|Cap ₁₂|Verdades.
Patética. Así me sentía. Patética.
No soy así. No me gusta ser estúpida ante estas situaciones, pero es como si Jungkook tuviera ese algo del que no me podría despegar ni sacar de la cabeza fácilmente.
Es como si perdiera toda mi dignidad frente a su persona. Como si no me importara en lo absoluto lo que alguien podría pensar de mí, cuando sólo me importa lo que él en realidad pensaba de mí.
Esto es tóxico, y lo sé. Sé perfectamente que está mal estar para él cuando se le dé la puta gana. Sé que está mal responder sus mensajes como si antes de ello no hubiera llorado en su nombre, por la simple razón de la dependencia.
Dependencia. Oh, maldita dependencia. La odio.
Las personas no necesitan a otra para ser feliz. Eso lo comencé a aprender con el tiempo, cuando empecé a perder amigos y ni si quiera me importó. Pero ahora se trataba de un caso diferente...
Jungkook es el caso diferente.
Jungkook es todo lo diferente.
¿Por qué de la nada se había vuelto un caso diferente para mi estabilidad emocional? ¿Por qué sentía tantas cosas por él, sin ni si quiera conocerlo en persona?
¿Por qué cuando publica una foto, me estremezco al presenciar tal belleza?
¿Ese modelo también cree que soy hermosa? Ya lo creía imposible. Pero era verdad, y en cada una de nuestras conversaciones lo repetía. Repetía una y otra vez lo preciosa que suelo ser.
Está claro que para el amor no existe el tiempo. Las personas pueden enamorarse a través de años, meses, días u... horas. Como también existe el amor a primera vista. Esa primera mirada que te hace estremecer cada músculo de tu cuerpo, como si pudieras ver todo lo hermoso y perfecto que es, sólo con ver a través de sus ojos.
Por algo dicen que los ojos son las ventanas del alma, ¿no?
Aunque, a pesar de lo muy enamorada que estuviera de Jungkook —porque sí, lo había aceptado. Me había enamorado de Jungkook con su primera mirada, y con ese hermoso "¡Hola!" que llegó a decir al verme en su pantalla—, no podía estar siempre para su disposición. No podía responder sus mensajes como si antes de aquello no me ignoró por algunas semanas, o hasta un mes.
Me di cuenta que en verdad no soy débil a todo mundo que se me cruza. En verdad me había vuelto débil a su única persona. Me había vuelto débil a sus mensajes, y a su voz.
Oh, su hermosa voz.
Esta debilidad no es sana, y lo sé. Sé perfectamente que no lo es, porque antes de la llegada de Jeon a mi vida, criticaba a aquellas personas tóxicas que hacían lo mismo que ahora hago yo.
En fin, Jungkook me seguía hablado. Él en verdad podía ser muy lindo cuando se lo proponía, o simplemente también un poco pervertido... también cuando se lo proponía.
¿A quién quiero engañar? Jungkook es lindo siempre, y eso me impide odiarlo.
También seguía hablando con Hoseok, quien me llamaba casi cada noche o madrugada para charlar conmigo. Nuestras llamadas se habían vuelto en una rutina. Curiosamente, comenzábamos a tener un poco más de confianza en cada palabra que dábamos.
Hoseok es de esas personas sinceras, con las que puedo hablar de cualquier tema, y me daría su opinión directa.
Tan directa que por veces duele.
—Así que, ¿ése bueno para nada te volvió a hablar? —habló Hobi en un tono bastante molesto, a través de la llamada.
—Lo sé, soy una estúpida —me arrullé entre mis sábanas
—¡El tipo te dejó de hablar por semanas, y vuelve como si nada! —exclamó.
—Es que... ¿A veces sientes que te puedes negar a todo el mundo, menos a esa especifica persona?
—Sí, lo he sentido, pero es muy diferente a tu caso.
—No es diferente. Tú querías a esa chica, y yo quiero a Jungkook. Es lo mismo.
—Es totalmente diferente. Yo la conozco, y tú lo conociste por Omegle, y... ni si quiera yo sé si podría confiar en una persona que conocí por esa página, la verdad.
—¿Te olvidas que te conocí por comentarios de instagram?
—Ya, pero es diferente también. Fue por instagram, no por una página de perversos necesitados.
—¿Y qué te hace pensar que no pensé eso de ti? —mascullé.
—¿Pensaste eso de mí? —preguntó, con una risita ofendida.
—Bueno, que hubieras comentado eso de cortarte un testículo no me hizo pensar cosas muy buenas de ti —reí.
—Ya, pero ya me conoces.
—Sí, claro. Lo que digas —reí, retorciéndome en la cama.
—A todo esto. El sábado tengo una fiesta por la noche. En verdad es un cumpleaños de una amiga...
—Diviértete mucho, entonces. ¿Irás en plan de comerle la boca a alguien? —sonreí con diversión, aunque obviamente él no podía verme.
—No lo sé. Quizá, o tal vez no. Depende de cuánto alcohol ingiera, o... ¿qué dices tú?
¿Estaba pidiendo mi opinión a cerca ese tema? Tampoco es de mi incumbencia.
—No lo sé, ya eres un chico de diecisiete años. Sabes lo que quieres y no, ¿verdad?
Él se quedó en silencio unos segundos, pero luego respondió:
—Sí, bueno, ahí veré —dijo, poco convencido a mi respuesta.
•••
—¿Qué ha sucedido con Tae Hyung últimamente? —preguntó mi madre, a un lado de la mesa, cenando junto a mí.
Ya casi había olvidado que mi madre sabía de Tae Hyung. Lo había sabido esa vez en que grité en frente de toda mi familia que estaba enamorada de el susodicho...
¿Cómo olvidar el momento en que perdí la poca dignidad que me quedaba?
|ғƖαѕʜ ʙαᴄᴋ|
¡No soy lesbiana! ¿Por qué creen que lo soy?
Hace algunas semanas, mi padre me ha estado insultando, con la idea de que soy lesbiana, y que mi pareja es... Whee-in.
¿Por qué simplemente no podemos ser muy buenas amigas y ya? ¿Por qué el hecho de ser muy apegadas nos hace vernos como una pareja de lesbianas? Aunque eso no es para nada malo, mis padres tienen ese odio por los homosexuales. Y estarían dispuestos a odiar a sus hijas por aquello, si nosotras fuéramos lesbianas.
Yo había crecido con esa idea. Esa horrible idea de que la homosexualidad es una enfermedad inculcada por el diablo. A medida que iba creciendo y entré a la preparatoria, pude darme cuenta que no se trataba de una enfermedad. Sino de un sentimiento hermoso. Con el tiempo me hice amiga de muchas personas gays, y me di cuenta que el problema no eran ellos, sino las personas como mi padre.
Por otro lado, este es el problema de vivir en una ciudad pequeña. Las personas crean rumores falsos, y esos rumores desgraciadamente llegan a oídos tercos.
Mi padre había escuchado rumores sobre mi sexualidad. Había escuchado que Whee-in y yo somos pareja. ¡¿Pareja?! ¡¿En serio?! ¡Sería como enamorarme de una de mis dos hermanas!
—¡No soy lesbiana! —grité entre lágrimas cayendo por mis mejillas.
—Hija, sé que no eres lesbiana. Tu padre es un... —trató de tranquilizar mi madre.
—¡Mierda! ¡Me gustan los hombres!
Mi hermana mayor y mi hermana pequeña me observaban con el ceño fruncido.
—Sabemos que te gustan los hom...
—¡Me gusta el pene!
Silencio. Mi madre y mis dos hermanas se quedaron en absoluto silencio, como si no se pudieran creer lo que acababa de decir. Finalmente, rieron. Rieron a carcajadas, retorciendo sus cuerpos en los asientos.
—¡¿POR QUÉ SE RÍEN?! ¡ESTO NO ES UN CHISTE! —lágrimas de furia resbalaban por mi mandíbula, hasta llegar a mi cuello.
Vale, había sonado ridículo.
—¡No puedo creer que hayas dicho eso! —rió Suni, cayendo al suelo.
—¡Me gusta Tae Hyung! —seguí llorando.
Dramática es mi segundo nombre.
—¡Hija! —dejó de reír un poco la mayor—. Sé que te gusta Tae Hyung. No tenías que gritarlo para hacernos saber esa obviedad.
—¿Q-qué? —cuestioné, descolocada del tema.
—Que todos en la familia sabíamos que te gusta Tae —alzó las cejas, haciendo una mueca—. Me gusta ese chico, es atractivo.
—¿Q-qué? —aún más confundida.
—¿Crees que puedas presentarme al hermano menor de Tae? —esta vez habló Suni, interesada.
—¿Q-qué? —pasmada.
—Ya conoces al imbécil de tu padre. Se deja llevar por los rumores. No le hagas caso y ya —habló con simpleza mi madre.
La verdadera pregunta aquí era. ¿Tanto se me nota mi gusto por Tae Hyung?
|ғɪη ғƖαѕʜ ʙαᴄᴋ|
—¿Y bien? —comió de su plato la mayor, mirándome.
—Ya te dije. Ya no estoy con Tae Hyung... Él tiene novia.
Y eso tampoco importa. Me gusta Jungkook.
—¿Novia? ¿Quién? —se interesó más en el tema.
—No lo sé. No conozco su nombre... pero sí la había visto antes. No sé dónde en realidad.
Me quedé pensando unos segundos. Era verdad que la había visto antes, pero simplemente no me acordaba dónde específicamente.
—¿Y ya no te gusta Tae, entonces? —enarcó una ceja.
—No.
—¿Por qué? ¿Él quería sexo y tú no? ¿No dejaste que te tocara? ¿Es eso? —tomó de su copa de vino.
—No es eso. Es más bien... complicado —bajé la voz.
|ғƖαѕʜ ʙαᴄᴋ|
Tae Hyung pasó sus manos por la piel de mi espalda, acariciando esta con entusiasmo.
Con su otra mano bajó su bóxer y, en ese momento sentí que mi corazón se me saldría del pecho.
Siempre he tenido amigas y amigos que hablan de esta clase de momentos íntimos como si no significara mucho. Como si no fuera un tema relevante para ellos.
¿Cómo puede ser de tan poca importancia ganarse la confianza de la persona que quieres? Para mí, en estos momentos, es como si se tratara de lo más preciado, aunque a la vez aterrador.
Sin más, abracé el grosor de su miembro en camino a su tope de erección.
Ni si quiera mi pequeña mano pudo llegar a rodear todo su tamaño. Tragué saliva al escuchar un pequeño gemido de Tae, teniendo sus ojos cerrados y sus labios entreabiertos.
Llevé mi dedo índice a la punta de su falo. Lugar en el que torpemente me dediqué a dibujar círculos imaginarios, notando de inmediato que esa acción le había fascinado a Kim.
Dejé de jugar ahí arriba, y rodeé su extensión nuevamente con la palma de mi mano. Esta vez subiendo y bajando mis movimientos. Comenzaba a masturbar su pene y, al momento de escuchar sus gruesos gemidos a unos pocos centímetros de mí, no pude resistirlo y me lancé a callar sus quejidos.
Él se estremeció en su lugar. Con mi otra mano bajo las sabanas, tomé una de sus muñecas y la llevé bajo mi camiseta, dejando la misma en mis pechos.
Jamás me habían tocado mis pechos, pero cuando Kim lo hizo, fue como... oh... fue increíble. Él dio un suave apretón, y los acarició unos segundos.
Bajó nuevamente su mano a mi intimidad, donde seguía acariciándola arriba de mis jeans. Yo seguía masturbando su miembro con torpeza, y él de vez en cuando daba fuertes apretones a mi trasero.
|ғɪη ғƖαѕʜ ʙαᴄᴋ|
—Qué pena... me gustaba ese chico para ti —lamentó mi madre.
¿Y si le dijera que ahora me gusta otro?
No.
¿Me retaría si le dijera que lo conocí por Omegle...?
No, por favor. No se lo digas. O sino...
—Conocí a un nuevo chico —sonreí como un angelito.
Ella levantó la mirada, alzando las cejas.
—Y... ¿quién es? —su expresión se volvió confusa.
—Su nombre es Jungkook... —ella se quedó en silencio, así que seguí hablando—. Va en su segundo año de universidad, estudia arquitectura, es inteligente. También cocina, estuvo en una escuela culinaria hace un tiempo... —pensé en su rostro—. Él es... bueno, él es... lindo.
—¿Lindo? —enarcó una ceja, sirviéndose otra copa de vino.
—Precioso —suspiré.
—Va en la universidad, así que...—dudó—, ¿cuántos años tiene?
¿El problema es su edad? Bueno, es comprensible. Es mi madre, y si yo fuera ella, haría las mismas preguntas. O peores.
—Él tiene diecinueve —dije al final.
—Ten cuidado —hizo una mueca—. A veces, esos chicos nada más te quieren para...
—No. —negué de inmediato.
—¿Cómo lo sabes? ¿Lo conoces de toda la vida?
Aclaré la voz antes de dar una respuesta.
—Que él sea mayor por tres años, no significa que sólo me hable para fines sexuales, mamá.
—¿Y por dónde lo conociste? —indagó.
—Por...
No le diría la verdad.
—Por internet.
—¿Por qué página?
—Instagram.
—Hija. ¿Has visto las noticias? ¿Has visto esos casos de niñas que son engañadas por medio de una red? No quiero te suceda algo... El mundo está cada vez más malo.
—Mamá. A pesar de haberlo conocido hace unos meses, siento que... que lo conozco. Sé que es imposible, pero así lo siento —hice una pausa—. Él no se ha sobrepasado para nada. Ni una vez.
Ella quedó en silencio, asintiendo con la cabeza. Finalmente, le mostré algunas fotos de él que tenía publicadas en su instagram. Le pareció alguien lindo, pero no se le iluminó el rostro como cuando me habla de Tae.
Yo ya había pasado la página. Ahora a ella le tocaba pasarla, porque vaya que le agradaba Tae Hyung.
•••
El recorrido del autobús para llegar a la preparatoria era lento. Por lo menos media hora sentada en un asiento, acompañada de mi preciosa Whee-in, claro.
Todo con ella es bueno.
El autobús paró en un paradero, donde sabía con total perfección que cada mañana subía la novia de Tae Hyung. Con su cara de culo, mirando a cada persona que se le cruzaba en su camino.
Esta vez fue diferente, completamente. Al ver por la ventana de mi puesto, pude ver a mi tío. Mi tío, quien es primo hermano de mi madre. Lo conozco desde que tengo memoria.
Sin embargo, ese dato conllevaba a una sola cosa.
¿Por qué la pesada novia de Tae le da un beso en la mejilla a mi tío? Espera... ¡¿Es su padre?!
Eso quiere decir que... La novia de Tae es mi prima segunda y nunca lo supe.
Mierda.
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Es verdad que la protagonista es diferente a todas mis demás protagonistas dentro de mis otros libros, sin embargo, es porque ésta es real. No daré más explicaciones del porqué es así, sólo eviten escribir comentarios como "aM1ga kIerEte uN p0Co" o "cRingE".
Si no quieren leer la realidad de lo que sienten muchas personas a esta edad de los 16 años, vayan y lean un fanfic diferente, porque aquí no van a encontrar a la chica ruda y cerrada a sus sentimientos, donde recién en el capítulo 30 se enamora del antagonista.
Sin más que aclarar, gracias por seguir leyendo mi historia. En serio, gracias.
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