|Cap ₁₃|Descubriendo sentimientos.


—¡¿Cómo es que no sabías que es tu prima?! —gritó Whee-in, sin poder creer la situación.

—Lo sé, lo sé —suspiré, echándome sobre mi puesto de clases—. Sabía que mi tío tenía una hija, pero nunca la conocí. Creo que el mundo me odia.

—¿Lo sabrá Tae Hyung? —enarcó una ceja.

—¿Que somos primas... ella y yo? —ella rodó los ojos y asintió—. No lo creo. Ni yo lo sabía.

—Tienes razón... —sacudió la cabeza—. Cambiemos de tema. Tae Hyung ya no es un tema relevante.

Reí un poco. Era verdad, Tae ya no es un tema del que nos plazca demasiado hablar.

—¿Cómo vas con ese tal Hoseok?

—¿Con Hobi?

—Vaya, hasta le tienes apodo —subió y bajó las cejas.

—¡Ay, si sólo somos buenos amigos! —puse mala cara.

—Pero aveces las personas se confunden. Mira... él acaba de salir de algo con esa chica que se fue de su vida de la noche a la mañana. Y tú... bueno, tú estás en algo complicado con ese Jungkook.

—Sólo nos apoyamos mutuamente —comencé a recordar las risas que lograba sacarme Hobi—. Es cierto que me hace reír, es divertido, inteligente, guapo, preocupado, pero... —me detuve cuando Whee-in comenzó a reír.

—Caerás —dijo entre carcajadas.

—No. No lo entiendes... —pasé una mano por mi cara—. Que sea una clase de chico perfecto, no significa que lo hace perfecto para mí.

—___, piénsalo. Hoseok no te ha dejado de hablar desde que prácticamente se conocieron. Es atento aunque sea a distancia, buen chico, y... bueno, para cualquier chica él sería perfecto.

—Ese es el problema. Que para mí no hay nadie más perfecto que Jungkook. Aunque me deje de hablar algunas veces... No impide que pueda verlo como la persona más perfecta que he conocido. No importa si para ti, o para el resto del mundo él no sea perfecto. Lo importante es que yo crea que lo es.

—Ya, pero... si tuvieras una oportunidad con Hoseok... ¿La tomarías?

—Yo...

—¿Lo harías? ¿Sí o no?

—Sí, tal vez... —ella sonrió—. Si no existiera Jungkook —rodó los ojos.

—¿Por qué las chicas siempre eligen al tóxico? Bueno, también los chicos eligen a las tóxicas.

—Nunca lo entendí, hasta ahora.

Ladeé la cabeza, y levanté la mirada cuando vi pasar a Yoongi por en frente de nuestro puesto. Él caminaba con unas guías entre sus manos. Entonces sonreí.

—¡Hey, amor! —lo llamé.

Él volteó a verme de inmediato. Sabe que lo molesto con apodos de pareja.

Min sonrió, cabizbaja.

—¿Puedes venir un poco, cariño? —le hice un ademán con mi mano.

Me gusta molestar a Min. Es la única persona a la que le tengo un gran grado de confianza, como para fingir que es mi novio. Somos amigos, y ninguno de los dos interviene sentimientos entre mis bromas. Aunque Whee-in diga lo contrario.

—¿Qué hay, ___? —se tambaleó en su lugar.

—¿___? ¿Sólo ___? —enarqué una ceja—. ¿Acaso no soy tu novia, Yoongi?

Él enrojeció, desviando la mirada. Se le escapó una sonrisa que al parecer planeaba esconder. No siempre sonríe en frente de todos, pero siempre siempre lo hace conmigo.

—No sabía que ya habíamos pasado a esa etapa de nuestra relación... —su pequeña sonrisa es siempre tan adorable.

—Pues eso, Yoongi —suspiré—. Ahora somos pareja.

Me estiré sobre mi asiento, cruzándome de brazos y regalándole una sonrisa. Aproveché de guiñar un ojo. Sabía lo nervioso que podía ponerse cuando se trataba de coqueteárle.

Eso, como la Debby Ryan.

Él sonrió por última vez antes de irse, totalmente rojo. Cabe recalcar que la piel de Yoongi es extremadamente blanca, y cuando está rojo. Oh, está rojo.

—Ese chico está enamorado... —suspiró Whee-in, escribiendo en su cuaderno.

—Y sigues con eso... —rodé los ojos.

—Al pobre se le nota desde lejos... —negó con la cabeza.

—Que no... —puse mala cara—. Pesada.





•••





Hoy era día sábado, y como día sábado obviamente la pasaría con Whee-in. Claro, no nos basta con estar de lunes a viernes juntas.

—Quiero comprarme algo de ropa, y luego nos vamos a mi casa —caminé junto a ella, cruzando la calle.

—Sí, te acompaño. No hay problema —se aferró a mi brazo.

—Hey, ¿ese es tu novio? —dije, al verlo caminar una cuadra más adelante que nosotras.

Sabía que hoy también Whee-in aprovecharía para juntarse con su novio, mientras yo compraba y hacía otras cosas. Pero no esperaba encontrarlo ahora en el centro de la ciudad. No ahora.

Sentía un mal presentimiento.

—Ah —la pelinegra levantó la mirada, torciendo una media sonrisa—. Sí, creo que irá a juntarse con sus amigos... luego vendrá conmigo.

—¿No quieres que vayamos a saludarlo? Está a nada. Sólo una cuadra —me encogí de hombros.

—No —dijo, casi exaltada—. Lo veré cuando sea el momento... después.

—¿Okay? —fruncí mi ceño.

Pasamos toda la tarde entre tiendas y tiendas de ropa, buscando algo de mi gusto. Sin embargo, sólo compré unos jeans.

Complicada es mi tercer nombre.

¿Puedo tener tercer nombre?

Es un libro. puedes.

Coooooool. Ahora quiero un poni.

No jodas. Sigue narrando, que se te da mejor.

Me compraré otra consciencia.

En fin, ya había anochecido y teníamos que irnos a nuestras casas. O, mejor dicho; mi casa. Whee-in dormiría conmigo esta noche.

Nos encontrábamos saliendo de una tienda de ropa, cuando el raro novio de Whee-in la llama. Ella contesta. Puse mala cara. ¿Qué quiere ese chico? Se quedó toda la tarde con sus amigos, y ni si quiera vino a ver a mi amiga.

—Hola —saludó Whee-in, alegre—. Oh... Sí, claro, estoy con ___... —esta vez me miró a mí y bajó el móvil—. ¿Te importaría estar con nosotros un rato? —preguntó.

—¡¿Qué?! ¡¿Ahora?! —me exalté—. Está anocheciendo y debemos irnos. ¿No pudo venir un poco antes? No puedo. No podemos. No quiero —me crucé de brazos—. Ah, y me duelen los pies.

—Pero...

—Pero nada, Whee-in. Ya está anocheciendo. Debemos irnos en el próximo autobús.

Ella volvió a ponerse el móvil en la oreja.

—Sí, ven, te espero en la parada de autobuses —cortó la llamada y volvió a mirarme—. Bien, entonces... —sonrió—. ¿Te irías sin mí?

Abrí grandemente mis ojos. ¿Esto era real? ¿Iba a dejar irme sola a casa, por un chico? ¿Por un chico que prácticamente la dejó plantada? ¿Esta era mi amiga?

—Haz la mierda que quieras, Whee-in.

Le di una última mirada, y pasé por su lado.

Me había dolido aquello. Ella estaba dejándome sola por un chico, y ni si quiera se le veía afectada.

—___, no hagas esto... —la oí decir, detrás de mí.

—No importa, vete con ese chico. Yo me iré sola —sorbí mi nariz.

—¿No puedes entenderme? —siguió caminando detrás de mí, cruzando la calle.

—No. Es de noche y debemos irnos. Él debía venir más temprano, no ahora. ¿No lo entiendes? Quiero llegar a mi casa —me crucé de brazos, furiosa.

Llegué a la parada de autobuses, con la pelinegra a mi lado. Ni si quiera volteé a verla. Ella no dijo nada más, y yo menos lo hice.

Una lágrima resbaló por mi mejilla. ¿Por qué esta estúpida situación comenzaba a afectarme tanto? Me sentía más patética de lo normal. Odio ser tan llorona. ¡Odio que todo me afecte!

Finalmente, vi que el chico rubio se acercaba a nosotras. Whee-in fue directo hacia él, y entre tantas personas pasando, los perdí de vista.

Dolió.

No obstante, la parte buena se trataba de la llegada del autobús que me llevaría a casa. Entre algunas lágrimas, corrí al mismo hasta adentrarme y sentarme en uno de los últimos asientos.

Lo que me sorprendió fue ver a mi amiga entrar al bus, casi corriendo. Se sentó a mi lado, sin decir nada, ella comenzó a llorar.

Oh, no.

¿Era por mi culpa? ¿Fui muy dura? ¡¿Terminó con su novio por mí?! No debí ser tan pesada. ¡Ahora me siento culpable! Soy una pésima amiga...

Ella escondió su rostro entre sus manos, llorando. Algunas personas volteaban a verla, pero eso no impidió que dejara de lloriquear.

Aclaré mi voz, incomoda. No sabía qué hacer. ¿Y si sus lágrimas son por mi culpa?

Todo el trayecto fue lento e incómodo. Al llegar a mi casa, Whee-in comió algo y fue directo a mi habitación. Yo la seguí, un poco desconfiada. No sabía si yo era la persona que quería ahora, pero no la dejaría sola. El cuarto yacía fundido en una obscuridad aterrorizánte, y ella albergaba bajo las sabanas de mi cama, sollozando.

Me acosté a su lado, y rodeé su cuerpo con mi brazo, posando mi frente en su nuca. Suspiré. No me gustaba escucharla llorar. Dolía.

—Sea lo que sea que hice... Lo siento. No debí exigirte...

—No fuiste tú... —sorbió su nariz—. Yo... bueno... Cuando lo vi, lo abracé, quise besarlo, pero... me apartó. ¿Tienes idea de lo estúpida que me sentí en ese momento? ¿En frente de toda la gente?

—Whee-in...

—Él terminó conmigo, ___.

Oh, no.

—Dijo que quería estar solo... —se detuvo unos segundos—. De todas formas, me siento estúpida —la apretujé más a mí—. Creo que la causa por la que lloro, es porque jamás me habían roto el corazón... —suspiró—. Genial, por fin sé cómo se siente —escuché una risita.

Reí con ella.

—Ya se me pasará —tomó su móvil de la mesita de noche.

—¿Qué haces?

—Jugar Free Fire. ¿Creías que seguiría llorando por ese idiota?

Sonreí, negando con la cabeza.

Aveces, me gustaría llevar las cosas no tan profundas, así como ella. Pero no, todo para mí debe ser tan complicado.





•••





—Así que, ¿te besaste con alguien en esa fiesta? —pregunté, a través de la llamada.

—No te voy a mentir, ¿sí? —sonó divertido.

—Ya, dime, Hobi —reí.

Dejé de respirar unos segundos.

—No, no me besé con nadie —suspiró.

Volví a respirar.

¿Y por qué sentí alivio al escuchar esa repuesta?

—¿Por qué no? ¿No...? —pregunté.

—No, en verdad no fue porque no tuve oportunidad. Sino que no quise... no lo sé, simplemente no tenía ganas.

Tragué saliva, extrañada. Sentía una sensación chocante y extraña. Rara.

—¿No habían chicas... atractivas?

—No es eso tampoco —rió un poco—. Habían algunas chicas muy lindas. De hecho... una se acercó a mí e intentó... tocarme.

Tragué saliva nuevamente.

—¿To...carte? —fruncí mi ceño.

Whee-in dormía a mi lado, por lo que tenía que susurrar.

—Sí, ___. La chica quiso tocarme... ahí. Luego intentó besarme, pero la esquivé. No quise.

—¿Y te sientes bien? Bueno, creí que irías a esa fiesta a distraerte de... todo. Y con todo me refiero a la chica quien te rompió el corazón, Hoseok.

—Pero no quería distraerme.

—¿No?

El rió en voz baja, algo nervioso. Pero luego contestó:

—Al menos no en ese lugar, y no con esas chicas, ___.


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