|Cap ₈|Disculpas y llamadas.


Jamás me hubiera imaginado estar en esta situación tan incómoda junto a él. Nunca pasó por mi cabeza estar tan cerca pero a la vez tan lejos de Tae Hyung.

Se siente... tan extraño.

Pude deleitar nuevamente esos bellos, negros y grandes ojos mirarme nuevamente, después de tantos meses, los volvía a sentir en mí.

Y, ahí, frente a él, estática, helada, frágil y defectuosa... pude darme cuenta de cuánto lo extrañaba.

—Hola —habló, por fin.

Su voz no había cambiado. Nada en él había cambiado, a excepción de su estado de humor. Ahora lo veía más... frío. Antes su rostro vivía acompañado de una hermosa sonrisa. Ahora... todo eso ya no existe.

—Quiero d-decirte... —me detuve cuando noté el temblor en mi voz.

Mis manos comenzaban a sudar, podía sentir la sangre llegar a mi cabeza y sonrojar por completo mi rostro. Mis dedos temblaban, por lo que los entrelacé con mi otra mano. Suspiré, cabizbaja y, lo volví a mirar.

—Estoy harta... —tragué saliva—. Estoy harta de esto. De nosotros. Hace meses... hace meses hicimos algo que para los dos fue especial... —desvié la mirada al suelo—. Te quise tanto que...

—___, yo...

—Aún no termino.

Conecté nuestros ojos nuevamente. Esto me estaba costando más de lo indebido y, comenzaba a odiar cada segundo.

—Te quise tanto que al momento de tu partida... no pude pensar con claridad las cosas. Me encontraba totalmente cegada por la tristeza y rabia hacia tu persona. Las últimas palabras fueron mías, y... no fueron para nada bonitas. Sé que tal vez quisiste terminar como amigos, y yo... yo no supe cómo actuar frente a ello. ¿Cómo podría tener de amigo a la persona que quise? ¿A la persona que...? —me detuve, y suspiré—. Yo te quise. Te quise tanto que dolió durante mucho tiempo. Pasaron meses en los que me obligaba a olvidarte.

Dentro de mí, pude sentir que un peso se descolocaba de su lugar. Mis ojos ardían y solo quería abrazarle, y decirle que lo quería.

—Tae Hyung... Yo... Yo lo siento demasiado. Mi peor error fue haberme alejado de ti, rechazando la idea de al menos ser tu amiga. Te quiero. Te quiero tanto que no quiero perderte de ninguna forma. Los dos cometimos errores, pero espero perdones el mío... porque me niego a perderte de mi vida.

Él se quedó en silencio, observando mi rostro con lentitud. Sus labios se encontraban apretados, y soltó un pequeño suspiro cuando se limitó a hablar.

—___, yo también me equivoqué. Los dos cometimos errores. Yo... yo hice las cosas mal... Yo me confundí. Nos confundimos —agregó—. Creo que tal vez... nunca debimos hacer lo de esa noche, porque aquello influyó grandemente en nuestra amistad —se detuvo, negó con la cabeza, cabizbaja—. Aún así... quiero guardar esa noche como un recuerdo bonito entre los dos. Ninguno de los dos había hecho eso con alguien... Fuimos los primeros en tocarnos. Y, no. No me arrepiento.

Sentí que podía explotar en lágrimas.

—Yo también te quiero. Te quiero mucho, ___. Fuiste una gran amiga para mí. Tampoco quiero que esto acabe así.

—Podríamos... podríamos intentar ser amigos nuevamente —sugerí.

—Claro, tienes razón... pero... pero creo que hay que llevar las cosas con tiempo. Vamos de a poco. ¿Te parece? —por primera vez, pude ver una pequeña sonrisa en él, después de meses.

—Estoy de acuerdo —le devolví la sonrisa.

Lo miré a los ojos unos segundos más, antes de lanzarme a sus brazos y dejar mi mejilla posada en su pecho. No pude resistirlo. Su corazón latía con rapidez, y el mío igual. Por fin, después de tantos meses, pude volver a oler su perfume. Ese perfume que tantas veces se quedó impregnado en toda mi ropa, mi cuello y... en cada tejido de mi piel.

Cerré mis ojos cuando pude sentir sus brazos rodear mi cuerpo, aceptando mi afecto. Volvía a sentirme en paz, al menos conmigo misma. Me había quitado un peso de encima. Un dolor.

—Te quiero, Tae Hyung.

—Te quiero, princesa.

Y, volvió a llamarme así, como alguna vez dentro de nuestro pasado lo hizo.

Yo fui su princesa.





•••






Pasaron dos semanas después de aquella charla. En definitiva, ahora me encontraba en paz. Había arreglado un problema de mi pasado, ya podía volver a sonreír cada vez que veía a Tae Hyung, siendo correspondida con otra sonrisa.

Con Jungkook, hemos hablado variadas veces duramente muchos días. Me había pedido mi número de teléfono para agregarme a whatsapp, y casi me caí de la cama cuando leí en la pantalla:

"¿Te parece si hablamos también por whatsapp? Sólo si quieres, claro."

Me encantaba esa inseguridad por veces en sus palabras. Cuando quería preguntarme algo, siempre lo leía muy decidido, pero por otro lado, a veces se me hacía un poco tímido.

Un día, por las tantas de la madrugada, me dijo que tenía demasiado calor, y para comprobarlo me envió una foto de su rostro, con sus mejillas rojizas.

En ese momento, me había retorcido en mi cama al verlo recostado en la suya, sonriendo como un angelito. Lo peor de todo, es que cada mensaje de su parte, se había transformado en una razón más para gustarme.

No si eso es bueno o... malo.

Un día por la mañana, me había enviado un audio con su voz de recién despertado. Ronca y gruesa. Había bromeado muchas veces con que yo lo fuera a visitar, y yo le decía que en menos de cinco minutos me encontraría en la puerta de su casa, cuando en verdad nos distancian cuatro horas.

Incluso hubo un momento en que fue a una de las ventanas de su casa para verificar sarcásticamente si estaba ahí como le decía, y cuando no me vio dijo con su hermosa voz: "Mhmm... no estás".

Chat

—Hola.

—Hola. ¿Cómo estás?

—Bien, ¿y tú?

—Bien, ahora que
hablamos.

—Oh, oye... Me
preguntaba si...

—¿Sí?

— Me preguntaba si
cuando entres a
Omegle, podrías
avisarme y así nos
encontramos de nuevo.
No lo sé... Sería
divertido.

—¿Eso?

—Mhm... Sí

—Mhm... No lo sé. No
deberíamos perder el
tiempo en Omegle.

—Sí, tienes razón.

—Mejor te llamo
directamente a ti,
¿te parece?

—Esa es una
mejor idea.

—Claro. Espera unos
minutos y te llamo, ¿sí?

—Espero tu llamada,
Jungkook.


Fin Chat


—¡AHAAAAA! —lancé el teléfono al otro lado de la cama.

Pobre teléfono.

No puedo creerlo. Estoy desastrosa y no quiero que me vea así de horrenda. ¡Debo arreglar este rostro!

Salí de la cama y fui a mi espejo, donde me hice un delineado, apliqué máscara para pestañas y pinté mis labios con un brillo nada más, sin color.

Okay.

Fui nuevamente a la cama y me eché de espalda sobre el colchón. Cerré mis ojos y tomé una gran bocanada de aire.

—¡Mi-mierda!

Grité cuando empecé a toser por atragantarme con mi propio aire. Además... mi móvil había empezado a sonar.

Era la llamada entrante de Jungkook, pero no era con cámara. Y, sinceramente, fue un alivio.

—Tú puedes, chica... —me animé.

Tomé el celular y deslicé el botón verde. Entonces pude escuchar su:

—¡Hola!

—¡Hola! —traté de sonar normal.

—¿Qué hacías? —preguntó, interesado.

—Bueno, no hacía nada en específico... —reí con timidez—. Sólo hablaba contigo.

Puse una mueca de confusión cuando lo escuché con la respiración notablemente cansada. Y me confundí aún más cuando pude escuchar que tragaba con dureza saliva.

—¿Pasó algo? —pregunté, intrigada.

—No, no es nada, sólo que... —rió, con cansancio.

—¿Qué...?

—Que antes de que me hablaras, estaba haciendo ejercicio, pero me sonó un mensaje tuyo, así que me detuve, y cuando te dije que te llamaría luego de unos minutos, fue porque debía terminar mi rutina.

—Oh, así que eso era, ¿eh?

—Bueno, eso no es nada. Lo que sucede es que he estado haciendo ejercicio en casa porque estoy enfermo. Y... —comenzó a reír con nerviosismo.

—¿Y... Jungkook?

—Y que casi muero.

—¡¿Casi qué?!

—¡Hey, no grites, que estás en mi oreja! —dijo con diversión.

—Sí, claro, claro, pero, ¿cómo es que casi mueres?

—Estoy enfermo y con tos. Así que al momento de haberme cansado demasiado en medio de la rutina, caí al suelo y...

—Mhm... ¿Y...? —incité a que siguiera.

—Y parecía un perrito con asma.

Cuando mencionó el perrito con asma, comencé a reír a carcajadas. Él también reía a través de la linea. Estuvimos así unos segundos más, hasta que me calmé por fin.

—Tienes un hermano, ¿verdad? ¿Él no pudo ayudarte?

—Estaba solo en casa... Así que, bueno.

—Está bien, entonces. Quiero que si te sucede algo más, me envíes un mensaje cualquiera y, enviaré la ambulancia a tu casa —dije, totalmente seria.

—¿Lo dices en serio?

—Claro que sí. ¿Qué sería de mí sin ti? —bromeé.

—Oh, sí. ¿Qué sería de ti sin el amor de tu vida, ___?

Me quedé en silenció. ¿Se había nombrado como el amor de mi vida? Sin querer, ya me encontraba roja.

—Tienes razón, Jungkook. ¿Qué haría yo sin el amor de mi vida? —comencé a seguirle el juego, entre risas.

—Hey, estuve visitando tu perfil... ¿Cuánto mides? Te ves muy alta.

—¿Yo? ¿Alta? ¿Te metiste al perfil equivocado o qué? —reí.

—Ya, en serio —dejó de reír —. ¿Cuánto mides?

—No mido mucho en verdad. ¿Cuánto mides tú?

—Mido un metro setenta y ocho.

—¿En serio?

Mide como Tae Hyung, así que ya pude imaginarme cómo me vería a su lado.

Muy pequeña.

—¿Me va a decir cuánto mide usted, señorita?

—Yo, bueno, mido un metro sesenta y uno.

—¡Eres pequeña! —escuché una carcajada.

—¿Solo puedes decir eso? —hablé con diversión.

—No.

—¿Qué más, entonces?

Se quedó en silencio unos segundos, pero finalmente dijo:

—Que... Que tendrías que pararte en puntillas para besarme.



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