Alivio
—¿Hiro?—la voz preocupada y unos leves toques a la puerta, intervinieron en la solitaria habitación donde el Hamada menor descansaba, o en realidad, dónde el chico había decidido esconderse—, ¿Puedo pasar?
Al no escuchar una negativa, cómo las veces anteriores, el mexicano se adentró en la habitación, a pesar de ser de día, que el chico frente suyo decidiera cerrar todas las cortinas evitando cualquier paso de luz, hacía que la habitación fuese fría, en un cierto punto, triste.
Con paso calmo se acercó a su novio acariciando ligeramente su cabello, Hiro había quedado dormido por fin.
Él no entendía que había pasado, en realidad, ninguno de sus acompañantes sabían que había sucedido. Después del golpe que Hiro le había dado a Miguel, tanto Sofía como Marco habían intervenido. Pero siendo sinceros, ninguno sabe que sucedió, ¿Qué diablos había sucedido?, ¿Cómo diablos ahora estaban en un hotel diferente?, ¿Cómo habían llevado a Hiro hasta ahí?, realmente no recordaban. Todo estaba lleno de lagunas mentales.
Pero algo que tenían por seguro, al menos ambos hermanos Rivera, es que había sucedido algo malo.
Sin dejar de dar caricias al cabello del chico frente suyo, intentaba recordar, intentaba encontrar que originó esa situación. Recuerda haber perdido a Hiro, recuerda buscarlo, y haberlo encontrado con una persona, a la cual, Hiro golpeó. Después él se disculpó con el señor, Hiro lo golpeó a él y le dijo que no se acercara. Marco intervino. Y de ahí, vacío, luego estaba en recepción de otro hotel. Alejado de Hiro. Nuevamente vacío, y ahora estaba ahí.
Soltó un suspiro frustrado, miró al chico frente suyo, y otro suspiro salió. No entendía nada. Y realmente se estaba esforzando por entenderlo. Detuvo sus caricias al notar que su novio despertaba. La mejor opción era preguntar directamente.
—¿Hiro?, ¿Estás mejor?— la voz salió suave, con un toque de preocupación y nervio. El silencio volvió a llenar la habitación, Hiro estaba despierto, pero no quería hablar. Y eso lo pudo notar el moreno—, Sofí está afuera, si tienes hambre, podemos ir a comer algo cerca.
—¿Dónde estamos?— la voz salió ronca, asustada y ansiosa. Una voz que Miguel nunca había escuchado.
—En un hotel. No estamos en el de la empresa, estamos en otro, lejos del centro—susurró acariciando nuevamente el cabello de su novio, notó el espasmo en su novio, esa acción de encogerse de miedo, así que alejó su mano—, estamos lejos de dónde fue la fiesta— no supo porqué había dicho eso, pero sentía que debía decirlo, y fue atinado. Hiro se relajó un poco. Lo vio sentarse y pudo apreciar su rostro.
Sus ojos estaban hinchados y rojos, su labio estaba lastimado, lo cual le hacía creer que Hiro se lo estuvo mordiendo. No entendía que sucedió, pero ahora estaba seguro, que era serio. Algo le había pasado a su novio en el tiempo que no estuvo con él.
—Marco está afuera también, llamó a Megan, está enterada y su vuelo salé en la mañana—dijo nuevamente notando que la expresión en su novio no cambiaba. Le dolía, le asustaba e inquietaba, en partes iguales. Hiro se veía, en cierta forma, vacío.
Como si le hubieran robado el alma a Hiro, no tenía ese brillo en los ojos, ni siquiera esa esencia a la que Miguel estaba acostumbrado a ver en su chico, se veía totalmente apagado, muerto.
Miguel no sabía que decir. Tenía la sensación de que Hiro no diría nada. En estos momentos no sabía como actuar, no sabía que decirle a su novio, o si era mejor dejarlo solo. Se sentía impotente, y le molestaba. Simplemente no sabía que hacer.
—¿Cuándo llega Megan?— nuevamente la misma voz, la voz que estaba haciendo que a Miguel se le encogiera el corazón, ahora él también quería llorar.
—Posiblemente en la noche de mañana. Intentó buscar uno que saliera antes, pero era el único. La esperaremos aquí, no nos moveremos—dijo sentándose en la cama y ver sus manos. El ambiente era tenso, incomodo y sofocante. Pero no podía dejar solo a Hiro. No lo haría, quería estar ahí, pero se sentía asfixiado—, Hiro, ¿Qué sucedió?
Nuevamente el silencio. Vio de reojo a su novio notando que no había cambiado de posición o expresión, simplemente vacío. Tampoco hubo un intento de decirle algo. Simplemente, no iba a responder.
—Iré a decirles que estás mejor. Si necesitas algo, puedo traerlo.
No hubo respuesta nuevamente. Sólo un silencio sofocante para Miguel. Se levantó mirando a su novio y caminar a la salida. Antes de abrir la puerta escuchó un sollozo. Esos sonidos ahogados de llanto por parte de Hiro, quebraban el silencio que había.
De forma rápida regresó abrazando al joven, importándole poco, si al momento del contacto, en su novio hubo un encogimiento. Tenía miedo de que lo poco que quedaba de su Hiro, terminara por romperse. No entendía nada, pero sabía que no quería ver a Hiro de esa forma.
—Hiro..., no comprendo que sucede, tal vez soy muy estúpido, y no lo noto, y si es así, lo lamento, pero por favor, dime que sucede, no importa que es, estoy aquí contigo. Por favor.
Los sollozos aumentaron, dando paso a un llanto fuerte, un llanto desgarrador.
Tenía miedo de lo que sucedía, pero no iba a soltar a Hiro. Podía sentir el cuerpo del chico temblar, sentía perfectamente las bocadas de aire que tomaba a causa del llanto. Sentía a la perfección el aroma de miedo que su novio soltaba. Estuvo tentado a soltarlo, no sabía si eso ayudaría con la sensación de miedo, cómo hace unos momentos. Pero la idea fue descartada de inmediato. No iba a soltarlo, aún si Hiro no decía nada. No iba a soltarlo.
Estaría ahí.
Fue cuestión de varias horas, dónde Hiro se reponía quedando la habitación en silencio y volvía el llanto. Miguel no se apartó en ningún momento. Y en algún punto entre esas horas, ambos terminaron recostados, Hiro en los brazos de su novio, y Miguel sólo acariciando el cabello o espalda de su novio. No decía nada, no sabía que decir, de igual forma, sentía que no debía decir nada. Y eso estaba bien. Hiro necesitaba llorar, no palabras para calmarse.
—Lamento arruinar tu primera fiesta— la voz ronca por el llanto, había sonado, después de varias horas, aunque se escuchaba peor. Lastimada.
—Vendrán más fiestas. No te preocupes por eso— la voz de Miguel, también sonó suave, cansada y dolida. No sabía cómo ocultar que verlo así le afectaba—, me importas más tú, que una fiesta.
—Lo siento aún así.
El silencio volvió, las caricias por parte de Miguel a Hiro, continuaron. Al menos por parte del moreno, se sentía un poco más tranquilo, su novio empezaba a tener lucidez.
—¿Puedo preguntar que sucedió?
—Ya lo hiciste
—¿Tendré respuesta?
El sentir la negación de cabeza por parte de Hiro le hizo hacer una mueca. Pero no reprochó, no arruinaría la poca calma que su novio empezaba a tener.
.....
"¡Marco Rivera!, ¡Vuelve aquí ahora mismo!"
—Lo siento Sofí, necesito averiguar algo— respondió tranquilo mientras dejaba su maleta. Tomar un vuelo era estúpido, pero era más estúpido quedarse en silencio.
"No puedes irte solo a quién sabe donde, tienes trabajo, ¿Lo olvidas?, es suficiente con lo que pasó con Hiro, no quiero ir a salvarte ahora a ti, al menos dime, a dónde irás"
—Regresaré para seguir lo de la gira, no debes preocuparte por mí, sé cuidarme solo. Te encargo a esos dos—sin decir más, terminó por colgar la llamada y apagar su celular.
Era estúpido, pero un estúpido que tendría respuestas.
—Más te vale que no hayas cambiado de lugar de trabajo Kyle—susurró caminando a la puerta que le correspondía.
Hiro ocultaba algo, algo serio. Iba a descubrir que era, y de ser necesario, separar a su hermanito de él.
Aún si era una jugada sucia, usaría la marca que tenía para sacar información, al único alfa que no podía negarle nada. Y que por suerte, era cercano a Hiro.
.....
—¡Ese niño!, ¡Cuando vuelva lo voy a reprender con trabajo físico!, ¡No puede ser tan irresponsable!— el grito molesto de la chica causó un escalofrió en la pareja que iba llegando, y es que realmente sus gritos eran fuertes y demostraban un enojo enorme—, ¡Hiro!, ¡Que bueno!, ya estás mejor, nos diste un susto— dijo con una voz suave y amable, como si hace unos segundos no pareciese que estuviera por explotar del enojo. O quisiese golpear al Rivera mayor.
—Lo siento, de verdad—dijo con una voz apenada, la mirada de la mujer lo hacía sentirse avergonzado.
—Descuida, me alegra que salieras por fin de la habitación. Te perdiste un día bonito. ¿Estás mejor?, podríamos ver que hay cerca y distraernos. Creo que hay...
—En realidad— la voz del musico interrumpió a la chica, y antes de decir algo, el ruido del estomago de Hiro se hizo presente—, sólo venimos por algo de comer.
—Oh claro—una pequeña risa salió de ella, mirando a la pareja—. El hotel tiene zona de comida, pueden ir —dijo tranquila mientras se acercaba a acariciar el cabello de Hiro—, vayan.
Ambos jóvenes asintieron dejando a la mujer sola y caminar buscando esa zona de comida. Hiro por fin pudo ver su alrededor. Era un hotel bonito, parecía tradicional o algo similar. Quedó en silencio viendo que había una alberca, ¿En que hotel estaban, que incluso había una?, no hacía demasiado calor, o al menos él no lo sentía. Prestó atención al lugar, y luego a la gente. Parecía demasiado veraniego, pero él tenía frío.
—¿Pasa algo Hiro?— la voz de su novio lo sacó de sus pensamiento negando.
—Es que parece que todos tienen calor, pero hace frío.
—Bueno, en realidad hace calor, estamos cerca de Oaxaca, hace calor—dijo tomando la mano de su novio
—Creí que estábamos más lejos de Oaxaca.
—Lo estábamos, pero no sé como ocurrieron las cosas, nos movimos rápido, supongo.
—Ya veo.
Con esas palabras terminó esa platica, hasta que llegaron a la zona que Sofí les dijo. Ninguno sabía que decir, así que simplemente quedaron en silencio. Aunque a diferencia del de hace un rato, ese silencio era cómodo. Se podía escuchar a niños jugando y sonidos de personas. Y además, para alivio del corazón de Miguel, Hiro aceptaba su mano.
Al menos estaban estables en ese momento.
Su comida tampoco fue tardada. Fue rápida y en silencio. Algo raro para el moreno, sus comidas nunca eran calladas, siempre había una charla. Para Hiro también era raro, pero era justo lo que necesitaba.
Quería sentirte seguro, porque lo estaba ahora mismo, con Miguel cerca, estaba a salvo.
...
—Sabía que te encontraría aquí. Es muy noche, serás comida de mosquito si te quedas aquí— la voz preocupada del moreno hizo que Hiro lo mirara.
—No podía dormir. Además no hay gente.
—Lo sé, pero si te descubren aquí te van a regañar, después de las nueve ya no puedes estar en la alberca.
—No estoy nadando, así que no rompo las reglas—dijo tranquilo mirando como el agua se movía a causa de los movimientos de sus pies dentro—, ven.
Sin tener que repetirlo, el moreno se sentó a su lado mirando el agua también. Quitó sus zapatos e imitó la acción de su novio de meter los pies al agua. Era silencioso y agradable, los sonidos de los insectos, eran relajantes.
—¿Te sientes mejor?
—No en realidad, pero no puedo quedarme en esa habitación. Aún si quisiera
—Supongo que es verdad. Además de que te irás con Megan, estarás fuera— dijo sintiéndose raro, quería quedarse con Hiro, pero no podía evitar que se fuera con Megan.
—Es verdad— susurró recargando su cabeza en el brazo de su novio. Era raro, estando en casa, después de lo que pasó, estaba seguro que no saldría de su habitación en semanas, pero con Miguel, en ese lugar, había salido ese mismo día. Y se sentía seguro. Era raro.
Sintió que con su otra mano, Miguel tomaba la suya. Dejando ligeras caricias en su dorso. Eso hacía que Hiro se sintiera más tranquilo. Y Miguel podía notarlo con las acciones de su novio. Ya no daba esos saltos de susto o se encogía. Estaba mejor que hace unas horas.
El silencio duró varios minutos, Hiro tenía los ojos cerrados mientras disfrutaba la compañía y caricias de Miguel. Era raro.
—Abusaron de mí—Hiro lo soltó de golpe. No tenía caso hacerlo con rodeos, y no sabía cómo había dicho eso, no sabía de donde sacó el valor, ni siquiera sentía el valor, pero ya lo había dicho. Se quedó nuevamente en silencio, Miguel ya no acariciaba su mano, y podía sentir ahora suave su agarre, como si fuese a soltar su mano.
Y a pesar de sentir eso, Miguel volvió a tomarla ahora con un poco de fuerza, pero no dijo nada. Dejando el espacio para que Hiro continuara, aunque este no sabía como hacerlo.
No sabía cómo continuar. Quería retroceder, pero no podía.
—Tenía quince, terminé en una subasta— nuevamente el silencio reinó, dando espacio a que Hiro siguiera—, no había visto su rostro nunca, sólo reconocía su aroma. En la fiesta lo vi. Ese señor fue mi agresor cuando era adolescente. Me dio asco— susurró sintiendo sus lagrimas bajar. No quería llorar más, pero no podía evitarlo.
Miguel lo abrazó con algo de fuerza, aún así no dijo nada. Esperó a que Hiro se calmara un poco y volvió a escuchar su voz.
—Lo lamento, soy un omega defectuoso.
—No lo eres. No debes disculparte, tú no eres defectuoso, además de que no fue tu culpa. Hiro...lamento muchísimo que tuvieras que pasar ese momento tan horrible. Si hubiese sabido, yo no, de verdad lo lamento. Por mi culpa tuviste ese horrible momento—la voz de Miguel era dolida. No sabía cómo reaccionar ante lo que su novio acababa de decir, no sabía que hacer, en ese tiempo no se imaginó que podría ser el causante de el comportamiento de Hiro, pero esa respuesta, era algo que simplemente él no hubiese imaginado—, amor, eres muy fuerte, demasiado. Aguantar todo eso, por años, eres muy fuerte, gracias por confiar en mí.
Hiro volvió a llorar abrazando a su novio, era raro. No esperaba una respuesta por su parte, imaginaba una indiferencia por parte de él o incluso asco. Pero no era así, podía sentir incluso húmedo su hombro, Miguel lloraba por él.
—Eres muy fuerte cariño, y no importa si es algo estúpido, pero haré que ese idiota pague lo que te hizo—soltó un gruñido bajo mientras apretaba aún más contra su cuerpo, a su novio.
Hiro por su parte siguió llorando dejándose envolver. Se sentía seguro, muy seguro con Miguel. Y ahora que él sabía la verdad, se sentía más tranquilo. Miguel seguía ahí. Miguel seguiría a ahí, con él.
No quería irse.
...
—¡Kyle idiota!—el enojo entre Marco y Kyle era palpable. Si bien, podría imaginarse que por sus instintos, lo primero que hicieran al verse era abrazarse, besarse o algo similar, había sido totalmente diferente.
Ya que lo primero que hicieron fue gruñirse y pelear. Sin importar el lugar o terceros.
—¡Es tu culpa, estorbas ahí!— gruñó molesto mirando al omega frente suyo.
—¡No estorbaría si alguien hubiese dejado que metiera la tonta maleta!
—Es tuya, cárgala—gruñó mirando a Marco.
Antes de que Marco pudiera responder, vio cómo una mujer mayor le daba un golpe a Kyle, causando que se quedara quieto.
—¡Kyle!, ¿Qué te sucede con ese comportamiento?, ¡No seas grosero!— La mujer pasó de esa expresión enojada a una cálida viendo a Marco, quién se mantenía quieto y un poco alerta. Si esa pequeña mujer, podía calmar y golpear a un alfa como Kyle, no quería imaginar que le haría a él—, Hola cariño, ¿Quién eres?, Kyle no suele hablarme o presentarme a sus amigos, salvo a los Hamada. Soy la nana de Kyle, puedes llamarme Nona.
—Es mi madre, no mi nana— intervino Kyle mirando a Marco de forma seria.
—Soy Marco, un gusto señora Nona—hablo de forma suave, no sabía como dirigirse ahora mismo. Y además le asustaba cómo controlaba a Kyle.
—Un gusto, por favor pasa, por tu maleta me imagino que vienes de visita a mi niño.
—Ah... sí, bueno, algo así, sí— dijo nervioso mirando a la mujer y entrando al hogar del alfa. A pesar de que su omega estaba emocionado por el aroma, también estaba quieto. Se sentía pequeño, cómo si con cualquier cosa que hiciera, esa mujer iba a reprenderlo.
Se sentía cómo cuando era niño en casa de su abuelita.
—Y dime Marco, ¿De dónde conoces a Kyle?, ¡Ay por favor!, siéntate, siéntete como en casa, te traeré un té—dijo amable yendo a la cocina, esperando la respuesta del muchacho.
Una que el moreno no sabía cómo explicar.
—Bueno, por trabajo...—dijo finalmente mirando con pena sus zapatos. Era un poco complicado explicar su primer encuentro, ya que desde la primera vez, a él si le había interesado físicamente Kyle.
Aunque claro, la forma en que se desenvolvió ese primer encuentro, no era lo planeado para ninguno de los dos jóvenes.
—¿Eres chef también?, ¿Dónde trabajas?
—No, no, soy musico, nos conocimos en un evento— aclaró de forma rápida mirando a la mujer y luego sus pies nuevamente.
Se sentía cómo un niño pequeño.
—¿Qué te trae aquí?, habla de una vez Marco.
—¡Kyle!, ¡No seas grosero!
—Al menos deja que salude a tu madre, eres demasiado impaciente— dijo en un bajo gruñido mirando al alfa. No podía usar la táctica que tenía planeada. La presencia de la madre de Kyle complicaba eso.
—Entonces si quieres algo, habla.
—Quiero saber algo, quiero que me digas ¿Qué diablos le sucedió a Hiro?
Pudo notar cómo el ambiente cambió. No sólo fue la reacción de Kyle, sino la de la señora, ¿Era realmente malo?
—No tengo idea de que hablas.
—Lo sabes perfectamente, dime, ¿Qué le sucedió?, Hiro tuvo una crisis nerviosa al ver a un viejo, eso me hace dudar sobre Hiro. O sobre ese viejo.
—¿Hiro tuvo una crisis?, ¿Está bien?
—No tengo idea, se quedó en el hotel. Entonces si hay algo. Dímelo
—No tengo nada que decirte Rivera, y si sólo viniste por eso, es mejor que te vayas.
—No, necesito saber si lo que creo que sucede, es verdad, tal vez tú lo veas por Hiro, pero Miguel es mi hermano, y es mi familia con la que Hiro convive—dijo serio reteniendo la mirada de Kyle.
kyle no iba acontar nada, y a cierto punto se sentía molesto por las insinuaciones de Marco. Hiro era quien estaba en peligro no quien causa peligro.
Y por su parte Marco se sentía alerta. Si lo que creía era verdad, no sólo podría lastimar a su hermano, si Hiro seguía vivo, tarde o temprano lo iban a encontrar, con ello, sus hermanos estaban en riesgo si seguían cerca.
—¡Ya basta ustedes dos!, ¡Parecen como un perro y un gato!, Kyle no seas grosero con Marco, y Marco, no acuses sin saber lo que sucede. Eso está muy mal por parte de ambos— la voz de la mujer los hizo calmarse, o mejor dicho, los obligó a calmarse.
—Lo siento— ambos dijeron a unisono tomando la taza que la mujer les entregaba.
—Marco, hay cosas que no puedes saber, al menos no por terceros, eso es algo que Hiro debería contarte, sí el decide hacerlo. Así cómo cualquier persona—bebió un poco de su té y se sentó en el sillón dónde Kyle estaba sentado, frente a Marco—. Kyle, debes dejar de ser tan rudo, tus formas de contestar no son correctas.
—Nona...
—Lo siento, me precipite— la voz del mexicano llamó la atención de ambos presentes.
No era mentira, se lamentaba precipitarse por la respuesta. Aunque sin querer, ellos le habían confirmado lo que temía. Así que en teoría había cumplido por lo cual había ido.
—Ahora, es mi turno de decir algo—ambos jóvenes la vieron con duda, la mirada suave de la mujer, había desaparecido, y la expresión de molestia, los hacía sentir alerta—, quiero saber, ¿Desde cuándo están enlazados?, por lo que puedo notar, esa marca está cicatrizando, pero quiero saber el tiempo.
Ambos chicos quedaron pálidos ante esa pregunta. Era la primera persona que lo descubría, y para Marco, lo peor es que era la madre de Kyle.
—¿No van a responder?—
—Nona, no, no es lo que piensas— Kyle intento excusarse, sabía que la mujer frente suyo podría tomar a mal eso. No era tanto el que Marco estuviera marcado, sino el no saberlo, ni al momento, ni después.
—Kyle, soy lo bastante grande para reconocer cuando mi hijo miente, y más cuando hay un muchachito que apesta a mi hijo— dijo de forma seria bebiendo de su té esperando una respuesta. Una que por el ambiente entre ambos chicos, intuía que no iba a tener.
El ambiente era pesado, muy sofocante para los jóvenes, en especial para Marco. Él no iba preparado para eso, no tenía intensiones de que alguien los descubriera, al contrario, había hecho pases con el no ser el omega del chef, tenía la idea de que nadie lo sabría, y haría su vida como si nada. Como un error del pasado y se alejaría de los alfas por completo. Pero eso, eso cambiaba su situación. Y no sabía cómo reaccionar.
Y siendo sincero, no habría importado si otra persona lo descubría, incluso sus representantes. Pero la familia del alfa, eso era totalmente diferente a lo que podría soportar. Le aterraba lo que sucedería con la presencia de la mujer.
Y Kyle lo notó.
—Creo que vamos por el sexto mes— la voz del alfa fue calmada, pero seria. Si sus cuentas eran correctas, estaban cerca de los seis meses desde esa noche.
Seis meses donde sólo habían interactuado dos veces.
—¿Y pensabas decírmelo? —en esa pregunta no sólo había molestia, sino un toque de reproche y tristeza. Algo que alteró a ambos chicos.
Kyle odiaba ver a su madre triste y Marco, por su educación de casa, no soportaba ver a ninguna mujer triste. Y lo que les picaba en la conciencia, es que era por ellos.
—Lo siento, fue error mío, por eso Kyle no decía nada— la respuesta de Marco había salido antes de que Kyle pudiera reaccionar, aunque realmente no sabía cómo habían sucedido las cosas esa noche—, la marca es temporal, así que no era necesario que nadie lo supiera. Y una vez que sane, todo quedará enterrado.
—¿Te vas a alejar de Kyle cuando la marca sane?— la voz de la mujer ahora salió preocupada. ¿Qué omega se alejaba de su pareja, después de una marca?, se supone que las marcas eran prueba de que querían estar juntos, ¿Qué no?
—No puedo hacer eso, aun si quisiera, ya que mi hermano es pareja de Hiro, y de una u otra forma nos veremos. Pero sí mantendré mi distancia fuera de eso. La marca fue un error por mi culpa.
—Entiendo que los instintos aveces suelen ser demasiado fuertes para controlarlos, pero estoy segura que no es necesario terminar una relación después de una marca— dijo aún preocupada, y un poco temerosa de que se malinterpretara su actitud.
A ella le hacía feliz que su niño tuviera a alguien. Le entristecía no saberlo y que Kyle no le tuviera la confianza para decirle, o le avergonzara, pero le haría feliz cualquier cosa que a Kyle le hiciera feliz.
Siempre había sido así, y hasta sus últimos días sería así.
—No somos pareja— ahora la voz de Marco era seria. Y la mirada de él como de la mujer eran serias, mientras que la de Kyle era de confusión.
—¿Cómo?—
—Kyle y yo no somos pareja. Ni antes de la marca, ni ahora. Fue un error y un problema de instintos del momento.
Ahora se sentía una tensión entre la mujer y Marco, una bastante pesada que hacía que el omega quisiera irse lo más rápido. Sintiendo que en cualquier momento esa tierna mujer le aventaría un rodillo o la misma taza con té caliente que sostenía en su mano.
O tal vez estaba bastante traumado con su abuelita.
—Kyle, espero tengas una explicación buena sobre esto— la expresión de Marco cambió a asombro, ¿Por qué no le estaban tirando el problema a él?, había dicho era su culpa, no del alfa, entonces, ¿Por qué no le recriminó a él?
—Lo lamento Nona, no la tengo— dijo sincero mirando a su madre.
No podía mentirle, y no es cómo que pudiera, ya que ni él mismo sabía que había pasado y estaba seguro que serían de las cosas que nunca sabría.
—Esto es increíble— dijo enojada la mujer dejando la taza en la mesa del centro. Su mirada volvió a Marco, causando un escalofrío en este—, ¿Qué es lo que han hecho hasta ahora o que piensan hacer después?, ¡Al menos díganme que no soy abuela!
—Descuide, no sucedió nada más allá de la marca, por suerte— Marco intentó calmarla con sus palabras, mirando la taza que la mujer le había dado y beber. Era fuerte el sabor—, no haremos nada, tal como hasta ahora. Esperaremos a que la marca se vaya. Cada uno tiene su vida, ya soportamos el momento más fuerte que fue el celo, todo lo que venga después de eso, será muy fácil.
—¿En serio?, ¡¿Se lo toman tan a la ligera?!—
—No quiero ser una molestia en la vida de su hijo, y mucho menos el sentirnos atados por una marca que ninguno quiso. Ademas de que cada uno tiene sus cosas. No podemos detenernos por los instintos, la marca va a desaparecer. Kyle y yo no somos nada fuera de ella. No hay razón para que sobrepensemos la situación.
Por alguna razón esas palabras habían llegado al corazón del alfa, causando una incomodidad. Había entendido perfectamente la primera oración.
Él sabía que desde esa ultima interacción con el mexicano, su enojo por los instintos lo habían hecho decir algo impropio, algo que no creía. Y que realmente no sentía con el mexicano. Pero no podía retractarse. Aunque sus propias palabras lo atormentaran mientras trabajaba o intentaba dormir. Kyle sólo intentaba ignorar eso. Ignorar que los mensajes de Marco simplemente dejaron de llegar, que ni siquiera habían saludos, o noticias del mexicano. Que no habían correos o fotos de Marco.
Incluso ignorar el obvio cambio que tuvo Marco en entrevistas junto a su hermano, o que Marco parecía esconderse tras Miguel todo el tiempo.
O ignorar que la ultima vez que lo vio en el café y abrazaba al otro alfa, cuando lo vio sintió por la marca que Marco estaba triste y quería llorar.
Sólo intentaba ignorar eso.
Inclusive en el celo, a pesar de estar varios kilómetros del otro, podía sentir el dolor de Marco y desesperación, causando el propio para ir por él. Algo que se reprimió.
Sólo debía ignorarlo. Y sabía que Marco lo haría igual. Cada uno tenía su vida. No se conocían. Pero esas palabras lo habían tocado. A pesar de todo, él aún creía que era pareja del chico frente suyo.
Y no es cómo que pudiera lamentarse, eso lo había provocado él.
Y lo mal que se sentía por no estar con el mexicano, era por culpa de la marca.
—Bueno, debo retirarme. Debo tomar otro vuelo— dijo tranquilo después del silencio que se formó entre los tres. Mentira no era, aunque su vuelo salía en la mañana. Pero Marco no iba a soportar estar en ese ambiente más tiempo, y mucho menos el retener sus emociones más tiempo.
Sabía que si seguía ahí, terminaría llorando, y no quería eso. Marco no lloraba frente a nadie, que no fuera alguna de sus mamás.
—¿Ahora?, ¿No acabas de llegar?— Nona fue quien interrumpió la disputa mental que el omega tenía para soportar sus emociones—, ¿Te encuentras bien?
—Lo estoy señora. Y es enserio. Vine de visita rápida. Debo volver al trabajo, mi gira no ha terminado— dijo con una voz calmada, que inclusive parecía cansada o muerta. Pero era la única forma, en que Marco podía controlar sus emociones, algo que aprendió gracias la situación y las entrevistas.
—Te llevaré al aeropuerto— la voz de Kyle fue seria y un tanto suplicante. Un claro mensaje oculto de "Hay que hablar"
—No es necesario, tomaré un taxi. Gracias por el té, fue un gusto conocerla—con voz y paso tranquilo se despidió de ambos, tomando su maleta y salir del hogar del alfa.
Agradeció el aire frío en cuanto salió, para poder calmarse. Debía mantenerse tranquilo.
La repentina presentación con la madre de Kyle lo había alterado, y su platica aún más, pero debía mantenerse calmado.
Con paso tranquilo, empezó a caminar a alguna esquina con la esperanza de encontrar un taxi. Dormir en el aeropuerto sonaba bastante mal, pero la idea de rentar un hotel le era más estresante.
Un suspiro salió de él viendo al frente y sentir raro.
¿Ese estúpido alfa lo estaba siguiendo?
......
—Hiro, Hiro, despierta— la voz de Miguel era baja y cargada de cariño, Hiro dormía tranquilo y se aferraba a las sabanas buscando calor.
Después de la confesión de Hiro, Miguel lo abrazó todo el tiempo que su novio lloró, y no mentiría, él también lloró un poco por la situación. Fue en la madrugada cuando Miguel pudo separarse de Hiro y llevarlo cargando a la habitación. Su novio se había quedado dormido por el llanto. Pero a diferencia de esa misma tarde, Hiro no mostraba esa expresión de dolor, al contrario, estaba relajado. Y pudo dormir de corrido, hasta ese momento donde el moreno buscaba despertarlo y desayunar.
—Hiro..., Sofí nos espera, despierta, o te llevaré a la alberca y te lanzaré —dijo de forma juguetona, había notado que su novio había despertado, pero no quería levantarse. En forma de juego lo cargó, haciendo que Hiro abriera los ojos de golpe buscando separarse del moreno—, ¿No qué no?—dijo en burla viendo a su novio con el rostro rojo.
—Quería dormir más, sólo eso.
—Podrás dormir después de desayunar. ¿Quieres ir?, puedo traerte el desayuno si te sientes más cómodo—expresó abrazado por la espalda a su pareja esperando una respuesta. Ahora que sabía la situación, quería estar más cerca de Hiro, y de alguna forma hacerle saber que estaba a salvo.
—Vamos...Sofí nos espera. Además, debemos apaciguar su molestia, antes de que Marco llegue y la haga enojar.
—Es verdad, siempre tenemos que apaciguar lo que hace Marco.
—Al menos no sabe lo de la marca. Eso es suficiente por ahora.
—Tienes razón, espero que para cuando se enteren, estés en tu casa, o te tocará castigo también.
—Espero lo mismo, aunque sería justo que se entere cuando ninguno esté cerca de ella. Estará enojada, pero no cómo en el primer momento.
—Será complicado a decir verdad— rió levemente el mexicano abrazando más fuerte a su novio y besar su mejilla—, buenos días por cierto. Ven, lávate la cara. Te esperamos afuera.
Con esas palabras soltó su abrazo caminando fuera de la habitación para darle privacidad a su chino.
Y Hiro lo agradecía.
Hiro simplemente agradecía lo que Miguel hacía por él y que a pesar de saber la verdad, siguiera ahí. Actuando como siempre, sin acciones por lastima o pena, o miedo. Sin acciones de indiferencia. Simplemente seguía siendo Miguel. El mismo Miguel que era su novio. Y lo agradecía.
Nuevamente el sentimiento de no querer irse lo albergó. No quería separarse de Miguel.
Se sentía bien a su lado. Quería continuar así, cerca del mexicano. Y tal vez, sólo tal vez, quería dejar de lado lo del trafico, ser egoísta y sentirse seguro en un hogar. Bueno no, estaba seguro que quería eso, y si tuviera la oportunidad quería hacerlo.
Pero nunca lo diría en voz alta.
Nunca lo expresaría.
Porque Hiro no se permitía ser egoísta, menos tan cerca de lograr acabarlo. Menos ahora que tenían información para ayudar.
Simplemente Hiro no se permitía dudar. Desde los dieciséis que evitó por primera vez que una omega fuera lastimada, se había trazado su propósito. Esa idea de que por algo seguía ahí.
Y no debía cambiarlo. Aun si sus sentimientos, si su corazón y omega gritaran por algo más.
Simplemente no iba a pasar. Y era mejor que fuera a casa pronto. Debía trabajar.
Antes de que se embriagara más de Miguel y pudiera acabar indefenso contra el moreno. Algo que empezaba a suceder.
....
Buenas, les agradezco leer y la espera. Los tqm.
Y espero les haya gustado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top