18. Ronroneo omega.
La gente últimamente no estaba tranquila. Y por gente, Jiang Cheng se refería a los ignorantes que esparcían rumores sobre su hermano.
Jiang Yanli había llegado preocupada con él, angustiada, ella le comentó sobre un acontecimiento que había sucedido en Yiling –según esa misma gente idiota– que sin duda alguna metería en problemas al terrible Patriarca Yiling.
El rumor mencionaba cómo un cazador se había acercado un poco al bosque a las afueras de los túmulos funerarios para perseguir un espíritu feroz. Allí, el hombre contó la increíble escena de la cual, supuestamente, fue el único testigo.
El gran Hanguang-Jun perseguía al Patriarca Yiling con impetuoso empeño. Seguramente luchando para darle un final a las artimañas del perro Wei, era bien sabido sobre la rivalidad de ambos.
Después de unos días, el cultivador esperó para ver si había noticias de alguno de los dos. Algo que anunciara quién fue el ganador del enfrentamiento. Pero, pasados cuatro días, nadie había mencionado nada sobre Hanguang-Jun ni Wei Wuxian.
Entonces, él pensó que, quizás, el Patriarca Yiling había resultado ganador y se había llevado el cuerpo de Hanguang-Jun a los Túmulos Funerarios para convertirlo en un cadáver andante como había hecho con el General Fantasma.
Alarmado, el cultivador decidió dar aviso de esta posibilidad, pues tener a tal habilidoso cultivador con alto nivel de cultivo como arma era un peligro incluso más grande que Wen Ning.
La noticia –que ya daban por una realidad– comenzó a recorrer las calles de todas las ciudades. Afortunadamente, Jing Yanli se enteró mucho antes de que la información llegara a los oídos de los líderes de todas las sectas.
Sabiendo que tenía cierta ventaja, corrió hasta su hermano para pedirle que fuera a revisar si lo dicho era cierto. Pues fuera como fuera el caso, Wei Wuxian corría mucho peligro.
Jiang Cheng se fue del Muelle del Loto enfurecido. La gente no sabía cuándo cerrar sus sucias bocas, eso jamás lo olvidaría.
Él voló hasta el Descanso de las Nubes para pedirle a su prometido que lo acompañase para averiguar la verdad, pues el asunto involucraba a su propio hermano menor de todas maneras.
Llegó a la entrada de Gusu antes de que el sol se escondiera. Los discípulos que vigilaban la entrada lo saludaron mientras el omega entraba siendo guiado por uno de ellos. Estuvieron algo nerviosos cuando vieron al prometido de su líder de secta llegar, ya que, nadie les avisó de su visita.
Si supieran que ni siquiera el propio Lan Xichen sabía, se hubieran relajado al instante. Pero, a Jiang Cheng le causaba gracia verlos temblar al hablarle, temiendo cometer un error que lo hiciera enojar.
—Wanyin —el alfa se levantó de su asiento en la biblioteca al ver a su prometido llegar con un discípulo que rápidamente supo excusarse para dejar a los líderes de secta a solas—¿Por qué no me dijiste que vendrías? Hubiera salido a recibirte —el omega no quiso decir nada. Dejó que el alfa tomara lo que quisiera como compensación por no avisar de su llegada.
Lan Xichen dispuso un beso en la frente del omega vestido en cómodas túnicas moradas. Un dulce aroma a loto llegó hasta él.
—¿Qué ha pasado? Luces angustiado —él fue capaz de notar el ligero ceño fruncido de su omega apenas lo vio. Jiang Cheng quiso suspirar, se conformó con solo alejarse y tomar –patéticamente– los dedos de su alfa para buscar algo de apoyo.
—¿Dónde está Lan Wangji? —inició por el lado que sabía le importaría más a su futuro esposo. Él le miró confundido, ladeando un poco la cabeza antes de responder.
—Dijo que tenía que hacer algo —viendo los ojos de Jiang Cheng, supo que algo había sucedido—Pero, por tu mirada, supongo que algo salió mal, ¿qué sabes? ¿Le pasó algo a Wangji?
Jiang Cheng entonces tomó su mano por completo.
—Mi jiejie vino, dijo que escuchó a algunos cultivadores hablar sobre una pelea entre Hanguang-Jun y mi hermano, creen que Lan Wangji no sobrevivió y Wei Wuxian tiene su cuerpo —sabiendo lo absurdo que eso sonaba, Jiang Cheng no tuvo ningún reparo en comentarlo así sin más.
Lan Xichen frunció aun más su ceño.
—El joven Wei...
Jiang Cheng, un poco ofendido, lo detuvo.
—Wei Wuxian jamás haría eso —Lan Xichen se arrepintió de inmediato.
—No quise dudar de tu shixiong —se disculpó—Es solo que-
—Lo sé, lo sé. Debiste ver tu cara —Jiang Cheng soltó unas pequeñas risas. Estupefacto, Lan Xichen sonrió.
—Ah, mi prometido es un omega muy cruel, ¿qué será de mí? —Jiang Cheng rodó los ojos.
—Tú fuiste quien pidió mi mano, ahora te aguantas —Lan Xichen eliminó algo de la molestia en el rostro del omega al tomar su mano.
—No eres una molestia, una bendición, más bien —Jiang Cheng se sonrojó.
Avergonzado, él se quitó la mano de su prometido de encima con cuidado y cruzó sus brazos mirando hacia la puerta.
—Como sea. Solo vine para preguntarte si querías venir conmigo, iré a ver qué rayos está haciendo mi idiota hermano con el tuyo —un tonto omega que no podía dejar de meterse en problemas, pensó—Aunque no sé si quiero ver qué están haciendo —murmuró para sí mismo.
—Claro, vayamos juntos, Wanyin —Jiang Cheng reaccionó con su nombre, miró a su alfa tomando su espada de donde descansaba para proceder a estirar un brazo para que su omega lo tomara.
Ambos salieron después de que Lan Xichen mandara un recado para su tío avisándole que saldría con su prometido a arreglar algunos asuntos personales. No le diría sobre los rumores, no hasta ver qué sucedía.
Llegaron a los túmulos funerarios por la tarde, cuando el sol pintaba el horizonte de naranja avisándole a los ciudadanos que debían darse prisa para terminar sus actividades antes de que la oscuridad llegara.
Los Wen los recibieron con pequeñas sonrisas, el Clan Jiang y Lan eran los únicos que les enviaban suministros por debajo de la mesa para que ninguna secta se enterara, por lo que el verlos no fue un inconveniente.
Wen Qing, como cabecilla del grupo, fue la que respondió las dudas de los visitantes.
—¿Eso es lo que dicen? —preguntó después de terminar de escuchar la explicación de Jiang Cheng. Ella soltó unas risas amargas—La gente nunca aprende a callarse —pero, pronto, ella decidió dejar de lado ese tema—Líder de Secta Gusu Lan, no tiene que temer. Su hermano vino aquí para visitar a Wei Wuxian, ahora mismo ellos están en un pequeño lago cerca de las afueras de la ciudad.
Lan Xichen sonrió, no dudaba de Wei Wuxian. Sin embargo, claro que estaba más tranquilo ahora que sabía la verdad.
—Gracias señorita Wen —él la saludó—Mi prometido y yo nos retiramos, iremos a verlos. Gracias por su ayuda.
Ella asintió.
—Díganle a Wei Wuxian que traiga a A-Yuan antes de que haga más frío, de seguro se bañó con ellos —Jiang Cheng reconoció el nombre del hijo de su hermano, así que, él fue quien asintió ante eso.
«Wei Wuxian, si ese niño llega a enfermar por tu culpa...» pensó el omega.
Ya sabiendo a cuál lago Wen Qing se refería, ambos volaron hasta él para llegar más rápido. Miraron con cuidado el camino debajo de ellos para asegurarse que los dos hombres que buscaban no estuvieran regresando.
Cuando ambos llegaron al lago, de inmediato pudieron encontrar a las tres personas que esperaban ver.
El pequeño A-Yuan dormía a un lado lejos del cuerpo de agua con la túnica exterior de Wei Wuxian como almohada y cubierto por la de Lan Wangji.
Cerca de él, Lan Wangji y Wei Wuxian estaban tomando un baño, jugando entre ellos mientras se perseguían en el agua, llenando el lugar con las risas del omega que corría del agarre del alfa.
Lan Xichen casi quiso llorar por la emoción. Cuando eran niños, ellos no pudieron jugar como los demás. No sabía que la imagen de su hermano menor jugar con su omega sería tan conmovedora.
—Esos idiotas... dejan al niño sin supervisión —murmuró Jiang Cheng molesto. Lan Xichen sonrió, A-Yuan estaba muy lejos de la orilla, así que, aun así se moviera, no caería al agua.
Cuando Lan Wangji finalmente atrapó a Wei Wuxian entre sus brazos, el omega dejó de reír de poco en poco. Pasó su mano por el rostro de jade enfrente suyo, mirándolo con admiración antes de sonreír suavemente al sentir las manos del alfa acariciar su espalda.
El rostro de Lan Wangji pronto buscó un lugar en el cuello de Wei Wuxian, y allí, con la punta de su nariz, comenzó a acariciar la glándula de aroma del omega.
Wei Wuxian comenzó a ronronear feliz, pues Lan Zhan había comenzado a dejar ir su propio aroma para impregnarlo con él. Lo estaba marcando.
Jiang Cheng saltó en su lugar al escuchar el ronroneo. Luego, el niño también reconoció el ronroneo de su A-niang, por lo que, naturalmente, él también comenzó a hacerlo entre sus sueños.
La vista era adorable, una feliz familia disfrutando de un tiempo para ellos mismos.
Los hermanos, viendo la escena desde lejos, sonrieron inconscientemente.
—Me pregunto, Líder de Secta Yunmeng Jiang, ¿cuándo me haría el honor de bendecir mis oídos con su ronroneo? —Lan Xichen se sintió atrevido. Tal vez debía ser más como el joven Wei.
Jiang Cheng supo que se sonrojó de repente.
Frustrado por la avalancha de sentimientos que la pregunta le causó, él chasqueó la lengua.
—Siga esperando, Zewu-Jun —murmuró. Lan Xichen encontró la manera de reírse ante tal seca respuesta.
—Encontraré la manera, ya verá.
—Si quiere conservar sus piernas, no lo intente.
Al final, resulta que la pelea que aquel cultivador había visto, en realidad era un juego infantil entre la pareja.
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