enserio? - le respondí - Wow, nunca pensé encontrar a alguien parecido a mi en ese sentido.
Pero como era de esperarse Ruperto dijo:
- Nah, en realidad lo supe por la nube de pensamientos que tienes en tu cabeza, ahí se ve una cucaracha y el insecticida.
Entonces miré hacia arriba viendo la nube y de inmediato sacudí mis manos para disolverlas mientras decía:
- Oh no, las proyecciones de nuevo, tengo que controlar eso.
Ruperto ríe y dice:
- Ok, no importa OOO, son cosas que pasan, bien son 200 por el insecticida.
Meto las manos a mis bolsillos y me doy cuenta de que tenía unas cuantas monedas las cuales saco para contarlas y digo con un poco de tristeza:
- Solo tengo 150.
Pero Ruperto quien era un hombre de gran corazón sonríe y me dice:
- No importa, llévalo por 150.
Sorprendido agradezco a Ruperto:
- Gracias, se lo repondré de alguna forma.
Pero Ruperto nuevamente con la amabilidad que le caracteriza dijo:
- No será necesario, solo trata de no destruir el universo o lo que sea cuando te despiertes mañana.
- Eh... - sonrojado de vergüenza - eso cuesta un poco, pero lo intentaré - sonriendo.
- Muy bien, no vemos OOO.
- Adiós Ruperto.
Luego de despedirme de Ruperto intenté caminar a mi casa como una persona normal y si bien ya no provocaba cataclismos geológicos con mis pisadas como antes aún así dejaba marcado el suelo. Al llegar a mi casa me di cuenta que esta se encontraba en ruinas y lo único que sobrevivía era el marco de la puerta de entrada, la misma que cerré con tanto cuidado, por lo que nuevamente reconstruí mi casa con mis poderes y procedí a ingresar para matar a la cucaracha. Una vez en el baño y contrario a mis expectativas (en realidad ya lo sabía, pero se supone que debo actuar normal :v) la cucaracha seguía ahí, al borde del agujero que atravesaba el planeta, entonces quité la tapa del insecticida y apunté a la cucaracha mientras le decía:
- Bien cucaracha, este será tu fin.
Pero cuando estaba a punto de rociar el spray sobre la cucaracha esta me miró fijamente bajando sus antenas para que no la matara, intenté ser fuerte, pero luego la cucaracha sacó una fotografía en miniatura de su familia mientras sus ojos se hicieron más grandes y adorables, finalmente no pude resistir ante semejante muestra de ternura y dije:
- No, no puedo matarla, no me ha hecho nada malo.
Así que dejé el insecticida y maté a la cucaracha de una simple pisada, o eso pensarían ustedes, pero no, simplemente la adopté y la nombré Edgar el Bicho.
Después de todo este rollo con la cucaracha comencé a caminar en círculos pensando en como encontrar trabajo para poder sobrevivir en el mundo humano, pero primero tenía que ordenar mi casa ya que Diego vendría de visita como lo había prometido.
Continuará...
Próximo Capítulo "Buscando Trabajo"
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