Sobreviviendo al primer día; Capítulo 5.
Cuando la última clase terminó, el sol ya se estaba ocultando. Takemichi bostezó, intentando no dormirse mientras caminaba en compañía de Makoto a los dormitorios. Los pasillos seguían atestados de estudiantes, alfas y betas pasando el tiempo antes de irse a dormir.
Para su fortuna, había perdido a Mikey y a sus amigos alfas un par de horas antes. Cuando la única clase que compartían por el momento, se acabó, no obstante, perdió un par de años de vida por el estrés. Extrañaba a sus amigos.
Makoto lo miraba e intentaba darle ánimos en vano. Sus hombros estaban muy tensos.
— Takemichi, debes tener más cuidado. Usa más spray mañana o no salgas de tu habitación. Es peligroso.
— Lo sé, no entiendo porque Mikey-kun puede olerme, ¿Será su olfato súper desarrollado? — Ladeó su cabeza, preguntándose nuevamente porque ese alfa podía olerlo. Nadie más parecía afectado por su presencia, ni Makoto con el que llevaba años de conocerse.
Ese mismo día y cuando entraron a la clase de biología después de la comida, Mikey insistió en que se sentará a su lado. Takemichi se había detenido, mirando a su alrededor. Todos los asientos ocupados. Se encogió de hombros, disculpándose con Mikey, pero acabó abriendo su boca sorprendido cuando el alfa empujó al chico a su lado y lo mandó lejos.
— No hay excusas, Takemicchi.— Le señaló el asiento vacío.
Takemichi soltó un largo suspiró y no le quedó de otra. Miró en dirección al estudiante desahuciado de su lugar, disculpándose en voz baja.
— Gracias, Mikey-kun.— Y el alfa le sonrió por primera vez, el corazón de Takemichi se derritió. No podía enojarse con él y ese era un problema con el que debía lidiar.
Sin embargo, la siguiente media hora fue en demasía incómoda. Mikey no le quitó la mirada de encima. Takemichi sostuvo su cabeza al frente, con sus manos temblorosas jugueteando con su bolígrafo. No le devolvió la mirada ni una vez.
Mikey se rindió al aburrimiento y se quedó dormido, Takemichi pudo respirar tranquilo. Echó un vistazo a Draken, quien estaba sentado al otro lado, lo miró de vuelta, con una disculpa en sus labios. Mikey no solía comportarse de esa manera, usualmente todo le daba igual, siempre y cuando no fuesen dulces y peleas.
Y no, no le caía mal Mikey, al contrario, su omega estaba feliz con la presencia del alfa. Solo que no podía acostumbrarse, tenía que irse en una semana sin excusas.
Continuando con Makoto, poco a poco perdían el ruido y el gentío. Estaban subiendo en soledad las escaleras del edificio.
— Estás en problemas, nadie le dice que no a Mikey. Allí donde lo ves, es un alfa muy fuerte.
— ¿En serio? ¿Qué puedo hacer para quitármelo de encima? — Cuestionó preocupado, debía deshacerse de las tentaciones.
— Probablemente se olvide de ti está noche. Tengamos fe, mañana no te molestara.
— Eso espero, ¿Cuál es tu habitación? — Preguntó Takemichi, tratando de cambiar de tema. Estaba cansado.
— Es la número 320. Casi llegamos. — Makoto subió cada escalón, con Takemichi pisándole los talones.
— La mía queda un poco más lejos, quizá debería adelantarme. Quiero darme un baño antes de que mi compañero de cuarto llegue. — Soltó un suspiro agotado, pasar la noche con Sanzu era una pesadilla personal. El chico no había demostrado más que odio al verlo.
Y no tenía la menor idea de que había hecho para disgustarle tanto.
— Si te molesta golpealo, nunca has sido un omega débil.
Se detuvieron en el piso de Makoto, Takemichi haciendo pucheritos. No quería quedarse solo.
— Gracias por eso, pero es diferente aquí. Rodeado de puros alfas y betas.
— Ánimo, cualquier cosa que necesites vienes a mi habitación. Te haré espacio en mi cama.— Makoto palmeó su cabeza, antes de darse vuelta e irse. Takemichi se quedó se pie unos segundos, para luego seguir su propio camino.
Su piso estaba vacío, los pasillos silenciosos. Takemichi arrastró los pies hasta la puerta, abriendo con lentitud, se asomó, casi gimiendo de gusto al darse cuenta que su compañero de cuarto no había llegado aún.
Las luces estaban apagadas y el ruido inexistente. Cerró la puerta al entrar, deslizando su mano por el interruptor. Las luces se encendieron de golpe, dejando ver más detalladamente su dormitorio.
Ya tendría tiempo de organizar sus propias cosas.
Lo primero que hizo ante la comodidad y privacidad del dormitorio, fue ir al baño. Le echó un vistazo al pequeño cuartito, sonriendo por lo bajo. Los azulejos color crema, una ducha sencilla. Un pequeño estante pegado en la pared donde podía poner su champú y jabón, un gancho para las toallas.
Volvió a la habitación por su toalla del bolso y sus elementos básicos de aseo, ya que debía instalarlos en su propio lugarcito. En el baño solo estaban las cosas de Sanzu.
Luego de acomodar todo con calma, se quitó la ropa y se metió a la ducha. El agua caliente lo relajó a la primera, se quitó de encima la suciedad y el spray, ya que de todas formas nadie podría olerlo en caso de que se le escaparan feromonas. Su compañero era un beta.
Después de lo que parecieron largos minutos, Takemichi salió del baño con sus energías renovadas. Debía hacer tareas antes de dormir puesto que sus maestros ya le habían puestos actividades en su primer día.
Se colocó su ropa interior y solamente un pantalón de pijama, inclinándose para secar sus cabellos revueltos para luego ponerse su camisa, no quería empaparla de agua. Mientras lo hacía, Sanzu apareció, su semblante oculto tras la mascarilla.
— Buenas noches, compañero.— Saludó Takemichi, queriendo hacer las pases. Levantó su cabeza, sacudiendo su pelo. Le sonrió al beta, ganándose una mirada un tanto extraña.
Los ojos de su compañero se movieron desde sus pies, hasta su torso desnudo, donde se quedó fijo, como hipnotizado. Takemichi se dio cuenta y rápidamente se dio vuelta, poniéndose rojo como un tómate.
— Sigues aquí, pensé que había sido un error que me dieran un compañero.
— Lo siento... — Susurró con nerviosismo.
— No importa, hay una sola regla. No toques mis cosas.
— De acuerdo.— Terminó de secarse y se puso rápido su camisa. Sanzu dejó de mirarlo y se fue a su propia cama, Takemichi sintió la tensión insoportable, pero está vez no se dejaría amedrentar.
Tomando su mochila, se fue a la pequeña mesa de estudios, donde se sentó a hacer tareas.
De paso, sacó su móvil y envío un mensaje rápido a sus amigos, para decirles que había sobrevivido al primer día.
Takemichi: CHICOS, sobreviví. Respondan.
Yamagishi: Takemichi, estábamos preocupados. Makoto dejó de responder mis mensajes.
Akkun: Te extrañamos.
Takuya: Akkun está llorando por ti.
Takemichi: Aww, estoy bien. Tengo tarea que hacer, por si tardo en responder.
Yamagishi: Te llamaremos, pon el altavoz.
Takemichi: está bien, pero sean discretos que tengo compañero se habitación. Es un beta muy amargado.
Takemichi miró en dirección a Sanzu, suspirando aliviado al darse cuenta que el beta que estaba leyendo. No sería problema por el momento.
Al mismo tiempo, su móvil sonó, no le quedó de otra que contestar y ponerlo en alta voz.
— Cuéntanos todo, queremos los detalles.
— Oh cielos, hay tanto que contar. Está escuela es enorme y la comida es imposible de terminar, sirven como para tres personas.
— ¿De verdad? Vas a engordar.
— No lo digan, además eso no me preocupa. Conocí a un grupo de chicos, ¡Todos alfas!
— ¡¿Qué?! ¿Estás bien? ¿Y Makoto?
— Makoto estuvo conmigo todo el tiempo, estoy bien. Solo abrumado de tantas caras nuevas.
Takemichi cerró su cuaderno con pereza, levantándose para volver a su cama, se lanzó a la suavidad, casi ronroneando de gusto. Por fin descanso.
Quitó el altavoz, dándose vuelta hasta quedar bocaabajo, con sus pies suspendidos en el aire. Colocó la almohada bajo su cabeza, apoyando un costado.
— Debe ser muy difícil Takemichi, solo no te metas en problemas. Será difícil sacarte de allí entonces.
— No lo hago, lo prometo. Intenté pasar desapercibido, pero soy un imán de problemas.
— Eso ya lo sabemos...
Takemichi se imaginó a sus amigos asintiendo, estaba feliz de poder hablar con ellos. Continuó con la llamada, hasta que sus ojos empezaron a cerrarse. Alcanzó a despedirse, antes de dejarse llevar por el sueño. Lo último que vio, fue a su compañero yendo al baño. Lo demás fue confuso.
Takemichi sobrevivió a su primer día sin ser descubierto.
Buenas noches, casi madrugadas.
Espero estén bien, yo mejor. Muchísimo mejor, este capítulo creo que es un poco largo.
Gracias por leerme, ¡Y los votos!
¿Les gustó el nombre de la nueva pandilla de Takemichi? Yo lo amo. Paz y amor.
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