16. Aroma artificial - OtoKara
Me gusta tu olor
-- ¡Soy un alfa! -- el pequeño niño grito feliz cuando leyó en voz alta los resultados de su prueba de casta.
El pequeño Karasu fue cargado por su padre, feliz de que su hijo fuera un alfa como él, su madre y hermana mayor también celebraron, pero sus celebraciones pararon cuando un aroma bastante dulce comenzó a invadir la habitación.
Las sonrisas se volvieron en muecas impresionadas cuando se dieron cuenta.
¿Por qué su hijo alfa tenía un aroma dulce?
-- Ne Karasu... ¿No sientes un aroma dulce? -- su nariz capto el delicioso aroma a fresa.
-- Ha?! ¿Otra vez estas delirando por la falta de mujeres? -- se burla el alfa -- Bobo.
Otoya tarareo con aburrimiento, pero sabe que olio algo, aunque poco después el aroma desapareció, quedando su aroma a cenizo y el de cedro de Karasu.
Pero siento que algo no estaba bien.
-- Quiero un batido de fresas...
Ese aroma en verdad lo dejo algo aturdido, tuvo mala suerte en convivir con puros alfas o betas y los muy pocos omegas que encontraba no eran muy de su gusto, además que él era team mujeres hasta la muerte.
Aunque si el omega tenía un aroma dulce, no le importaría, adoraba la sensación empalagosa y el tener cerca un olor tan delicioso.
Sin embargo, ese olor a fresas que lo tuvo cautivado por mucho tiempo no encontraba quien era el autor.
Ya estaban por ingresar a la siguiente fase de Blue Lock, pero seguía sin descubrir quién era el causante del adictivo olor.
-- ¿Qué haces? -- Karasu se apareció detrás de él, con un fuerte olor a cedro que le hizo formar una mueca -- has estado aquí dentro como casi media hora, ya hasta los mediocres el equipo están diciendo que te moriste aquí dentro.
Con el aburrimiento a mil, la única cosa que hizo fue lanzarle una cubeta de agua al chico.
-- ¡¿Qué te pasa imbécil?! -- Karasu termino escupiendo el agua que le había entrado a la boca.
-- ¡Carnavales~!
-- ¡Eso es en febrero...! ¡Y somos japoneses! -- siguió renegando y con grandes ansias de darle un puñetazo por idiota.
-- Itte -- a no esperen, ya se lo dio.
-- Te lo buscaste -- reclamo, sintiéndose frustrado por lo idiota que era este chico ninja -- dios, a veces me pones de los nervios debido a tus tonterías.
Eita no le contesto, algo que solo lo molesto más, pero cuando lo vio oliendo la habitación, se puso nervioso.
Su colonia con el aroma artificial a cedro se deshacía con el agua y el idiota lo había bañado por completo.
-- Ne Karasu...
El mencionado salió a paso rápido del baño, no sin antes lanzarle el cubo a la cabeza, intentando distraerlo.
Movió su cabeza a un lado para que no le saliera un chichón en la cabeza, además que no quería perder la consciencia, no cuando después de tanto tiempo volvió a oler el delicioso aroma de fresas que había percibido el primer día.
Sus ojos aburridos se dirigieron hacia la puerta donde su compañero había huido, el olor lo estaba siguiendo, tarareo interesado, sabiendo que Karasu era un alfa... tenía un aroma bastante dulzón.
-- Interesante...
Justo cuando había encontrado un ''omega'' prometedor, tan bonito que más parecía una chica.
-- Soy un alfa, idiota -- Chigiri le rompió el corazón de una manera que pocos pudieron.
-- Tarado -- se burló Karasu a su espalda -- hasta yo me di cuenta de que es un alfa, el único omega que tienes cerca es el chico brote, aunque parece que ya está siendo rondado por el número 1.
-- Si... lo está -- Chigiri lo secunda con algo de resentimiento.
Otoya no creyó que era para tanto, acercándose a Isagi Yoichi para siquiera indagar en el terreno.
-- Oe, fue un buen gol, brotecito -- murmura como saludo, logrando que el omega y los otros dos extras lo miren.
Uy... lo que paso después estaba en el Top de cosas más traumáticos que vivió Otoya.
Y eso que conoció a varios padres enojados en su corta vida, pero ninguno daba tanto miedo como Itoshi Rin marcando terreno.
-- Se lo advertimos -- rio Karasu con Chigiri asintiendo a su lado.
-- ¿No iras a salvarlo?
-- Nah~, que lo resuelva por sí solo.
-- Te lo dije, pero pareciera que la cabeza lo tienes de adorno, bobo.
-- Déjame ser Karasu... el omega estaba muy bonito.
-- Y muy cotizado -- murmura -- aunque debo admitirlo, bonito, pequeño, de olor bastante agradable, es obvio él porque es popular, lo raro es que no lo hayan marcado todavía.
-- ¿No te gusta también, Karasu?
-- ¿Y ser asesinado en el proceso? No gracias, además que los omegas como Isagi Yoichi no son mi tipo.
-- Los míos si, aunque prefiero a las mujeres de aroma dulce -- Otoya mira hacia el cielo, recordando algo -- tantas mujeres omegas... y yo aquí encerrado.
-- En cualquier momento puedes irte, ninja picaflor -- se burla el alfa -- ¿Sabes qué? Yo mejor me largo.
Otoya mira como Karasu se va lentamente, el aroma a cedro artificial seguía en el aire, pero desde que comenzó a entrenar su nariz, pudo percibir un leve olor a fresa que desprendía naturalmente del cuello del alfa.
Como el idiota que era, el ninja ignoro la vocecita en su cabeza y se lanzó hacia el más alto, aferrándose a la espalda ajena.
Karasu lo observo con duda, esto ya era extraño, incluso para él.
-- ¿Qué quieres aho-?
Las palabras se quedaron atoradas cuando sintió la nariz ajena aspirar su cuello sin pudor alguno, donde todas las miradas fueron hacia ellos.
-- Me gusta tu olor... deberías dejar de echarte ese aroma artificial -- susurro en su oído con coquetería -- aunque, pensándolo bien, me gusta ser el único que lo percibe... cuervito~.
POW
Desde lejos, vieron el cuerpo del alfa mujeriego caer con un enorme chichón y el cuervo astuto con un aura negra envolviéndolo, aunque Hiori, creyó ver un pequeño sonrojo en la punta de las orejas.
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