Parte única:

Antes de leer: hola, como están? Espero que bien y si entraste a leer este OS muchas gracias, espero lo disfrutes ^^

Debo advertir que este OS tendrá contenido que tal vez romperá tu Corazón y al final quiza querrás matarme pero este Os tiene esta temática porque participa en el proyecto de CaveCrew en la temática de tragedias.

Ahora sí, a leer.


Entró al cuarto donde su esposo estaba dentro de ese hospital. La habitación blanca olía a limpió y a medicinas, eso no le gustaba pero no fue impedimento para formar una sonrisa amplia en sus labios al ver a su joven esposo en la camilla, dando de comer a su pequeño hijo, que apenas llevaba dos días de haber nacido.

Cerró la puerta y caminó a pasos ligeros hasta  su esposo, le dio un corto beso en sus labios y miró unos segundos a su pequeño hijo, sus ojos destellaron un brillo especial, dulzura, amor y adoración hacia ese ser tan pequeño.

—¿Verdad que es hermoso, amor? —preguntó el más joven con una sonrisa suave en sus labios, sus ojos brillaban con ese mismo destello que presentaban los ajenos.

—Lo es, es hermoso como tú, mi pequeño  —respondió con suavidad mirando a su chico, esa sonrisa en sus labios aumento al ver el sonrojo tenue en las mejillas del menor—. ¿Cómo estás?

—Un poco cansado, quiero irme a casa —respondió con un pequeño puchero en sus labios, el mayor sonrió tomando asiento a su lado en un espacio en la camilla, su mano acarició los cabellos ralos del bebé y ladeó un momento su cabeza mirando a su esposo—. ¿Qué pasa?

—Nada, solo quería que supieras que te amo, y los papeles de alta ya están listos, podemos irnos —avisó sonriente, el más joven suspiró aliviado.

El camino a casa fue tranquilo, ambos bajaron del auto una vez estuvieron frente a su modesta casa a las afueras de la ciudad al pie de una pequeña montaña. Desde que se casaron años atrás habían tomado la decisión de irse a vivir lejos de la ciudad, porque querían una vida tranquila, lejos del ruido, la contaminación y de los peligros que había en una ciudad tan concurrida en la que vivieron muchos años, y esa idea se reforzó cuando se enteraron de la llegada de su pequeño hijo. Ellos deseaban que el bebé naciera en un lugar limpio, un lugar en donde pudiera ver las bonitas estrellas en el cielo, algo que no pasaría en un cielo contaminado como el de la ciudad.

Por ello alejarse de todo fue lo mejor y, en ese momento que entraban a su casa estilo cabaña suspiraron tranquilos. Él mayor ayudó a su esposo con el bebé dejándolo dormido en la cuna que meses antes habían comprado para él. Tal vez para muchos alejarse de la ciudad sería complicado, el trabajo y todo lo que una vida conllevaba, pero gracias a la posición económica que ambos tenían les ayudaba, solo una vez iban a la ciudad para ver la marcha de sus negocios y hacer las compras de comida y suministros necesarios, no había más para ellos que una vida tranquila, se amaban y eso les bastaba.

Conforme los días fueron pasando el pequeño ChanHyun, como habían decidido llamarlo, crecía de una manera saludable, a sus tres semanas de nacido ambos padres no cabían en su nube, estaban dando toda su atención a él.

—El pequeño ya se durmió, ¿quieres comer algo? —preguntó el menor con una sonrisa en sus labios acomodándose su ropa, recién había salido de bañarse, el más alto negó con su cabeza y se acercó a él dándole un beso en los labios —. Te amo, Channie.

—Tambien te amo, Baekkie —susurró volviendo a besarle la boca, ambos disfrutaron ese beso dulce—.  Estaba pensando en que eres un padre muy sexy, uno muy dulce también, sexy y dulce, me dan ganas de comerte.

Las mejillas del menor se encendieron en rojo cuando entendió las palabra de su joven y apuesto esposo, le dio un pequeño golpe juguetón en su hombro y rió bajo.

—Qué cosas dices, Channie. Sabes que aún no puedo, pero en cuanto pueda iniciáremos a formar a nuestra futura princesa —le dijo en un susurro coqueto besando de forma pausada los labios de su esposo, ambos pensaban en profundizar pero el llanto del bebé llamó la atención de ambos.

—Claro, si es que nuestro pequeño príncipe nos deja —soltó el más alto rendido pero con diversión.

BaekHyun, quien era más joven que él rió de una manera tan tierna que a ChanYeol le derritió el corazón, como siempre desde que se habían conocido. Mientras miraba como su pareja abrazaba el bebé y se acercaba a él intentando arrullarlo, recordó como era que había conocido a su chico, lo tímidos que eran al hablar o tomar de forma disimulada sus manos, debía admitir que amaba a su chico con todo su ser, él lo era todo para su corazón que ahora compartía con ese pequeño bebé cachetón de ojos risueños como los de su padre más joven.

—¿Deberíamos bañarlo? —preguntó el más joven mirando al bebé que se removía en sus brazos, aún era temprano y podían hacerlo, ChanYeol asintió llevando a su pareja hacia el baño.

Mientras duchaban al pequeño compartieron risas y uno que otro beso, mientras el pequeño les miraba atento, como si quisiera asegurarse de que sus padres se amaran.

ChanYeol se puso de pie y fue al estante de blancos del cual tomó una de las toallas de bebé que habían comprado. Se acercó a su chico y le extendió esta.

—Toma amor —le dijo y el menor asintió tomando la toalla. Miró como el más joven secaba a su pequeño hijo, más tuvo que tomarlo rápidamente de la cintura al ver que al ponerse de pie se tambaleó.

Ambos  lo sintieron, la tierra se había movido de forma brusca. Los dos se miraron sin saber que pasaba, ni siquiera dio tiempo para decir algo cuando la tierra volvió a sacudirse bruscamente, hacia retumbar las paredes y el ruido de las cosas cayéndose les alarmó.

—¡Channie está temblando! —avisó el menor sin ser necesario, alterado.

El mayor trató de mantener la calma, sacó a su esposo del baño y lo pegó contra un pilar, resguardándolos con su cuerpo.

BaekHyun temblaba y el bebé no paraba de llorar, estaban tan asustados y ChanYeol no sabía como calmarlos, solo susurraba un "todo está bien, tranquilos" una y otra vez, esperando que todo pasara rápido.

Cuando la tierra dejó de moverse BaekHyun también había comenzado a llorar, la idea de que algo malo les pasara le aterró, el bebé seguía llorando en sus brazos mientras ChanYeol los abrazaba. El mayor se alejó un poco del cuerpo ajeno y le miró asegurándose de que estuvieran bien.

—¿No están lastimados? —preguntó ronco, el miedo lo mantenía ligeramente entumido. BaekHyun negó con su cabeza y trató de calmar a su hijo quien lloraba fuertemente.

Ambos adultos miraron su casa, había demasiadas cosas tiradas, unas rotas, otras solo yacían en el suelo.

ChanYeol llevó al menor hacia la sala donde lo sentó, le besó la frente y revisó toda la casa, no había daños severos, las paredes que eran de cemento estaban intactas, la madera solo sufrió una que otra cuarteada  sin importancia. Cuando volvió con su pareja se sentó a su lado y la abrazó pegándola a su cuerpo, el menor estaba temblando.

—Tranquilo, ya pasó bebé —le susurró besándole la sien, el más joven asintió dejándose mimar por su chico, su bebé había caído dormido—. No pasó nada grave, es lo bueno.

—Sí, pero fue horrible —confesó mirando a su esposo, ChanYeol asintió tomando el control de la tv, encendió la misma, que gracias al cielo no había sufrido daño. Las noticias estaban siendo trasmitidas.

"Fuerte temblor de magnitud arriba de los 6 grados sacudió la ciudad minutos atrás, dejando daños devastadores"

ChanYeol abrazó más a su chico hacia su cuerpo, BaekHyun mordió sus labios, iba a cambiar el canal pero la nueva noticia llamó su atención.

"El hospital general, el más grande de la ciudad ha sufrido daños deplorables, muchos heridos quedaron sobre los escombros del edificio derrumbado, cientos de niños recién nacidos necesitan apoyo de sus madres, lamentablemente muchas de ellas murieron, sí alguien puede ayudar como madre canguro, su apoyo será bien recibido."

ChanYeol miró al menor al ver como se sentaba mejor en el sillón y miraba a su hijo fijamente.

—Baek, no creo que sea...

—Channie —le interrumpió mirándolo con la tristeza bien plasmada en sus ojos —. Piensa en que esos bebés pueden ser nuestro hijo. Necesitan de mi ayuda, por favor.

—Amor pero, la ciudad es peligrosa y todo allá afuera estará…

El más alto se quedó callado cuando los dulces labios de su chico le robaron un beso, ChanYeol sabía que esa era la forma del menor para dar terminado un tema.

—Tengo que ir, te dejaré a Channie bebé, no quiero exponerlo al polvo que haya afuera, por favor entiende amor, ellos necesitan de una madre en estos momentos —le dijo acariciando sus mejillas, ChanYeol no dijo nada más, su esposo era una persona determinada, no iba a poder hacerle cambiar de opinión, pero algo le decía que no debía irse.

—Está bien, pero por favor ve con cuidado. Llámame en cuanto estés en el hospital —le pidió casi en suplica deseando que el menor dijera que no iría.

BaekHyun se puso de pie y le dio al pequeño bebé que dormía, ChanYeol lo sostuvo y se puso de pie también mirando como su chico iba a la habitación por algunas cosas y después volvía con él.

—Regresaré más tarde amor, dale de comer a ChanHyunnie y hazlo tu también, te amo —le susurró con suavidad, ChanYeol asintió y ambos compartieron un beso suave y lento hasta que el más bajo se fue.

El caminó a la ciudad fue un poco complicado, estaba a hora y media de su casa. Había demasiado polvo por donde sea, casas en mal estado, gente fuera de estas, muchos llorando y otros ayudando a levantar cosas tiradas. Todo era terrible.

En cuanto llegó al hospital sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, todo estaba en ruinas, había una carpa improvisada donde había enfermos, uno que otro medico ayudando y muchos bebés, que ante sus ojos se veían tan indefensos, aun más de lo que eran. Sabía que no se equivocó al ir.

Ayudó por largas horas con los bebés, dándole tranquilidad, de comer, arrullándolos y  mientras lo hacía pensaba en su pequeño hijo, sabía que estaba bien, se encontraba con su papá.

A cuatro horas del primer temblor todo parecía estar tranquilo, las personas estaban iniciando la labor de búsqueda, pero, una nueva sacudida de la tierra los llenó de terror. BaekHyun acababa de dejar a uno de los bebés en la cuna improvisada cuando la sacudida fue aún más fuerte que la anterior.

Cayó al suelo de rodillas. La gente gritaba aterrada, todo estaba descontrolado, los arboles se sarandeaban con fuerza de un lado a otro, más edificios caían y BaekHyun estaba en shock.

—Channie —susurró sintiendo un miedo indescriptible instalarse en la boca de su estómago. Se paró como pudo y corrió hacia su auto, el cual no paraba de sonar por la alarma antirrobo. Subió al coche y se puso en marcha tratando de controlar sus nervios.

Podía sentir como su auto se movía demasiado, sabía que podía chocarse en cualquier momento, pero una fuerte necesidad golpeaba su corazón con fuerza.

Sabía que su casa era segura, no había pasado nada antes, ni a ellos, ni mucho menos a las pocas personas que vivían a unos cientos de metros de ellos, pero aún así había algo en su pecho que no le dejaba tranquilo.

ChanYeol corrió por su hijo en cuanto sintió el movimiento de la tierra, el bebé había comenzado a llorar con fuerza. Lo tomó en brazos, lo aferró más a su cuerpo cuando escuchó el ruido de tierra desbordándose.

—¡Mierda! —exclamó aterrado cuando supo que se trataba del pequeño cerro del que vivían al pie, su corazón comenzó a latir con fuerza—. Ya bebé, todo estará bien —dijo a su hijo sintiendo sus lágrimas caer por sus mejillas, corrió prácticamente a la cocina, tiró todas las cosas que había  debajo de la pileta y se escondió bajo de está resguardando con su cuerpo a su hijo, el cual lloraba con más fuerza.

—¡Mierda! —exclamó BaekHyun al ver que no podía seguir por un árbol tirado en la avenida. Agradeció que estaba cerca y había dejado de temblar. Corrió todo lo que pudo hasta su casa.

Su respiración agitada se esfumó por completo cuando llegó a donde debía estar su casa. Si pudiera describir la forma en la que se sintió no hallaría las palabras adecuadas, era más que miedo, sus ojos picaron, pero no sentía las lágrimas que se habían resbalado por sus mejillas. El pecho se le contrajo a cada paso que daba, eran lentos, negó varias veces con su cabeza hasta que sollozó volviendo a respirar con pesadez.

No estaba su casa, no había nada más que un puño de tierra enorme frente a él.

—¡No! —gritó con tanta fuerza que las personas que recién se acercaban pudieron escuchar como se le desgarraba la garganta, tanto que tuvieron que correr al ver a ese joven acercarse a los escombros de piedra y tierra sobre su casa —. ¡ChanYeol! ¡Hijo! ¡No!

Lloró con fuerza, lastimó sus manos tratando de quitar toda esa tierra de su casa, era imposible. Los aldeanos cercanos lo tomaron por los brazos alejándolo de allí, podía lastimarse.

—¡Calmese! Las grúas los sacaran.

—¡No! ¡Sueltenme! No debí irme… Mi familia —lloró, él alma se le estaba yendo en ese momento, los aldeanos lo veían con pena, no imaginan el dolor que estaba sintiendo en ese momento —. ¡Channie… Hijo!

Las grúas llegaron, paramédicos lo atendieron para calmarlo, pero nada podía detener sus lágrimas y el dolor incesante en su pecho.

Fueron quizás horas, o minutos, no lo sabía, su cabeza punzaba. Los rescatistas lograron quitar el escombro, la casa estaba desecha.

—¡Hallamos dos cuerpos! —gritaron los rescatistas.

BaekHyun al escuchar eso se levantó enseguida corriendo hacia el lugar, tenían que estar vivos, tenían. En cuanto llegó a donde estaba antes su cocina sintió sus piernas flaquear, toda esperanza murió al verlos llenos de tierra.

—No… —Apenas pudo susurrar cuando cayó desmayado al lado de los cuerpos inertes de su esposo e hijo.

La vida no siempre es color de rosa, a veces tienes todo y te sientes dichoso, pero no sabes en que momento lo puedes perder, porque uno nunca sabe cuando será la última vez que digas o oigas un "te amo" de la persona amada.

Fin.

Si te gustó puedes dejar un bello comentario o voto^^ nos vemos.

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