Prólogo.



Venus: 


Estaba siendo arrastrada hacia dentro del palacio de este Alfa, aun pensaba en la muerte de mis padres, de cómo zaquearon nuestra pequeña manada solo para robarse a la única Omega que habia ahi. Yo.

Aun no lo creía, de como mi vida dio un giro tan abrupto y doloroso. Ya tenia que aceptar mi destino, aceptar que seria vendida a un Alfa que esté dispuesto a pagar por mi. 

—Vaya, la única Omega de esa manada mediocre —miraba a su Alfa, el Rey Romano—, tu cabello es blanco, interesante ¿Que animal eres?

No puedo decirle que soy una Leona, tengo que proteger a Damaris a como de lugar. 

—Coneja, soy una coneja. 

—Una coneja —sonrió—, ustedes son unas zorras que se abren de piernas para los Alfas, siempre están en celo, te quedaras conmigo. 

Los Omegas que estaban en la sala empezaron a gemir y tirarse al suelo a retorcerse. Sabia que estaba soltando feromonas para darles placer y que pidieran ser follados por el. Pero en mi caso, tengo sangre Beta y soy inmune a las feromonas de cualquier Alfa. 

Haga lo que haga no me tendrá de piernas abiertas. 

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