Draken; Capítulo 18.


Draken amaneció con muchas preguntas existenciales ese jueves, como por ejemplo, ¿Qué contaban las ovejas antes de dormir? ¿Por qué corremos cuándo llueve si adelante también llueve? ¿Si una piscina es Honda el mar es Toyota?

Y la más relevante era: ¿Qué tenía Takemicchi qué enloquecía a Mikey? 

Esa última pregunta era la que más rondaba su cabeza los últimos dos días.

Escupió en el lavabo la espuma de la pasta de diente, enjuagando su boca varias veces hasta asegurarse de que no quedara suciedad. Se miró en el espejo, palmeando sus pálidas mejillas  para despabilarse.

Mikey estaba actuando extraño. Esa mañana se levantó temprano y se bañó por su cuenta. Una semana antes, Draken debía hacer magia para sacar el culo de Mikey de la cama, obligarle a bañarse e ir a clases, ahora todas esas banales cosas las hacía solo, ya no lo necesitaba para nada.  Cualquier persona normal no se cuestionaría ese tipo de acciones, pero Draken necesitaba saber el secreto mejor guardado de Takemichi y usarlo a su favor para controlar al enano. 

Terminó de arreglarse y hacerse su trenza, acercándose a la cama por su mochila y la que Mikey dejó olvidada como siempre, luego miró el reloj puesto en la mesita de noche al lado de su cama y notó que aún era temprano. Si alcanzaba al dúo tendrían tiempo para ir a comer algo antes de la primera clase.

Con todo eso en mente, salió del dormitorio y cerró la puerta a sus espaldas. Un usualmente aburrido Sanzu salía de su propio cuarto saludándolo con un casi imperceptible cabeceo, Draken respondió de la misma forma. No tuvo que abrir la boca para decirle al rubio que dejará la puerta abierta, ya que eso fue exactamente lo que el chico hizo suponiendo que Draken iría por Mikey, pasó de largo y desapareció por los pasillos vacíos. 

Se acercó a la puerta segundos después, colocando su mano en el pomo para empujar la madera y entrar, sin embargo, se quedó inmóvil al escuchar los cuchicheos que provenían de dentro del dormitorio, era Mikey y Takemicchi. Normalmente no era un tipo chismoso, pero parecían tener una conversación muy seria.

"Takemicchi, quería disculparme por lo que pasó antes, ya sabes... Cuando me enteré de la verdad."

Draken alzó una ceja y pegó más la oreja a la puerta entreabierta. Hubo un sonido ahogado, un jadeo de sorpresa tal vez, Takemicchi titubeando nervioso.

¿Qué le  había hecho Mikey a Takemichi? ¿De cuál verdad hablaban?

"Oh... Mikey-kun, ya te perdone por eso", la respuesta de Takemichi dejó a Draken más confundido, intentando sacar sus propias conclusiones, pero nada, estaba en blanco. Sobre todo, ¿Desde cuándo Mikey se disculpaba por algo?

"¿Entonces por qué hoy me estás esquivando la mirada? ",  Mikey prosiguió y Draken estuvo tentado a abrir más la puerta para ver las expresiones de Takemichi y el enano. "Desde que llegué está mañana has estado un poco distante".

"¡Pero no es por eso, Mikey-kun, es por lo otro, fue un poco repentino."

Draken cada vez entendía menos a ese par, no había un contexto para esa conversación.

"¿Te arrepientes?", Preguntó Mikey en voz baja, casi un susurró, tenía un tinte desolado impropio de él, Draken sentía la tensión.

"No, no es eso... Solo que... No hagas ese tipo de preguntas, me avergüenzo más, Mikey-kun".

¿Qué le hizo Mikey a Takemichi? ¿Le robo los dulces?  eso era lo más probable, ya que el enano estuvo muy pegado a Takemichi después de verlo lleno de bocadillos.

A Draken se le iluminó una bombilla, ¡Los dulces! Ese debía ser el secreto de Takemichi. Mikey por fin debió descubrir donde los escondía, aunque eso también era un poco absurdo, ¿por qué Mikey era el único capaz de olerlo?

Draken estuvo tentado a dar media vuelta y marcharse, pero Mikey y Takemichi seguían hablando.

"Takemicchi, me gusta verte con la cara roja, eres tan adorable", confesó Mikey, haciendo que Draken rodará los ojos. Era un cursi de mierda.

"Por favor, Mikey-kun, ya estoy lo suficientemente apenado, aléjate que debe ir a clases, Draken-Kun debe estar esperando.", la cama rechinó cuando alguien se movió y Draken sintió el siseo de las sábanas al deslizarse por un cuerpo.

De repente el dormitorio quedó en silencio y Draken iba a abrir la puerta y ver que Mikey no estuviese molestando a Takemicchi, no obstante, alguien puso una mano en su hombro, asustándolo de muerte.

— Maldita sea.— Exclamó en voz baja para no alertar a Mikey, soltó el pomo de la puerta y se dio vuelta.

— No te imaginaba siendo una vieja chismosa, Draken. Qué vergüenza. 

— ¡Takashi! No es lo que parece.— Respondió avergonzado, apartando la mirada de la sonrisa sardónica de su amigo.  

— Ah no, estás espiando a Mikey, ¿acaso no es eso lo que hacías?

— Claro que no, solo venía por él, se me escapó temprano.

— ¿Ya está molestando a Takemicchi? — Preguntó el de cabellos lila, riendo divertido.— No debería ser novedad, desde que llego lo ha estado acosando, ¿por eso lo espías? 

— Sí, debo cuidar la integridad física de nuestro compañero beta, ¡Y no lo espío!— Carraspeó incómodo, y luego hizo lo que cualquiera haría en su situación, cambio de tema.— De todas formas, ¿Qué haces aquí?

— Mikey me pidió que le arreglará un uniforme. Venía a entregárselo. — Mitsuya  le mostró la bolsa que cargaba en su mano y Draken asintió lentamente. 

— Aún sigues con la costura, pensé que lo habías dejado.

— Nah, es lo que me gusta y lo que mejor me sale, no tengo planes de cambiar de profesión. 

— No es un trabajo de alfas, Takashi.— Murmuró,  sonriendo al ver como el rostro del chico se contraía  en una mueca.

 — No me importa. No tengo el porte fuerte y varonil tuyo. Señor macho alfa espía de amigos. 

— ¡Oye, ya te dije que no hacía eso!

— ¿Qué hacen? — Preguntó una nueva voz, haciendo que el dúo dejara de discutir y se volteara en cámara lenta, por todos los cielos, esperaba que no se hubiese delatado solo.

— Mikey... — Saludó Mitsuya y luego, con más suavidad se giró a Takemichi.— Takemicchi, hola.

El beta tenía las mejillas ruborizadas y estaba claramente nervioso, aún así respondió con amabilidad y una sonrisa ligera.

— Mitsuya-kun, Draken-kun, buenos días, qué sorpresa verlos a ambos aquí. 

— Oe, enano, ¡Deja de molestar a Takemicchi! — Mencionó por fin Draken al salir de su estupor inicial.

— No lo hago.— Dijo como si nada Mikey, Draken su contuvo  para no darle un manotazo, era un cínico descarado.—  En todo caso, ¿Qué hacen aquí?

— Vine a entregarte el uniforme.— Mitsuya intervino, entregándole la bolsa a Mikey.

— ¡Por fin! Voy a cambiarme, espérame aquí, Takemicchi.

Mikey entró a la habitación, dejando a Takemichi al cuidado de sus amigos. Draken se irguió y miró al beta de arriba a abajo, ¿Qué tenía de especial? ¿Sus ojos? ¿Qué parecía un omega?

— ¿Qué clases tienes ahora? — Draken habló, rompiendo el silencio que se formo de repente.

— Tenemos un par de horas libres, Makoto me informo que el maestro tuvo un contratiempo. Iremos a estudiar a la biblioteca un rato, quizá después nos encontremos.

— Ya veo, trata de no meterte en muchos problemas.

— No lo haré, Draken-kun. — Contestó Takemichi tranquilo, sin dejar de sonreírle. 

Mikey regresó minutos después, completamente cambiado. Juntos caminaron hacía la cafetería, aprovechando que aún era temprano para comer.

Draken no se perdió los toques "sutiles" entre la pareja, lo pegajosos y dulces que estaban siendo al hablar, el olor normalmente plano de Mikey tenía un ligero tinte de enamorado, cosa que lo extrañó aún más, si se suponía que Takemicchi tenía novia.

Hinata, ese era el nombre.

Draken tenía ahora muchas más dudas, quizá y más tarde llamaría a Emma y le preguntaría por su compañera de cuarto. Tenía el presentimiento que encontraría varias respuestas con esa llamada.

Y no, no era por ser entrometido, pero debía velar por Mikey y no dejaría que ni siquiera Takemichi lo lastimara cuando tuviese que volver con su novia.

Buenas noches, capítulo del día de San Valentín, bueno no. Algunos la pasamos más solos que la soledad (?)

Gracias por leerme. En verdad, gracias. Y por sus votos. Es muy significativo para mí.

Les deseo lo mejor, cuidense mucho y tomen agua.

Ya saben, si hay errores no duden en hacérmelo saber, estoy abierto a sugerencias.

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