uno

    

  — Por favor, sé más cuidadoso con esa estatuilla.- dictaminó Jungkook una vez dentro su hogar.

     El joven empleado asintió, acomodó con suma delicadeza aquella escultura sobre la estantería de madera antigua. Hizo una breve reverencia, cosa que Jungkook no vio y salió de allí rápidamente.

     Todos conocían la poca paciencia que este tenía, y más si sus empleados carecían de deficiencia y habilidad, ¿Para qué los contrató? Jungkook dejó su teléfono de lado y desanudo la corbata sintiéndose más relajado, hoy no había sido un lindo día precisamente. Durante la reunión, hubo una sensación totalmente extraña, su lobo actuó muy inquieto y eso le molestó mucho.

     Desde que se presentó como alfa, que ha sabido mantener su lado animal en perfecto control, incluso en épocas de celo, rechistó dando un golpe sobre la mesa.

     — Oye, relájate ese pobre objeto no tiene culpa de tus malos ratos.- mencionó Namjoon desde lejos. Jungkook rodó los ojos e hizo caso omiso a lo dicho por su hermano mayor.

     — Cállate.- respondió sin más.

     Namjoon rió casi estallando a carcajadas, como beta no dudaba molestarlo cada vez que podía. Era como un fetiche que generó en él, ver a Jungkook enojado, daba una mezcla de ternura y un tanto de miedo. En fin, decidió entregarle unos documentos recientes y luego ir a su habitación, debía dormir un poco.

     — Que suerte que no poseo un lado animal, de lo contrario sería peor que tú.- dijo casi gritando— Por cierto.- se detuvo — Nayeon vendrá de visita, mamá y papá quieren ir a cenar y Yoongi-hyung pidió que no llegarás tarde mañana. Hasta aquí mi reportaje, Juan.- completó y antes de que su hermano largara una maldición, Namjoon corrió escaleras arriba riendo.

     El alfa frunció el ceño y rasco su sien exageradamente. La sensación dentro suyo aún no se iba, y eso que su celo apenas se fue hace unos días.

     — Maldición.- murmuró, darse una ducha no le vendría mal del todo, quizás así todo ese ahogo y desesperación se iría de él. queria suponer que sí.

     No perdió más tiempo, llevándose consigo los documentos y pertenencias, subió las escaleras dirigiéndose a su cuarto en dónde estaría por lo menos una hora.

     Estúpido lobo.

     Del otro lado de la ciudad, Sana y Momo acababan de llegar al apartamento de la mayor.

     — ¡Woah! Esto es increíble, Momoring.- chilló recorriendo todo el lugar.

     — Que bueno que te guste, Sana-chan.- sonrió dejando a un lado las maletas de Sana.

     Verla correr por todos lados como una niña, le alegraba mucho su corazón— Por cierto, ¿vives sola?— preguntó.

     Momo asintió. — En realidad vivo con mis bebés perrunos pero están con su abuela. Debo ir a buscarlos en dos horas.- mencionó.

     — Vaya, pues entonces mi deber es organizar un poquito mis cosas y acompañarte.

     — Sana-chan, debes estar cansada. Quédate aquí, yo volveré pronto.- sugirió. Sana hizo un puchero muy tierno, no le gustaba quedarse sola en casa, le aburría en demasía que siempre salía a caminar durante su estadía en Japón.

     — Iré, está decidido.- afirmó. — Enseñame mi cuarto.- comentó.

     Momo la guió hasta la segunda planta, mostrando por ende el segundo piso del mismo. Ayudó con las maletas, Sana quedó aún más impresionada.

     — Aquí está tu habitación.- sonrió al abrir la puerta, era imposible no chillar. la linda omega quedó más asombrada que las anteriores veces. — Lo decoré de acuerdo a tus gustos, Sana-ssi.

     La menor agradeció y abrazó a Momo por su esfuerzo y dedicación. No le haría ningún cambio, por el momento le gustaba tal como estaba. Es por ello que tumbó su maleta sobre la cama, abriendola, buscó entre tanta ropa, el regalo que compró para su amiga.

     — Ten, esto lo compré antes de venir. Espero te guste.- hizo entrega de una bolsita azul con brillantinas, Momo lo recibió gustosa. — Es un milagro que no se me haya extraviado o roto, sabes lo torpe que soy.- rió avergonzada.

     — ¿Qué es, Sana-chan?

     — No lo sabrás al menos que lo abras.- alentó.

     Momo miró de reojo el contenido de la bolsita, abrió despacio, encontrándose con un lindo peluche de perrito más unos atuendos para los cachorros de casa y un collar con patitas de perro.

     — Como eres una obsesionada hacía esos animales, me dije a mi misma que esto sería lo indicado para tí.- aclaró.

     La mayor negó totalmente agradecida. — Muchas gracias, Sana-ssi.

     Ambas omegas se abrazaron, luego de ello, se prepararían para ir de visita por la ciudad.

     — ¡Nayeon-ssi!- gritó el beta al ver a su hermana ingresar por la puerta. la misma sonrió ampliamente, extendió ambos brazos y recibió gustosa a Namjoon entre los mismos.

     — ¿Cómo has estado, Namjoon?- mencionó feliz de verlo otra vez.

     — Bien, más bien extrañando a mi hermana gruñona. No es fácil soportar al alfa bobo de Jungkook.- respondió sabiendo que este estaba detrás. ambos rieron cómplices, les encantaba molestarlo con respecto al humor que Jungkook llevaba incrustado en sus venas.

     — ¡No te preocupes que aquí llegó Nayeon al salvarte de las garras de ese alfa bobo!

     Jungkook suspiró aburrido y rodó los ojos. En verdad no podía creer en tener que lidiar con esos dos que hacían llamarse "hermanos". Típico de un virgo.

     — ¿No piensas saludar a tu hermana o esperabas una invitación?— habló la omega. — Ven aquí, también hay Nayeon para todos.- dijo divertida.

     — Déjalo, ha estado así debido a...

     Jungkook fulminó con la mirada a Namjoon y este guardó silencio. — No te quedes callado, si vas a contar el chisme, que sea completo.- Si, ambos eran muy unidos con respecto a las nuevas "actualizaciones" dentro de la familia.

     — No es nada, Namjoon exagera con sus tontas bromas que no causa ningún tipo de diversión.- mencionó cruzado de brazos.

     Nayeon negó, sabía perfectamente que el mayor de ellos no bromeaba y su sexto sentido le decía que algo ocurría con Jungkook. — De acuerdo, pero esto no se quedará así.- señaló a ambos. — ¿Listos?

     Namjoon y Jungkook no comprendieron. — ¿Listos para qué?- preguntó el menor.

     — ¿En serio lo preguntan?- estos asintieron. Nayeon bufó. — A la ciudad, reservé un puesto en la cafetería "Chilla's Coffee". Según me dijeron, venden los mejores pastelitos de Seúl, así que no hay tiempo que perder.- invitó a ambos a salir.

     Namjoon se encogió de hombros y salió primero, Jungkook lo dudó pero Nayeon no le dió tiempo a responder para jalarlo del brazo y arrastrarlo hacía la salida.

     "Debes ir, no hay tiempo que perder."

     El azabache no entendió a su lobo, ¿Qué quiso decir con ello?

     Por decisión de la omega, tomaron un taxi. Ninguno se opuso a ello, no les gustaba para nada cuando Nayeon se enoja.

     Daba miedo.

     — ¿Alguna razón en especial, hermanita?- exclamó Namjoon con ternura.

     — No, creo que no.- miró a Jungkook, este ni siquiera decía nada. — Sólo tengo un presentimiento de que vamos al lugar correcto.- susurró para Namjoon.

     El castaño vio en dirección a Jungkook y entendió el mensaje de Nayeon.

     Y esperaba que su presentimiento fuese correcto

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