Alfas y Omegas; capítulo 6.

Se acurrucó sobre la cama, fundiéndose con ahínco en las tibias mantas de algodón. Su rostro apoyado en la almohada con su boca ligeramente abierta, soltando pausadas respiraciones. Estaba tan relajado, que ni siquiera los movimientos de Sanzu lo despertaron. Flotaba en una nube de armonía y paz.

Pero, por supuesto lo bueno no dura para siempre y como si fuese una mala broma, el estridente ruido de una alarma cercana lo obligó a mover sus pesados párpados.

Esa alarma no era la suya, pensó, mientras estiraba sus manos fuera de la manta con pereza, un pie también se asomó, sin ser consciente en realidad de sus actos. Su mente todavía estaba dormida.

— Akkun, apágalo por favor, quiero dormir cinco minutos más.— Susurró Takemichi, dándose vuelta. La mitad de su manta se deslizó fuera de la cama, dejando al descubierto la mitad de su cuerpo. Su pijama arrugada se había doblado alrededor de su abdomen, mostrando su cintura esbelta y blanquecina, las pecas que manchaban sus costados, no hacían más que resaltar las curvas.

Sanzu que estaba de pie al lado de la cama de Takemichi, miró con interés el menudo cuerpo de su compañero, incapaz de apartar la vista de él. Aclaró su garganta cuando pudo, preguntando con la voz grave y con un toque de sorpresa.

— Uh, ¿Quién es Akkun? — Takemichi al escuchar eso, abrió los ojos de golpe y recordó dónde estaba, escuela alfa, habitación de Sanzu. Se levantó con una rapidez que no sabía que tenía, mareándose en el acto. Tuvo que apoyar sus manos en el colchón para no caerse al suelo.

Sanzu extendió sus manos hacía él, ayudándolo a incorporarse, pero rápidamente se apartó como si fuese peste. Takemichi no pudo ver su expresión por el cubrebocas, supuso que estaba molesto por tener que ayudarlo.

Vaciló en responder a su pregunta, tragando con la garganta seca.

— Es un amigo, ¿Ya te vas? — Dijo en voz baja y con temor, mirando la hora del reloj apoyado en su mesita, aún era temprano para ir a clases.

— ¿No es obvio? Arregla tu cama antes de salir.— Fue lo último que escuchó, antes de que el chico tomara distancia, abriera la puerta y saliera apurado, dejándolo solo.

¿Qué había sido eso?

Cada vez entendía menos a su compañero de cuarto.

Takemichi suspiró, estirando sus brazos y piernas para despertarse por completo. Su cabeza aún daba vueltas por levantarse tan repentinamente, pero se estaba recuperando.

— Es un grosero, insoportable.— Susurró, haciendo su cama sin ganas. Palmeó sus almohadas para darles forma, colocándolas en su lugar, luego sacó las cosas de su mochila y dejó algunas en su pequeño armario incluyendo sus píldoras y el spray.

Lo siguiente fue su baño. Tarareó en la ducha, echándose una buena cantidad de champú en el cabello.- Hoy será un mejor día, evitaré a Mikey y a sus amigos, yo puedo. Yo soy Takemichi y nada me da miedo.- Su voz cantarina, resonó en los azulejos, el agua llevándose la espuma. Nada podía arruinar su buen humor.

Iría a clases, comería en silencio con Makoto y volvería a su dormitorio, tal vez acompañe a Makoto al suyo. Pocas opciones, pero que definitivamente matarían su aburrimiento.

No podría hablar con sus amigos como de costumbre, ya que ellos tendrían un horario distinto al de él, se conformaría con los mensajes casuales. Solo una semana, faltaban seis días para volver a su vida normal.

Se colocó su uniforme que descansaba en un gancho al lado de su cama, arreglándose nuevamente el cabello. Se miró en el espejo una última vez, dándose nuevamente ánimos a sí mismo.

Evitar a Mikey, sobrevivir la semana.

— Solo debo mantenerme en las sombras, evitar a Mikey-kun, ¿Qué tan difícil puede ser? — Repitió, tomando su mochila de la cama, yendo hacía la puerta.

Tomó un poco de aire y volvió a repetirse que todo estaría bien, antes de tomar el pomo y abrir.

— Evitarlo, solo evitarlo. — Como una mantra, los labios de Takemichi se movían por si solos. Dio un paso fuera de la habitación y al darse vuelta después de cerrar la puerta, soltó un grito nada masculino por la sorpresa y el horror.

— ¡Mikey-kun...!

Mikey salía de su propio dormitorio, renegando hacía Draken por despertarlo tan temprano. Ni siquiera la comida era una buena excusa para madrugar a las ocho de la mañana.

Al dar un paso fuera del cuarto, quedó atónito al ver Takemichi allí. El beta lo estaba mirando con pena, como si hubiese visto a un fantasma. Mikey simplemente sonrió, mostrando sus blancos dientes.

— Takemicchi, qué sorpresa.

— Mikey-kun...

— Takemicchi.

— Mikey-kun, ¿Qué hacías en la habitación del frente? — Preguntó Takemichi al recuperarse de la impresión inicial. Sus mejillas estaban cálidas por la vergüenza. Probablemente estaba exagerando sus reacciones de nuevo.

— Oh, es mi habitación, ¿Por qué sales de la de Sanzu?

— Es mi habitación. — Respondió el omega como si nada.

— ¡Genial! Somos vecinos, qué suerte la nuestra, ¿No crees? Me preguntaba a dónde te habías ido ayer.

Takemichi gimió, llevando su diestra a su rostro. No podía ser cierto.

— Eso creo, la vida me ama.— Susurró con sarcasmo, retrocediendo lentamente.—  Tuve que ir a otras clases, ya sabes... Soy un beta muy ocupado.

— Ya lo creo, ven aquí.— Mikey extendió sus brazos hacía Takemichi, dispuesto a abrazarlo, estaba feliz de volver a verlo, algo inusual en el alfa que con solo una mirada espantaba a todos. Alguien lo tomó del cuello de la camisa y lo mantuvo bien lejos de Takemichi.

— Mikey, recuerda mantener la distancia, su espacio personal, no seas un salvaje.

— Kenchin, qué aguafiestas. Takemicchi y yo estamos celebrando que somos vecinos. Es compañero de Sanzu.

— ¿En realidad? — Preguntó el alfa más alto, mostrando un atisbo de sonrisa.— Buenos días, Takemicchi. No pensé que Sanzu tendría compañero. No sé si felicitarte o pedirte que tengas cuidado.

— Acepto ambas cosas.— Respondió compungido el omega, sus brazos cayendo a sus costados.

— ¿Nos vamos? Pasaremos por algo de comer antes de la primera clase.— Draken empezó a caminar, siendo seguido por Mikey y Takemichi.

Mikey seguía mirándolo, pero ya no volvió a mencionar su olor. Seguramente lo de ayer había sido un error. Estaba un poco más tranquilo, aunque su panza no opinara lo mismo. Parecía que tenía un montón de mariposas revoloteando.

No vio a Makoto por ningún lado, ni siquiera cuando cruzaron por su piso. Debía encontrarlo antes que nada, pero no podía deshacerse de sus nuevos amigos. Se le unieron algunos rostros conocidos y otros que no recordaba de ayer. Al parecer Mikey y Draken eran muy populares.

— ¿Vas a comer algo, Takemicchi? — Preguntó Mikey, llevándose a la boca un dorayaki que Draken había comprado para él.

Takemichi no tenía mucho apetito, pero acabó pidiendo un jugo y una manzana. — Con esto será suficiente para mí. — Señaló.

— No vas a sobrevivir en esta escuela si solo comes eso.- Agrego Draken.

— Estaré bien, de todos modos no tengo mucha hambre.— Guardó la fruta en su mochila, dándole solo la oportunidad al jugo. Tenía un poco de sed.

— Creo que tenemos otra clase compartida, así que vamos.— Sin esperar respuesta, el grupo se llevó a Takemichi consigo. El omega no hizo más que rezar por un poco de paz y estabilidad mental.

Estaba jodido.

Buenas noches, actualización que les debía.

Espero que les guste. Por fin está tomando un poco de forma la historia.

Gracias por leerme y los votos. Pasamos el 1k de lectura. Los quiero muchísimo.

Por ciertooo, la pregunta de hoy, ¿Qué les pareció la camiseta de los TW? Personalmente la amo.

Cualquier error o sugerencia no duden en decirme. Me ayudan sus críticas.

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