12 El marcaje

Hola a todos, aquí Coco, en la entrega de uno de los capítulos que más me ha gustado escribir en esta historia, y lista para aullar a la luna con estos lobitos, fufufu *u* Me estoy sintiendo mucho mejor que ayer tras un día de reposo total y, como siempre, aquí seguimos fieles al amor melizabeth. Ya saben qué hacer ^3^ Posdata: este domingo esperen cosas interesantes por COCONOTICIAS. Sé que aún falta para el domingo, pero estoy tan emocionada que no puedo evitar comentarlo <3 Ahora sí, los dejo para que lean a gusto UwU

***

—¡¿De qué diablos hablas?! —El panorama no lucía bien. Frente a ellos había muchas personas, estaban completamente acorralados, y ambos sintieron como si lo que estuvieran viviendo allí fuera un juicio.

—Has roto nuestra ley más sagrada, Meliodas. Y mi trabajo como alfa es asegurar que nuestras leyes se cumplan. Así que comencemos con esto de una vez, ¿quieres? —Pero no había una elección real en esas palabras. El silencio fue denso y solemne, los grandes amigos no dejaban de mirarse a los ojos, y tras una última inhalación, el peliblanco comenzó el interrogatorio—. ¿Por qué revelaste tu identidad a un humano? —La respuesta a esa pregunta que fue contestada en un susurro.

—Es mi mejor amiga.

—No es razón. Sabes que ocultamos esto de todos, y en especial de los amigos, para mantenerlos a salvo. Además, no creo que puedas aplicar la misma excusa con este sujeto, ¿o sí? —En ese momento uno de los miembros del equipo de Estarossa apareció jalando del brazo al pálido y aterrado Gowther. Su expresión cambió de resentimiento a arrepentimiento al ver el estado en que estaban sus amigos.

—¡Lo siento mucho Ellie! ¡Me engañaron! Nunca fue mi intención traicionarlos, es solo...

—Deberías elegir mejor tus compañías, jefe. Yo lo hago.

En ese momento, más siluetas comenzaron a salir de entre los árboles rodeando al alfa, y la peliplateada abrió los ojos como platos al verlos. Reconocía a varios. Ahí estaban Ross, con el equipo completo de rugby, unos cuantos chicos más de su escuela, e incluso un par de profesores. También estaba la chica de coletas y ojos violetas, que en ese momento tenía una expresión neutral y los miraba con indiferencia. Un poco separado del grupo y casi oculto en las sombras, había un joven de brillantes ojos verdes y pelo negro. Del otro lado estaba King, el chico que trabajaba en el hospital, un enorme hombre con mostacho y ojos azules que ella no reconoció, y por último...

—¡Tía Merlín!

—Vaya, vaya. ¿Entonces sí son familia?

—No Alfa. No lo son —El joven Fairy miró fijamente a Meliodas con la boca apretada en un gesto amargo, y escupió las siguientes palabras como si fueran veneno—. ¿No tienes vergüenza?

—¿A qué te refieres Harlequín?

—Esa chica, Elizabeth, no es una verdadera Liones. Mi hermana Elaine lo descubrió hace poco —Estaba furioso, eso se notaba. Sin embargo, las siguientes palabras salieron de su boca estaban cargadas de tristeza—. ¡¿No te bastó con matar a Liz, y ahora también quieres tener a su hermana?! —La reacción de la multitud fue muy variada, pero pese a las diferencias en esos rostros, todos tuvieron dos cosas en común: miedo y asombro. Hasta Ban se puso pálido. Sin embargo, casi de inmediato recobró el control, y en cuanto lo hizo se dirigió a Merlín con una sonrisa.

—¿Es cierto?

—Eso depende —A pesar de tener detrás a dos hombres lobo con las garras desplegadas, la dama parecía tranquila y alegre—. Si me preguntas a mí, te diré que es una Liones. —Pese a su situación, Elizabeth no pudo evitar sonreír a su tía con gratitud, y ella le devolvió el gesto con un guiño.

—Meliodas, esto es muy serio. No sería tan grave si fuera una humana común, pero es una Danafor, la familia de brujas más fuerte que tuvo el pueblo. —Ban había comenzado a rascar el tronco donde estaba sentado con sus garras, la chica de ojos morados levantó una ceja, y el joven pelinegro al fondo de todos parecía a punto de sufrir un ataque. Fue él quien finalmente se dirigió al acusado.

—Hermano, ¿por qué? ¿Cómo pudiste confesarle a una bruja lo que eres?

—No solo se lo dijo, ¡se lo mostró! —dijo escandalizado el chico de cabellos morados—. ¡Hizo la transformación completa ante sus ojos! ¡Yo lo vi! —Gritos de asombro e indignación llenaron ese rincón del bosque, y no pasó ni un minuto cuando la multitud comenzó a pedir sangre.

—¡Mátenla!

—¡Entréguenla al consejo!

—¡Exilio para los dos!

—¡Sileeeeeeeeeencio! —El grito del alfa retumbó como un aullido por todas partes, dejando el bosque tranquilo de nuevo. Esa paz fue rota por la risa histérica de Meliodas. Comenzó de forma casi imperceptible, como un susurro, pero pronto fue creciendo hasta volverse carcajadas lunáticas. Cuando al fin se calmó, paseó la mirada por todos con una sonrisa ladeada.

—¿Pero qué les pasa? ¿Por qué hacen este alboroto por un asunto sin importancia? ¡Si es algo insignificante! Si solo... solo... ¡solo soy un maldito Omega! —Su expresión se transformó por completo, la ira marcaba su rostro mientras gritaba con desesperación—. ¿Qué les importa lo que haga o no? Ya ni siquiera estoy con la manada ¡¿Por qué no pueden dejarnos en paz?!

El silencio que siguió fue aún más profundo que los que hubo antes. Luego Ban se levantó, caminó lentamente hasta él, y se inclinó para que sus ojos quedarán al mismo nivel. Con el rostro mortalmente serio, le preguntó lo único que en el fondo le interesaba.

—¿Por qué dices "nosotros"? —El rubio apretó los puños y comenzó a temblar mientras desviaba la mirada—. ¿Qué es esta chica para ti? —No tenía a donde ir, y la presencia del alfa era muy fuerte. Al final, no pudo resistir su poder. Tuvo que alzar la cara y enfrentarlo con la verdad.

—Yo la amo, Ban.

—No estás contestando a mi pregunta. ¿Qué es ella para ti? —Toda la tensión en su cuerpo se desvaneció y, con una expresión tan pacífica como dolorosa, contestó.

—Ella es mi mate.

*

Lo ha dicho. Siento como un par de lágrimas traicioneras se me escapan, simplemente no puedo detenerlas. A pesar de estar en las fauces de la muerte, no puedo evitar sentirme feliz al oír eso. Esto es demasiado. Están pasando cosas demasiado rápido, y yo no puedo hacer nada para impedirlo.

—Ban, por favor —Mi Meliodas está suplicando, pero no entiendo qué es lo que pide—. Por favor...

—¡Ridículo! —¿De quién fue ese grito? No puede ser, ¡¿Ross?!—. ¡Absurdo! Alfa, no es posible que creas lo que...

—Silencio cachorro. Es la decisión de tu hermano mayor.

—¡Esto no puede ser! ¿No te basta con deshonrar a nuestra familia convirtiéndote en Omega? ¡Ahora además te atreves a proclamar como compañera a una humana!

—¡A una bruja!

—¡Está mintiendo!

—¡Mátenlos a los dos!

—Calma todos —Ban no ha alzado la voz, pero esta retumba como eco en todas partes—. Meliodas, no sé cómo es esto posible, y estoy feliz por ti pero...

—Ban...

—Eso no resuelve nuestra situación.

—Por mi desháganse de ambos.

—¡Estarossa! —Esta vez sí que ha gritado, y aunque son casi del mismo tamaño, el desgraciado de Ross se encoge ante la presencia de su líder—. ¡Somos depredadores, no asesinos! Haremos las cosas apropiadamente. Esto tiene una solución muy simple, amigos míos —Por primera vez en esta conversación, veo como se voltea hacia mí y me sonríe. Y eso, por alguna razón , me hace sentir escalofríos—. Todo esto se resuelve si la muerdo para transformarla.

*

—¡No! —Meliodas no pudo soportarlo más. Antes de que nadie pudiera detenerlo, se abrió paso entre los dos lobos que lo vigilan, noqueó a otro, y se colocó protectoramente frente a Elizabeth ―¿estás loco? ¡Podrías matarla!

—¡O podría salvarla de la persecución del consejo de ancianos! Y ni qué hablar de los otros clanes. Ahora que sabemos lo serio de la situación, no veo opción. Es la única forma en la que podrás tomarla para ti mismo.

—¡No por favor! —Por primera vez en toda la reunión, Merlín se veía angustiada y nerviosa—. Alfa, por favor reconsidérelo. ¡Es tan solo una niña! ¡Debe haber otra forma de demostrar que es su pareja!

—Si la señorita Merlín no está de acuerdo, yo tampoco. —El hombre de mostacho dio un paso al frente, y colocó su mano de forma intimidante sobre la culata de su rifle.

—¡Ni yo! —remató King—. ¡Deben entregarla a nosotros! Los sabios del bosque tenemos derecho sobre...

—Me temo que esto ya está fuera de tus manos, Guardian oso. Además no podemos arriesgarnos a que la joven crezca y se convierta en una bruja. La situación sería incluso más peligrosa que ahora.

—¡Ban, por favor! ¡Te lo ruego!

—Está bien —Todos guardaron silencio de la impresión. La suave, dulce y cristalina voz de la acusada sonaba por primera vez en toda la noche—. Meliodas, si con eso puedo estar contigo y tener a todos a salvo, quiero hacerlo.

—¡Elizabeth, no!

—Está bien Mel —La albina alzó su mano para acariciar el rostro del rubio y sonreírle llena de confianza—. Todo estará bien, lo prometo. —Luego le dio la espalda a su amado, y lentamente comenzó a caminar hacia el alfa.

—Bien dicho preciosa. Serás una loba magnífica. —La hermosa chica se estaba acercando lentamente al ojirojo, el resto de los testigos contenía la respiración, y mientras, Meliodas se tiraba el pelo con desesperación. Debía encontrar otra solución, ¡tenía que haberla!

De pronto, la supo. Supo exactamente qué hacer para demostrarles a todos que era su mate.

Corrió hacia ella, la tomó fuerte de la cintura y, aún de espaldas, le clavó los colmillos profundamente en el cuello, marcándola como suya para siempre.

*

—¡Ahhhhh! —Me duele. Lágrimas caen de mis ojos mientras siento sus colmillos enterrados en mi piel. Está caliente, me siento como si tuviera fiebre. De pronto mis gritos se convierten en gemidos. ¡Oh diosas! No puedo controlar los sonidos extraños que salen de mi boca... ¡Se siente demasiado bien! Intento controlarme, pero no, necesito jadear, necesito gemir, ¡o mi corazón explotará con todas estas sensaciones! El placer... ¡es muy intenso! ¡Meliodas, detente! ¡¿Qué estás haciendo conmigo?!

*

Cuando Meliodas terminó, él también estaba jadeando. La experiencia había sido tan fuerte, que ambos boqueaban por aire mientras se dejaban caer al suelo de rodillas, aún abrazados y temblando. El solemne silencio fue roto por las estruendosas carcajadas del alfa.

—¡Wow, jefe! ¡No tenías que ser tan exhibicionista! —Ban sonreía de oreja a oreja mientras el resto de los testigos miraba con una mezcla de alivio y asombro—. Pues eso es todo, ya no queda ninguna duda de que ella es su mate real —Aún con expresiones atónitas, lentamente todos los lobos fueron asintiendo y sonriendo a la nueva pareja—. Entonces, se levanta la sesión. ¿Amigo, estás bien?

Meliodas ni siquiera lo escuchó. Estaba totalmente concentrado en lamer amorosamente la herida del cuello de Elizabeth, disfrutando del sabor de su piel, y embriagándose con la placentera sensación de haber sellado su vínculo de una forma permanente.

***

Fufufu 7u7 Me encanta esta escena, pese a no haber toqueteo, ¡es endemoniadamente sexy! <3 Y ahora, un secreto de este capítulo: en realidad, son dos ^3^ Primero, ¿sabían que la reacción de Elizabeth no habría sido posible de no ser la verdadera pareja destinada a Meliodas? Si un lobo muerde a cualquier humana, lo único que la chica recibirá será dolor. Pero al hacerlo con su mate... bueno, ya vieron el resultado ^///^ El segundo dato curioso es, ¿sabían que solo el alfa puede convertir a un humano en lobo con su mordida? Un beta o un omega no pueden transformar, ya que la mordida sería solo para comer. Curiosesco, curiosesco, este maravilloso mundo de lobos °3°

Bien, eso sería todo por ahora cocoamigos <3 Nos vemos la próxima semana para más... tal vez, fufufu *w* y mañana en otra historia.




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