Capítulo IV
Capítulo IV: En un bar.
Al escuchar eso el moreno aceleró, atrás de sí no era el ruido de las sirenas lo que en la noche le causaba temor, sino fueron unos motores que rugían dándoles caza. Atrás el chico de cabello salmón había sacado su arma por la ventana, intentó apuntar pero el auto se movía mucho.
-Oye italiano manera bien, carajo que así no le daré ni al pavimento - bufó molesto el que se encontraba al lado de Marco, detrás de él pudo ver como del auto contiguo las ventanas empezaban a descender, allí empezaron las tan temidas detonaciones de ambas partes.
-Maldita sea - el pelo salmón entró hacia el auto habiendo vaciado las 6 balas - en serio Lekmet nos mandó dos revolver y no una ametralladora -
-No hubiéramos necesitado una sola bala - comentó el otro pasajero entrando evitando las balas que golpeaban la lata del vehículo - si hubieras traído el auto de escape, ¡Pero no lo hiciste! -
El moreno aceleró evitando los disparos, que poco a poco iban golpeando la lata y los cristales.
-Sácanos de aquí y prometo que tendrás una gran compensación -
Asintió el moreno para acelerar por una calle en construcción, allí evitando los materiales llegó a una madera colocada sobre un gran tubo, la misma que uso de rampa, en el aire fue cuando escuchó al de atrás maldecir.
-¡Esto no es lo que esperaba! -
El poco suave aterrizaje le causó un sacudón, a la par que vieron como con un estrepitoso sonido uno de sus perseguidores impactó contra dios sepa qué. El moreno siguió evadiendo a su perseguidor a la par que entraba por todas las calles que conocía y las que no.
-Bueno, veo que los hicieron enojar bastante - comentó tratando de romper los nervios que sentía.
-Robarles dinero en su cara no les gustó - sonrió el pelirrojo desde atrás cargando las balas del 3.57 - Toffee se cabreará mucho por esto -
-Son los muchachos de Gio - contestó el que se encontraba en el asiento del copiloto y sonrió mientras aguantaba la fuerte curva que dio el conductor - pero se quedaron atorados, ¡Bien hecho tú..! - lo miró - ¿Cómo te llamas? -
-Marco - contestó él evitando una calle principal y el sonido de las sirenas de policía - Marco Díaz -
-Parece que los perdimos - dijo de atrás el chico del traje negro completo - bien, muy bien Díaz - le dio una palmada.
-Hay que admitir - a su lado sonrió de lado el copiloto - que fue un buen trabajo, ¿De dónde eres Díaz? -
-Nací en Corleone - respondió entrando por un callejón para evitar a la policía y deteniendo el auto un poco - viví toda mi vida en Estados Unidos -
-No te detengas - dijo el copiloto - iremos a la pequeña Italia, después de todo podrás cobrar tu dinero por...la carrera -
El moreno asintió empezando el camino hacia el puente para cruzar la ciudad con rumbo hacia el sur. Sin sospechar que estaba iniciando un día que cambiaría el resto de su vida.
La suave música empezó a sonar mientras el moreno evitaba todas las calles principales en aras de no encontrarse con un patrullero, seguía cuando le dijeron.
-¿Por qué un siciliano es taxista? - desde atrás el pelirrojo inquirió.
-Bueno - comentó él cuando ya estaban en el puente -mis padres murieron hace muchos años, estoy a cargo de mi hermana -
-Mi nombre es Alfonso Dolittle - dijo sin más el de cabello ondulado castaño con lentes que se encontraba a su lado - él es Thomás "Tom" Lucitor -
-Un placer - soltó el moreno - ahora que todos somos amigos, ¿Por qué terminamos con un grupo de autos detrás?-
-Era un trabajo, era coser y cantar para volver a casa a cenar - respondió Tom
-Y lo era si el rojito allá atrás traía el auto -
El moreno sonrió mientras sus nuevos conocidos seguían discutiendo, pero dentro, sentía latir muy rápido el corazón; las latas del taxi se encontraban sonando debido a los agujeros de bala. Sin notarlo casi en automático su cerebro había grabado el camino a la pequeña Italia, cuando llegó interrumpió la charla.
-Hemos llegado -
-Ve al "King River" - soltó el pelirrojo - vas a recibir tu dinero -
Asintió, después del susto que sentía encontró que estaba frente al restaurant de los padres de Star, allí los pasajeros bajaron.
-Ven, podrás conocer al don - le sonrieron.
El moreno aún se encontraba muy confundido, tanto que no vio que desde los cristales dentro. El rubio con bigote pudo verlo, sintió una opresión en el pecho algo extraña, había tenido mucho aprecio por aquel muchacho y ahora al verlo entre los capos de su Don le causaba un extraño sentimiento que no podía explicar. Cuando volteó vio que su hija no estaba, suspiró algo aliviado.
-"Marco muchacho" - pensó triste - "es mejor que Star no te vea, se va a preocupar mucho por ti" - mordió su labio.
El castaño entró por la puerta en la que Star volvía a entrar a su complejo, pero esta vez dieron una vuelta para ver a dos personas armadas con escopetas de corredera en la puerta trasera.
-Vamos a ver al Don, trajimos el dinero - dijo Tom enseñando su maleta de dinero
-¿Y él? - preguntó uno de los guardias.
-Nos salvó el trasero - sin más respondió Alfonso
-Bien...- se hicieron a un lado.
Al entrar una alfombra roja cobijaba el suelo, allí caminaba una albina de cabello verdoso que se volteó, al primer contacto miraron a la señora, que saludó, Marco hizo lo propio haciendo un gesto con la boina.
La peliverde abrió sus ojos, pues a su lado salía la rubia que vio entrar a un último hombre, y reconoció cuando por la ventana, como nunca antes vio a Marco dentro de la oficina de su tío Gore.
Se le cayó el vaso de cristal y sentía pesado el corazón, hasta que empezó a llorar, no supo por qué, pero eso le rompió un poco el corazón. Sin embargo su tía que estaba allí la abrazó.
-Cariño ¿Qué sucede? - preguntó ella.
-Me duele aquí -ella señaló su corazón - no entiendo pero...-
La albina le tomó la mano.
-Ven conmigo - le llamó para subir las escaleras. River en la cocina escuchó con Moon que cruzaron miradas.
-Calabacita, ¿qué hacemos? -
-River, si alguien puede hablar con Star ahora es Eclipsa, ha sido esposa de mi tío durante años, sabe lo que es....aquella sensación -
El rubio asintió.
-Siempre pensé que Marco iba a ser un buen esposo, ya sabes pastelito de esos que lleve a mi Star a comer sin miedo a que le disparen desde el auto con temor de encender el motor de su propio auto...-
-River - Moon asintió - Star merece muchas cosas en su vida, pero no podemos...elegir por su corazón, Eclipsa de seguro tendrá las palabras correctas.-
En la elegante oficina, en la gran mesa se encontraba el peliblanco con su traje gris tan elegante, Marco saludó educadamente y a su lado un hombre le hizo tomar asiento.
-Don Gore - fue Tom quien habló - este chico es...-
-Marco Díaz - dijo mirándolo - es amigo de mi sobrina Star -
El castaño después de tanto tiempo pudo elucubrar todo, estaban en la parte trasera del restaurante de River y Moon. Allí se encontraba frente al Don Gore, quien lo miraba muy inquisitivo.
-Sí el mismo por el que Star rechazó a Tom - sonrió Alfonso dando un sorbo a su copa a la par que con su mano libre dejaba frente a sí un maletín.
-Ts - sonrió el pelirrojo - fue hace un año, somos amigos ahora don Gore, además usted sabe que...-
-Sí Tom - comentó - sé de tu permiso para tener familia y lo acepté, pero aún no traes a la chica esa -
-Lo haré cuando vuelva a la ciudad Don Gore -
Mientras charlaban parecía haber sido relegado al último de temas a tratar, en sí sentía que quería irse ya, o necesitaba un abrazo de parte de Star, había escuchado todas las detonaciones y el sonido de la lata, pero dentro de sí, recordaba a su padre, debía ser fuerte, también sabía manejar un arma.
-Bueno Marco - el jefe retomó la charla atrayendo al moreno a sus pensamientos - debemos hablar seriamente...-
Arriba, en uno de los cuartos se encontraban bebiendo una taza de té la rubia con su tía, quien decidió que era hora de hablar.
-Star ¿Por qué lloras? - preguntó tranquilamente
-Yo...- empezó suspirando - no sé, siempre vi a Marco diferente tía, lo vi como un hombre que sería capaz de trabajar 24 horas de ser necesario para llevar comida a casa; un hombre de principios, que no tuviera que revisar bueno...si no lo quieren matar - comentó casi bajanado la voz.
La peliverde asintió para ella decir:
-Bueno querida, todos aquí son hombres de principios, tu tío, tu papá, los miembros de la familia, sabes -
-Entiendo eso pero...- miró la ventana - pensé que Marco sería más...bueno más Marco que siciliano -
La mayor se acercó para consolarla.
-Marco no es mala persona por estar abajo sentada jovencita - recalcó ella - nunca lo será, y creo que deberías hablar con él, ser sincera de tus emociones y tus sentimientos para así poder entender que...-
Muy sonrojada le dijo a su tía:
-Que me gusta mucho tía, de verdad me gusta mucho pero...- ella llevó las manos al rostro para decir - no quiero estar sin dormir cada noche, para saber que a la persona que le entregué mi corazón puede terminar con una bala entre ceja y ceja en cualquier sitio de la ciudad -
-Mi querida Star, la vida no es fácil, menos para Marco tiene que cuidar a Mariposa, trabajó toda su vida, ahora está sentado abajo; no debes dejarte llevar por eso, no pienses en la muerte de quienes amas, piensa en la vida de quienes aún están, debes amar con fuerza, porque el corazón se hizo para amar y para sufrir, por eso es que los labios pueden sonreír; y los ojos pueden llorar -
-Esto será tu parte por el servicio - dijo entregando un sobre a Rhombus - y además un extra para poder reparar el auto, ahora puedes irte muchacho; y no olvides ir a la iglesia los domingos -
-Sí Don Gore- dijo levantándose de la silla y asintiendo.
Al salir fue directo hacia la puerta para luego poner rumbo al auto, al salir se despidió de todos quienes le dieron una copa de vino que tomó con premura, el pelirrojo le entregó los sobres para estrechar la mano:
-Hasta luego siciliano - le sonrió.
El moreno asintió mientras se alejaba, se encontraba pensando en todo lo que acababa de suceder.
-"Star si me vieras estarías muy decepcionada de mí, o tal vez..." - miró hacia el auto para subirse, estaba totalmente dañado. Pero había dinero suficiente para repararlo, para cubrir dos noches de trabajo y un extra para su silencio; que estaba más que seguro que únicamente por su amistad con Star no fue una bala en la nuca.
Al subirse pudo ver como desde la ventana la rubia lo miraba, cruzaron miradas un par de segundos, al hacerlo él encendió el auto y sólo sonrió muy triste. Ella volteó su rostro y se abrazó ella misma mientras apagaban las luces.
Ese gesto le causó un gran dolor al moreno quien volvió a dejar el auto en la central, allí dejó su dinero en un sobre y el de las reparaciones, su jefe le gritó tantos improperios pero el moreno desconectó su mente mientras pensaba en la rubia, su mirada estaba tan fría y se alejó mientras cruzaba sus manos alejándose, como si nunca lo hubiera visto.
Volvió a casa a la 1 de la mañana cuando entró en casa se encontró con un plato perfectamente lavado. Al entrar fue a su alcoba para poder descansar, se quitó la ropa y tomó un baño.
Al estar acostado se sentía totalmente perdido en sus pensamientos, Star se encontraba rondando en la misma habitación, en su mente, extrañaba sus abrazos, deseaba sentir que ella estaba con él, hasta que una traicionera lágrima se escapó contra la almohada. Estuvo en el sitio incorrecto y sentía muy oprimido el corazón porque ahora la rubia no iba a dirigirle la palabra.
En su departamento la rubia miraba el techo, no entendía por qué no había devuelto el saludo, pero verlo le provocaba mucha tranquilidad, Eclipsa le dijo algo muy especial pero ella no comprendía por qué su corazón, hasta que miró hacia la ventana.
-Creo...- dijo escuchando la paz de la zona - que me enamoré...- soltó sin más recordado su charla con Eclipsa - pero tengo miedo de que si me enamoro, y él sale y no vuelve yo...yo sentiré roto mi corazón-
CONTINUARÁ
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