|Cap ₁₇|¿Cómo no romper un corazón?
No quiero hacerle daño a Hoseok. Pero, a la vez... no puedo dejar escapar entre mis dedos a Jungkook. No quiero. No puedo.
Sólo soy una chica de dieciséis años. Ni si quiera sé lo que debo hacer en situaciones como éstas. Jamás me habían gustado dos personas a la misma maldita vez.
Detesto sentirme culpable.
Mi cabeza comenzó a calentarse. Eso me sucede cada vez que hago algo mal, me encuentro en graves problemas o, simplemente... cuando algo me emociona demasiado.
Abrí el chat con Jungkook.
Chat
—Sí puedo verla 😍
—Gracias por
avisar.
—No hay de qué <3
—¿Cómo has estado?
—Yo, bien. ¿Y tú?
—Bien, un poco estresada
con los exámenes
nada más...
—Eres inteligente,
sigue estudiando,
sé que puedes.
—Siempre dices
eso. No soy tan
inteligente.
—Lo digo porque
lo eres. Vamos, tú
puedes, ___.
—Sí, claro, claro,
lo dice el chico
sabelotodo.
—No lo sé todo.
También hay cosas
que me complican, eh.
—Sí, como digas,
sabelotodo.
—Y, ¿qué haz hecho?
—Nada, no mucho
en realidad. Todo
es taaaan aburrido.
¿Y tú? ¿No haz salido
de fiesta?
—Oh, no, no he
salido. Debo estudiar.
—Algún día... cuando
sea mayor... ¿Podremos
salir de fiesta juntos,
Jungkook?
—Cuando seas mayor,
podré enseñarte
muchas cosas.
Fin Chat
Me dejé caer sobre mi cama una vez más. Olvidar a Jungkook se volvería un reto imposible si él sigue mandando mensajes de esa clase. En verdad, cualquier mensaje de Jeon me hace sentir bien.
•••
—Este verano quiero trabajar —dijo Whee-in, caminando a mi lado, comiendo un alfajor de chocolate.
Ella siempre está comiendo algo.
—¿Trabajar en qué? —comenzamos a subir al tercer piso del edificio de la preparatoria.
—Aún no lo sé. Pero por ser menor de edad, es algo difícil —hizo una mueca, sacó otro alfajor de su bolsillo, le dio un mordisco.
—Trabajar suena una buena idea —ladeé la cabeza.
—Sí, bueno, ya sabes —dio otro mordisco—. Quiero tener más dinero, juntar para la Universidad, comprarme más cosas y... por si nuestro grupo favorito de música realiza un concierto —guardó el otro envoltorio en su bolsillo.
—Sí, pienso igual —sonreí.
Ella sacó otro alfajor, lo empezó a comer.
—También, hablando de la fiesta del próximo mes, deseo emborracharme hasta que pierda la conciencia —suspiré.
—Y yo me ocuparé de ello —guardó otro envoltorio en su bolsillo.
Enarqué una ceja.
—¿Cuántos alfajores compraste?
—Eh... —sacó más dulces de uno de sus bolsillos—. Siete.
—Ah... —hice una mueca.
—¿Quieres? —me ofreció uno.
—Sabes que no puedo comer esas cosas por la mañana, mi estómago no lo soporta. Y, prefiero la comida salada —guiñé un ojo, torcí una sonrisa.
—Claro... —rió un poco.
•••
Al llegar a casa después de un largo día de estudios, sentí mis ojos totalmente pesados. Necesitaba dormir, como siempre.
Esto de quedarme despierta hasta las tantas de la mañana con mis tediosos e insoportables pensamientos, me está llevando en contra dentro de mi día a día.
Odio pensar demasiado.
—Hey —llamó Suni desde la habitación de nuestros padres.
Me quedé parada en el pasillo, abrí la puerta.
—¿Qué haces ahí? —pregunté.
—Mi cama es más pequeña que esta —se encogió de hombros, recostada encima del cobertor de plumas.
—Ah, bueno —la miré un poco.
—Tengo sueño, y al parecer tú también. Ven, hay que dormir un rato —bostezó, dando palmaditas al otro lado de la cama.
—Si insistes —bostecé.
Entré a la habitación, dejé mi mochila en un mueble y quité mis zapatos. Me recosté a su lado.
En verdad sentía cansancio absoluto.
Suni me abrazó por la espalda. Al cerrar mis ojos, mi móvil comenzó a vibrar en mi bolsillo derecho. De malas ganas, lo saqué. Apenas entreabrí los ojos.
Era una llamada de Hoseok.
No quería hablar con él ahora. Sólo deseaba dormir por lo menos algunas horas, y no me encontraba lista para lidiar con mis sentimientos. No ahora cuando tengo sueño y ni si quiera puedo pensar todo con claridad.
Corté la llamada.
Cerré mis ojos nuevamente. Abrí a mitad los mismos cuando otra llamada empezó a sonar. Era él nuevamente.
Corté la llamada.
Cerré mis ojos. Solté un bufido cuando ingresó otra llamada. ¡Me sentía molesta y ni si quiera él tenía la culpa!
Corté la llamada.
Apreté mis ojos cuando ésta vez me llegó un mensaje de él. No quería hablarle ahora. No, por favor, no ahora que tengo sueño y me siento enojada. Hoseok no tenía la culpa de todo por lo que pasaba mi mente.
Abrí el chat de mala gana.
Chat
—Contesta.
Fin Chat
¡Woah! ¿Y esa frialdad? ¿Sin corazoncitos?
No quiero discutir con él ahora. Tal vez luego me arrepentiría de esto, pero... ahora, sinceramente no me interesa.
Ignoré su mensaje, y... apagué el móvil.
•••
Abrí mis ojos con dificultad, bostecé y volteé a ver sobre mi hombro. Había anochecido. Suni se encontraba a mi lado, jugando ese juego, ¿cómo es que se llamaba? Ah, sí, Free Fire.
—¡Ayúdame, perra, ayúdame que me muero! —gritó el niño desde el celular.
—¡Cállate, manco de mierda! —rió Suni.
Qué tóxica.
Rodé los ojos, tratando de pensar con claridad. Abrí mis ojos de par en par, tragué saliva.
Oh, no. La había cagado. Hoseok. Llamada. Sueño.
Bueno, ya me acostumbré a que la cagues todo el tiempo.
¡¿Cómo arreglo esta mierda ahora?!
—Y... ¿Por qué rechazaste sus llamadas? —preguntó Suni, aún jugando—. ¡¿Qué haces?! ¡Sal de ahí! —le gritó a la pantalla—. Bueno, ahora sí —me miró unos cortos segundos.
Casi se me había olvidado que le había charlado de Hoseok.
En verdad, desde que Suni entró en la adolescencia, nuestra amistad ha incrementado en sentido de maduración. Soy como su guía, su figura medianamente mayor con la que puede decir y preguntar todo sin filtro alguno.
Me convertí en la persona con la que puede saciar sus dudas referente a los cambios dentro de su cuerpo, el sexo y los chicos.
—Porque... —aclaré la voz—. Tenía sueño.
—Sí, bueno, entiendo, cuando tengo sueño, yo me siento de mal hum... ¡Puto de mierda! —bufó, molesta—. Perdí.
—Tengo que arreglar este problema.
Me levanté de la cama, prendí mi móvil y salí del cuarto. Entré a mi habitación, me eché sobre mi cama.
Marqué su número, después de tres tonos, contestó.
—Hobi...
—¿Sí?
—Lo siento... Yo... tenía sueño. Cuando siento sueño... no pienso con claridad, y mi humor es odioso. Por favor... yo...
—___ —suspiró, detuve mi habla—. Se escuchará estúpido tal vez, pero lo primero que hago al llegar a mi casa después de la preparatoria, es ver si tengo algún mensaje de ti. Algo de ti, una llamada, un mensaje, no lo sé —empezó—. Pero... ¿sabes? Nunca me llega un mensaje de tu parte. Jamás, desde que nos conocimos. Y... al final, siempre termino hablando yo.
Una maldita verdad.
—Hoseok... no es sólo contigo. Es con todos... —lamenté—. Perdón por no ser muy atenta. Soy... distraída.
Y, tienes ansiedad social, mi ciela.
—Está bien, tranquila, no te disculpes. Te quiero, así que... no importa.
—En verdad lo siento. Me odio, soy un asco de persona. No puedo controlar mi idiotez... —froté mi frente con mis dedos—. Perdón.
—Tranquila, no pasa nada... Te quiero, ya lo sabes.
—También —apreté mis labios—... te quiero.
Esas dos palabras comenzaban a volverse en una falacia. Una falacia porque... al haberlas dicho... la imagen de Jungkook se había iluminado en mi cabeza.
Me detesto.
•••
Siempre me aburro rápido de las personas. Es algo ridículo, pero cuando alguien suele darme demasiada atención, tiendo a alejarme.
¿Será porque soy Aries?
Ya deja de echarle la culpa a tu signo zodiacal.
Hoseok es muy atento a mí. Ese es el problema. Un problema que no puedo controlar por más que quiera.
El amor excesivo me causa náuseas.
Aunque con Tae Hyung siempre deseaba estar a su lado. O con Jimin, cuando me gustaba hace dos años atrás. Bueno... las cosas con Jimin nunca funcionaron. En verdad, nunca encajamos. Si yo iba a la derecha, él iba rumbo a la izquierda.
|ғƖαѕʜ ʙαᴄᴋ|
Me encontraba nerviosa, con mis manos sudorosas. Detecté a Park en medio de su grupo de amigos. Caminé hacia él.
Aunque, habíamos hablado sobre nuestros sentimientos y que nuestra clase de relación se haría más formal, no tenía muy en claro si él querría que besara sus labios aquí en la preparatoria, en frente de todos.
¡¿Cómo debo saludarlo?!
Cortos pasos faltaban para llegar a él. Jimin me vio, sonrió, sonreí.
Estando frente a él, me decidí por darle un inocente beso en la mejilla, pero cuando me acerqué más a su rostro, pude notar cómo volteaba su cabeza para darme un beso en los labios.
Lo esquivé casi por inercia. Esquivé el beso de Park Jimin. Me negué a sus labios. Oh, no. Mierda. Me había negado a la persona más tierna y sensible del planeta tierra.
Con vergüenza, salí de ahí, sin antes darme cuenta que él se encontraba totalmente rojo en medio de su grupo de amigos.
Sí, la había cagado. Como siempre.
|ғɪη ғƖαѕʜ ʙαᴄᴋ|
—¿Ya decidiste tus sentimientos? —preguntó Whee-in, siempre a mi lado.
—No quiero romperle el corazón a Hoseok —arrugé mi expresión—. Él sufrió demasiado con esa chica hace unos meses... no quiero que lo haga conmigo.
—Te veo apagada —abrió su barra de chocolate, le dio un mordisco—. Muy apagada.
—¿Se nota mucho?
—Mucho. En serio, te veo y me das lástima —le dio otro mordisco a la barra.
Sonreí un poco, jugando con mis dedos.
—Te gusta Hoseok, lo quieres, sí. Pero estás enamorada de Jungkook, y no puedes negarlo.
—No quiero romper el corazón de Hobi...
—Pero lamentablemente así es la vida, ___ —terminó de comer su barra.
—No estoy lista para hacerlo —negué con la cabeza.
—Hazlo antes que sus sentimientos vayan más lejos... —sacó un alfajor de su delantal de clases.
—¿Y si le dejo de hablar de la nada? —sugerí.
Renuncio, ya no quiero ser tu conciencia. ¡¿Alguna persona que me quiera sacar de la cabeza de ésta problemática?! ¡Necesito otra cabeza!
—¿Estás bromeando? —abrió los ojos con grandeza—. ¿Cómo te sientes cuando Jungkook te deja de hablar de la nada?
—Buen punto.
—Además, ¿eso no es lo que le hizo la anterior chica?
—Tienes razón, soy una horrible persona.
—Yo no dije eso.
—No, pero presiento que mi conciencia sí.
Confirmo.
•••
Hoy se había convertido en mi último día de clases, ya que nuestra preparatoria nos da una semana de vacaciones por éstas fechas del año.
Grandioso.
En medio de mi oscura habitación, junto a una taza de un cargado café con mucha azúcar, acompañada de canciones dramáticas para acompañar el momento, me senté a escribir un capítulo de una de mis novelas. Ésta se llamaba; Juegos mentales.
Ni si quiera puedo imaginarme el enredo de ideas que se estarán haciendo mis lectoras y lectores. Hasta escribiendo soy un desastre. Mi mente es un caos con estos mundos paralelos. Algún día, mi cabeza explotará.
En ello, suena mi móvil. Una notificación de Whatsapp. Y, creo que ya había acostumbrado al sentimiento de sorpresa cada vez que suena una maldita notificación.
Pero ésta se trataba de una especifica notificación. Sí, había cambiado la configuración de las notificaciones provenientes de Jungkook. Así estaría preparada unos segundos antes, por si me da un paro cardíaco o algo así.
Saco mis manos del teclado con lentitud, trago saliva, mi respiración se acelera con extrañeza, como si temiera por leer aquel mensaje. Tomo el móvil.
Chat
—Holaa ❤
Fin Chat
O... tal vez seguía teniéndole miedo al hecho de romperle el corazón a Hoseok. Porque estaba enamorada de Jungkook, y eso nunca había cambiado, ni un poco.
______________
Sé que detestan a la protagonista, al igual que yo. Pero, tengan en cuenta que es una niña de 16 años, no piensa con claridad, sólo se guía por sus impulsos, así es ella. Todos cometemos errores, porque de eso se trata la vida, de equivocarse. Nadie es perfecto.
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