11. Construcción del nido.
Lan Wangji miró a los discípulos mientras ellos veían las correcciones o anotaciones que él había hecho en sus reportes sobre la última cacería nocturna que tuvieron. El alfa los entregó apenas terminó de leerlos todos y hacer su trabajo de revisarlos.
Estuvo muy orgulloso de ver el trabajo de su hijo entre los mejores. Lan Jingyi también había mejorado bastante, lo cual también le alegraba.
Aunque, había cierto comentario que se repitió como un patrón en todos los reportes.
«El maestro Wei se veía un poco incómodo durante toda la cacería, tal vez sintió algo en el bosque que lo hizo sentirse así. Sería prudente organizar una investigación más tarde»
Esa era la idea principal, los discípulos lo plantearon de diferentes maneras, pero todos llegaban al mismo punto:
Wei Ying estuvo raro durante esa última cacería.
Cuando vio los ceños fruncidos de Lan Sizhui y Lan Jingyi tras leer sus reportes, supo que al no poner ninguna aclaración o comentario sobre el estado de su esposo, los jóvenes todavía tenían la duda sobre lo que había pasado.
Los despachó después de entregar el último reporte, las clases terminaron por el día. Lan Qiren y los demás maestros estaban ocupados con una junta, por lo que los niños tenían su tarde libre. Eso hizo que pronto todos salieran del salón con sonrisas aliviadas y emocionadas.
Todos menos dos jóvenes que apreciaba más.
Su hijo y su amigo se acercaron a él sin titubear, estando tan familiarizados a estar junto al alfa y su esposo, sentían cierta cercanía que les permitía acudir a Lan Zhan sin miedo.
—Papá —llamó Lan Sizhui, su reporte se encontraba siendo ligeramente apretujado en sus manos nerviosas—¿Papá Wei está bien? Nosotros no pudimos evitar notar que en la cacería no estaba del todo cómodo.
Lan Zhan sonrió internamente. La ausencia de su omega durante esa clase se hizo notar para los jóvenes.
Las clases con el maestro Wei eran sus favoritas, pues el alegre omega siempre soltaba ciertas bromas que los hacía reír genuinamente, o los felicitaba emocionado cuando alguno decía una respuesta correcta. Simplemente, el maestro Wei era su favorito por ser tan animado.
Además de que, aunque sus métodos fueran algo extraños, al final del día, su sabiduría era útil en todos los aspectos.
—Wei Ying está bien —respondió alzando su mano para acariciar la cabeza de su hijo y así poder tranquilizarlo.
Sin embargo, no pasó desapercibido el hecho de que su respuesta no era suficiente para apagar la preocupación de ambos jóvenes.
Miró alrededor, se aseguró de estar solos. No quería compartir ese tipo de información con otros.
—Wei Ying inició con su ciclo de celo —fue todo lo que necesitó decir para que aquellos muchachos se calmaran. Asintieron comprensivos.
Entonces, su extraño comportamiento fue porque estaba presentando los primeros síntomas de su celo. Aún así, el omega se quedó con ellos para supervisar la cacería a pesar de las incomodidades de su celo.
¡El maestro Wei en verdad era genial!
—Oh, ya veo —murmuró Lan Yuan sintiéndose aliviado de saber que su papá se encontraba bien—Gracias, padre. Lan Jingyi y yo nos retiraremos ahora —haciendo un saludo, los dos chicos pronto se unieron a sus demás compañeros en disfrutar su tarde libre.
Lan Wangji entonces se apresuró para volver junto a su esposo. Aunque eran los primeros días del celo, él más que nadie sabía cómo se comportaba su omega durante tan sensible tiempo.
Se había mostrado reacio a dejarlo solo, pero, con Lan Xichen junto a Lan Qiren en la junta, él era el único que quedaba para impartir su clase. Wei Wuxian le dijo que estaba bien, que lo esperaría pacientemente en el Jingshi hasta que volviera para ayudarlo con su celo.
Agradeció que estas hubieran terminado antes, así podía volver para ayudar a su omega, quien, seguramente ya se encontraba impaciente.
Cargó con una canasta llena de frutas y una jarra de agua, todo para mantener alimentado e hidratado a su esposo mientras durara su celo. Así llegó al Jingshi, abrió la puerta sin mayores problemas.
El olor de su adorado esposo lo golpeó apenas puso un pie adentro de su residencia. Los frutos rojos eran tan dulces, así como su omega.
—Wei Ying —lo llamó para hacerle saber que ya se encontraba en casa. Escuchó ruido apresurado al otro lado de la habitación, en el ala donde ambos dormían.
—¡Lan Zhan, Lan Zhan! —la voz emocionada de su esposo se hizo escuchar al igual que su correr hasta su encuentro—Rápido, dame tus túnicas —el omega caminó hasta él. Primero, le quitó todo lo que tenía en mano para colocarlo en la mesa del comedor.
El alfa se dejó manipular a la voluntad de su esposo, el omega le sacó su túnica exterior con entusiasmo, y una vez estuvo en sus manos, le dio una fuerte olisqueada que lo hizo sonreír incluso más emocionado que antes.
—Perfecto —murmuró en contra de la tela de su túnica—Bienvenido, esposo mío —recordando aquel detalle, Wei Wuxian se puso de puntillas para alcanzar los labios de su alfa y darle su beso de bienvenida—Todavía no tienes permitido entrar a la habitación, estoy preparando algo.
—Mn —fue lo único que respondió. Contento, Wei Wuxian regresó por donde vino y se volvió a escuchar algo de ruido ahogado.
Lan Zhan se entretuvo colocando las frutas en diferentes platos y sacó dos tazas para el agua. Seguramente él también necesitaría beber algo de esta en unas cuantas horas.
Pero, no tardó mucho para que su omega volviera al comedor y lo tomara de la mano para jalarlo hasta su habitación.
—Ya está, Lan Zhan, vamos a verlo —el alfa se dejó guiar hasta la habitación donde dormía con su esposo. El omega daba pequeños saltitos mientras ambos caminaban por su hogar, estaba muy emocionado por ver la reacción de su marido ante lo que había hecho, estaba orgulloso de su trabajo.
El alfa fue recibido por el aparente desorden en su cama.
Le tomó menos de un segundo en comprender por qué su colchón tenía varias de sus túnicas esparcidas alrededor de este.
Wei Ying había construido un nido para pasar su celo juntos.
—¿Y? ¿Te gusta? —Lan Zhan lo observó desde su lugar.
La cama tenía sus blancas túnicas a las orillas, mientras veía la obra, Wei Ying caminó hasta ella para subirse y recostarse, abrazando instintivamente una de las túnicas más cercanas que tenía a él.
Lan Zhan perdió el aliento. Su omega en medio del nido que hizo para ambos mirándolo con sus bonitos ojos grises brillando en ternura, abrazando estrechamente una de sus túnicas, esperando por su respuesta.
—¿Te gusta, alfa? ¿Hice un buen trabajo? —con una tenue sonrisa asomándose por su boca, el alfa se acercó a su esposo para también meterse en su nido.
Wei Wuxian buscó su tacto apenas estuvieron frente a frente, la gran y pálida mano del Segundo Jade subió y recorrió el camino hasta la mejilla del adorable omega.
—Mn, Wei Ying hizo un excelente trabajo —feliz por el cumplido, su esposo se frotó contra su mano y ronroneó de una manera que calentó el corazón de Lan Wangji.
—¿Fui un buen omega? —preguntó de la nada.
Lan Wangji se acercó para depositar un beso en su frente, una suave caricia que hizo estallar en amor al omega.
—El mejor de todos los omegas, sí —Wei Ying chilló y ocultó su rostro entre sus manos, completamente avergonzado por las palabras de su marido.
—¡Lan Zhan! No puedes hacerle eso a mi pobre corazón, me terminarás matando —Lan Wangji quiso reírse, su omega era un dramático. Mientras negaba mentalmente, comenzó a quitarse la túnica interior que le quedaba encima.
Ante eso, Wei Wuxian sonrió entusiasmado.
—Eso es, Lan Er-Gege, desnúdate para tu esposo —se alejó para tener una mejor vista de su alfa deshaciéndose de sus prendas. El color rojo encendiéndose en la punta de las orejas del alfa—¡Hazlo más lento, Lan Zhan! Déjame disfrutarte.
—Desvergonzado —murmuró apretando los ojos por unos segundos, pero, al final los abrió para mirar directo a los ojos grises de Wei Ying.
Las risas que su esposo soltó como respuesta lo llenaron de dicha.
—Así me amas —entonces, él mismo comenzó a sacarse su ropa. Sentía su piel quemar, el aire comenzaba a ser más sofocante y el tirón en su entrepierna le decían que su primera ola ya se estaba presentando.
Ya deseaba a su alfa dentro suyo.
Lan Wangji, esa majestuosidad de alfa, dejó caer sus túnicas a sus pies, exponiendo su bellamente proporcionado y fornido cuerpo.
—Mn —respondió él.
Junto con unas risas traviesas, a modo de bienvenida, el omega recibió con sus piernas abiertas el encuentro con su alfa, quien se lanzó a él como un depredador a su presa, haciéndolo carcajear.
—¡Lan Zhan, eres una bestia!
Lan Qiren suspiró desde su habitación, serían unos largos cuatro días y noches.
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