Elección
—Hiro, ¿Estás seguro de esto?
—Tadashi, soy un adulto. No viviré siempre en casa de tía Cass— dijo serio guardando libros en una nueva caja.
—Pero irte a vivir con Miguel...
—Tadashi, tarde o temprano iba a pasar.
—Pero es muy pronto Hiro. ¿Cuánto llevan de novios?, ¿Un año?
La habitación se quedó en silencio. Tadashi estaba preocupado por la noticia, desde el celo del Hamada menor, ambos jóvenes habían decidido que estarían más tiempo juntos, no sólo por la situación del tráfico, sino por la unión que ambos habían tenido. Al finalizar la semana, habían expresado su decisión con sus familiares, Megan y Fred habían apoyado a Hiro sin pensarlo, incluso su tía Cass había sido comprensiva con la decisión. Los padres de Miguel habían aceptado muy de mala gana, aún estaban sensibles con la perdida de su hija, y la partida de Marco. Que su ultimo hijo les dejara no les agradaba realmente, pero no podían imponerse, más cuando sabían que ambos jóvenes se habían enlazado de una u otra forma.
—Sabes que eso no importa realmente ahora.
—Pero Hiro, es muy pronto, ¿Qué tal si las cosas terminan mal?, ¿Qué tal si realmente no te sientes cómodo con él?
—No lo sabré si no lo intento. Además, no sabemos cuanto tiempo tengamos antes de que todo se vaya al demonio, no quiero arrepentirme por no hacerlo— respondió tranquilo mirando a su hermano y cerrar la ultima caja de libros. Al igual que su hermano meses antes, su mudanza fue rápida, realmente no tenía muchas cosas que le importasen llevar, y muchos de sus trabajos se encontraban en la base y la empresa. Así que sus pertenencias eran realmente pocas, o al menos las que le interesaba llevar.
—Hiro, no estoy seguro que sea lo mejor, debes...
—Tadashi, no necesito tu aprobación con esto. Soy un adulto, si esto llega a ser un error, siempre podré volver a empezar.
Un suspiro resignado salió del mayor mirando las cajas de Hiro, era bastante claro que no podría convencer a su hermano, también el hecho de que no tenía razones para negarse, Hiro tenía razón.
—Cualquier cosa dímela, siempre estaré para ti y lo que necesites.
Hiro miró a su hermano apretando los labios con algo de fuerza, giró su vista a las cajas y apretarla con algo de fuerza.
No iba a decirlo en voz alta, agradecía el apoyo, agradecía mucho el que Tadashi siempre estuvo con él, no quería ser malagradecido, pero no podía evitar sentirse mal, no podía evitar sentirse una carga con su hermano, no podía evitar recordarse que Tadashi renunció a su vida, a sus sueños por él y su guerra.
Que destruyó una familia que apenas iba a formarse.
—Bueno, vamos Hiro, te llevaré y de ahí iré a comprar cosas.
—Bien, gracias.
—No hay de qué Hiro.
Ambos hermanos se encargaron de meter las cajas al auto de Tadashi, un trabajo y viaje silencioso de mudanza hasta el nuevo hogar del Hamada menor. Una construcción lejana al centro de la ciudad, esto con el único propósito de tener mayor ventaja al momento de ir a la base, de mantener una seguridad propia adaptada al espacio que esa poca concurrencia les permitía, realmente no era mucha, pero la poca diferencia que hubiese era bien recibida.
Al llegar, Miguel y Fred se encargaban de arreglar una parte del piso que Minimax había roto el primer día, a pesar de los inconvenientes de un inicio, Fred y Miguel habían entablado una buena relación, Miguel considerándolo un amigo y Fred, por su parte, considerándolo una buena persona. Y con la posibilidad de en un futuro ser amigos, no tenía resentimientos o malos sentimientos por Miguel ni por Hiro, al contrario, se preocupaba por ambos, más por el menor.
Con ello, habían un par de cosas que Fred sabía, un par de cosas que debía callar para el resto del equipo, por su bien, por el de Hiro, y por aquellos que estaban a su alrededor. Una condena que era mejor mantener en silencio hasta el final.
—Ya llegaron, ¿Todo bien?— Miguel fue el primero en levantarse y acercarse a ayudar a meter las cajas de su pareja al interior.
—Sí todo fue rápido— aclaró el omega acercándose a dejar la primera caja en la sala—, ¿Cómo van con el piso?
—Todo listo, por suerte fue el puño de ese mini robot y no de Baymax
—Gracias por ayudar Freddy
—Es lo mínimo que debía hacer— dijo encogiéndose de hombros— y quería ser el primero en darles un regalo. Es de buena suerte, ahora que son adultos y tienen su primera casa.
—¿Gracias?— dijo con burla Hiro, mientras miraba a su hermano y a Miguel meter cajas—, ¿Cómo vas con tu trabajo Freddy?
—¿Empresa o tráfico?
—¿Ambos?
—La empresa va bien, si soy sincero no entiendo mucho de lo que hace mi padre, pero estoy al día en lo que me corresponde y con respecto al tráfico... bueno, no tengo ni idea que estoy haciendo, Oliver es bastante arisco conmigo pero acepta darme informes.
—¿No es peligroso que te juntes con ese chico?— la voz del mayor de los Hamada lo hizo girarse a verle y asintió—, ¿Por qué te juntas con él?
—Porqué por más peligroso que pueda ser, tenemos la ventaja de que no va a sospechar de su hijo. Además ambos somos de familia influyente, lo cuál no lo hace ver tan raro.
—Aunque aún así debes tener cuidado Freddy, no deben descubrirte.
—Lo sé, lo sé.
—¿Y qué es lo que sigue?, ¿Cuál es el siguiente paso?— Miguel habló entrando con la ultima caja y cerrando la puerta con su pierna—, ¿Hay una nueva misión que tengan para el tráfico?
—No realmente, por ahora mantener nuestras cabezas pegadas a nuestro cuello—dijo el omega acercándose a tomar la caja y que el mexicano se lo negara.
—Tranquilo Hiro, llevaré esto arriba, ¿Es la única caja de libros?
—No, llevaré la otra.
—Yo la llevo— respondió el Hamada mayor siguiendo a Miguel piso arriba.
—No llevo ni un día aquí, y Tadashi ya invadió.
—Déjalo, lo tendrás aquí todo el mes al menos.
Una sonrisa de burla salió de ambos chicos y Hiro se sentó en el sofá suspirando frustrado. Habían miles de pensamientos que lo llenaban en ese momento, tanto buenos como malos, las preocupaciones y las emociones incomprensibles que empezaban a albergarse en su cerebro también le molestaban.
Fred suspiró sin estar seguro de querer adentrarse a los pensamientos de su amigo, con un movimiento brusco se dejó caer en el sofá al lado del chico y ver el techo.
—¿Qué pasa Hiro?, no te ves nada feliz en esta mudanza
—Estoy bien Freddy
—Te creería pero te conozco, incluso más que Dashi, ¿Qué sucede?
El rubio miró de forma seria al menor, analizando cada gesto que el omega pudiera ofrecer para poder leerlo, aún si los otros no podían verlo, Fred podía. Fred había estado tanto tiempo con el chico que sabía leerlo perfectamente, porque Hiro era un libro abierto, cuando entendías las señales.
Hiro solía siempre esconderse y mostrar esa armadura todo el tiempo, siendo el héroe que se esperaba de él, pero siempre había dejado huecos vacíos, sin querer o apropósito, Fred no lo sabía, pero él puso esmero en ello, en entender cada pequeña abertura que el Hamada permitía ver. Tal vez fue por su enamoramiento, tal vez fue por su convicción de proteger a Hiro, o tal vez era porque eso es lo que hace un amigo.
Y ahora mismo, quería ser ese amigo que pudiera ayudar a Hiro, de igual forma, estaba condenado con él.
—Es sólo qué...—empezó el genio suspirando y viendo el techo—. Siento que estamos perdiendo. Sí, tenemos a ese chico de nuestro lado pero, ¿Qué más?, ellos tienen más ventaja sobre nosotros, tienen más información, cada vez es más pesado intervenir, hemos tenido más perdidas que avances o victorias, incluso...—el rostro del menor se contrajo ligeramente de dolor—. Sacrificamos a una niña Freddy, ¿Tan bajo hemos caído?
Fred lo miró con seriedad y después suspiró viendo a las escaleras, asegurándose de que nadie viniera.
—Esto es algo que sabíamos que iba a pasar, en algún momento dejaríamos de ser los cazadores e íbamos a ser las presas, íbamos a desatar un infierno sobre nosotros y las personas que nos rodeaban...—se quedó en silencio y miró al chico a su lado—. Fue un sacrificio que estuvimos dispuestos a hacer, para ayudar a las personas que tuvieron la desdicha de ser victimas, cómo tú lo fuiste, cómo casi lo fue Marco y Honey, cómo...—cerró los ojos y volvió a ver de nuevo a la escalera—. Sabes que esto no era sencillo, no podemos dar marcha atrás, sólo queda sobrevivir, y jugar las pocas cartas que tengamos.
—Ya no es por el bien de otros, ahora es sólo por sobrevivir, ¿No es así?—susurró viendo de igual forma a las escaleras—. Ya no es por ayudar, es por evitar que nos maten. Ya es cuestión de resistencia.
Otro suspiro salió del rubio viendo a su amigo con pena, sabía que sus propósitos ya no eran iguales, que incluso el curso retorcido que estaban tomando ya no era como el inicial. De alguna forma, estaban perdiendo su razón de lucha. Y Fred podía sentir el peso en su pecho y sus hombros por ese hecho, pero también era consiente que Hiro lo sentía peor, porqué él realmente quería terminar con eso, y que el omega daría su vida por ello.
Fred extendió su brazo para atraer a Hiro y revolver su cabello.
—Todo estará bien capitán encanto, nuestras mentes pensarán en algo, no dejaremos que nuestra causa muera. Hemos llegado muy lejos para dejar todo morir por algo tan banal como la vida.
Una risa salió del más joven negando.
—¿Banal?
—Bueno, para este punto, en mi caso, no me da miedo morir. Y es algo que estoy dispuesto a hacer sin pensarlo dos veces para avanzar.
—Somos dos Fred, pero será mejor no decir esto tan libre o nos van a encerrar.
—Tienes razón— rió levemente soltando al omega y levantarse—. Vamos a lograrlo Hiro, ser unos suicidas será ultima opción, lo prometo.
—Lo sé. Sólo es conflictivo.
—Tranquilo genio, por mientras, deberíamos ir a rescatar a Miguel de Tadashi—dijo de forma burlona levantándose del sillón y esperar la iniciativa del omega por subir.
Una sonrisa salió del menor asintiendo e imitar las acciones de su amigo.
.....
—¡No podemos hacer eso!
—¡No tenemos opciones Gogo!, por si no te has dado cuenta, tenemos un cronometro de tiempo, si no atacamos ahora, estamos muertos antes del siguiente mes.
—Pero Megan, con suerte pudimos entrar a esa base y salir vivos, entrar directamente a la ruta es un suicidio directo.
—No tenemos muchas opciones Honey, las cosas están escalando demasiado rápido, si no atacamos vamos a terminar muertos.
—¡Pero entrar a la ruta!— La voz de Wasabi fue fuerte y asustada—. Lo siento Fred, pero eso es estúpido
—Estúpido o no, no tenemos opciones. Si queremos tener una oportunidad es atacar desde dentro.
—¿Y si nos matan?, ¿Qué sigue?
—Nos matarán de igual forma, el punto es no darles oportunidad
—Claro, como meternos es no darles oportunidad
—¡Ya basta!, necesitamos tener un plan si vamos a hacer esta estupidez— Habló Fred mirando a los chicos—, ¿Y dónde diablos está Hiro?
—No me responde el celular
—Se supone que ya debió llegar aquí hace una hora—un suspiro salió del joven levantándose y empezar a caminar.
—¿Y qué hacemos con Hiro?
—¿Cómo qué "¿Qué hacemos con Hiro?"?—preguntó el rubio, frunciendo el ceño
—No vamos a dejar que entre a la ruta de México, fue un acuerdo de un inicio, ¿Qué hacemos?
—Nada
—Encerrarlo
Fred y Megan habían hablado al mismo tiempo, girándose a verse con expresiones serias.
—¿Cómo qué encerrarlo, Megan?— su voz salió seria mientras su mirada era firme.
—¿Cómo qué nada, Freddy?— contraatacó mirando al alfa de la misma forma.
—Hiro es un adulto, está tan metido en esto cómo nosotros, ¿Por qué no vendría?
—Creí que tú querías protegerlo, ¿Por qué permitirías qué viniera?— Honey interrumpió la lucha de miradas—, acordamos que él no vendría
—Nunca acordamos nada, Hiro dejó muy en claro que iba a venir.
—Y nosotros quedamos en que no lo dejaríamos— dijo Gogo observando al alfa—. Y sabes bien por qué
—¡Pueden dejar de ver a Hiro como el de quince!, ¡Ya supérenlo!
—¡¿Cómo puedes decir eso Fredrikson?!
El alfa resopló mirándolos a todos.
—Hiro sufrió, ¡Sí!, Fue horrible, lastimaron a Hiro, pero Hiro no está roto, no es un ser de porcelana que se va a romper, es una persona, es un adulto lo suficientemente capaz para tomar sus propias decisiones y elegir sus peleas. ¿Y qué creen?, ÉL, escogió esta pelea, no pueden hacer NADA, al respecto.— dijo haciendo ademanes con sus manos para dejar en claro el punto—. Ahora superen ese hecho, y callen.
—¡JA!, ¿Ahora es así?, ¿Ya no te interesa protegerle?
—Me interesa mucho protegerlo, de la misma forma, qué me interesa respetar sus decisiones, algo ustedes, deberían hacer también.
—¿Es tu forma de superar tu duelo?
—¿Ahora de qué carajo hablas Megan?
—Te diste cuenta de que Hiro realmente no iba a escogerte y ahora esta es la forma en que te comportas— dijo seria cruzándose de brazos y verlo.
El alfa por su parte rodó los ojos sintiendo la frustración llenarlo.
—No te importa si es eso, si esa es la razón no te interesa Megan, no tiene porqué interesarte— dijo molesto viéndola—. y esto no tiene nada que ver con temas de amor, por si no lo notaste, un problema amoroso es lo que menos importa ahora. Hiro viene y punto.
—Hiro no va a venir...
—Wasabi, no empieces tú también
—No, Hiro no va a venir, el mensaje— dijo señalando la pantalla de Megamax.
La mirada de los demás se dirigió a la pantalla que estaba en la base, un mensaje claro de su capitán, con unas coordenadas.
—Muévanse.
.....
—Pero que ternura, unos meses atrás tenía a tu hermano aquí mismo, ahora te tengo a ti— la risa burlona junto a un nuevo golpe, estremecieron al joven—. Conocer a ese omega fue su mala suerte— dijo con burla empezando a mover sus hombros en una clara señal de desestresar los músculos.
Miguel no hizo nada, para empezar, no podía. Estaba amarrado, su vista estaba nublosa, y sentía un gran dolor recorrerle por todo el cuerpo. Para este punto, ya había perdido la noción del tiempo, tal vez llevaba una hora, tal vez tres, no estaba seguro. En un inicio habían empezado con cachetadas o patadas en el vientre, en algún punto eso había a escalado a un bate.
La preguntas, las burlas y las quejas de ese tipo le hacían enfurecer y querer hacer algo, pero no era estúpido, o al menos no lo suficiente para atreverse a hacer algo en esa posición.
—Intentemos una vez más— sonrió el alfa quitando la venda de la boca del Rivera—. ¿Dónde está la base de tu noviecito y sus amigos locos?
Miguel lo miró con desgana callando. Otro golpe lo atravesó, pero este era diferente. Una navaja había sido enterrada con fuerza en su mano izquierda, penetrando por completo el tejido y sacándola con la misma brutalidad con la que entró. Soltó un grito de dolor cerrando con fuerza los ojos y de forma rápida apretar sus labios, en un intento en vano de mostrar valentía.
Una que claramente no sentía.
Pero, podría estar así, pero tenía muy en claro, que nunca, aún si lo seguían torturando, no iba a delatar a Hiro.
Que era leal a Hiro por encima de todo.
Y si moría, se llevaría sus palabras a la tumba.
—Creo que ya no te sirve— se burló mirando el desastre que la herida estaba dejando—. ¿Cuánto vas a durar antes de desangrarte o perder la conciencia?— sonrió agachándose para quedar a la vista del alfa—. Si hablas ahora, puedo ser benevolente.
—Vete a la mierda— escupió las palabras llenas de odio y algo de sangre contra el alfa.
—¡Eres igual que tu perra!— se quejó frustrado levantándose y darle otro golpe fuerte al rostro del mexicano—. Mierda, si fueras menos varonil, habrías sido una buena diversión.
Miguel lo miró con odio intentando controlar su cuerpo, estaba temblando y ya no sabía si era el pánico, la furia o la perdida inminente de sangre.
—Tu novio bien sabe que esa actitud llega a ser muy excitante, ahora me arrepiento de no haberlo tomado a él y traerte aquí a ti. ¡Ahg!, ¡Habría sido tan bueno tomarlo!— se quejó nuevamente empezando a caminar en círculos frente a él.
Miguel apretó con más fuerza sus labios y su mano sana. Podía soportar esas estupideces contra él, pero la sola mención de su pareja, le hacía enojarse, más ante la actitud tan cruel y burlona con la que el tipo se refería al abuso.
Tomando en cuenta que él ya sabía lo que había pasado su novio.
Y ahora saber que su Hiro, había pasado por esa miseria, por él.
Por el asqueroso ser que estaba frente de él.
El único culpable de que su Hiro y miles de personas más sufrieran ante el trafico, era por él.
¡Ese maldito alfa!
Un estruendo fuerte y varios sonidos de disparos rompió la concentración de ambos alfas, el mayor vio con seriedad la puerta esperando el momento.
—Llegó más rápido de lo que pensé, parece que tu puta personal llegó por ti.
Miguel apretó más su mano sana intentando apaciguar su dolor y buscar valor en si mismo para moverse y ayudar a su pareja, no quería que Hiro se acercara a ese sujeto, no quería que estuviera en esta situación por salvarlo, no quería que su novio lo viera así.
¡Él es que debía salvar a Hiro!
—Bien, bien, Hamada menor, nunca dejas de sorprenderme— rió acercándose a Miguel y colocar su mano sobre la herida de Miguel, causando un quejido de dolor del mexicano.
Hiro no tuvo que esperar otra señal para lanzar un rayo en dirección al alfa, aunque este lo esquivó con rapidez.
—Déjalo en paz— sentenció con voz seria.
—Mierda, en serio quieres a este patético alfa— dijo con burla tomando con firmeza el respaldo de la silla y girarlo de forma brusca para que quedara frente a frente con el omega—. ¿Lo quieres Hamada?— rió tomando con firmeza las mejillas del moreno—. ¿Lo quieres Hiro?
—Suéltalo— dijo serio, una voz firme y llena de enojo contenido, además de soltar una cantidad absurda de feromonas de advertencia en contra del alfa.
No era sólo un Hiro enojado, era un Hiro guiado puramente por su instinto y la sensación de furia creciente.
Un Hiro que estaba en piloto automático, enterrando todo su miedo y vergüenza hasta el interior de su ser, dejando toda la determinación y un fuego ardiente lleno de venganza y resentimiento.
Una visión peligrosa del chico, pero de igual forma, una visión sumamente preciosa.
Un Hiro peligroso.
Un Hiro valiente.
El verdadero omega de Hiro.
No son dos versiones diferentes, no son dos personas diferentes.
Eran uno solo.
Uno solo, donde el omega del chico no tenía más razones para seguirse escondiendo. No había razones para que el genio siguiera reprimiendo su instinto y su ser.
Y con ese nuevo cambio y aceptación. Hiro no tiene razones para tenerle miedo.
Ya no tenía razones para dudar.
Pero en ese momento, Hiro tenía una razón enorme para pelear.
Hiro iba a salvar a Miguel.
—¿Intentas provocarme?— rió con diversión y recibir un disparo directo al hombro. El alfa se quejó con fuerza ante el dolor—. ¿Va en serio?, bien. Observa bien Hamada.
La puerta tras el alfa se abrió de golpe, con ello el inminente aroma de distintas feromonas lo hizo estremecerse.
¿Más omegas?
—Sabes bien que está sucediendo, y a donde van. Esta es la cosa, si dejas pasar mi carga, te llevas a tu novio, si no— sonrió divertido colocando una pistola en la cabeza del mexicano—. tu elección omega. Los tuyos, o el músico.
Hiro gruñó ante sus palabras, miró a su alrededor buscando alguna forma en que pudiera salvar a ambos, pero no era estúpido. Podría sentirse fuerte, pero no era invencible, y habían personas en riesgo.
Miró a su novio con duda, la mirada de Miguel era clara. Su mensaje era claro.
"Escógelos a ellos"
Hiro apretó con fuerza sus labios, no podía, no podía fallar como héroe, no podía fallar como persona, no podía fallarle a su moral, no podía fallarle a su misión.
No podía fallarse a si mismo.
Pero tampoco podía fallarle a Miguel.
No podía dejarlo morir.
—¿Dónde está tu determinación?, vamos omega, el tiempo corre— dijo con gracia cargando la pistola sobre la cabeza del mexicano.
Hiro suspiró sintiendo el peso de sus acciones, de su elección.
Se quitó su casco y lo botó lejos. Suspiró una ultima vez antes de ver con tristeza a su novio.
A su Miguel Rivera.
Un mensaje claro.
"Perdóname"
Hiro se enderezó quitándose de la entrada dejando el paso libre.
El alfa sonrió triunfante disparando al suelo.
—Bien hecho. ¡Muévanse! — dio la orden con fuerza, mirando con una sonrisa al capitán de los héroes. Podía ver su rostro serio y lleno de tristeza.
Hiro no pudo moverse, no pudo hacerlo. Se quedo quieto sintiendo a esos chicos pasar a su lado, llorando, rogando en voz baja por ayuda y por esperanza. Pero Hiro no hizo nada, se quedó firme al lado de la puerta, escuchando, oliendo el pánico de ellos, remembrando que él estuvo así en algún momento.
Cuando el ultimo salió, el alfa mayor se acerco a Hiro, a paso lento y decidido.
—Bien hecho, Hiro. Creo que podemos trabajar bien de esta forma. Asegúrate que ninguno de tus amigos intervengan o— dijo sonriente viendo al alfa de la silla—, sé donde encontrarlo.
El alfa se fue a pasos tranquilos, relajado, era consciente que el omega no haría nada, que no podía hacerlo.
Y era verdad. Hiro se movió con rapidez pero en dirección contraria, se acercó a su novio tomando su rostro y sentirse ansioso.
—Miguel...— dijo asustado observando el rostro herido de su pareja. Sintió el peso de la realidad golpearlo, su decisión y la gravedad de la situación.
—Hiro... no debiste.
—No podía elegir otra cosa— susurró serio—. Jamás podría dejarte morir.
Los dos se quedaron en silencio. Ambos eran consientes lo que Hiro había hecho, lo que había escogido y el peso que esto tendría. El peso que sus acciones ahora iban a implicar.
Pero Hiro no se arrepentía.
Él escogía a Miguel.
.....
Todos sabían que algo había pasado, todos sabían que Hiro escondía algo y que no les contaría por más que lo obligaran. Miguel tampoco quiso hablar de eso, y no lo haría.
Y eso es algo que frustraba demasiado al equipo, en especial a las chicas.
Habían llegado a las coordenadas que Hiro había mandado. Hiro estaba afuera con Miguel, un Miguel muy herido y desmayado. Pero desde ese momento, supieron que algo había mal, en un inicio habían concluido que era por la ansiedad de ver a Miguel así, pero después de un tiempo, se notó que no era eso.
Aunque hubieron muchas cosas que hacían que todo fuera peor. Miguel había perdido el movimiento de su mano izquierda, a pesar de cirugías, no podría volver a tocar la guitarra. Y eso era algo que a la pareja les afectó muchísimo, Miguel sintiéndose perdido y Hiro sintiendo la culpa llenarle.
La situación con el trafico también era tenso, los atentados se habían detenido prácticamente desde ese día, aunque el equipo no estaba relajados, al contrarío, estaban más tensos y al pendiente. Algo no estaba bien.
Pero Hiro no hablaba, pero no era un alejamiento como el de años atrás o el que estaban acostumbrados a experimentar a causa de pánico por su accidente. Este era diferente, Hiro estaba vacío, serio, ignorante de todo e incluso esquivo. No iba al cuartel, no iba a las reuniones, no se acercaba cuando hablaban del tema. Simplemente huía.
Pero Hiro no hablaba.
Y nadie lo podía entender. Fred no conocía a su amigo, no podía leerlo. Y el único que sabía era Miguel, pero él no hablaba de ello, no les contaba nada que tuviera que ver con su novio.
Y todos estaban perdidos y cansados.
Porqué ellos no podían ayudar.
Y Fred podría ser estúpido, pero mal amigo, jamás.
—Díganme que sucedió— dijo serio cruzándose de brazos mientras los veía. Podía ver el cambio notable en ambos.
Aún si habían pasado tres meses, ambos chicos se veían igual que el primer día que los vieron afuera de esa bodega.
—Fred... por favor...
—¡Hiro!, esto es serio, y saben bien que hay mucho en juego— se detuvo en medio de su frase, e inicio de sermón y suspiró—. Bien, no me digan que pasó si no quieren, pero entonces respóndeme Hiro, ¿Vamos a seguir con esto?
—¿Qué?
—Hiro, tú eres el líder, sí, eres el menor, eres nuestro hermanito y quién no pudimos proteger... pero por eso mismo, tu determinación, es lo que nos guía, si tú no quiere seguir, entonces es todo.
—Fred...
—Soy tu amigo Hiro, estaré apoyando lo que decidas.
—Lo dejé libre
—¿Qué?, ¿Libre?
—Ese sujeto... el padre de Oliver, lo dejé irse, con un grupo de omegas.
La habitación se quedó en silencio, Miguel apretó la mano de Hiro con su mano sana, una muestra de apoyo silencioso. Fred por su parte se dejó caer en el piso, sentándose y quedar viendo a ambos chicos frente suyo.
—Okay... Sí necesito saber, ¿Qué sucedió?— dijo bajo y sorprendido mirando a nada en especifico.
—Me dio a escoger, la vida de esos chicos o Miguel... debía hacerlo. No podía salvar a ambos— susurró mirando el piso—. No puedo seguir, yo traicioné lo que hacemos, no tengo el coraje para decir que puedo, no puedo Freddy... yo traicioné a esos chicos, los escuché suplicar... aún así no, no hice nada. ¿Con qué cara puedo decir que estoy en la lucha?
Dijo molesto consigo mismo mientras se sacudía el cabello con fuerza. Fred escuchó atento, más no lo vio, no vio a ninguno. De forma lenta se levantó y se acercó a Hiro, de forma rápida y repentina le dio una cachetada fuerte y firme.
Miguel se levantó de golpe viendo con enojo a Fred, pero antes de hablar, Fred lo hizo.
—No seas estúpido Hiro, hiciste lo que debías hacer. ¿Te lamentas de haber escogido a una persona que amas?, somos héroes, pero somos personas, ¿Crees que ser un héroe es renunciar a lo que amas, a quienes amas y a ti mismo por un bien común?, se supone que eres un genio, usa la cabeza— dijo enojado mirando al omega tras Miguel—. Escogiste algo egoísta, y eso no tiene nada de malo, no podemos salvar a todos. Pero podemos elegir salvar a quienes amamos. Tú hiciste eso, no tienes porqué sentirte avergonzado o que fallaste.
Un suspiro salió del rubio mirando al alfa y luego de nuevo al genio, quien esta vez, si lo veía.
—Todos habríamos hecho lo mismo que tú. Todos habríamos sacrificado a la ciudad entera para salvarte aquella vez. Y actualmente la decisión es la misma. Tú hiciste lo correcto— dijo serio acercándose a Hiro y pese al sentido de alerta de Miguel, se acercó lo suficiente para abrazarlo.
—Ahora que superaste esto, volvamos al juego, y vamos a matar a esos cabrones.
Hiro no respondió, sólo lo abrazó con fuerza hundiéndose en su cuello y asentir.
Hiro era el mejor amigo de Fred y Fred era el mejor amigo de Hiro.
Y ambos eran un equipo más fuerte, que lo que "Los grandes héroes" sería jamás juntos, y ellos iban a dirigir eso.
Porqué había secretos y había pactos.
Y ellos dos, tenían muchos.
......
—¿Hiro?, ¿Estás bien?—Miguel ocultó su celular acercándose al borde con su novio, Hiro mantenía una mirada enfocada en el paisaje, su mirada era vacía y un poco distante. Miguel lo miró con atención hasta que la vista de Hiro se dignó a verle.
—Lo siento, estoy algo distraído.
—Lo puedo notar, ¿Qué pasa en esa cabecita tuya?
La mirada de Hiro se desvió de nuevo al frente y regresar al silencio.
—A ese día, lamento mucho no haberte protegido... debí hacerlo
—Hiro, mi amor—las manos de Miguel tomaron las del Hamada menor, sujetándolo con la fuerza que sus manos le permitían—. Ya había expresado que eso fue un accidente, en el cual tú no tienes responsabilidad, fuiste por mí, me salvaste Hiro.
—Pero tú no deberías haber pasado por eso.... Marco no debió pasar eso, Socorro...—Los labios de Hiro se apretaron con fuerza—. Estoy causando mucho daño a tu familia, sólo por el simple hecho de que se relacionaron conmigo, por conocerme los metí en mi desgracia, los he...—La voz del genio se quebró cerrando los ojos con fuerza—. Sólo los he lastimado Miguel.
—Hiro, tú no eres responsable de esto, de nada de lo que pasó, fue una desdicha lo que sucedió, pero el que estuviéramos contigo, que nos relacionemos contigo o que te queramos, no te hace culpable de los malos momentos.
Hiro alzó la mirada, viendo con atención los ojos del moreno, unos ojos que lo miraban con adoración y un amor profundo. Una sinceridad deslumbrante en ellos.
Unos ojos llenos de devoción hacia él, y sólo él.
Unos que le encantaba ver y quería hacerlo siempre, porqué él adoraba a Miguel, lo quería tanto que sin dudarlo lo pondría siempre antes que él mismo, por eso mismo, quería salvarlo.
El rostro de Miguel se inclinó sobre el más bajo, acercando levemente mirando los labios de su pareja, sintiendo el aliento de Hiro y su nerviosismo salir a flote, no importaba que fueran novios, que vivieran juntos, besar y tener contacto cercano a Hiro, siempre le pondría nervioso.
—No puedo protegerte...
—No necesito que me protejas— susurró sobre su rostro—. Sólo necesito que sigas luchando por lo que quieres. Porque yo pelearé contigo— sonrió mirando los ojos de su pareja—. y es un pacto.
—Miguel... esto no es un juego, esto es
—Lo sé, creo que después de eso lo sé mejor— rió sin gracia tomando una de las manos de su novio y subirla a sus labios—. Pero eso no me va a detener. Somos un equipo Hiro, y no te voy a soltar— susurró lamiendo el antebrazo de su novio y antes de recibir algún comentario o queja, mordió.
Mordió con fuerza.
Mordió hasta que sintió el sabor metálico en su boca.
Mordió hasta que sintió la oleada de feromonas de su pareja y las suyas mezclarse.
Mordió hasta que sintió que su marca estaba en su lugar.
Una marca representativa y de espera, antes de una formal.
—Cuando esto termine, voy a morderte el cuello.
Hiro no respondió, sólo se quedo en silencio dejándose llevar por esa nueva sensación.
Por ese nuevo sentimiento en su pecho.
No podía evitarlo, era irremediablemente de Miguel Rivera.
Y él no se opondría a eso.
.....
HOLAAAAAAAAAAAAAA
OMG, lamento mucho la espera, espero que les gusté el capitulo y lo disfruten, ya ando nuevamente con el hilo de la historia, prepárenseeeee
Les tqm
Muchas graciaaaas por todoooo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top