diez
ㅤNi siquiera sabía por donde iba ni a que lugar me encaminaba, ya me encontraba lo suficientemente perdida a estas alturas. Suelo extraviarme seguido, desde que era una niña sufro ese problema de no recordar las calles con exactitud, me sorprendí a mi misma esa vez que pude "guiar" a Mingyu. Y ahora que lo recuerdo, me acompañó mi prima.
ㅤSuspiré rendida, de por sí, mi torpeza lo complica un poco. No tengo forma de comunicarme con Momo, mi teléfono lo había dejado en la mesita de noche. Apenas tengo para tomar un café, si es que eso es de consuelo, ni modo, deberé arreglarme sola como lo he hecho siempre.
ㅤ— Disculpe— necesitaba preguntar en que lugar estaba exactamente. La señora se detuvo junto a su cachorro, aclare mi voz para que mi coreano sea lo suficientemente entendible. — ¿Sabe que lugar es este?—
ㅤ— Está parada dentro del centro comercial Starfield Coex Mall—
¿Qué?, Abrí mi boca con frustración.
ㅤ— ¿Lo dice en serio?— pregunté incrédula. La mujer frente mío asiente.
ㅤ— ¿Es nueva en la ciudad?—
ㅤAsiento despeinando mi cabello con rabia, genial. No es lindo estar extraviada justamente en uno de los edificios más populares de Gangnam, mordí mi labio intentando aguantarme las ganas de llorar.
ㅤ— ¿Se encuentra bien, señorita?— el niño me mira, como si leyera mis pensamientos y en estos momentos lo único que deseo es morirme. Negué con una sonrisa completamente falsa. ¿Ahora que diablos haré?— Creo que debería sentarse.- dijo, la madre del niño guiandome a una banca cercana.
ㅤAllí pude descargar mi impotencia silenciosa. — Oiga, ¿tiene a alguien conocido aquí?- desvió mi mirada a la señora.
ㅤ— S-sí— respondo.
ㅤ— Tenga, es mejor que llame a esa persona y así viene por usted— sonríe ofreciéndome su teléfono.
ㅤEl alma volvió a mi ser, le agradezco mientras marco el número de Momo. Miro a la señora y ella me hace un ademán que puedo pararme. Sonrío, alejándome a una distancia correcta. Daba ocupado, bufo y vuelvo a llamarla. ¿Tanto dormía?, Fruncí mi ceño, ahora resulta que se le dio por dormir mucho hoy. Ya faltaba un cuarto para que el reloj llegue a las tres de la tarde. Definitivamente mataría a mi amiga, así podría descansar en paz de una buena vez.
ㅤLlamé cinco veces, y en ninguna atendió. Dejé de insistir, camine de nuevo a la señora y le entregué su teléfono.
ㅤ— ¿Pudo comunicarse?—
ㅤ— No...— pucheree triste, volviéndome a sentar de nuevo. — De todas formas, debo agradecerle por prestarme su móvil— inste por sacar dinero pero ella negó.
ㅤ— Conserve su dinero, señorita. Venga, quizás podamos hacer tiempo almorzando mientras su conocido se pone en contacto conmigo— invitó. Yo quise negarme, no quería aprovecharme de su amabilidad. Ya hizo suficiente con compadecerse de mí. — Insisto, no es lindo que una jovencita de su edad este perdida en una ciudad tan grande como Gangnam—
ㅤEl niño tomó mi mano, invitandome a que lo siguiera. — Vamos señorita bonita, acepte nuestra invitación— comenta, animado.
ㅤ¿Cómo negarme a tal petición? Era una ternura de niño. Suspiré y terminé aceptando, eso logró que este pequeño sonriera, yo igual. Es entonces que nos pusimos en marcha hacía uno de los tantos restaurantes que se encontraban en el segundo piso del centro comercial.
ㅤPor otro lado, Jungkook veía con molestia el caso reciente de un asesinato. Y no es que eso fuera un problema, ya había recaudado las pruebas necesarias para meter al acusado tras las rejas por un buen tiempo para no decir el resto de su miserable vida.
ㅤDesde que llegó a su despacho sintió una gran incomodidad dentro de sí. No entendía la razón de ello, quizás el poco dormir o los casos que se acumulaban día tras día. Era todo un reto ser el mejor abogado de su edad, Jungkook tenía claro que la competencia nunca faltaba, sin embargo eso no era un problema de cuál preocuparse.
ㅤ— Disculpe— su secretaria abrió la puerta, asomando su cabeza atrás de esta.— Su hermana se encuentra aquí, desea verlo— comentó.
ㅤEl pelinegro cerró la carpeta inmediatamente. — Dile que pase— pidió.
ㅤLa jóven asintió, abriendo del todo la puerta, dándole paso a Nayeon quién se lo agradeció.
ㅤ— ¿Desean un café?—
ㅤ— Un mocaccino para mí— responde Nayeon, sentándose. — Y un café sin azúcar para mi hermano— dijo.
ㅤ— Enseguida se los traigo.- cerró la puerta tras de ella, dejando a ambos hermanos a solas.
ㅤJungkook suspiró, tirando su cuerpo hacía atrás. Nayeon lo observó, dejando su bolso sobre el escritorio.
ㅤ— Te ves mal— cruza sus brazos.
ㅤ— Ni que lo digas— dice sobando su sien. — Desde que llegué aquí que me he sentido horrible- comenta.
ㅤ— ¿Y eso se debe a...—
ㅤ— No lo sé— responde.
ㅤSu lobo reclamaba constantemente, y ni Jungkook comprendía que este trataba de decirle algo. ¿Qué rayos le pasa?, Piensa.
ㅤ— Pensé que te tomarías el día libre— comenta Nayeon. — ¿No se supone que saldrías con Mingyu y esa chica de cabello rosa?—
ㅤFue entonces que Jungkook logró recordarlo, abriendo sus ojos sintiéndose un completo estúpido. ¿Cómo mierda lo olvidó?, No lo pensó mucho ya que llamó a Mingyu ante una Nayeon entre curiosa y molesta por lo olvidado que era su hermano menor.
ㅤ— ¿Jungkook?—
ㅤ— Mingyu, ¿se encuentra contigo, Sana Minatozaki?— preguntó.
ㅤ— De eso justamente quería hablar, tuve una reunión de urgencia con unos inversionistas chinos. Llamé a Sana pero no recibí respuesta alguna, fui a buscarla pero su amiga me mencionó que no se encontraba en el departamento y ahora la estamos buscando.
ㅤ— ¿Cómo que se perdió?— se levantó de su silla, golpeando la mesa de su escritorio, asustando a Nayeon.— Sí, lo entiendo. Iré enseguida— cortó, buscando su abrigo rápidamente. La castaña lo observó, pidiendo explicaciones. — Surgió un problema, Sana está perdida y creen que podría estar en algún centro comercial en Gangnam según el rastreo de llamada que Mingyu le hizo al teléfono de su amiga. Debo ir por ella, ¿vienes?— tomando las llaves de su auto y maletín.
ㅤNayeon al instante se puso de pie, asintiendo mientras ambos salían a toda prisa de la oficina de Jungkook.
ㅤ— Señorita Choi, avísale a hyung que tuve un percance y no podré asistir a la reunión— comentó hacia su secretaria quién llevaba dos tazas en una bandeja de plata.
ㅤ— Claro, joven Jeon— respondió.
ㅤJungkook y Nayeon corrieron hacía el auto del azabache. Bajaron en ascensor lo más pronto posible, allí sacándole el seguro al vehículo, subieron y ajustaron sus cinturones de seguridad para no perder otro minuto y dirigirse en busca de Sana.
ㅤEl alfa pelinegro se culpa por olvidar algo tan importante. Ahora entendía a su lobo, entendía que se molestó por ocupar su mente en otros asuntos menos considerables. Aprovechó el tránsito rápido, el bufete en el cual trabaja no quedaba tan lejos de su destino.
ㅤEsperaba que esa omega torpe se encontrará bien, de lo contrario, Jungkook cargaría con ese peso horrible durante el resto de su vida.
ㅤ“Maldita sea, espera por mí Sana”.
ㅤ— La encontraremos, tranquilo—
ㅤ— Eso espero— susurra sin expresión alguna que no sea preocupación. — Eso espero...— repitió.
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