nervios
El mayor de los hermanos Rivera, quien a pesar de su gran e indudable talento, no podía en cada presentación evitar el sentir nervios, cada vez al ser un público más grande, era más las ganas de vomitar o de desmayo en el joven.
Sus horarios eran exigentes, a pesar de tener 20 años, siendo uno de los más jóvenes, ricos, talentosos y humildes músicos de el hermoso país, el mexicano no podía evitar sentir que necesitaba un respiro, tener dos o tres presentaciones a la semana más aparte sus estudios era agotador, en todo sentido, pero era su sueño, un poco más y podría alcanzar a ser reconocido internacionalmente, los países de Sudamérica ya tenían un ligero conocimiento de la existencia del joven alfa, claro que sí.
Al tener un público más grande el moreno buscaba enfocarse más en su trabajo, dar lo mejor de sí mismo.
-Mañana tienes una presentación, sólo una, debes practicar para tu presentación escolar en la zona cultural de la Ciudad Universitaria, tendrás el día libre con tus amigos, como cualquier universitario -habló amablemente la beta y representante del joven-, por cierto, habrá una exposición de ciencias antes de la cultural ¿Llevarás a tu hermana como le habías prometido o le damos otra muñeca?- habló sería la joven.
Había tantas cosas que el moreno había quedado en hacer con su hermosa y pequeña hermana menor, que al final nunca lograba cumplir, como modo de disculpa siempre le mandaba una muñeca de porcelana, realmente hermosa, pero ya podía decirse que era una colección la que la joven mexicana tenía.
¿La razón del porque nunca cumplía su promesa? el buscar ser suficiente para su público, la inseguridad en el moreno era realmente alarmante.
-No, quiero ir con ella a la exposición, aún si no entiendo nada, ella sí, ama la ciencia, mínimo debo intentar reparar mis errores-murmuró desanimado el joven, era el peor hermano mayor.
-Así se habla Rivera, ahora ve a casa, debes ducharte y descansar para mañana temprano, además de darle la noticia a Coquito, saluda a tus padres de mi parte -el mexicano al ser casi corrido de aquel teatro donde fue su presentación, caminó en silencio, estaba cumpliendo su sueño y se sentía feliz, aun así, el miedo de todo lo que pasaba, el no ser suficiente para su público, le aterraba y lo hacía dudar.
Las palabras de su madre también lo preocupaban, era cierto, tenía veinte, también el buscar una esposa, su omega, claro para el mexicano no era necesario, sus padres apoyaban eso, pero el resto de su familia no lo aceptaba, así que debía también ser suficiente para su familia.
Un suspiro cansado acompañó su caminata hasta llegar a su "hogar" de esta ciudad, sus padres y sus hermanos habían acompañado al joven músico a la Ciudad de México a cumplir su sueño, iniciando por sus estudios en la hermosa y grandiosa escuela "INBA" la cual no debía decirse que le costó mucho trabajo entrar, pero lo había conseguido y estaba orgulloso.
A pesar de no ser parte de la "UNAM" ambas instituciones a veces se reunían para hacer un evento cultural para mostrar a la población y a los turistas la variedad y el talento que poseían los jóvenes mexicanos, está vez no sería la excepción. Sólo que ahora también habría una exposición de ciencias, dos eventos, siendo polos opuestos en un mismo lugar.
-Ya vine -avisó el joven al entrar, mirando a sus padres durmiendo en el sillón, paso de largo subiendo y encontrar a su hermanita haciendo quien sabe qué cosa-. ¿Qué haces Coquito? -habló feliz mirando a su hermanita.
-¡MIGUEL!-la voz animada de la pequeña fue lo único que necesito el joven para sentir tranquilidad-. Estoy haciendo un pequeño robot está unido magnéticamente así que es casi imposible que se destruya-sonrió orgullosa mirando que al momento de encenderlo se desparramo en el suelo-, aún debo mejorarlo, pero tengo las bases -de verdad que el moreno no entendía ni pio, pero el ver a su hermanita así de feliz le hacía sentir lo mismo -, por cierto, Marco ya llego y está dormido, dijo que se sentía medio muerto.
-En un rato lo veo, te tengo una sorpresa, el sábado iremos a la exposición de ciencias, después yo tengo mi presentación, pero al menos podremos estar toda la mañana y tarde ahí -sonrió mirando y admirando los brillantes ojitos de su hermana menor, esas expresiones valían la pena
-¿ENSERIO? ¡GRACIAS!-la emoción en la pequeña no era para menos, realmente eran unas de las cosas que la menor más amaba, la ciencia, robótica y tiempo con su increíble hermano mayor-. ¡Sera el mejor día!
......
-¿Me dices a donde vamos Tadashi? no conocemos esta ciudad por si lo olvidabas -habló un enojado y cansado omega, quien por evitar que su hermano fuese sólo a quien sabe dónde, lo acompañó, vaya que se arrepentía en este momento de no estar en el hotel haciendo nada -. ¿Entonces?
-Tranquilo bebé, sólo vamos a buscar algo, tengo GPS, soy un nerd ¿recuerdas? -habló feliz el azabache mayor caminando junto a su hermanito, esa no era una respuesta que tranquilizara al menor.
-Rayos, mínimo dime que buscamos para adelantar esto -murmuró rendido el menor de los hermanos
-Tacos -habló sonriente, quería probar los verdaderos tacos mexicanos, sabía que no eran como los había en Sanfransokyo, así que deseaba probarlos
-Es una broma ¿no? -murmuró enojado el más bajo, veinte minutos caminando en dirección a quien sabe donde por ¡Tacos!-. Me voy al hotel.
-Nada Hiro, no estarás sólo en una ciudad que no conocemos, mira, ahí están, los llevaremos al hotel, ahí cenaremos con los otros, andando- sin tener más remedio, el más bajo se dejó guiar por su hermano, claro que no iba a negar que sea de lo que sean esos "tacos" realmente olían bien, despertando así el hambre de ambos Hamada.
......
-¡Esto no parece un taco! está aguado -se quejó el rubio intentando que su taco no se destruyera -. Es un insulto
-Realmente saben mejor que los que venden en casa, pero tienen mucha grasa -habló el menor del grupo comiendo, nueva comida favorita desbloqueada.
-Estoy de acuerdo con Hiro -habló la omega rubia mirando a sus amigos -, pero es bueno probar.
-Extrañamente estoy de acuerdo con Fred, demasiada grasa para pequeños tacos-siguió el moreno mirando como los omegas más bajos parecían disfrutar mucho eso.
-Bueno, al parecer aquí hay más comida que nada, así que será divertido probar todo lo que podamos -el Hamada mayor se recargo en la pared mirando a sus amigos, aún en su mente estaba la pregunta ¿Qué es lo que había pasado después del accidente?
-Haremos el intento, nadie come más que Fred y Hiro, intentaremos seguirles el paso -sonrió la rubia abrazando al más joven, ella actuaba como madre para el menor, quien, sin poder evitarlo actuaba cómo cachorro junto a ella y la coreana.
-Dejemos de hablar de comida que aún no sé qué es, ¿Qué se supone que tenemos que hacer mañana? -preguntó el rubio bebiendo el jugo más delicioso que ha probado en su vida "Boing de mango"
-Mañana tenemos que ir a "rectoría" en Ciudad Universitaria, ahí nos esperará un profesor, al parecer iremos a..., no recuerdo el nombre, para inscribirnos y preparar todo, mañana es la apertura de las exposiciones -contestó feliz la rubia mirando a sus amigos-, también durante las noches habrá eventos culturales, a partir de las seis, podemos quedarnos a ver, sería divertido ¿podemos?
Todo el equipo miró a la chica tan emocionada y expresión alegre, nadie, nunca, pero nunca, podía decirle "no" a la joven.
-Claro Honey-respondió el mayor de los Hamada abrazando a su hermanito, quien claramente su cara decía "quiero irme".
......
-Bien hecho Miguel, Marco, están bien coordinados y sus voces son increíbles, pero tienen que mover más la cadera, sé que les da pena, pero tienen que demostrar que realmente es una invitación a que bailen.
El instructor de baile y canto de ambos jóvenes intentaba que ellos se expresaran mejor, claro, eran buenos bailarines como la gran mayoría de los mexicanos, pero al ser un bolero debían hacer que al público le dieran ganas de bailar, ¿Cómo lo harían si ellos no mostraban la invitación?
-Inténtenlo, piensa que tú vas a seducir a tu omega y tú a tu alfa- eso había sido un golpe bajo para ambos, ya que en primera estaban más solos que un perro, segunda ni siquiera habían conocido a alguien y en tercera habían fallado como músicos mexicanos al no moverse como deberían-, intentémoslo una vez más, la presentación es mañana, si no logran mover la cadera como se debe, deberán vestir con la ropa de sus compañeras, andando.
Qué bonita forma de dar ánimos y que realmente dio resultados.
......
-¿Qué miras Hiro?- el mayor de los Hamada miro hacia donde veía su hermano, varios jóvenes ensayando, bailando y tocando instrumentos -, que increíble ¿No, Hiro?
-Habrán muchos alfas-susurró el menor siendo abrazado de inmediato por su hermano-, no te vas a separar de mí ¿verdad?
-Nunca bebé, ahora vamos a inscribirnos, hay que demostrar que es mejor la ciencia que la música -eso ánimo a su hermano, ser competitivo iba en la sangre de los Hamada.
...
-¿Estás bien wey? -el moreno miró a su hermano alfa quien estaba desorientado mirando a todos lados, tan sólo hace unos segundos había sentido una mirada muy penetrante sobre él-, ¿Miguel?
-Simón, sólo me distraje, ¿mañana vienes conmigo y con Coco? me encanta estar con ella, pero contigo a mi lado no me sentiré tan imbécil al escucharla hablar de cosas que no entiendo -murmuró el mexicano menor.
-Simón, aunque seremos dos imbéciles sin entender lo que su hermanita de siete años dice -otro suspiro de derrota salió de los jóvenes-, espera, ¿tiene siete u ocho?
-No tengo idea, creo que ocho...yo tenía doce cuando nació -murmuró recordando, que lindo había sido ese momento, cuando coquito no destruía electrodomésticos para ver cómo funcionaban.
-Bueno, hay que preguntarle de forma sutil-el mayor de los hermanos sonrió a el otro, vaya desmadre se haría si su hermanita se enteraba que no sabían su edad.
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