|Cap ₁₄|Entre la espada y la pared.
Hoseok comenzaba a causar algo... extraño... en mí. En mi mente, en mi cuerpo, en mi... corazón.
¿Tal vez era porque Jungkook me había dejado de hablar en unos días? ¿Eso era? ¿Una distracción?
Sin embargo, cada vez que hablaba con Hobi, la imagen de Jungkook se proyectaba en mi mente. Como si en cada cosa que hiciera, ahí estuviera él.
Jungkook es de esas personas que no te puedes sacar de la cabeza, por más que quieras. Es imposible.
Dentro del mismo tema... sentía algo raro en Hoseok. No es que él fuera extraño en sí, sino que sus palabras me confundían.
Salí de mis pensamientos.
—Okey... ¿Qué compraremos para la fiesta de fin de año? —pregunté, con un cuaderno y un lápiz en manos.
—Vodka, muchas botellas de vodka —habló una de mis compañeras de salón—. También hay que comprar tequila, cerveza... Y, mhm... ¿Marihuana?
Rodé los ojos. Definitivamente, no dejaría que trajeran marihuana a la casa de mis vecinos.
Es verdad que probaría el alcohol, pero jamás probaría la marihuana, o cigarrillos. Tampoco es porque crea que esté estrictamente mal, sino porque no puedo ingerir nada de humo.
Cuando pequeña, una peligrosa bacteria comió la mitad de uno de mis pulmones. Esa vez fue la primera vez estuve al borde de la muerte, y con tan sólo tres años. Desde ese momento, procuro cuidar mis pulmones.
—Bien, igual... aún faltan algunos meses para la fiesta —suspiré, escribiendo en el cuaderno.
Al acabar el día, llegué a casa, cansada y con ansias de dormir hasta el otro día.
Quité mis zapatos, mi falda, mi blusa, y me estiré sobre la cama.
¿Por qué mi habitación siempre está tan oscura?
Es que ahora te crees murciélago.
Ah, sí, eso.
Entre-abrí los ojos al escuchar una llamada proveniente de mi móvil. Era una videollamada. Sonreí al ver que era de Hobi.
—¡Hoooolaaaaa! —sonrió a través de la pantalla.
El vestía con una camisa a cuadros, unos jeans y su cabello lucía muy ordenado. Bueno, siempre está muy ordenado.
—¿Qué haces en la cocina? —restregué mis nudillos contra mis párpados.
En verdad tenía sueño, como siempre.
—¿No es obvio? —rió, pelando una naranja—. Comiendo.
—¿Llegaste temprano de la preparatoria? Ah, ¿y siempre llegas con tanta energía? Yo apenas puedo moverme —bostecé.
—Siempre llego temprano. Ah, y siempre tengo energía. Ah, y... —sacó un paquete de patatas fritas de un mueble—. Siempre tengo hambre, ___.
—Así veo... —me acurruqué entre mis sábanas.
—¿Quieres? —acercó el paquete de patatas a la pantalla.
—Oh, sí, claro que quiero —reí, cansada.
Su humor me encantaba. Su risa comenzaba a hacerme sentir bien, y sus llamadas me fascinaban.
¿Era mi idea, u... hoy se veía más guapo de lo normal?
¿Por qué comenzaba a verlo de una forma distinta?
¿Por qué comenzaba a sentir un cosquilleo cada vez que mencionaba mi nombre?
Pero, ¿por qué no podía sacar a Jungkook de mi cabeza?
Hoseok es todo lo que una persona promedio quiere; atención, risas, amor. ¡Él es muy guapo! Y tampoco es como si me importara demasiado el físico, pero... Hobi tiene un cuerpo hermoso, al igual que Jungkook.
El problema era que los dos son perfectos, de distintas maneras.
Sí, era verdad. Comenzaba a sentirme atraída por los divertidos encantos de Hoseok. Pero, eso era todo. Solo un encanto. Nada más.
Lo sorprendente sería que yo también le atrajera de alguna manera a él...
Luego de la llamada, Hobi me envió un mensaje, diciendo que un día de estos quería platicarme de algo. ¿Qué sería ese... algo?
No le tomé mucha importancia, así que me dispuse a dormir... pensando en Jungkook... Hace días que no hablábamos...
Tampoco me preocupaba. Ya me había acostumbrado.
Me había acostumbrado a un sentimiento poco sano.
•••
Había tocado el timbre para entrar a clases, así que junto a Whee-in, caminamos a nuestro salón. En ello, unos brazos me rodean por la cintura, abrazando mi cuerpo por atrás.
—¿Cómo estás, Jackson? —pregunté.
Sabía que se trataba de él, ya que es el único hombre que me abraza como si fuéramos novios. Tan apegado y cariñoso. Es un buen amigo.
—Bien, ¿y tú, ___? —posó su cabeza al lado de la mía, mientras caminábamos al salón, aún abrazándome por atrás.
—Estoy bien... —suspiré.
—Te ves tierna hoy —sonrió.
—¿Ya no me veo como una pervertida? —enarqué una ceja.
Él volteó la cabeza un poco más, para así analizar mi rostro.
—Nah, sigues igual de pervertida —rió.
—¡No tengo cara de perver...! —detuve mi habla, al ver pasar por delante de nosotros a Tae Hyung con su novia.
Él miró de pasada a Jackson, luego a mí, y siguió su camino, como si nada.
|ғƖαѕʜ ʙαᴄᴋ|
Nuestras lenguas habían creado una excitante danza. Tae Hyung soltó un suspiro, casi como un gemido.
Él posó sus dos manos en mis caderas, y sin verlo venir, me dio la vuelva con rapidez. Ni si quiera pude pestañear al darme cuenta que mi trasero se encontraba pegado a su erección.
Tragué saliva.
Sentí su mano moverse de arriba a abajo. Se estaba masturbando, mientras su boca se encontraba posada a un lado de mi oreja, regalándome sonoros jadeos.
Llevé una de mis manos a su erección, la rodeé con mis dedos y la posicioné aún más cerca de mi trasero.
Gemí en silencio, al sentirlo tan duro. Comenzaba a mojarme.
Él me abrazó, dirigiendo una de sus manos a mi intimidad. Pero lo detuve en seco nuevamente.
—Por favor... —susurró en mi oreja, con esa voz tan ronca, tan parte de él.
Su voz me calmó. Cerré mis ojos, suspiré y solté mi agarre. Abrí un poco mi piernas, para tenerle más accesibilidad. Él comenzó a mover sus dedos en lentos círculos imaginarios, haciéndome gemir con vergüenza.
Él gemía en mi oreja, mientras que con su mano restante, se masturbaba a sí mismo con ayuda de mi trasero.
—Te quiero... —jadeó.
Volteé un poco mi rostro, y atrapé sus labios entre los míos. Y susurré en sus labios:
—También te quiero, Tae...
|ғɪη ғƖαѕʜ ʙαᴄᴋ|
Al entrar al salón de clases, me llegó un mensaje de Hobi. Y como todas las veces, sonreí.
Chat
—¿Aburrida?
—Y no sabes
cómo...
—Yo debería estar
ahí. No estarías
aburrida conmigo.
—Oh, eso lo sé.
Eres todo un
payaso.
—Pero quieres
a este payaso.
—Claro que sí,
tonto.
—Tú deberías ser
mi compañera.
Las mías son
aburridas. Contigo,
todo sería diferente.
—Creo que si
fuéramos compañeros
de clases, nos
llevaríamos mal.
—¿Eso crees?
—Sí.
—Yo creo que no.
—¿Por qué?
—Si fueras mi
compañera, creo
que haríamos otras
cosas, en vez de
llevarnos mal.
—¿Cómo... qué
cosas?
—Te tendría arriba
de mí.
—Oh, bueno, llegó
mi maestra. Adiós.
Fin Chat
Tragué saliva por enésima vez. Mi corazón comenzó a latir con mucha rapidez, sentía una presión en mi cabeza. Probablemente, me encontraba roja como un tomate.
¿Se me insinuó? ¿Y por qué me gustó que lo hiciera?
Ay, Dios.
•••
Al llegar a casa, encontré a mi hermana en el sofá, tomando una gran botella de agua y comiendo una fuente de ensalada. Ah, y al mismo tiempo jugaba Free Fire.
Lo supuse, porque la voz de un niño pequeño gritaba; ¡Ayúdame, me estoy muriendo!
—Je, je, no —respondió Suni.
—¿Qué haces? —pregunté, dejando mi mochila en otro sofá.
—Debo adelgazar esta panza —dijo, para luego beber de la botella.
Ni si quiera estaba gorda. Pero no se lo diría. Entre nosotras, no nos decimos cumplidos.
Cosas de hermanas tóxicas.
—¿Quieres adelgazar por... el chico que te gusta? —enarqué una ceja.
—¿Por un hombre? —hizo una mueca de horror—. Por un hombre no haría nada —dejó su móvil a un lado.
—Claro —caminé a la cocina.
—Además, ya no me gusta él.
—¿Y, quién te gusta? —me serví jugo de naranja en un vaso.
—No me gusta nadie —comió un bocado de ensalada—. Es algo extraño... no me gustan las personas.
—¿Eres asexual? —comencé a hacerme un sándwich.
—No creo que sea eso. Es que... simplemente no me gusta nadie. No siento atracción por nadie.
—Excepto por nuestro vecino —agregué, alzando las cejas.
Ella suspiró, cansada.
—Siento que no me puede llegar a gustar nadie más que él —perdió su mirada en algún lugar del suelo—. ¿Te ha pasado?
—Sí, con Tae Hyung.
—¿Aún lo sientes?
—Me gusta Jungkook, así que no.
Y me pasan cosas con Hoseok.
¿Qué?
¿Qué?
¿Dijiste algo?
Nada, sigue narrado.
—¿Cómo puedo olvidarlo? —cuestionó.
—¿Y para qué lo quieres olvidar? Estoy segura que él siente lo mismo que tú —le di un mordisco a mi comida.
—Y yo estoy segura que no —rodó los ojos.
—Okey... —puse los ojos en blanco—. Lo que tú digas.
Después de esa conversación, decidí ir a darme una ducha.
Mientras realizaba masajes en mi cuero cabelludo, la imagen de Jungkook se iluminó en mi mente.
Su bello rostro...
Su hermosa voz...
Su sentido del humor...
Su cuerpo...
Su todo.
Jungkook me tenía mal. Y Hoseok venía por el mismo camino. Terrible.
Tenía una lucha de sentimientos, los cuales no podía controlar. Me sentía estresada por sentir tanto, y no hacer nada para impedirlo.
Al salir de la ducha, sequé y encremé mi cuerpo. Luego, me vestí con unos cortos shorts de pijama y un gran jersey negro.
Siempre lo diré y nunca dejaré de decirlo; amo la ropa amplia.
Me quedé unos segundos viendo mi móvil, hasta que por fin decidí por tomarlo entre mis manos y sacarme una foto frente al espejo, el cual se hallaba un poco empañado por el calor de la ducha.
Subí la foto a mi historia de mejores amigos en instagram, y luego salí del baño.
Al llegar a mi habitación, una notificación llega a mi móvil. No le tomo demasiada importancia, pero de todas formas prendo la pantalla, para así ver que...
(_gguk_j) Respondió a tu historia: Diablos, señorita.
AH SHIT.
Here we go again.
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