9. Mordida.
—¿Escuchaste las noticias? Todos los Líderes de Secta importantes se reunieron de emergencia. El Líder Jin liderará un asedio a los Túmulos Funerarios. ¡Es el fin del asqueroso perro Wei!
Quizás dejar que Lan Wangji se recuperara de sus heridas en el Jingshi resultó contraproducente. Pero, ¿cómo iba a saber Lan Qiren que esos discípulos del Clan Nie serían tan descuidados de decir aquello cerca de la habitación de su sobrino?
Lan Wangji, quien yacía medio inconsciente en su cama, sedado por el aroma de las hierbas medicinales esparcidas por su espalda, abrió los ojos por completo al escuchar lo que esos discípulos dijeron. Las heridas de su cuerpo no se comparaban con el dolor de pensar en su omega siendo atacado estando en un estado tan vulnerable, su pobre corazón, que desbordaba amor por el alegre joven, cuya sonrisa se había visto apagada cruelmente casi a la misma velocidad con la que se quemaba un incienso, se estrujó en agonía.
—Wei Ying... —masculló, usando toda su fuerza de voluntad para ignorar el dolor agudo que azotó a su espalda cuando trató de levantarse. Las heridas estaban recién hechas, el látigo de disciplina del Clan Lan tenía suficiente poder para abrir la piel con unos cuantos azotes.
Él recibió más que unos cuantos azotes.
Así que, su cuerpo estaba resintiendo mucho todo el dolor al cual lo estaba sometiendo al obligarse a sí mismo a levantarse. Estaba al borde del colapso, su energía espiritual se dividía entre ayudarle a mitigar la sensación de rasgado en su piel que lo acompañaba al querer elevar su torso, y entre ofrecerle la fuerza necesaria para siquiera moverse.
Pero, su amor por Wei Ying fue mucho más fuerte que cualquier calvario corporal. Ese amor fue lo que consiguió que se levantara de su cama, tambaleándose patéticamente, el alfa se desentendió de los hilos de sangre que comenzaron a caer de su espalda con cada paso que daba.
Se encaminó hasta donde sus ojos cansados enfocaron que estaba reposando Bichen.
Lan Zhan estaba temblando del terror, nunca antes había experimentado tal angustia que le hacía sentir su estómago revolverse en asco.
Estaban planeando matar a su Wei Ying.
Claro que se estaba consumiendo en pánico, si los líderes recién se reunieron hasta hace unos instantes, entonces le quedaban menos de unas pocas horas para actuar.
Ese pensamiento por sí solo ya era un catalizador para obligarse a olvidar su dolor propio para ir y salvar a su amado. Aunado a eso, su alfa reaccionó como solo un lobo haría ante la amenaza a su pareja.
Su cuerpo reconoció su convicción de proteger a quien veía como su omega, así que, le dio todo lo necesario para poder hacerlo. Le dio el instinto, la fuerza, el coraje, el poder y la esperanza.
Sus heridas comenzaron a dejar de doler como lo hacían, el ardor y calor abrazador que sentía se fue extinguiendo a medida que su mente se repetía mil veces por segundo;
«Protégelo, sálvalo»
Sabía que apenas pusiera un pie fuera del Jingshi solo tenía una oportunidad para escapar. Si era capturado, su tío posiblemente lo mandaría detrás de las montañas, donde sería aun más difícil fugarse.
Así que, cuidando que no fuera visto, analizó la situación desde las ventanas de su habitación. Contó a los guardias y discípulos que estaban allí, y esperó por una oportunidad.
Cuando hubo menos de cinco personas cerca suyo, decidió que era un buen momento para irse. Esquivó exitosamente a esos discípulos, por lo que, su huida no sería advertida por el momento. Su preocupación de ser visto aumentó cuando se tuvo que exponer en el campo cerca de su residencia.
Pero, si quería tomar un buen vuelo en Bichen, necesitaba una gran extensión de terreno para su despeje.
Lo hizo lo más rápido que su magullado cuerpo se lo permitió. Le costó un poco mantener el equilibrio una vez el viento comenzó a cortarse por su cuerpo, unos segundos bastaron para que se acostumbrara.
—¿Hanguang-Jun? —escuchó que unas voces debajo de él dijeron cuando pasó a gran velocidad sobre ellos. Comenzó a haber gritos pidiendo que el Líder de Secta fuera informado de la huida de su hermano menor.
Él salió del Descanso de las Nubes mucho antes de que a alguien se le ocurriera seguirlo. La sorpresa de ver a su Segundo Jade romper las reglas los dejó tan anonadados que, no pensaron en aquello hasta que fue demasiado tarde.
Lan Wangji había huido de su propio hogar y nadie sabía a dónde se podría haber ido.
Lan Xichen no podía creer lo que un discípulo le informó de forma nerviosa y asustada cuando lo encontró en el Pabellón de Orquídeas, casi se le cayó la copa de té que sostenía al escuchar que su hermanito se había escapado de su reclusión.
—No le informen a mi tío todavía. Iré a buscarlo primero —decidió dejar a Lan Qiren fuera del asunto para tener la oportunidad de hablar con su hermano antes de tomar una decisión.
El discípulo asintió y pasó la orden a los demás para que se acatara. Lan Xichen se aseguró de que todos entendieran su orden antes de siquiera tomar a Shuoyue y salir por el mismo camino que algunos jóvenes le dijeron que su hermano tomó.
Pensó y pensó, ¿a dónde podría haber ido? Su mayor preocupación era que Lan Wangji sobre exigiera su cuerpo a usar una gran cantidad de energía espiritual para usar su espada. Temía que cayera inconsciente en pleno vuelo.
Lan Wangji se aseguró de tomar una ruta que apuntara hacia otro lugar antes de rápidamente cambiar su camino para dirigirse a los Túmulos Funerarios.
Con cada segundo que pasaba, el pavor en su corazón se hacía cada vez más grande. Un asedio no se podía organizar en unas cuantas horas, pero, su mente se encargó de gritarle que podrían hacerlo. Que tal vez, incluso ya estaban en camino a Yiling. Con eso, Bichen aumentó su velocidad enfurecida. No lo iba a permitir.
Además, Lan Xichen no había ido a la reunión sobre esto, ¿no? Eso significaba que todavía necesitaban hablar con él para saber si tendrían su apoyo. Eso le daría, por lo menos, un par de horas más.
Incluso así, el angustiado alfa no bajó su velocidad. Sorpresivamente, su cuerpo se mantuvo tranquilo mientras volaba por los cielos. Pareciera como si no tuviera la espalda cubierta en su totalidad por heridas enormes que por supuesto dejarían cicatrices del mismo tamaño. Todo fue gracias a su alfa, él le estaba dando la posibilidad.
Una extraordinaria oportunidad de salvar al amor de su vida.
—Espérame, Wei Ying —dijo como un consuelo. Como si de verdad el omega supiera o esperara que él llegaría.
Lan Xichen se detuvo donde el rastro del aroma de su hermano se perdía. El viento soplaba fuerte, por lo que había esparcido el rastro del alfa menor por este. Allí, se mortificó más. Debía decidir qué hacer.
Tal vez bajó a la pequeña ciudad que se veía debajo de sus pies para descansar, después de todo, estaba herido.
O tal vez tomó cualquier dirección en el cielo. No lo sabía, y lo estaba matando. No quería perder a su hermanito. No a él. No así.
Lan Wangji sabía que cuando su hermano se enterara de su escapada, este se llenaría de inquietud por él. Mas, si todo salía bien, él podría volver con él para explicarle su motivo.
Su corazón encontró algo de sosiego cuando vio las montañas de los Túmulos Funerarios aparecer a lo lejos. Sonrió casi entre lágrimas, ya estaba cerca.
Cerca de salvar a su omega.
Llegar allí fue casi como llegar a un lugar que no sabía ansiaba y necesitaba ver. Se detuvo donde sabía que se alzaban las barreras que Wei Ying había colocado.
Cayó de rodillas apenas se bajó de Bichen, se sostuvo de la vaina de esta para no caer al suelo por completo. Tomó varias bocanadas de aire para tratar de regular su respiración. Si bien su alfa estaba aliviado de haber llegado, todavía faltaba ver a su omega.
—¿Hanguang-Jun? —la voz de Wen Qing lo hizo alzar la mirada. La mujer le miró con el ceño fruncido ante su presencia allí. A su lado, Wen Ning lucía igual de confundido.
Sin embargo, antes de que pudiera pensar en una razón, Wen Qing olió la sangre. Su instinto de doctora se activó de inmediato y se acercó al alfa enfrente suya para revisarlo.
Casi se cubrió la boca horrorizada cuando vio la espalda de Lan Wangji cubierta en sangre que brotaba de las incontables heridas que visibilizó en el cuerpo del alfa.
Wen Ning también se acercó, y la sorpresa logró presentarse en su rostro de igual manera que en su hermana.
—J-Joven maestro Lan —con ayuda de su hermana, ambos levantaron el cuerpo del alfa para que pudiera apoyarse de ambos.
—Wei Ying —llamó con la voz rota. Necesitaba verlo, necesitaba avisarle del asedio.
Wen Qing y Wen Ning se miraron. En esos momentos, ellos estaban encaminados a Lanling para entregarse. Ya hasta había habido una despedida y agradecimiento a Wei Wuxian, no obstante, la llegada de Lan Wangji los había detenido justo antes de salir de los túmulos.
—Asedio... —murmuró para hacer que los dos hermanos Wen reaccionaran.
—¿Qué dijo? —preguntó la mujer con cierta duda.
—Un asedio, a Wei Ying —eso fue suficiente para que los otros entendieran lo que quiso decir—El Clan Jin.
La furia embargó a Wen Qing, había hecho un trato con Jin Guangshan para evitar que asesinaran al resto de su familia, sin embargo, parecía que ese mentiroso líder faltaría a su palabra asesinando de todas maneras a quienes prometió no tocar.
Y pensar que su hermanito y ella estaban a punto de dejarse asesinar por la palabra vacía de un mentiroso.
Si Wen Ning había pensado en entregarse para salvar a su joven maestro de ser perseguido, ahora solo quería volver a los túmulos para protegerlo del asedio que se organizaba en su contra.
—Vamos, joven Lan, primero debemos tratar sus heridas antes de siquiera pensar en hablar con Wei Wuxian —con nueva determinación, la alfa encaminó a Lan Wangji montaña arriba de regreso a su hogar.
Hogar que ayudaría a Wei Wuxian a defender ahora que sabía que sería traicionada.
Wen Ning se ofreció a llevar al alfa sobre su espalda, pues para él su peso no sería casi nada perceptible, Lan Wangji se negó con recelo.
Solo Wei Ying podía tocarlo u ofrecerle llevarlo en su espalda.
Tardaron un poco más de lo normal en llegar hasta la cima, donde las pequeñas cabañas del resto del Clan Wen se alzaron con esfuerzo.
Al llegar, escucharon varios lamentos y llantos ante la partida de los hermanos Wen. Así que, cuando los vieron volver con un malherido Lan Wangji, el llanto cesó de repente.
—Llamen a Wei Wuxian, díganle que Lan Wangji está herido y quiere verlo —pronunció Wen Qing apenas deteniéndose en su camino hasta su cabaña personal. Lan Wangji sintió su corazón casi explotar de emoción.
Lo había logrado, llegó a tiempo. Llegó y podría ver a su omega. La anticipación fue un nuevo motivo para mantenerse despierto hasta que su amado llegara.
Mientras tanto, escuchó que Wen Qing ordenó a su hermano ir por uno de los pocos baldes de agua que tenían y algunas hierbas para comenzar a curar la espalda de Lan Wangji.
Como pudo, quitó la túnica del alfa para descubrir las heridas. Estaba acostumbrada a ver heridas, e incluso a muertos, sin embargo, ver la espalda de Lan Wangji le hizo hacer una mueca de disgusto.
Apenas había una zona que estuviera libre de heridas, las cuales reconoció como azotes que solo un látigo de disciplina podría hacer.
«¿Qué tan crueles eran en el Clan Lan? ¿Qué crimen cometió Hanguang-Jun para ser castigado de esta manera?» fue lo que pensó al ver el estado del alfa.
Cuando su hermano volvió con el agua, se apresuró por limpiar la sangre seca y fresca que pintaba la piel del alfa de rojo. Wen Ning le ayudó a preparar el ungüento que aplicaría después de coser las heridas.
Estaba a punto de pasar la aguja por la primera herida que vio que podría tratar, cuando la voz de Wei Wuxian entró a su cabaña.
—¿Lan Zhan? ¡Lan Zhan! —el omega entró con sentimientos encontrados.
Cuando algunos ancianos Wen llegaron hasta su cueva para avisarle que Lan Wangji estaba de regreso en los Túmulos Funerarios, él se sintió algo emocionado. Desde su última visita, de verdad había pensado que no lo volvería a ver en un buen tiempo. Su emoción murió cuando también le dijeron que estaba bastante herido y estaba siendo tratado por Wen Qing.
Corrió asustado hasta la cabaña de la alfa, ¿qué había pasado? ¿Con quién se había enfrentado Lan Zhan que pudo herirlo de esa manera?
Se dejó guiar por su preocupación, ¿por qué vino hasta aquí y no con un médico en alguna ciudad? Yiling no era una grande, pero sí tenía a algún médico que pudiera atenderlo.
Bueno, no tenían a Wen Qing, es verdad.
Aunque, no iba a mentir, pensar que el alfa corrió hasta a él en busca de ayuda... de alguna manera calentó su corazón.
Entró a la cabaña personal de Wen Qing solo para encontrarse con tal desalentadora escena.
Casi ni reconoció que esa era la espalda de Lan Zhan, sino fuera porque el alfa llevaba su cinta en su frente, él hubiera dicho que se trataba de un criminal prófugo.
Lan Wangji reaccionó al instante que escuchó la voz de Wei Wuxian. Cuidando de no ser grosero con Wen Qing, se levantó, haciendo que la sangre nuevamente cayera sobre su espalda.
—Joven maestro Lan, no se mueva mucho, sus heridas aún están abiertas —Wei Wuxian reaccionó, se acercó al alfa que lo miraba como si nunca lo hubiera hecho antes. Había algo de desesperación en sus ojos.
—Wei Ying —lo llamó, su voz tiñéndose en ansiedad.
—Lan Zhan, no te muevas. Tu espalda — se preocupó al instante—¿Qué te pasó? ¿Por qué estás tan herido?
«Dime, para que pueda matar a quien sea que te hizo esto»
—Planean un asedio, quieren venir a destruir los Túmulos Funerarios —ignorando todas las preguntas hechas, Lan Zhan se apresuró a decir. El omega, quien se había arrodillado frente a él para obligarlo a recostarse de nuevo, se congeló en su lugar con las palabras del alfa.
Wen Qing y Wen Ning, aunque ya sabían de los planes de Jin Guangshan, no pudieron evitar sentirse desolados. A pesar de que querían hacer las cosas bien, aliviar algo de la tensión, incluso así, nunca los dejarían en paz hasta que todo el Clan Wen fuera eliminado.
—¿Qué? ¿Cómo sabes eso, Lan Zhan? —el omega trató de dejar de lado su miedo, la ira y la angustia que lo llenó al pensar en cómo nunca podrían estar tranquilos mientras la Secta Lanling Jin codiciara su amuleto.
—Escuché a algunos discípulos hablar de ello. Jin Guangshan lo planeó, mi hermano no estuvo en la reunión —Wei Wuxian tragó saliva. A lo mucho le quedaban algunas horas antes de tener a toda una horda de cultivadores a las afueras de los túmulos pidiendo las cabezas de los Wen.
—Rayos... —farfulló el omega, su mente comenzó a ponerse en marcha para crear estrategias que defendieran a los túmulos del ataque de los clanes que vendrían.
—Wei Wuxian, ¿crees que podrás luchar con ellos y protegernos al mismo tiempo? —le preguntó la mujer alfa, pese a que estaba preocupada, su tono de voz salió como si la furia fuera su único sentimiento en esos momentos. Cuando se dio cuenta de eso, parpadeó arrepentida. No quería sonar como si estuviera reclamándole al omega.
Ya suficiente había hecho con salvarlos, no quería presionarlo. Ella apreciaba de verdad a su amigo y todo el esfuerzo que estaba haciendo.
—Wei Ying, el Clan Jin es muy fuerte —murmuró Lan Wangji con cuidado de no ofender al omega. Él confiaba plenamente en las capacidades de su amado, pero su intención jamás fue más que el de protegerlo. No lo quería ver pelear, siempre que lo veía hacerlo, su corazón se llenaba de agobio.
—Y deben de venir con otros clanes y sectas pequeñas —razonó el Patriarca.
—Debe de haber otra manera, no puedes luchar y cuidar que nadie se cuele a los túmulos. Son como ratas, buscarán infiltrarse mientras te defiendes —siguió Wen Qing con el estudio del panorama próximo.
Wen Ning vio a Lan Wangji sentado en la cama con Wei Ying hincado a sus pies, el alfa aún no explicaba por qué estaba herido, lo cual le parecía extraño. Pero, si había algo de lo que él estaba seguro, era de aquel brillante anhelo y devoción que los ojos dorados de Hanguang-Jun profesaban por su joven maestro.
Tuvo una idea, tal vez algo descabellada, mas no se atrevió a exteriorizarla.
—Un clan protegiéndolo... —masculló sin querer, no siendo consciente de la traición de sus palabras a su intención de guardar silencio.
Wei Ying alcanzó a escuchar lo que su amigo dijo, girándose a verle con una sonrisa significativa, él agradeció el intento.
—No existe un clan que quiera protegerme, Wen Ning —con solo clavar su mirada en su hermanito, Wen Qing entendió lo que quiso decir—Pero se aprecia el intento.
—No tienen que quererlo, tienen que tener el deber de hacerlo —prosiguió con la idea de Wen Ning.
Lan Zhan también fue rápido en comprender lo que sugerían. Sabía que Wei Ying también lo haría, solo tenía que esperar unos segundos para que el omega analizara mejor la situación y llegara hasta el punto donde todos estaban.
Cuando lo hizo, el color carmesí comenzó a subir por sus mejillas en completa vergüenza.
—¿Ha-Hablan de que Lan Zhan me marque como su omega? —preguntó, sorprendiéndose. ¿Qué rayos había sido ese tartamudeo?
La mención hizo saltar escandalizado el corazón del alfa.
Ser el alfa de Wei Ying...
—Es un miembro importante de su secta, las sectas están obligadas a cuidar de las parejas de sus miembros más cercanos. Si te conviertes en el omega de Lan Wangji-
—¡No! —bramó—No voy a arrastrar a Lan Zhan a todo esto, debe de haber otra form-
—¿Wei Ying no quiere? —preguntó Lan Zhan interrumpiendo el monólogo que Wei Wuxian estaba a punto de hacer. Con la palabra robada de su boca, Wei Wuxian observó al otro hombre.
Ojos desilusionados fue todo lo que vio, y su corazón se partió.
—No, no. Sí quiero, es solo que no lo quiero así —se apresuró a corregir su error al elegir aquellas palabras para negarse. Esa nunca fue su intención—No quiero que sea por obligación, quiero que lo quieras también.
Bien, sus mejillas seguramente estaban casi a rojo vivo por esas tontas y cursis palabras. Pero, eran necesarias. Quería decirlas para que el alfa por fin supiera sus verdaderos sentimientos hacia él.
—¿Obligación? —preguntó el alfa con sus ojos pringados en desconcierto. Luego negó firmemente con la cabeza—No, sería un placer. Quiero marcar a Wei Ying, lo quiero.
El corazón nervioso de Wei Wuxian se volcó en ternura.
—Lan Zhan... —musitó avergonzado—¿Estarías dispuesto? ¿Y sí no funciona? Los Jin no son conocidos por ser fieles seguidores de las reglas, creen estar por encima de estas —decir esa última frase hizo erizar la piel de Wei Wuxian.
Algo así fue lo que Wen Chao dijo. Se dijo ser las reglas, tal similitud con el Clan Jin lo hizo estremecer. Bien lo había dicho, cuando veía a Jin Guangshan, casi podía ver a Wen Ruohan en carne propia.
Solo que, al menos Wen Ruohan tenía el valor de actuar de frente. No tergiversando las palabras de nadie, como era un experto el Líder de Lanling Jin.
Lan Zhan alcanzó una de sus manos.
—Hermano no permitiría que dañaran a mi omega —Wei Wuxian quiso sonreír. Eso también era verdad.
La lealtad que los Hermanos Lan tenían era inquebrantable. Donde estuviera Lan Zhan, allí estaría la fidelidad de Lan Xichen. Y viceversa.
Nadie podía discutir aquello. Ni siquiera Wei Wuxian.
—No lo quería así —aceptándolo, el omega se lamentó con tristeza—Quería que fuera especial —hizo un puchero, gesto que alumbró en amor a Lan Zhan.
Acarició la mejilla del berrinchudo omega con cariño. El mismo cariño que surgió y creció durante su adolescencia.
—Mientras sea con Wei Ying, será especial —Wei Wuxian se rió.
—Ah~, Lan Zhan, siempre sabes qué decir cuando hablas —Wen Qing sonrió.
Eran un par de tontos.
—Bueno, la marca puede hacerse sin el copulo —ella caminó cerca del alfa solo para limpiar la sangre que salía de sus heridas—Hagan la marca y después coseré las heridas de nuevo, el lazo ayudará a que sanen más rápido y que el dolor disminuya. De nada servirá que lo haga ahora si de seguro no podrán controlarse y se moverán bruscamente.
Wei Wuxian entonces recordó las heridas abiertas que su alfa tenía. Le miró preocupado.
—¿Quién te hizo eso? ¿Fue tu tío? —preguntó, sus dos manos acunando el rostro níveo del agraciado hombre. Sus ojos grisáceos brillando en intranquilidad mientras divisaba los sentimientos en Lan Zhan.
El alfa negó, restándole importancia al asunto de sus heridas.
—No es relevante —tomó las muñecas del omega con extrema delicadeza, con el fin de apartarlas de su rostro y poder acogerlas en las suyas, protegiéndolas del casi imperceptible temblor que lo azotaba—Ahora, Wei Ying es importante.
Un quejido y una pequeña risita se escucharon.
—Fuera de mi cabaña ustedes dos, no se marcarán aquí, fuera, fuera —los echó de su residencia con algunas palmadas al aire. Ellos se levantaron de sus lugares, el omega cuidando de que el alfa no hiciera mucho esfuerzo.
—Ven, Lan Zhan —lo tomó de un brazo que sirvió de apoyo para el soporte del alfa. Las heridas de Lan Zhan pasaron a segundo plano mientras ambos caminaban hacia la cueva donde Wei Wuxian descansaba y trabajaba en sus experimentos.
La emoción de enlazarse con Wei Ying eclipsó por completo el dolor ardiente en la espalda de Lan Zhan.
Al salir de la cabaña de Wen Qing, algunos ancianos Wen les miraron con los ojos entrecerrados, gesto que Wei Wuxian borró en aquellos rostros con tan solo una pequeña sonrisa.
—Siéntate, debo de tener algo de hierbas para tus heridas en algún lado —al entrar, Lan Zhan volvió a ver el desorden que adornaba toda la cueva.
Talismanes por allá, materiales y herramientas por aquí, incluso algo de ropa o comida se esparcían por la Cueva Endemoniada.
Quiso sonreír, Wei Ying jamás cambiaría.
Se quitó su túnica con algunos siseos de ardor escapándose de entre sus dientes, si seguía así, sus heridas tomarían bastante tiempo para sanar.
Wei Wuxian volvió a él con un pequeño tazón donde machacaba con sus manos una hierba que Wen Qing le había dado por si alguna vez se lastimaba.
—Déjame colocarlo en tus heridas —murmuró sentándose al lado del alfa. Lan Zhan le miró.
—No hay tiempo —le dijo. ¿Sonaba desesperado? Bueno, no es como si no lo estuviera. Con cada segundo que pasaban sin hacer algo sobre el asedio que se estaba planeando, su corazón se agitaba preocupado—Debo proteger a Wei Ying.
Esa frase fue suficiente para que el omega recordara por qué estaban allí, por qué fueron echados de la cabaña de Wen Qing.
Se supone que debían concretar la marca.
Wei Ying se sintió nervioso de repente.
—O-Oh, cla-claro... la marca —su voz tembló tal y como su mente lo hacía. Sacó su mano del tazón donde tenía la medicina, se limpió sin cuidado ni importancia sobre sus túnicas y dejó el tazón lejos de ellos—¿Estás seguro de esto, Lan Zhan? Una vez que se haga, no hay marcha atrás. Seremos pareja por el resto de nuestras vidas.
Un rayo de satisfacción cruzó por la mirada dorada de Lan Wangji. Sonrió complacido.
Eso hizo sentir más confiado a Wei Wuxian. Ver el interés y la aceptación de Lan Zhan fue el impulso que necesitaba para dejar fluir su lado más travieso. Ese que disfrutaba de molestar al recto alfa.
—Te gustó eso, ¿verdad? —preguntó con una ligera sonrisa burlona—La idea de ser uno —murmuró, poco a poco perdiéndose en sus propios pensamientos—Para siempre... —musitó pensando en su futuro.
Si se dejaba marcar, entonces pasaría a ser el omega del gran Hanguang-Jun. Serían alfa y omega, Lan Zhan por fin lo dejaría dormir en el Jingshi.
—Para siempre —repitió Lan Zhan, casi de forma automática. Esa parte era la única que su mente rescató de todo lo dicho por el omega—Ser el alfa de Wei Ying, por siempre.
Wei Wuxian sonrió contento.
Con un hombre como Lan Zhan, ¿por qué tenía que preocuparse por si era la decisión correcta?
Lan Zhan siempre sería la opción correcta.
—Entonces, ¿por qué tardas tanto? Reclama a este pobre e indefenso omega que está a tu merced, gran y terrible alfa —dramatizó sus palabras recostándose poco a poco en la gran roca que funcionaba como su cama.
Con una mano sobre su frente mientras fingía debilidad, él sonrió cuando al abrir un poco uno de sus ojos vio al alfa mirarle con cariño.
Se quedó esperando por una respuesta. La obtuvo en forma de un suspiro resignado ante su ridícula forma de ser y luego, luego solo hubo esa hermosa sonrisa ligera del alfa.
—Mn —aceptó moviéndose para estar encima del omega, siendo recibido en el espacio que Wei Wuxian dejó para él entre sus piernas.
Primero, tomó una probada del aroma del omega. Los frutos rojos hicieron un curioso cosquilleo, pero no impidieron que tomara más de él.
La punta de su nariz se pasó por las glándulas aromáticas de Wei Wuxian, quien tembló por el roce en tan sensitiva zona.
—Lan Zhan —se le escapó un susurro del alma. Bajando su guardia, el joven hombre pudo dejar ir su miedo. La angustia de sentirse solo en un mundo que estaba en su contra—Tengo miedo —admitió sintiéndose vulnerable. Por primera vez en tanto tiempo.
Lan Wangji sintió su corazón ser desgarrado. ¿Qué le había hecho este mundo al alegre omega que conoció? Porque, aunque este fuera Wei Ying, al mismo tiempo, no lo era.
—Si esto no funciona... —el alfa dejó un beso en la piel erizada, sintió los brazos de Wei Ying querer abrazarlo por la espalda, solo que, recordó sus heridas, por lo que se abstuvo de hacerlo.
Entonces, mejor le abrazó el cuello.
—Si esto no funciona, al menos estaremos en esto juntos —continuó Lan Zhan—Wei Ying no estará solo.
La vista del omega brilló en pequeñas lágrimas que se formaron en sus ojos, su corazón palpitando en amor.
—Hazlo, alfa. Márcame, hazme tuyo —pidió con las emociones saliendo por su boca y ojos. Lágrimas y palabras de amor—Vuélvete mío, vuélveme tuyo.
Lan Zhan no necesitó de más.
Con un beso posado en sus labios, los jóvenes amantes dieron inicio a su historia juntos. Los sentimientos encontraron una forma de plasmarse con ese genuino intercambio de tacto.
Se besaron unos minutos, unos minutos que se sintieron como horas. Unas primeras horas de su eternidad.
Los besos luego buscaron su lugar hacia el camino hasta el cuello de Wei Wuxian.
Besando primero la piel que fue ofrecida, Lan Zhan rindió honor a la futura unión que tendrían.
Sin pensarlo más, clavó sus colmillos en la piel del omega. Rasgando no solo su piel, sino que, también rasgó su paso hacia su alma.
Una ansiosa, tierna y alegre alma que lo recibió con los brazos abiertos.
Entonces, el sol brilló como nunca antes. La luz iluminó un poco más la noche que pintaba el cielo. El tiempo se sintió como el aire.
Las heridas, tanto de corazón como de alma sanaron con la pureza de su lazo.
Lan Zhan sintió las fuerzas volver a su cuerpo, y Wei Wuxian sintió el rio turbulento que era su mente estabilizarse.
La nueva pareja jadeó cuando el lazo los unió.
Estaba hecho.
—Lan Zhan... —gimoteó sin fuerzas el omega.
—Wei Ying —le respondió Lan Wangji. Pasó su lengua por la marca, provocando que la espalda de su ahora omega se curvara en placer.
La herida sanaría más rápido si la saliva del alfa era aplicada en ella.
La voz de Wen Ning interrumpió su bello momento. No hubo tiempo a pensarlo mucho, de repente, muchas voces se escucharon.
Así fueron sacados de su pequeña burbuja.
—¡Joven maestro Wei, cuidado! —le gritó su amigo antes de correr hacia una zona cercana de la cueva.
No supieron cuándo, ni cómo, pero los líderes de secta entraron a los Túmulos Funerarios. Siendo encabezados por Jin Guangshan, a su lado, Nie Mingjue, y el Gran Maestro del Clan Lan; Lan Qiren.
Sin embargo, la ausencia de Lan Xichen y Jiang Cheng era nítida.
Wen Qing y Wen Ning sintieron cuando la barrera fue bajada, alarmados fueron a revisar, pero, cuando se encontraron con que no había ningún cultivador cerca, pensaron en que Wei Wuxian la dejó caer por accidente durante su marca.
La mente se concentraba tanto en su unión que, podían llegar a desconectarse del mundo. Siendo ignorantes de lo que sucedía alrededor de ellos hasta que el lazo fuera hecho por completo.
Los hermanos decidieron que era tiempo de usar el escondite subterráneo que Wei Wuxian construyó apenas llegaron a Yiling. Allí había suficientes suministros para aguantar al menos unos días si era necesario.
Los líderes de secta encontraron extraño no ver a ningún Wen al llegar a los túmulos, ¿qué había pasado? ¿Acaso Wei Wuxian los vio llegar y se llevó a los perros Wen a otro lado?
Solo estaba el General Fantasma haciendo guardia en la entrada hacia la cueva. Él no atacó primero, solo se defendió de algún líder de clan entusiasta que quiso darle fin.
Al parecer no quería pelear, sino que, todo su esfuerzo estaba en proteger la cueva, llamando la atención de los líderes que dirigían el asedio.
—¡Está en la cueva, todos entren allí! —gritó Jin Guangshan viendo el empeño que Wen Ning ponía en defender a su maestro.
Sin embargo, no pelearía sin su joven maestro allí para controlarlo.
Así que, con algo de rabia, dejó que los hombres entraran a la cueva. De todas maneras, ese era el plan, ¿no? Para ese punto, su joven maestro y el joven Lan ya deberían estar enlazados.
Casi sonrió cuando vio que era así. El joven maestro Lan estaba encima de su maestro con el rostro enterrado en su cuello. Sin duda alguna, ahora Hanguang-Jun era el alfa del Patriarca Yiling.
De repente, solo hubo jadeos sorpresivos cuando los cultivadores observaron la escena.
—¡Wangji! —el grito furioso de Lan Qiren resonó por el lugar. Sorprendiendo a los de su secta, pues jamás se había escuchado al Gran Maestro tan enojado.
—¿Q-Qué está haciendo Hanguang-Jun? —alguien preguntó al ver que el alfa no despegaba su rostro del cuello de Wei Wuxian.
La marca se había hecho en el lado izquierdo, en el lado que todos podían ver. Así que, se alejó un poco solo para abrir su boca y volver a abrir la marca en su omega.
Wei Wuxian nuevamente se retorció en gusto.
Pasmados, nadie pudo hacer algo.
Lan Wangji había marcado a Wei Wuxian enfrente de todos. Anunciando que era su pareja, anunciando que estaba bajo su protección.
Anunciando la muerte de todos aquellos que se atrevieran a tocarlo.
—A-Zhan... —Lan Xichen logró hacer a un lado al último cultivador que le impedía llegar hasta la escena que dejó a todos atónitos.
Había llegado justo después de los demás líderes, pues, apenas Jiang Cheng lo encontró y le dijo sobre el asedio, su mente casi se insultó a sí mismo por no pensar en que tal vez su hermano estaba con el joven Wei.
Al llegar, vio el momento exacto en que su hermanito se unía a Wei Wuxian por medio de la marca.
Jiang Cheng sintió su corazón llenarse de alivio. Fue rápido en entender lo que eso significaba.
Lan Qiren sintió cómo su sangre subía por su garganta como respuesta ante tan horrorosa imagen. No, no podía ser.
Su adorado sobrino no podía haberse unido a tan indignante omega, ese no era el alfa que había criado con tanta rectitud.
Lan Zhan se elevó nuevamente, después de recuperarse de esa segunda marca, sabía que debía volver a sus sentidos para hacerle frente a las personas que se atrevieron a planear un asedio en contra de su omega.
—Wei Ying es mi omega —anunció extendiendo su mano para que su pareja pudiera sentarse tal y como él—Nos une la marca... —sus ojos se posaron en su hermano. Bichen, a un lado de la cama, fue tomada del mango únicamente.
Algunos cultivadores temblaron.
Lan Xichen no sabía cómo reaccionar. Quería sonreír, quería reírse, quiso hacer muchas cosas. Su hermano siempre encontraba la manera de sorprenderle.
Pero, sí entendió lo que Lan Zhan quiso decir con eso.
—La ley más importante de nuestro mundo —murmuró sonriendo por fin, dando unos pasos hacia adelante—Nuestra más poderosa regla —siguió, girándose a ver a los demás presentes—Uno no debe ir en contra de su propia familia, la pareja de nuestra familia será protegido por su clan.
Cuando Jin Guangshan entendió lo que todo eso significaba, escondió su gesto enojado detrás de su abanico.
—Wei Wuxian ahora pertenece al Clan Lan —anunció Lan Xichen, posando una mano en el mango de su espada, hizo que muchos cultivadores bajaran un poco las suyas. ¿Los dos Jades de Gusu amenazando con usar su fuerza en contra de ellos? Solo un tonto aceptaría el reto—No pueden tocarlo sin enfrentarse a nuestra secta.
Jiang Cheng sonrió, caminó hasta su alfa con Zidian en manos, arrastrándose con su paso decidido, y se paró al lado de Lan Xichen.
—¡Líder Yunmeng Jiang! —exclamó asombrado el Líder Yao.
—Soy el esposo del Líder de Gusu Lan, como omega de mi cuñado, Wei Wuxian también está bajo la protección de Yunmeng Jiang —detrás de ellos, Wei Wuxian se sintió llorar.
Cuando Lan Wangji le dijo que no estaría solo, lo dijo en serio.
Jin Guangshan miró a Wei Wuxian.
El omega captó la mirada, y la sostuvo hasta que su seriedad se rompió en soberbia.
El Líder de la Secta Lanling Jin quiso decir algo, cuando nuevas voces lo detuvieron.
—¡A-Xian! ¡A-Xian! —la voz de Jiang Yanli se escuchó apresurada y angustiada.
Cuando la vieron llegar, su marido, Jin Zixuan, miraba con desprecio a todos los cultivadores que se atrevían a ver a la omega con desdén al ver que ella no le importaba empujar a quienes no se movían de su camino.
Con espada en mano, él cuidaba de su esposa mientras se hacían paso entre todos los hombres.
—Shijie —dijo Wei Wuxian con alegría al verla allí.
La omega aumentó su sonrisa cuando vio que su hermano estaba bien. Suspiró aliviada antes de correr hasta él, cuando su alfa le dijo que su padre había planeado asediar los Túmulos Funerarios, la omega casi se desmayó.
Pensar en su hermano muerto... siendo asesinado. No, no podía permitirlo.
—A-Xian, mi pequeño XianXian —ella fue suficiente motivo para que Wei Wuxian se levantara para recibirla—¿Estás bien? ¿No te pasó nada? —ella buscó alguna herida por el cuerpo de su hermanito.
Pero, solo se encontró con la marca en el cuello de su hermano omega.
—A-Xian, ¿tú y el joven maestro Lan...? —sus ojos pasaron de su querido hermano menor hasta el otro joven que hizo un gran esfuerzo para levantarse.
Las manos de Wei Wuxian ayudaron a que su alfa no tambaleara al ponerse de pie.
Enfrente de ellos había un dilema formándose. Aunque Lan Qiren miraba con rabia a sus dos sobrinos rebelándose en contra de él, pronto sus ojos encontraron la escena de los hermanos Jiang ayudando a limpiar y curar las heridas de su sobrino.
La doncella Jiang limpiaba las zonas con sangre mientras Wei Wuxian aplicaba una hierba por estas.
Y delante de ellos estaban Zewu-Jun y Jiang Cheng, con el temido rayo púrpura en manos.
—Jin Zixuan, debería cuidar con quién su esposa se relaciona —murmuró el Líder Yao viendo a la omega ayudar con empeño a Lan Wangji a curarse.
El alfa bufó.
—Ustedes deberían cuidar a quién asedian —caminando sin muchas preocupaciones y con su elegante arrogancia, se paró a lado de Jiang Cheng—Wei Wuxian es protegido por tres sectas; porque también es mi cuñado.
Jin Guangshan ya no sabía cómo reaccionar. ¿Cómo se iba a imaginar que su propio hijo se pondría en su contra?
La razón estaba con los habilidosos cultivadores que protegían al Patriarca. No podían querer atacarlo sin primero recibir al menos una paliza por parte de ellos.
Eso sin contar que el mismo Wei Wuxian era completamente capaz de defenderse. Además, ¡estaban en su territorio! La energía resentida se podía sentir a metros de distancia. Una misión suicida, eso era intentar atacarlos.
—La gente se preocupa, joven Wei —inició Jin Guangshan—Teniendo a dos armas poderosas —señaló a Wen Ning y haciendo mención del amuleto—Los clanes no se sienten seguros de que estén en su posesión después de traicionar al mundo del cultivo al llevarse los restos del Clan Wen.
—Wen Ning... no es un arma —inició con los dientes apretados, arrodillado curando las heridas de su alfa, el omega le miró por encima del hombro—Además, el Amuleto del Tigre Estigio hace tiempo que dejó de existir.
Lan Zhan se giró a verle como pudo, como respuesta, Wei Ying le sonrió y le apretó un poco su hombro que no tenía ninguna herida.
—Lo destruí poco después de la guerra contra Wen Ruohan —murmuró. Su mirada jamás se desvió del cuidado en las heridas abiertas de su alfa después de eso.
Jin Guangshan apretó los dientes. Un arma tan poderosa, con su poder aún inexplorado en su totalidad, destruido antes de siquiera poder hacer uso de él.
—Así que, no tienen de qué preocuparse —Lan Xichen y Jiang Cheng suspiraron aliviados. Si eso era así, entonces no tendrían ningún problema, no deberían.
—Como el joven ya explicó, no hay riesgos.
Wei Wuxian asintió.
—Sin embargo, no entregaré a los Wen —el tono del omega se endureció—No a ustedes, al menos. Únicamente confío en los Líderes de Yunmeng Jiang y Gusu Lan, solo a ellos les permitiré que se hagan cargo de los remanentes.
La pareja de esposos asintió.
—Mi marido y yo ya habíamos estado hablando sobre ofrecer nuestra ayuda de todas maneras, después de todo, solo el Clan Jin abusó de los Wen que se les fue encargados —Zidian se escondió en su anillo nuevamente, y el omega entonces frunció el ceño para no dejar de tener poder sobre aquellos cultivadores arrogantes.
Jin Zixuan escuchó ese comentario pasivo-agresivo que su cuñado lanzó hacia su padre, pero, ¿cómo iba a refutarlo? No podía. No cuando ni él mismo confiaba del todo en su padre.
Lan Xichen entonces clavó su mirada en la de su tío.
—Gran Maestro —pidió con sutileza.
Lan Qiren se acarició su barba. Miró con ojos entrecerrados a Wei Wuxian.
—Wei Wuxian, ¿jura que no hay ningún cultivador que pueda tomar venganza en un futuro? —preguntó, a lo que el omega negó inmediatamente.
—No es un ejército como muchos dicen, son solo ancianos y niños. Nada más, no hay cultivadores. Son una rama enfocada a la medicina.
Jiang Cheng alzó una ceja.
—Los niños pueden ser tomados como discípulos de nuestras sectas —sugirió—Los ancianos pueden ser sanadores y enseñar sobre medicina —siguió.
Su alfa, sonrió contento con la idea.
—Si es así... entonces no tengo objeción —Lan Qiren aceptó, asombrando a muchos—Su apellido no debe ser su condena.
Wei Wuxian sintió un sosiego indescriptible en su corazón al escuchar eso.
Al final, había ayudado a salvar a los Wen.
Y su alfa fue de gran ayuda, su noble y hermoso alfa.
De quien ahora presumía su mordida que lo reclamaba como suyo.
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