Capítulo II: Permiso para Conducir

Capítulo II: Permiso para conducir

New Mewni, 1925.

Los años pasaron, la ciudad seguía creciendo para todos los sectores, sin embargo, dentro del mismo condominio de departamentos, ahora en uno ligeramente más grande, con una vista algo mejor, hacia la calle y la escalera de incendios.

En su cuarto nuevo se encuentra ahora el adulto de 18 años, mirando por la ventana cómo las gotas caían contra la misma, estaba totalmente agotado, sus jeans sucios y descoloridos únicamente con las manchas de aceite que esquivaban el overol, la camisa arremangada con una figura delgada y formada en los brazos, se perdía entre los pasos de la gente afuera.

-Dios mío...- soltó mirando la carta en sus manos - ¿Qué le diré a Mariposa? -

Su hermana vino de primera a su mente, su querida hermana de 7 se encontraba donde la vecina inglesa, quien había formado la primera escuela para señoritas, dentro de sí el moreno se fue a limpiar, dejó de lado la ropa sucia para optar por un pantalón de vestir y una camisa blanca sencilla, deseaba que llegue la pequeña para comentarle lo sucedido antes de continuar.

Dejó al alcoba para sentarse en la modesta cocina, con lo suficiente para sobrevivir y lo necesario para que a su hermana no pase hambre, al tomar asiento en la pequeña mesa de la cocina miró nuevamente por la ventana, en ella el cielo de la noche no captaba ninguna luz presente, ensimismado hacia la luz de calle fue traído nuevamente hacia la tierra cuando el sonido de la puerta siendo golpeada lo obligó a pararse.

-Voy, por favor espere - soltó colocándose los tirantes en los hombros.

Al abrir la puerta, un vestido verde claro le atrajo primero, se encontró de frente con una sonrisa mientras un pastel en manos acarició su nariz por el dulce y cálido aroma. La cabellera rubia que llegaba más allá de la espalda y la diadema de color rojo tan llamativo la delataron en primer lugar, pero sin poder decir nada soltó ella

-¡Sorpresa Marco! - sonriente mientras le enseñaba el pastel.

Él algo extrañado parpadeo unas veces, para dirigir su mirada hacia la razón de tal aroma, en él, escrito con crema encontró un "Feliz cumpleaños Marco", con eso el moreno soltó algo de aire.

-Lo había olvidado - sonrió dejando paso a la rubia - Pasa, Star por favor -

-Que caballero - dijo en tono burlesco para pasar y dejarlo sobre la mesa.

Dentro la rubia sonrió para darle un gran abrazo, él lo devolvió con cuidado, al notarlo en esa forma, la chica se separó un poco para verlo de frente, su ceño facial no estaba como suele estarlo, por lo tanto ella supuso que algo andaba mal.

-Vaya si no querías pastel - comentó tomando asiento - podría hacer otra cosa -

-¿Eh? - dijo él mientras cerraba la puerta -

Ella alzó una ceja para interrogarlo, él soltó aire para mirarla, Star Butterfly de 17 años, su mejor amiga desde el día en la iglesia lo podría leer con claridad, ante eso, desarmado bufó extendiendo la silla a que tome asiento, la chica lo hizo para verlo hacer lo propio a su lado.

-Hoy me corrieron de la ensambladora de motores - soltó sin más llevando las yemas de sus dedos hacia los párpados - dijeron que por cumplir 18 debía sindicalizarme, y que eso era más dinero, entonces no resultaba -

Ante eso ella se asombró un poco, el moreno había pasado años en la ensambladora de motores, con eso entendió, y más cuando vió varios dibujos en hojas de periodico que se encontraban en ciertos lugares de la casa, con algunos libros y plumeros en la zona.

-Rayos Star - se sintió genuinamente preocupado - Mariposa va a la escuela, debo mantener un trabajo para que siga estudiando, debo pagar el arriendo, la comida, encima de eso...- se dejó caer de codos en la mesa bastante pensativo, y como en todo caso, el dolor de cabeza se hizo presente.

Ella se apegó para colocar su cabeza en el hombro del chico, Marco Díaz era el responsable de Mariposa Díaz, la hermana menor del moreno era todo para él; y sufría en la situación que se encontraba.

-Sabes que no estás solo - soltó la rubia mientras le tomaba el rostro - no te dejaré solo, podremos encontrar una solución -

Por unos milisegundos una gota lacrimosa cayó del ojo del moreno, que impactó en su ropaje, sin que lo notaran se encontraba embelesado con la rubia, desde hacía tiempo se le hacía una chica sumamente hermosa, sin embargo, desconocía como lo veía ella, lo cual era difícil de adivinar, además de que era también una de las pocas amistades que tenía y sobre todo, Mariposa la quería, por ende, si por ese sentimiento se separaban, ella se vería afectada.

-Te quiero mucho Star - masculló escondiendo su rostro en el hombro de la chica - quisiera, a veces quisiera ser pequeñito, que me lleves en tu bolsillo - sonrió dentro de ese espacio.

La chica sintió subir los colores al rostro, el rojo destacó en sus mejillas sin que pudiera añadir nada, sólo estaban allí, en un espacio muy único. Unos minutos de silencio pasaron, hasta que ya tranquilo se separó del abrazo de la chica.

En la mesa la rubia miró un sobre, con cautela lo tomó, el moreno lo había olvidado y dijo:

-Es lo que me dieron en la fábrica hoy - mientras se ponía de pie- iré por algunos platos, tengo jugo fresco preparado -

-Esta bien, ¿No esperamos a Mari? -

-Llegará pronto - dijo mirando el reloj - en algunos minutos termina sus clases con la vecina, cierto Star - soltó mientras recogía lo que necesitaba para partir el pastel y servir la comida. - ¿Puedes leerme lo que sea que esté dentro de ese sobre? -

Ella asintió mientras rompía el sello, al hacerlo notó las manchas de aceite en el sobre, en él encontró con una hoja escrita a mano, la caligrafía era de fácil entender, para eso tomó la misma y empezó a leer.

-Marco, lamento que dejes esta empresa - empezó mientras una risa sonó por parte del chico que dejaba en la mesa los platos - pero, debido a las reglas del sindicato no puedo hacer nada, sin embargo, por los años que has estado aquí, los muchachos y yo hemos reunido algo de dinero para ti y Mariposa....- dijo asombrada

El moreno se volteó dejando el jugo en la mesa, tomó el sobre delicadamente para descargar el contenido en la misma, allí, unos cuantos billetes de diferentes denominaciones aparecieron, muchos de ellos, tenían manchas de aceite, negras que los marcaban y delataban su proveniencia de ser propiedad de obreros.

El moreno sonrió juntando el dinero, con cierta tristeza.

-Los muchachos mandan sus mejores deseos para ti y Mari, esperan verte pronto, atentamente: Jeff Greyson, supervisor -

Allí la lluvia vio algunas lágrimas caer sobre la mesa, rápidamente se acercó algo preocupada para abrazar su brazo.

-Me crié con ellos Star - soltó respirando - son mis amigos, todos, nunca pensé que iban a hacer algo así...-

De entre las hojas, una fotografía salía, la tomó él para ver en ella, un joven Marco Díaz que cada día después de la escuela iba a trabajar.

-Gracias muchachos - soltó tomando la fotografía y el dinero - pero ahora, tengo que hacerlo yo solo -

Cuando guardó la foto vió debajo una funda negra, con forma cuadrada, se asombró un poco, la rubia volteó la carta.

-Mira Díaz - mostró ella una posdata atrás - lee -

Él guardó lo mencionado para posar su vista sobre ese pequeño epitafio de la misiva.

-"Marco, como un último favor, te conseguí un permiso de conducir, es totalmente legal, un amigo me debía un favor.

Con él, puedes intentar trabajar como conductor o algo parecido, no lo olvides, esta fábrica tiene a tus amigos, que te quieren, feliz cumpleaños chico".

Él sonrió mirando a Star, quien al verlo ya mejor, sintió su propia alma en paz con el universo, algo había dentro de la sonrisa del castaño que lo hacía sentirse mejor, en paz, al acercarse vió que tenía grandes ojeras, además de que lo notaba algo lento, con eso miró de reojo al lavamanos.

Encontró un solitario plato, que no correspondía al número de habitantes, él guardó las cosas en el sobre; pero no notó cuando la chica le tocó el estómago sin previo aviso, eso, lo hizo tener un sonrojo feroz.

-S..Star - titubeó - ¿Qué haces? -

-No estás comiendo bien - ella lo miró algo molesta para alejarse un poco. - Marco Díaz, ¿almorzaste en el trabajo hoy?-

El mencionado se puso nervioso, pero viendo la firmeza de la rubia, distinguió detrás de su mirada una genuina preocupación, que lo hizo bajar la defensa.

-No he tenido mucho dinero para gastar - comenzó sencillo - Mariposa necesitaba comprar algunas cosas y ropa y -

La rubia asintió para enseñarle la silla:

-Sé que amas a Mari - comentó tomando asiento mientras partía el pastel - pero, también es tu vida la que te debe importar, compra algo de ropa, come, tienes que estar sano, de nada le serviría a Mariposa que te enfermes por trabajar -

Ante esa realidad, él asintió mientras sentía un beso en la mejilla que le causó un sentimiento de calidez en el pecho, volteó a verla encontrándose con una mirada triste:

-Debes cuidarte, no sabes lo triste que estuviera si algo llegara a sucederte -

-Esta bien Star - asintió tomando su mano en una sensación cálida - lo prometo -

Ella sonrió para servir la comida, cerca, el carmín que decoraba sus mejillas se encontraba presente; allí en la luz, parecía perfecto cada centímetro de los labios de la chica, hasta que finalmente se encuentran de frente.

-Si algo te pasara me sentiría muy triste - dijo ella con voz muy apagada- sabes que eres muy...-

El sonido de la puerta siendo golpeada atrajo su atención, se separaron de la corta distancia que alejaba sus bocas, un poco avergonzados Marco fue hacia la puerta para abrirla.

-Hola hermano - la niña muy emocionada lo abrazó siendo alzada por el moreno.

-Hola Mari - sonrió para dejarla en el suelo - mira, tenemos visita -

La niña miró dentro con la ceja levantada, allí, una larga cabellera rubia que se encontraba sonriendo mirándola le hizo brillar los ojos.

-¡Star!- corrió dentro para abrazarla con efusividad - ¡Hola Star, te extrañaba! -

La rubia correspondió el saludo para mostrarle la torta, en eso la menor sonrió.

-Te hice un regalo Marco - dijo ella mientras él cerraba la puerta.

La niña le entregó una carta, que él tomó con mucho cariño, entre todos, la noche pasó, comiendo, riendo y disfrutando de la compañía común, las horas avanzaron hasta las 11 de la noche, en donde Mariposa cansada de bromear con Star, se quedó dormida, Marco la arropó y salió del departamento con una chaqueta gris de cuero.

-Te acompaño Star - sonrió para bajar por las gradas de madera en compañía de la rubia.

Salieron con rumbo hacia la pequeña Italia, con una charla amena en medio de la noche, el moreno podía recordar que desde ese domingo en adelante se sentía mejor cada vez que la miraba, muchos años de esa amistad, y verla riendo, mientras movía con cierta manía sus manos y gesticulaba cada palabra a veces con cierta exageración. Algo dentro de su corazón lo había vuelto muy sensible a mirar su rostro, que se perdía entre la oscuridad de la noche, sin notarlo, cuando lo pensó abrió sus ojos, pues ahora la luz del alumbrado baño a la chica que se adelantó.

Con una sonrisa giró bajo la farola mirando donde estaba él, que sólo atinó a decir:

-Eres hermosa -

La chica que lo miraba se sonrojó un poco, para luego sonreír, sin notarlo, había llegado ya a la callejuela cerca del complejo de departamentos donde vivía Star con sus padres. Al notarlo ella se volteó tratando de ocultar ese calor en las mejillas.

-Bien Star - suspiró él mirando la puerta del cercado de madera que conducía al primer patio del complejo, más allá no la acompañaría y ella lo supo, se acercó para abrazarlo. Con una sorpresiva acción le regaló un beso en la mejilla:

-Feliz cumpleaños Marco, espero que realmente empieces a ver tu salud, no lo olvides, me preocupas mucho, eres mi mejor amigo y como tal - ella le sonrió para darle un leve golpe en el mentón en tono juguetón - y arriba ese ánimo, puede que consigas algo pronto -

El chico sonrió:

-Gracias Star, por todo -

El dulce aroma entre los dos se hizo presente, frente a frente el brillo de las miradas resplandecía algo cálido que se encendía en sus corazones, ella, se fijó en sus labios, él, en sus ojos, con cierta cercanía el moreno.

-Sabes que si no te cuidas - ella le comentó con una voz que sonaba triste - podría perderte para siempre -

Ante eso él le sonrió:

-No lo harías Star, es una promesa -

Ante eso, ella asintió, sintiendo ya el calor en sus mejillas, para sólo decir debido a los nervios:

-Me tengo que...ir -

-Sí - contestó él intentando volver a la realidad - sí, lo sé, que descanses Star -

-Cuídate Díaz - volteó cruzando la puerta.

Al cerrarla no dio un paso más, se llevó la mano a las mejillas, él por su lado con las manos en los bolsillos del pantalón, dio la vuelta pero no alcanzó a caminar, apegó su espalda suavemente en la puerta.

-Dios Star - masculló tomando con su mano la mejilla- "Me late tan rápido el corazón" - y como no lo había hecho en mucho tiempo, una sonrisa decoró el rostro del moreno, detrás de sí, no sintió como la rubia había hecho lo propio al mantener sus manos en las mejillas sonriendo para no ser vista.

Unos momentos pasaron, el moreno volvió a caminar ya con el corazón más tranquilo, aunque recordando la mirada de la rubia e imaginando esa sensación de sentir sus labios en la mejilla. Fue sacado de sus pensamientos cuando un grito rompió la noche sólo a una cruzada de calle de su vista.

Allí, en frente a un restaurante de comida china, se encontraba un taxi, parecía nuevo por la lata y por el brillo de las luces, al tener curiosidad vió como un hombre algo gordo, con un bigote gracioso y lentes redondos cual luna de reloj alzaba la voz contra otro que lo miraba con el rostro agachado:

-¡Eres un inutil! desperdicio de espacio, no pudiste ir al centro de la ciudad a una calle tan sencilla! !Taxista inutil desperdicio italiano! -

El chofer se colocó el sombrero, cuando de repente lanzó las llaves al suelo.

-Quedarte trabajo - dijo girando - yo irme - empezó a vociferar en otro idioma. El moreno al ver eso miró algo raro, el señor enojado tomó sus llaves, las apretó maldiciendo pero su mirada se encontró con la del moreno, quien pretendía irse, pero recordó que ahora era desempleado, y de seguro ese señor necesitaba un nuevo conductor para el taxi.

-Muchacho - pronto cruzó la mirada con el primero - ¿Sabes llegar a la séptima y Johnson en el centro? -

Continuará.

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