9. Mordida - IsaRin

Cosechando lo sembrado

La habitación estaba llena de los gemidos del omega, a pesar de que este tenía una mirada furiosa y que incluso tuviera algunas venas en su rostro, el alfa sobre él incluso tuvo el descaro de lamer con lentitud la marca de mordedura fresca.

-- Eres tan delicioso Rin... que solo aumenta mis ganas de devorarte.

Itoshi Rin es un omega, un hecho que sorprendió a sus padres y a su hermano mayor, pero que al niño no podía importarle menos.

Pero también eso trajo consigo algunos cambios a su vida.

Su madre comenzó a quererlo adiestrar en los deberes de los omegas como cocinar, cocer, ser educado, entre todos esos estereotipos anticuados que hay todavía. Su padre se había alejado un poco de él luego de los resultados de su segundo género, aunque no le importo, ya que igual poco lo veía.

Sae lo trataba igual que siempre, alegando que seguía siendo su hermanito pasara lo que pasara.

De niño y en su etapa pre-adolescente, el pequeño Rin pensó que era inútil todos aquellos consejos que le blindaba su madre.

Oh~, si tan solo le hubiera escuchado en su momento.

Posiblemente Rin es de esos pocos que estaba en conflicto con su lado bestia, aunque su otro yo era un simple gato, este no dudaba en sacarle las garras cuando este no le daba la razón.

Y es que su lado omega estaba en el paraíso por haber encontrado al alfa de sus sueños, mientras que Rin se sentía a morir por estar marcado por el aroma de quien es su rival a morir.

Isagi Yoichi es un alfa de lobo bastante popular en el internado Blue Lock, siendo conocido no solo por ser el delantero central del equipo sino porque al parecer representaba el estereotipo ideal de alfa que todas las omegas buscaban.

Atento, leal, protector, divertido y con una sensibilidad atípica en los alfas.

Y justo ahí radicaba su problema, la noticia de que Isagi marco a un omega con su olor corrió más rápido que Chigiri en pleno partido, más aún porque se sabía que antes el lobo solía salir con el león omega extranjero Michael Kaiser.

Cuando Rin apareció al día siguiente con el olor de chimenea y arándanos del alfa, hubo un rechazo por parte de muchos.

Japón era un país conservador por más que intentaran negarlo, no tenían problemas con los extranjeros, pero si con las personas ''modernas'' que no actuaban como su casta indicaba.

Rin era terco, mezquino, alto, musculoso, de mal carácter, no toca una escoba si no lo obligan, se le quema hasta el agua, es decir, es exactamente lo opuesto a lo que esperaban como omega.

-- ¿Has oído los rumores? -- Rin escucha a unos pasos lejos de él -- ese chico alto es el omega de Isagi - kun.

-- ¿Ese? -- pudo oír la burla y el desdén en su tono -- Sin duda hay algo ahí, ¿Crees que su hermano mayor le ha pedido a Isagi - kun que le hiciera el favor a su hermanito?

-- Yo también lo creo, es imposible que un alfa tan bueno prefiriera a un omega tan... insípido, por sobre un omega tan bello como Kaiser - san.

-- ¿Verdad? Supe incluso que Kaiser está queriendo regresar con Isagi - kun, he oído que le está preparando comida de su país para impresionarlo.

-- No hay mejor manera de cortejar para un omega, que cocinar su especialidad a su alfa.

Cerro su casillero con fuerza para que esas dos idiotas cerraran la boca, echando humo se fue a pasos agigantados por los pasillos, pero, aun así, habían miradas que lo seguían, lo atormentaban y le provocaba nauseas.

Hubo un momento que se sintió tan asfixiado, que, sin darse cuenta, sus orejas y cola salieron a la vista, demostrando lo vulnerable que lo estaba dejando los comentarios ajenos.

Su olor se volvió agrio y pesado, se encogió en un callejón, lejos de las miradas metiches de los demás, su omega interno maullaba por su alfa, buscando consuelo, pero él no quería verlo.

Porque no quería mostrarse vulnerable a la persona que le había gritado que era su rival, que lo derrotaría.

Era sumamente vergonzoso.

Su olfato sintió un leve olor amargo, lo que hizo que sus orejas y cola de lobo salieran por instinto.

-- ¿Qué pasa Isagi? -- Bachira mira la cola de su amigo esponjarse, mala señal.

El alfa no le contesto, corriendo como alma que lleva el diablo hacia donde percibió ese olor agrio, su lado bestia le decía que su omega estaba sufriendo, que lo necesitaba.

Y tuvo razón cuando lo encontró hecho bolita en ese callejón.

-- Rin...

-- Lo odio... -- soltó el omega al sentirse, mostrando una mirada llena de resentimiento -- odio... ser omega...

Si fuera alfa, no tendría que sentirse tan débil, sus conocidos no lo harían menos por lo que es... si no fuera omega... Isagi...

No lo miraría como si fuera un trozo de carne en este momento.

Las feromonas del alfa comenzaron a envolverlo conforme se acercaba, haciendo que su lado omega comenzara a tomar el control de su cuerpo.

Isagi era lo que su omega deseaba, haciendo que el de manera inconsciente no puede darle la contra, por más que lo intentara.

Cuando le pidió salir, cuando le pidió practicar juntos, cuando se entregó al alfa, ninguna de esas cosas fueran decisión de Rin, sino de su omega interno.

Como en estos momentos, que se dejó cargar por Isagi hasta la habitación del alfa, siendo observado por todos.

-- Rin... tu olor es tan delicioso~... quiero devorarte... -- le susurraba en el oído con gran dulzura.

Pero seguía rechazándolo, odiaba a Isagi por haberle robado todo, incluso su propia virginidad le fue arrebatada por este alfa egoísta.

-- N-Ne Rin, ¿Es tanto... tu odio... hacia mí? -- el alfa gruñía mientras lo embestía -- Mira, tu entrada no me dice lo mismo, esta tan empapado.

Seguido de eso su brazo fue mordido de nuevo, dejando otra marca para la colección que tenía en su cuerpo.

La cantidad de semen que soltó fue impresionante, pero el alfa seguía siendo insaciable pues aun empujaba en su interior, mientras que él solo podía intentar acallar sus propios gemidos mientras miraba con odio a Isagi.

-- Te matare... algún día...

Pero lejos de preocuparse, Isagi solo rio encantado y lo abrazo, lamiendo las mordidas que dejo en los hombros y clavícula.

-- Yo también te quiero Rin -- ronroneo el alfa mientras llevaba su nariz en la mordida aun fresca en la nuca de Rin, aquello que los enlazaba de por vida.

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