La tuya por si acaso
Pov Miguel
—¿Terminamos? —pregunté a mi hermano quien al igual que yo estaba medio muerto recargado en el escenario, todo el desmadre había terminado cerca de las dos de la mañana, hoy era mi día libre en el trabajo, pero era un día de ser universitario, en resumen, de los eventos del día de hoy debía hacer trabajos, composición musical, simón, ¡voy a descubrirla escuchando sólo una vez la nota!, no mamen profes.
—Espero que sí, tengo sueño, les doy mi bendición a los weyes que les toca tocar hoy y mañana—sonreí asintiendo, debíamos encontrar la forma de rechazar una presentación aquí.
—Necesito comida —susurré mirando a mi hermano quien estaba en las mismas —vamos, quiero un tamal —ambos empezamos a caminar, al no ser estudiantes de aquí era confuso, pero mínimo lográbamos salir a periférico sin pedos.
—Por cierto, ¿ya te relajaste con lo de ayer? —miré a otro lado y asentir, realmente no estaba seguro, pero mientras no viera al chino ese todo estaría bien.
—Simón, mientras nos alejemos de las exposiciones de ciencias todo va a estar vergas—murmuré bostezando, quería irme a dormir a mi casa.
—¿Realmente crees que es por el wey ese? —miré a mi hermano y encogerme de hombros, relacionaba al chino ese con mis cambios, cuando lo vi empezó todo.
—Si no pues es mejor prevenir que lamentar —murmuré caminando hasta llegar a un glorioso y precioso puesto de tamales, ahí estaba nuestro desayuno.
...
—Vamos Miguel, será divertido —miré a mis amigos, realmente si tenía amigos pendejos —, no seas así, culo si no
—Chingada madre, vamos pues —murmuré enojado —estúpido chisguete me las vas a pagar —susurré caminando con él, mi hermano, dos chicas que no conocía, pero eran amigas de Leo y otra chica que era amiga de Marco y mía, pero ahora mismo su cercanía me incomodaba —a todo esto, era alejarnos de aquí, pero ¿a dónde vamos?
—No tengo idea, caminar solamente a ver a donde llegamos, como siempre —miré a Leo y sonreír, era verdad.
Mi sonrisa se fue esfumando, notando a donde nos dirigíamos, ¡¿no podíamos ir por unas micheladas mejor?!, intenté mirar a otro lado, una distracción, no quería volver a acercarme
—Mira we, hay una máquina de palomitas —¿así de estúpidos nos vimos Marco y yo, ayer? teniendo tantos inventos nos emocionábamos por la máquina de palomitas, que bueno que somos amigos.
—¡Ven Miguelin! —sin darme cuenta estaba siendo jalado por mi amiga, normalmente no me molestaba, pero desde que se pagaba mucho a mí y soltaba su aroma era incómoda la situación, ahora con mi duda si mi descontrol era por el chino de ayer peor tantito—, hay exposiciones geniales, trataré de ver todo lo posible para hablar con Coquito —que triste sería arruinar su esperanza al decirle que Coquito ya vio cada cosa en esta exposición y que por más que lo intente no entenderá nada.
Llegamos al lugar que menos quería llegar, volviendo a cruzar mi mirada con la del chino, por alguna razón se veía más bonito que ayer, no sé qué vergas me pasaba, pero no iba a negar eso.
Su cara de enojo me hizo ver lo mismo que el, mi mano siendo sujetada por mi amiga mientras me jalaba "ay wey"
—Oye, enserio, creo que es mejor volver —me detuve causando que ella también—, es mi único día libre y realmente quiero acabar los pendientes que tengo
—Lo entiendo, realmente lo hago, pero como tu único día libre deberías divertirte Miguel, haces muchas cosas, intenta dejar de buscar ser lo que otros quieren que seas y sólo diviértete, vamos —no podía negar nada de eso, pero realmente no me sentía cómodo, menos ahora que sentía la mirada penetrante del chino que me hizo detenerme—, ¿ahora qué pasa?
—Nada, sólo necesito algo, espera- sonreí huyendo básicamente, llegando donde estaba el chino y digo estaba porque ya no—, rayos —susurré caminando a buscarlo, debía saber si era por él y segunda cómo cuartada perfecta, decirle que Coquito quería algo de él... ¿su celular servirá?—, ahí está el wey
Me acerqué con cuidado, cada vez que me acercaba más podía notar que realmente era chaparro... mucho, aun así, parecía que su cuerpo estaba muy bien desarrollado.
—Ah...hola, este...—él se giró rápido separándose de mí, en efecto era este wey quien me ponía pendejo y de malas—, hola...—enserio Miguel, eso ya lo dijiste
—Hola...-su voz, ¡la puta madre su voz!, sentí mi cara caliente mientras miraba sus ojos, ¡concéntrate, Rivera!
—Perdón, no quiero molestar, ¿recuerdas a mi hermana? —al mirar que asentía y se relajaba yo intenté lo mismo, puedes hacerlo wey —ella..., bueno yo estaré hoy aquí por un trabajo escolar, me pidió si podía conseguir tu número de celular para que ella se comunicará contigo, claro si no tienes molestia
Pinche mentirota que me estaba aventando, pero por alguna razón sería un buen chantaje a la mocosa.
—Claro... ¿tienes donde apuntar? —asentí sacando mi cuaderno, una pluma y dársela, el pequeño roce de sus manitas fue suficiente, simón, súper recontra confirmado, era este chino el causante de todo -, aquí tienes ah...
—Miguel, soy Miguel Rivera, un gusto, pa'servirle —sonreí emocionado, parecía un niño chiquito, pero es que el vato si es bien adorable más con esa sudadera toda gigante para su cuerpo
—Claro, saluda a Socorro por mí —asentí tomando de regreso la pluma y el cuaderno y guardarlo, no sabía que más decir, pero quería encontrar algo más para hablar —, ¿eso es todo?
—¿Eh? sí, eso... eso es todo —sonreí mirando a otro lado, aun así, ninguno se movió
—Tu omega viene —miré sus ojos confundido y ver a quien se refería
—Bueno, en primera no es mi omega, es una amiga y segunda, patitas pa' que las quiero—sin esperar nada tomé la mano del chino y correr alejándonos, primero escaparía de la empalagosa de mi amiga y segunda dejaría que el chino me golpeara, sentía su aroma de enojo y ¿miedo?
Corrimos hasta alejarnos un poco de las exposiciones donde logré recuperar el aire y el chino también
—¡¿Qué te sucede?!—miré al chino quien realmente estaba encabronado —¡Si tienes problemas con esa tipa es tu asunto, no me metas a mí!
—Perdón, perdón, no era mi intención, lo juro —junté mis manos en forma de súplica y mirarlo atento—, perdón chino
—¡No soy chino! y en segunda cantante, más vale que me vayas a dejar de donde me sacaste, porque no pienso regresar solo —miré atento al chico frente mío, vaya carácter del demonio que tenía, me agradaba
—Te llevaré, lo prometo, pero primero que ella se quite de la entrada —sonreí apenado aún escondido
—No puede ser posible —escuché su voz y verlo de reojo, acariciaba el puente de su nariz, causando una sonrisa de burla en mí—, ¿qué te da risa Rivera?
—Nada, sólo que pareces un gatito enojado—sentí un golpe en mi costilla, vaya que pagaba fuerte —, ya, no te enojes, sólo esperemos, no debe tardar en irse.
—Eso espero, por si lo olvidas yo estoy trabajando —miré atento sus ojos, su ceño estaba fruncido, realmente parecía un niño pequeño, incluso me recordaba a Coco cuando hacía berrinche, a pesar de eso, había algo que me obligaba a acercarme un poco, sólo un poco—, ¿qué haces? —al notar que su aroma empezaba a mostrar pánico me aleje rápidamente y recargarme en el árbol
—Lo siento, no quería asustarte perdón, puedes golpearme si quieres —miré atento, tenía las mejillas rojas y sus piernas temblaban—, de verdad lo siento, no quería ponerte mal, perdón—, me acerqué con cuidado y acercarlo a mí, lo abrace de forma protectora, no quería asustarlo—, perdóname
Fin pov Miguel
El más bajo al sentir el contacto con el chico frente suyo empezó a temblar, sentía un poco, bueno, mucho pánico, separando de un golpe al moreno, bendita la hora que tuvo que aprender a pelear por ser un superhéroe.
—A la madre, pinche chino, tienes la mano dura —el más bajo se quedó confundido mirando a otro lado, tenía pánico, pero sabía que estaría peor si se acercaba a las carpas solo, en busca de su hermano—, lo siento ...de verdad no quería que esto pasara, perdón ¿va?
—Llévame de regreso, ¡ahora Rivera! —sin poder negarse o siquiera pensar el moreno asintió llevando al azabache mayor, aquel pequeño omega había domado al joven músico.
Eso en presencia de su hermano y su amigo, tenían algo con que molestar al moreno, mientras que este llevaba al más bajo, ignorando todo y a todos, incluyendo a la chica quien empezaba a reclamar, tomando la mano del omega a su lado, de una u otra forma se estaba auto nombrando alfa del japo-americano, a pesar de que este último sólo quería esconderse en el pecho de su hermano o de Honey, era un cachorro asustado.
No iba a negar que la mano del moreno le daba tranquilidad y que se sentía ¿feliz?,¿emocionado?, que el moreno ignorara a la chica y lo pusiera antes a él, pero por el momento eso pasaba a segundo plano.
—¡Hiro! aquí estás —el mayor de los Hamada se acercó rápido a su hermano, aunque en un movimiento instintivo el moreno acercó al más bajo hacia él separando a los dos jóvenes, la mirada del mayor de los hermanos había sido de sorpresa y luego había cambiado a enojo, era su pequeño hermano al que tenía en brazos.
—¡Ah! lo siento—al darse cuenta de lo que había hecho, de cómo la había cagado, se separó del azabache quien de inmediato fue envuelto en los brazos de su hermano—, perdón
—¿Estás bien Hiro? —el más bajo sólo asintió volviendo a ser envuelto por su hermano y su aroma protector, Hiro aún podía ser un cachorro para el grupo, así que en teoría era territorio del alfa de Tadashi.
El grupo de amigos quienes habían visto ese pequeño acto estaban alerta, no sólo para cuidar al menor, si no para evitar que, en un acto de hermano protector y celoso, el mayor golpeara al moreno
—Lo siento, no fue mi intención, perdón —el moreno miraba a ambos hermanos, sentía pánico y al mismo tiempo el enojo estaba volviendo, no se sentía nada cómodo viendo al más bajo en los brazos de otro alfa.
—No te voy a lastimar, pero prefiero que te mantengas lejos de mi hermano —tanto el moreno como los tres chismosos que lo acompañaban a su espalda sintieron un escalofrío recorrerlos, era una amenaza escondida, más le valía al Rivera menor hacer caso.
......
—Ya les dije que me encuentro bien, chicos basta, estoy bien, no es necesario, ahora ¡¿pueden dejar de rodearme?!—el menor del grupo se había recuperado después de un rato, desde el momento que el moreno se fue, más obligado que por gusto, el grupo de genios no apartaba la vista del menor en ningún momento, además de que habían hecho una improvisada celda con sus cuerpos, el Hamada menor estaba atrapado —, ¡Ya!, me sofocan
—¡Esto no habría pasado si te hubieses quedado en el hotel! —el enojo del mayor de los hermanos era muy notorio, algo raro en él
—¡Pues esto no habría pasado si no me hubieran obligado a venir y me dejaban en casa! —el silencio que se quedó en el grupo era por una sola cosa, punto para Hiro.
—No te iba a dejar solo en Sanfransokyo, no si no iba a estar ahí para cuidarte, por eso te traje, pero mínimo te hubieras quedado cerca y no irte a no sé dónde—había una disputa entre hermanos, algo raro de ver, normalmente el Hamada mayor le daba la razón al menor y se evitaban estas cosas, al parecer esta vez no sería así.
—Estaba justo alado, que ese tipo me haya jalado porque estábamos hablando y una tipa loca lo seguía fue muy diferente, él me trajo aquí en cuanto me puse mal, técnicamente no fue mi culpa—afortunadamente para el grupo de héroes era su descanso, así que no estaban haciendo un espectáculo frente a esas personas que sólo iban a ver experimentos
—¡De igual forma no debiste alejarte! —la mirada y las feromonas fuertes de ambos hermanos llegaban a marear al resto del equipo, ¿cómo estos dos no se habían matado entre sí?, que buena pregunta
—¡Ya! ¡los dos! —ahora ver a la rubia enojada fue la sorpresa y sumisión de todos los presentes—, Hiro, entiende que queremos protegerte y nos preocupamos mucho, más cuando de alguna manera ese chico te estaba insinuando como parte de su territorio— la mirada del más bajo paso al suelo mientras mordía su mejilla—, ¡Ahora tú!, Tadashi, sé que lo quieres proteger, pero Hiro no será por siempre un cachorro, de hecho ya no lo es, tarde o temprano deberá elegir sólo, fue un accidente que él ya explicó y no sucedió nada grave, Hiro independientemente de que sea omega, es un chico muy inteligente y fuerte que aunque no lo creas es capaz de defenderse.
Ambos hermanos miraban al suelo en direcciones opuestas, no tenían intención de ceder por más que la rubia tuviese razón.
—O se piden una disculpa o a ti Hiro te obligaré a acompañarme de compras y a mis clases de cocina y a ti Tadashi no dejaré que entres al laboratorio hasta que Hiro termine con su castigo, además de abstinencia y nada de acercarte a Hiro o a mí— la voz sería de la chica hizo recorrer un escalofrío en los hermanos quienes sin dudarlo hicieron las pases, nada daba más miedo que Honey enojada.
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