|| Aroma ♥ [Katoph] ||

Día 2 - Aroma: A reacciona al aroma de B

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|| [Drabble] |Día 2: Aroma| 

Toph comienza a tener curiosidad por un nuevo aroma en la escuela ||

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—Huele a menta.

— ¿A menta?—pregunto Aang.

—Si, a menta—volvió a afirmar Toph.

Ambos jóvenes estaban recargados en la barandilla de la azotea, era el único lugar tranquilo donde los dos podían comer su almuerzo. El aroma de Aang era tan fuerte que siempre tenía tanto alfas como omegas pegados a él como si fueran moscas a la miel.

Por suerte, y para el agudo olfato de Toph, irónicamente el aroma de Aang le recordaba a la colección de perfumes caro de su madre, por lo que está acostumbrada y su relación con el chico de las flechas es simplemente amistosa sin segundas intenciones. Una amistad poco convencional entre una alfa y un omega.

—Entonces, ya encontraste un aroma que te guste~—canturreo dándole un pedazo de comida a Momo.

—Solo dije que huele a menta. No que voy a acosar a la persona que huele a menta. Yo no soy como Cedro Quemado.

Sabía que Aang lo miraba desentendido, tiene ese aroma cuando lo está—Esta bien, solo que es extraño que lo digas así.

Ella iba a replicar de no ser por el sonido que anuncio el fin del receso y el inicio del segundo periodo.

[...]

El olor a menta aparecía en varias ocasiones. No es que fuera molestó, pero poco a poco la curiosidad se apoderaba de ella para saber que clase de persona era quien desprendía ese aroma. Era muy distinto al olor del dentífrico o de alguna consulta con el dentista.

Era menta.

La planta menta.

El olor entraba a sus anchas por su nariz y llenaba sus pulmones de frescura, para terminar en su boca, casi podía saborear y masticar las hojitas de menta de solo oler aquel aroma.

Puede que ella sea un alfa con un olfato más agudo que los de su demás sub-categoría por ser ciega.

Pero en todos sus años de vida, ningún ahora la hizo experimentar aquella sensación como lo hacía ese aroma de menta.

A pesar de la frescura y el frío, el sentimiento cálido se adueñó de ella cada vez que lo olía.

Su día mejoraba después de oler la presencia de la menta.

Realmente quería conocer aquella persona.

Pero es demasiado orgullosa para admitirlo, y lo peor es que le daría la razón a Aang desde el principio.

[...]

Katara era una de las recién llegadas de la escuela, se ha mudado hace poco y tenía mucho entusiasmo por ayudar a la escuela. Había hecho todo tipo de actividades recreativas que pudieran beneficiar a la escuela.

¿Sus razones para hacerlo?

Aparte de ayudar... quería encontrarse con el dueño de aquel aroma que la atormenta durante varias semanas.

El olor era el cacao. Pero no es como si se tratara de un chocolate dulce o sabroso; hablamos de cacao, en su punto donde es tostado, crujiente y amargo.

Pero a pesar de ello, sabe bien y te mantiene despierto por su sabor.

Podría decirse que es adictivo, pero no ha llegado a esos extremos para referirse a la persona quien le pertenece el aroma; pero si siente una curiosidad por conocerlo.

Despeja aquellos pensamientos, no es momento de pensar en aquel crush sin rostro. Necesita a encontrar al presidente del club de baile, tienen que hablar sobre su participación en el programa de relaciones externas. Katara subía las escaleras, según varios alumnos, Aang siempre está en la azotea con su amiga.

No desea interrumpir su privacidad, pero era algo importante.

No lo piensa dos veces y abre la puerta, la luz la hace parpadear un par de veces y se cubre el rostro con la cara para acostumbrar su vista. Más sus ojos se agranda cuando reconoce el olor de cacao en el aire.

Era imposible, el aroma no podría llegar tan alto, no tenía un olfato tan desarrollado para poder percibir ese aroma a grandes distancias, la única posibilidad, es que esa persona esté en la azotea.

Su tarea es olvidada y busca con la mirada el origen del aroma.

―Con que eres tú, Mentita~―una voz se alza.

Katara se da la vuelta y mira al pequeño techo arriba de la puerta que hace poco atravesó, se encuentra sentada una chica que no se inmuta al brillo del sol. La morena se sorprende al saber quién es, pero su sorpresa se convierte en una sonrisa cariñosa en poco tiempo.

―No esperaba encontrarte aquí. Es lindo saber que eras tú.

Toph le devuelve la sonrisa―Lo mismo digo, Mentita. 

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