5. Instinto - AikuSagi

Libera tu lado salvaje

Cuando Aiku vio al nuevo inquilino de la prisión estuvo por decir que era imposible.

-- Oye alfa, controla tus hormonas, ese chico que vez ahí es un criminal

Tal vez acostumbrado a ver personas raras, musculosos, locas y demás, no espero encontrarse con apenas un adolescente de 17, de ojos redondos tiernos y un lindo brote que sobresalía de su cabeza.

O tal vez era su instinto alfa que veía al chico como un simple omega indefenso.

-- Es justo por esa carita que ninguna de sus víctimas pudo reaccionar a tiempo -- su compañero lo codeo para que deje de mirar embobado al nuevo preso -- Si supieras la cantidad de sangre salpicada en la habitación del último cadáver, giah, de solo recordarlo me entra un revoltijo en el estómago, demasiadas feromonas con sangre.

Y tal como lo dice, no se lo cree, ese tipo de perfiles era más común en los que conoció en el extranjero que en los japoneses.

Aunque, ¿Quién sabe? En historia le enseñaron que los japoneses solían ser tremendos hijos de perra en la Guerra.

-- Según me dijeron, estarás a cargo de cuidar el bloque omega hasta que llegue el recluta beta de sus vacaciones -- le informa Sendou luego de un rato.

-- ¿Qué no es peligroso que me hagan vigilar a los omegas?

Su amigo se encogió de hombros con indiferencia.

-- Estamos hablando de ti, así que creo que estarás bien.

No lo supo, pero Aiku se molestó un poco con ese comentario, ¿Qué significaba eso?

Estuvo viendo a los omegas convivir entre ellos, en especial del nuevo, que era quien más dudas le causaba, tan sonriente y pacífico, como si no hubiera sido condenado por haber asesinado alrededor de 12 alfas en el corto tiempo de 2 años.

-- ¿Lo ven? -- susurro uno de los presos -- El guapo de Aiku está mirando hacia aquí.

Algunos chillaron ante la presencia del sexy policía.

-- Tranquilícense, como si fuera la primera vez que ven un alfa en sus vidas.

-- Aww, déjanos disfrutar -- se queja otro -- todo este tiempo nos han estado vigilando puros betas desabridos, ¿Cuándo volveremos a ver un alfa tan apetecible?

Era claro que no podían controlar sus instintos de querer estar con un alfa, tal vez incluso esa debía ser la peor parte para los omegas, no tener alguien que les baje la calentura.

Isagi miro de reojo al alfa del que tanto hablaban mientras una ligera sonrisa adornaba su rostro.

-- Tienen razón en eso...

Poco a poco, sin que Aiku lo observara, comenzaba a acercarse, aprovechando que era hora recreativa, el alfa estaba demasiado absorto mirando a los grupos que no lo noto sentarse a su lado.

-- ¿Es divertido mirarnos?

Un respingo llego al alfa cuando lo vio debajo de él, sentado, mirando a sus compañeros.

-- ¿Qué haces aquí?

-- ¿Uhm~? Según recuerdo, estoy condenado a estar aquí hasta mi sentencia -- tarareo con una sonrisita divertido, poniendo de los nervios al alfa.

-- Sabes que no me refiero a eso -- gruño, a lo que el omega solo se encogió de hombros.

-- Bueno, varios compañeros hablaban sobre el sexy alfa policía que nos está custodiando y vine a verte de cerca para corroborarlo.

Los ojos del omega brillaban en picardía mientras miraban los musculosos brazos del alfa, además de esos ojos de diferente color como si fuera un gato, incluso ese cabello un poco largo que quiere jalar mientras es penetrado.

Aiku iba a dejar pasar el comentario descarado por parte de Isagi, si no fuera porque lo miro a los ojos.

Ha estado en la policía por mucho tiempo, incluso de niño ya que su padre también fue policía.

Vio varios ojos de criminales, todos tenían la locura o la maldad en su mirada, era su propia manera de identificar los verdaderos peligros.

Y cuando sus ojos se encontraron con los de Isagi, vio esa locura que está acostumbrado, pero no ve la sed de sangre, sino una lujuria demasiado fuerte reflejada.

Su alfa interno miro al omega bajo él y rasguño, queriendo olfatearlo y lamerlo.

Maldijo a su instinto de alfa soltero por eso, ese chico es un criminal, que se le bajara un poco la calentura.

-- Dígame señor policía -- ronronea mirándolo fijamente -- antes de ser fusilado, ¿No podría hacerle un último favor a este futuro cadáver?

Maldito omega manipulador... y también maldito su instinto alfa que está contento por la proposición.

Normalmente los criminales no pueden pedir ese tipo de últimos deseos, pero al parecer una de dos, o el juez conoce a Yoichi o antes de estar presa le chupo la verga ya que ahora el omega podía tener una última noche antes de que lo fusilen a la mañana siguiente.

-- ¿Quién eres en realidad? No es normal que a un criminal le permitan tener sexo con un oficial y menos sabiendo que puede haber riesgo de asesinato.

El chico solo se dignó a reír.

-- Bueno, digamos que cuando era prostituido por mis padres, muchas personas con ciertas características se iban contentos luego de que les chupara la polla y se vinieran en mi coño.

A pesar del tono juguetón al hablar, no le causo gracia al alfa que ahora entendía un poco parte de la locura reflejada en el menor.

-- Bueno, ya basta de hablar -- palmeo a su lado de la cama -- quiero probar por última vez la polla de un alfa y más si es de uno tan sexy.

Sonrió, no debía tener empatía con un criminal, menos con uno que mato a tantas personas, no importa la mierda de vida que haya llevado.

-- ¿No quieres que te quite la cadena primero? -- el siguió el juego, llevando su nariz hacia la poca piel expuesto en el cuello.

Un sutil aroma a arándanos junto a la lamida en el cuello que le dio el omega, fue suficiente para prenderlo.

-- Digamos, que quiero probar unos cuantos fetiches, ¿Te parece? ¿Señor oficial?

Oh, que divertido seria esto.

Que se jodan los otros omegas, este maldito era una bestia en la cama.

Sus muñecas estaban encadenadas en la cabecera, su garganta dolía de los gritos y gemidos que soltaba, su cuerpo lleno de mordeduras y estaba siendo embestido sin piedad por el alfa que lo veía con un hambre digno de un carnívoro.

-- Mira que... eres un pequeño travieso, pequeño prisionero -- gruño Aiku saboreando el cómo la entrada del chico apretaba de forma deliciosa su pene -- te estoy prácticamente violando y tú en lugar de llorar, tus feromonas solo me enloquecen más y que decir de tu puto coño que parece que quiere ordeñarme.

No recuerda ya cuantas veces se corrió dentro, pero lejos de agotarse, el omega mantenía sus piernas enredadas a su cadera para que siguiera destruyéndolo.

-- Maldición... estoy seguro de que ya debes estar preñado de todo lo que me corri...

-- S-Si... gu- gustaría... be- be~... un bebe -- el omega tenía la mirada blanca mientras no dejaba de soltar saliva desde la punta de su lengua, completamente estimulado -- oh~... m-más... ¡A-Alfa~...!

Aiku entendía porque este chico tuvo tantos clientes, era tan delicioso tenerlo en ese estado... tan sumiso... tan provocativo... tan apetecible...

Sus dientes picaban, los colmillos estaban deseosos por marcar ese cuello, pero el collar de metal lo impedía, haciéndolo gruñir de forma inconsciente.

Siguió dejando marcar en el cuerpo ajeno, pero mientras más chupetones le dejaba, más eran sus ansias por marcarlo.

Aunque no dejaba de sentir que estaba pasando algo extraño, empezando porque el aroma del omega estaba comenzando a marearlo.

-- A-Alfa... ma- márcame... alfa...

Ahí estaba de nuevo, esa mirada de locura, pero también con la excitación del momento.

Y por alguna razón, el también cayó en esa misma locura.

O quizás eran sus propios instintos mezclados.

Un omega promiscuo que deseaba ser llenado hasta estar en la inconciencia y un alfa coqueto que hace tiempo no pasaba su celo con un omega.

Una mezcla perfecta para el desastre.

En algún momento quedo inconsciente, pero al momento de abrir sus ojos, no se esperaba ver al mismo omega vestido con un traje y al que se supone que era el juez mirándolo incluso algo sorprendido.

-- Vaya, despertaste mucho antes que otros alfas -- alago -- ¿No lo cansaste lo suficiente Yoichi?

El peliazul se rio entre dientes.

-- Nada que ver, solo que este alfa es el ideal, además que, si quiero que venga con nosotros, no puede estar tan cansado.

Eso termino por despertarlo.

-- ¡¿Ir con ustedes?!

-- Vaya, tiene energía.

-- Si, ¿Verdad? -- vuelve a reír el peliazul -- ¿No quieres? Si no puedo matarte aquí mismo, aunque mi omega se sentirá triste de asesinar al alfa que me marco y que seguramente ya me dejo con tres cachorros en el vientre.

La cabeza le dolía horrores, además de esas palabras que lo dejaron aún más confundido, eso hasta que noto que el chico no tenía el collar de metal, en su lugar tenía una marca fresca en la nuca.

Recién en ese momento sintió un sabor metálico en la boca.

-- Vayas instintos bestiales -- Yoichi lo miro con algo de burla -- destruiste el collar con tus propios colmillos y luego me dejaste esta marca como un verdadero animal... aunque en realidad eso me calentó.

-- Tú te calientas por todo Yoichi -- se burló su compañero.

Aiku estaba teniendo un ataque, ha marcado a un criminal como su pareja, al parecer estaba a merced de ser asesinado y que decir que, si sale de esta, muy probablemente ya no pueda ejercer como policía.

-- Ne, ne, ven con nosotros Oliver -- ofreció el omega -- ahora que estamos marcados, debes acerté cargo de mí y de tu futuro cachorro, no nos faltara nada -- sus ojos brillaban -- incluso ya nos esperan, viviremos al límite y sin ataduras... ¿Qué tu instinto no te pide alguna aventura emocionante?

No, no se lo pedía, pero había algo que, si tenía razón, de una u otra manera su instinto alfa le pediría estar cerca del omega y más que estaba asegurado que este cargaría con su cachorro.

-- ¿Y bien...?

Sus ojos se encuentran y por la sonrisa victoriosa del más pequeño, sabe cuál será su respuesta.

-- Al final parece que el policía, se dejó engatusar por este ladronzuelo.

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