13 Comienzos
Hola a todos, aquí Coco, quien apareció de la nada para traerles esta pequeña sorpresita XD Y que se disculpa por no poder traerles más de momento. Está cuesta de enero está resultando un poco más complicada de lo que esperaba y no he podido escribir, pero no sé preocupen. Pronto la inspiración y el tiempo volverán, y también algunas otras de sus historias favoritas. Cómo está por ejemplo, fufufu ♥️ Ya saben que hacer.
***
—No es normal.
—¿Mhm? —Meliodas y Elizabeth descansaban abrazados en la enorme cama de la cabaña del cazador. Aún tenían fiebre tras la experiencia del marcaje, por lo que el enorme hombre del bigote, que resultó ser Escanor Castellio, les abrió su hogar como disculpa al trato rudo que les dio al atraparlos.
—No es normal que sienta todo esto, que sea capaz de tanto. No soy un lobo, ¿cómo es posible? —El rubio simplemente besó el hombro del lado donde la había mordido, y luego inhaló profundamente el aroma de su cabello—. ¡Aaahhh! No hagas eso por favor, ya sabes que en este momento me... me...
—Lo sé Ellie. Causas el mismo efecto en mí. —El ojiverde comenzó a dejar pequeños besos por toda su espalda, luego sus hombros, y fue subiendo hasta llegar al cuello.
—Tonto.
—¿Eh? —Elizabeth se giró en sus brazos hasta quedar de frente, e hizo un puchero tan adorable que Meliodas no pudo evitar sonreír.
—Eres un tonto, Meliodas Demon. Primero, proclamas que me amas frente a una bandada de locos violentos, en el ambiente menos romántico del mundo. Luego, me marcas con tu mordida, sin mi permiso y sin mi conocimiento. Por último, estás provocándome para tener sexo contigo, ¡y ni siquiera hemos tenido nuestra primera cita! —El ataque de risa que le dio al rubio tras estas palabras hizo que hasta le doliera el estómago.
—Sí, tienes razón, soy un completo idiota. Pero las cosas van a cambiar a partir de ahora. —Dicho eso, se acercó para unir sus bocas en un beso lento, largo y tranquilizador.
—Me... Meliodas...
—Descuida —El joven lobo le dio un último beso en la mejilla y la giró para que quedara de espaldas otra vez—. Le prometí a tu tía que te protegería de todo, incluso de mí. Además, hay lugares mucho mejores para hacerte mía que la cama del viejo Escanor.
Elizabeth se ruborizó al oír eso, y percibió los intensos sentimientos de su novio a través del lazo del mate. Pero también fue capaz de sentir el cansancio de la persecución a través de su cuerpo, así que decidió guardar silencio por esa vez, olvidarse de todo, y caer rendida al sueño en el cálido abrazo del hombre que amaba.
*
Estamos desayunando en la mesa del señor Castellio, y debo reconocer que me ha caído muy bien. Sí, es verdad que fue él quien nos atrapó ayer para llevarnos con el alfa, pero resultó que no era algo personal, sino un favor que les hizo a los lobos como parte del misterioso "Consejo de ancianos". ¿Quiénes serán esos misteriosos hombres del consejo? Me gustaría preguntarle más a Meliodas, pero ahora mismo está tan concentrado disfrutando de lo que hay en su plato que no quiero interrumpir su felicidad.
Hay que reconocerlo, ¡este sí que es un auténtico desayuno campestre! El señor Escanor me ha dejado ayudarlo un poco en la cocina, pero ciertamente no lo necesita. Es todo un experto. Lo dejaré pasar esta vez, ya tendremos tiempo para hablar. Cuando estoy por llevarme mi deliciosa taza de té de moras a los labios, veo a mi chico bajar el tenedor y ponerse en estado de alerta.
—¿Meliodas? ¿Pasa algo? —Está muy callado. Casi puedo imaginarlo en su forma de lobo, con las orejas paradas y el cuerpo tenso de concentración. Inhala lentamente... y luego se relaja, con una enorme sonrisa expandiéndose en su cara.
—Tenemos visitas. —Toma su taza y va hacia la ventana haciéndome un gesto para que lo siga. ¡No puede ser! Afuera de la casa, a unos cien metros, está Diane Demon. Tengo sentimientos encontrados hacia ella. Fue la primera en decirme directamente que me apartará de todo esto, pero también fue la única lobo que no me atacó en la reunión de ayer. De hecho, no dijo nada. ¿Qué es lo que querrá con Meliodas?
—No es conmigo que quiere hablar. Vino a verte a ti Ellie.
—¡¿A mí?!
*
Diane no quiso ir más allá de esos cien metros. Ella entendía que el cazador era un aliado, pero simplemente no se acostumbraba a la idea. Además, el jardín de alrededor era lindo; de hecho, toda la casa estaba rodeada por un hermoso campo de flores, y ella prefería mil veces sentarse entre margaritas que en la sala de cuero del hombretón. Por fin, la persona que ella esperaba salió de la casa. Por más que la miraba, no le encontraba parecido con Liz. Su amiga había sido del tipo atlético, fuerte y decidida, mientras la chica frente a ella era obviamente un ratón de biblioteca. Aun así... tal vez si tenían algo similar en los ojos. Una mirada dulce, como si estuvieran diciendo "todo va a estar bien".
—Esto, ¿Diane, verdad? ¿Querías hablar conmigo?
—Sí, yo... vine a pedirte disculpas —Elizabeth alzó ambas cejas, impresionada, y luego entrecerró los ojos en un gesto desconfiado—. ¿Qué te pasa? ¿No me crees?
—No, no es eso, es que... cada vez que un Demon se disculpa conmigo, algo extraño o peligroso me sucede —Fue turno de la castaña para sorprenderse—. Pero, ¿exactamente de qué te estás disculpando? —La chica de coletas desvió la mirada hacia las flores, avergonzada, y se puso a repasar mentalmente el discurso que había preparado mientras jugaba con su cabello.
—Cuando te vi por primera vez, pensé que solo eras una arrastrada, y que querías jugar con Meliodas. Por eso fui aquella vez a tu escuela y lo abracé frente a ti; pensé que si creías que tenía novia, no lo molestarías más —La albina se asombró del subidón de celos que sintió, y aunque este se fue tan rápido como llegó, le dejó un gusto amargo en la boca—. Luego supe que te habías hecho su amiga, y creí que lo hacías solo por retarme.
—Señorita Diane...
—Déjame terminar por favor —La chica siguió tirando de su pelo hasta hacerse nudos, y se removió en su lugar inquieta—. Luego entendí que tú no eres así. Sabes, olí la sangre de Meliodas en una trampa de cazador el otro día —Hubo un breve silencio entre las dos tras esas palabras, y luego, finalmente la castaña la miró a los ojos con intensidad—. ¿Fuiste tú quien lo liberó, verdad? —Elizabeth simplemente asintió con la cabeza, y la sonrisa de Diane se ensanchó como por arte de magia.
—Lo sabía. Además, fuiste tú la que hizo que se interesará otra vez en la escuela. Y lo haces comer.
—¡Es...espera! Él siempre ha sido inteligente, yo solo le pedí que me ayudara a estudiar. Además, ¿cómo sabes que le daba de...?
—Porque sus mochilas siempre huelen al mismo sándwich —La sonrisa en las dos era auténtica, el ambiente se llenó de paz, y la albina comenzó a pensar que tal vez, solo tal vez, se había equivocado con aquella chica—. Tú te llevaste bien con él antes de saber que era un hombre lobo, y después de enterarte, no le tuviste miedo ni huiste.
—¿Por qué lo tendría? Él es una persona fabulosa.
—Sí lo es, ¿verdad? —Ambas voltearon un momento al pórtico de la casa, donde el susodicho estaba con el cazador tomando café mientras las veían. No apartaba la mirada de la peliplateada en ningún momento—. Dime, ¿te gustaba antes de saber que era tu mate?
—¡¿Eh?! Yo... pues...
—¡Te has puesto como frambuesa! —dijo ella riendo—. Creo que la respuesta es obvia. Bueno, siendo así, solo tengo una última pregunta —Su tono de voz se había enfriado varios grados, y las siguientes palabras que dijo fueron dichas con un tono mortalmente serio—. ¿Eres tú... una bruja? —Elizabeth se quedó callada unos segundos y, tras una larga respiración, se movió para quedar frente a Diane y mirarla a los ojos.
—No, no lo soy. Pero aunque lo fuera, lo más importante para mí es que soy la compañera de Meliodas. Sin importar quién o qué sea yo, el hecho de que lo amo no cambiará. —El viento meció las flores y las rodeó a ambas con un aroma mágico mientras ambas aquilataban el peso de esas palabras.
—Ahí está. Después de todo, sí tiene algo de la personalidad guerrera de Liz. —La castaña había tomado una decisión. Le extendió la mano a Elizabeth y la estrechó con fuerza, como si fuera la primera vez que se presentaran.
—Soy Diane Demon, pero llámame solo Diane. Me disculpo por todos los malentendidos, y espero que a partir de ahora podamos ser amigas.
*
A Meliodas la escena se le hacía sencillamente hermosa. Ellie, su Ellie, estaba a lado de Diane, disfrutando mientras se reían de algo que él apenas alcanzaba a oír. Probablemente fuera de él, pero no le molestaba que lo hicieran. Era un momento de chicas, y él esperaba que pudieran hacerse amigas después de eso. Diane era como su hermana. A pesar de haber sido adoptada de otro clan, la conexión entre ellos siempre había sido profunda y real. Fue una de las pocas personas que se opuso a que se fuera cuando se convirtió en omega, y era la única que lo frecuentaba aún cuando dejó la finca para mudarse a Black Valley. La idea de tener a una aliada más para proteger a Elizabeth lo llenaba de esperanza. De pronto ambas chicas comenzaron a caminar, deteniéndose esporádicamente a recoger flores.
—La amas. —El viejo cazador lo miraba de lado, con una sonrisa cómplice que curvaba su mostacho.
—Es mi mate.
—He visto a los lobos con sus mates, muchacho. Lo tuyo es diferente. Se ve más... humano. —Ambos sonrieron mientras seguían mirando al frente hasta que al rubio se le ocurrió un contraataque a sus palabras.
—¿Y qué hay de ti? ¿Hasta cuándo te le declararás a la señorita Merlín? —El cazador se atragantó con su café y Meliodas apenas contuvo las ganas de reírse de él. Cuando ambos se calmaron, miraron de nuevo al frente y la atmósfera cambió.
—¿Esto no ha terminado, verdad?
—Me temo que no.
—¿Por qué Escanor? ¿Por qué la familia no me puede dejar en paz?
—Meliodas... estás débil y flacucho. Hace meses que no tienes una buena cacería, y te falta entrenamiento de verdad.
—Vaya, muchas gracias.
—Y aún así, lograste huir de toda la manada. Corriste más rápido que ninguno de ellos, y eso que llevabas cargando a tu mate. A pesar de estar tan débil, sigues siendo uno de los lobos más fuertes del clan —El ojiverde guardó silencio mientras pensaba en lo que eso implicaba—. Y ahora has encontrado a Elizabeth. Todos saben que el alfa más poderoso debe tener una luna a su lado. Te querrán de vuelta para que tomes el lugar que te correspondía por derecho.
—No lo quiero. Además, Ban hace un buen trabajo.
—De eso hay duda, pero no es un Demon. Y tampoco es un lobo de cuna. Más vale que te vayas preparando. Tú y esa pequeña se van a enfrentar a muchos problemas de ahora en adelante. —Apenas había terminado de hablar, Elizabeth se acercó a ellos con un espeso ramo de flores y una sonrisa aún más grande.
—¡Mira Mel! Diane me ayudó a recoger esto. ¿Sabías que la mayoría son medicinales? Creo que si hacemos un té... —No pudo terminar de hablar, porque él corrió hacia ella y la rodeó con sus brazos—. Cuidado, dañaras las flores —Él simplemente la abrazó más fuerte—. ¿Qué tienes? ¿Qué pasa?
—Te amo Elizabeth. Y prometo protegerte a cualquier costo.
***
Ternurita ^w^ Y ahora, un secreto de este capítulo: ¿sabían que en este momento de mi escritura en verdad estaba tentada de poner de inmediato el lemon melizabeth? XD Al final decidí que no por dos motivos: uno, ¡estaban demasiado cerca del clan! >o< Ya habían sido suficientemente descarados con lo del marcaje de Eli como para además copular en el bosque o en la cabaña de Escanor. No no, mi Ellie se merecía algo más especial UwU Y ese es el segundo motivo. La primera vez de nuestra querida albina se volverá muy importante para la trama *_* así que esa primera vez merecía ser igual de especial. Tranquilos, cuando el momento llegue, va a ser suuuuuper bueno... y de ahí en adelante, no habrá quién los pare XD
Ahora sí, eso es todo por ahora amigos. Nos vemos la próxima semana para más en otra historia °w^ Posdata: espero que esa historia sea Mi Diosa Luna, jejeje ♥️
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