27. Rutina.

Desde su llegada al Descanso de las Nubes, Wei Wuxian había creado una curiosa rutina durante su estadía.

Su mayor hábito allí se convirtió en copiar las tres mil reglas como forma de castigo, por ello, su presencia en la biblioteca fue cada vez más constante.

Debido a eso, el que Lan Wangji estuviera a su alrededor vigilándolo durante su castigo no fue nada novedoso para nadie. Lan Wangji y Wei Wuxian se hicieron muy cercanos durante las incontables veces que el omega fue castigado.

Otro hábito que él adoptó a causa de esta situación fue; el tomarse un tiempo libre que ambos aprovechaban para besarse detrás de las estanterías de libros más lejanas de la biblioteca.

El cómo se llegó a ese punto fue culpa de Lan Wangji. Al no soportar más las desvergonzadas acciones y palabras del omega, lo tomó del cuello y estampó sus labios para acallarlo. De allí, y tras la respuesta positiva por parte de Wei Wuxian, ambos compartieron muchos otros besos durante los castigos de este.

Y tal vez no era algo de lo que estuviera completamente orgulloso, pero Wei Wuxian debía admitir que en algunas ocasiones él mismo se buscaba el castigo con tal de verse de nuevo con Lan Wangji para poder besarse.

Ninguno de los dos había hablado sobre por qué seguían haciéndolo, mas cada vez que se encontraban en la biblioteca y se miraban, bastaba con una sola mirada para que ambos supieran qué era lo que querían.

—¡Hermano Wei, debes ayudarme! Da-Ge me matará si repruebo otro examen —Nie Huaisang lloriqueó, jaló del brazo del omega y Wei Wuxian sonrió compadeciéndose de su amigo.

—Ya me han castigado por ayudarte en un examen, si me castigan de nuevo por lo mismo, en definitiva me expulsarán—y tal vez eso era algo que hubiera anhelado sin descanso antes, pero, ahora que tenía a Lan Wangji, no lo perdería por nada.

E incluso pensaba que, quizás, ellos ya deberían comenzar a buscar otras maneras de verse. Temía que si seguía siendo castigado, Lan Qiren tomaría otras reprimendas más allá de copiar las reglas. Y tampoco quería eso.

Nie Huaisang iba a volver a lloriquear para tratar de convencer a su amigo, hasta que la presencia de cierto alfa con olor a sándalo se hizo notar.

El alfa caminaba con gracia y elegancia, con un ligero ceño fruncido al localizar a Wei Wuxian.

Jiang Cheng miró al instante a su hermano, ¿qué había hecho ahora para enojar a Lan Wangji?

—Wei Ying, biblioteca —fueron todas las palabras que salieron de la boca del alfa antes de darse vuelta y comenzar a caminar por el mismo camino por el que llegó. Confundidos, los dos omegas que acompañaban a Wei Wuxian se miraron entre sí.

Si había algo que decir, era que Lan Wangji no mencionó en ningún momento algún castigo, sin embargo, Wei Wuxian había saltado rápidamente para ponerse de pie y seguir al alfa.

Le sonrió a su amigo y hermano cuando se volteó a verlos.

—Nos vemos luego —Jiang Cheng alzó una ceja. Su shixiong tampoco mencionó la palabra "castigo".

Sospechoso, muy sospechoso.

—Mis instintos de hermano están haciendo cosquillas —murmuró viéndolos irse—Wei Wuxian está a punto de hacer algo estúpido.

Nie Huaisang suspiró, abrió su abanico y cubrió la mitad de su rostro.

«Disfruta, hermano Wei» pensó al tomar el brazo de su amigo y tirar de él para llevarlo a otro lado.

—Vamos Jiang-xiong, supe que Lan Xichen práctica su espada a esta hora —el otro omega su ruborizó furiosamente.

—¡¿Y por qué querría yo verlo?! —Nie Huaisang le miró con obviedad.

—Soy flojo, no tonto —le recordó.

Después de ver al alfa practicar su espada con algunos discípulos, Jiang Cheng y Lan Xichen se dirigían a la biblioteca, pues a esa hora, el castigo de Wei Wuxian ya debería haber terminado.

Jiang Cheng iba tratando de controlar sus pensamientos. En su cabeza se repetían las escenas del alfa moverse refinadamente, moviendo su espada de forma implacable.

—El joven Wei es un omega muy energético, ¿no es así? Mi tío tiene algunos dolores de cabeza a causa suya —Lan Xichen decidió hacer una conversación. No es que le molestara el silencio, es solo que... ansiaba escuchar la voz de Jiang Cheng.

El omega refunfuñó.

—Es muy terco, ni siquiera mi padre ha logrado hacer algo con él —Lan Xichen sonrió.

—Son jóvenes —dijo, haciendo que Jiang Cheng aumentará su refunfuño.

—Incluso si eso fuera verdad, yo le dije a mi padre que no era buena idea enviar a alguien así a un lugar con tantas ridículas reglas —rodó los ojos fastidiado.

Pero, cuando se dio cuenta de lo que dijo, abrió los ojos aterrado.

Lan Xichen fingió no escucharlo, sin embargo, le costó bastante esfuerzo el no reírse por la expresión horrorizada que el omega le estaba dando en esos momentos.

Llegaron a la puerta de la biblioteca, el lugar se escuchaba tranquilo, silencioso. Nada nuevo, por supuesto. Lo que sí lo fue, era el no ver a ninguno de los dos jóvenes sentados enfrente de las mesas que se encontraban apenas entrabas.

—¿Dónde están? —Jiang Cheng examinó el lugar. En las mesas no había ningún signo de que su hermano hubiera copiado las reglas allí.

Lan Xichen también miró alrededor. La biblioteca era grande, los olores se perdían con facilidad por lo mismo. Así que, solo le quedaba seguir su corazonada. Caminó hasta que su instinto de hermano mayor lo guió a la parte trasera de la biblioteca.

En una esquina profunda, encontraron a Lan Wangji encerrando a Wei Wuxian en ella con ambos brazos. Tomándolo de las muñecas, llevando sus brazos por encima de su cabeza, que el omega mantenía alzada para permitir que los labios del alfa lo alcanzaran con mayor comodidad.

Jiang Cheng estaba listo para gritar, incluso sacar su espada, pero, Lan Xichen rápidamente le cubrió la boca con una sola mano, y con la otra, sacó al omega de la biblioteca.

Temía por la seguridad de su hermano, de los libros y de la salud de su tío si se armaba un escándalo por haber encontrado a su hermanito besarse con a quien llamaba su peor estudiante.

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