"El hámster ha vuelto"

"El hámster ha vuelto"

Todo reposaba en la serenidad de la oscuridad que envolvía la habitación. A pesar de que la luz del pasillo se perfilaba bajo la puerta corrediza.

El sonido de los toques insistentes en la puerta me alertó despertándome en un segundo y empezando a ubicarme rápidamente me encontré en la habitación junto a ella.

Aunque me había quedado dormido con un enorme sentimiento de relajación, sentí que el despertar abrupto casi arruina el momento que Cagalli me había regalado.

No sé en qué momento las posiciones se invirtieron y ahora era ella quien reposaba sobre mi.

No quería moverme, pero los golpes en la puerta no se detenían.

Una maldición salió de mi boca y me moví tan sigiloso como pude, saliendo de la cama y llegando hasta la fuente de sonido, asegurándome que ella no alcanzara a escuchar.

Junto a los golpes, la voz de Kira susurrando mi nombre terminó con el sonido de la puerta abriéndose y cerrándose con mi salida.

- ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

-Lo estoy, pero... tengo una noticia que tal vez era de esperarse, pero...

- ¿Qué pasa?

Insistí de la manera más directa, ya que el contenido de aquel mensaje que quería brindarme tenía el rostro de Kira indeciso y abrumado.

Lo escuché hablar despacio, pero sus palabras me enfriaron las manos. No sé cuanto tiempo habría transcurrido desde que salí a platicar con él, pero al volver dentro las luces de mi habitación estaban encendidas y Cagalli me esperaba sentada a la orilla de la cama. Detuve mi ascenso en el aire cual hubiera encontrado un muro en el camino.

Qué cara tendría por la expresión de angustia que ella puso, para enseguida llegar a mí lo más rápido que la falta de gravedad le permitió.

- ¡Athrun! Estás pálido!

El color de mi piel era lo menos que me importaba en esos momentos, y es que lo había olvidado por completo al sentirme a salvo junto a la tripulación del Archangel, pero la verdad era que yo era un desertor, buscado por el robo de los dos movil Suit más preciados de Zaft. El apellido Zala me perseguiría fuera donde fuere.

Aun con la firma de la paz que estaba en marcha, los involucrados siempre pagarían sus fallas.

Y si permanecía al lado de ellos... aunque Kira dijera que todo estaría bien, que ellos verían por mí, la realidad era que podrían ser acusados de complicidad y qué más prueba qué el Eternal qué alguna vez nos transportó había formado parte de la alianza de las tres naves.

Una vez más estaba involucrado en algo que excedía lo que yo podía manejar.

Se me nubló la mirada por las lágrimas al sentir el peso de la realidad.

¿Por qué no podía pensar con la seriedad de siempre? Las emociones trepaban en mi garganta al darme cuenta de que en realidad seguía sin ser parte de nada.

-¡¡Oye!!

El grito de Cagalli me sacó de la profundidad donde mis pensamientos me habían llevado y la escuché maldecir, tras tomarme el rostro y darse cuenta de que apenas y la había escuchado.

-El hámster volvió...

Masculló y analizó mi comportamiento y bajando las manos de mi rostro hacia mis manos me llevó a sentar sobre la cama. Apenas y pude pasar la saliva al darme cuenta de donde estaba. Frente a mí, su hermoso rostro me miraba con escrutinio.

Había regresado a su lado sin notarlo. Se había convertido en mi lugar seguro.

Ahí estaba ella, nuevamente preocupándose por mi y poniéndome delante de su propia necesidad. Ya que era igual para ella, con la pérdida de su padre había asumido la representación de Orb, después de todo es una princesa.

Pero agachada en el piso tomándome de ambas manos. Seguro eso no era correcto.

Quizás... pueda ser la última vez que se me permita estar así con ella...

-Necesito que me digas que ocurre o tendré que ir a derribar la puerta de Kira para que él me diga.

Su comentario me sacó una pequeña risa, ella siempre tan temeraria, estaba seguro de que si la dejaba hacerlo en verdad lo haría.

-Cagalli... una persona como yo... no puede estar con alguien como tú...

- ¿Qué?...

-Es algo que no puedo evitar... al ser el hijo de mi padre y un fugitivo de mi propio lugar de nacimiento.

-Esas son tonterías... ¡Debe haber algo que se pueda hacer! ¡Te daré amnistía! ¡Orb responderá por ti!

-Dices eso y me suena tan terrible... ponerte en peligro por mi culpa, simplemente por existir...

-Athrun... eso es, porque ellos no te conocen, es simplemente por la defensa de una bandera que parece valer más que la vida de una persona. Pero más allá de ser quien eres, por tu nombre o tu nacimiento, un coordinador o un piloto... eres tú, el Athrun que vive junto a mí, a quien veo sonreír y enojarse, quien significa tanto para mí como la esperanza de un nuevo mundo...

Cagalli me abrazó con fuerza contra su cuerpo, creo que se la ha pasado demasiado tiempo consolándome, pero eso era precisamente lo que necesitaba, sentirla como el pilar que le daba sentido a seguir viviendo. Me aferré a ella como nunca, dejando muy atrás la vergüenza que nos separó alguna vez, para sentirme entregado a ella en todo sentido, si ella me había rescatado, sería de ella y para ella, lo que necesitara de mí.

-Quiero que vengas conmigo a Orb...

Simplemente asentí aún entre sus brazos.

Se solicita a todas las alianzas se haga entrega de Athrun Zala a las colonias de Plant para su juicio inmediato.

Eres tú, el Athrun que vive junto a mí, a quien veo sonreír y enojarse, quien significa tanto para mí como la esperanza de un nuevo mundo...

Las palabras de mis dos personas más queridas vinieron a mi mente en el último momento, cual el anuncio de Kira insistiera en desprenderme de los brazos de mi princesa, pero las palabras de ella me aseguraran que había algo más allá que nos esperaba si permanecíamos juntos.

El beso surgió como un reflejo de nuestro vinculo fundado en la promesa de la protección del uno al otro.

Nuestras miradas se encontraban cada tanto en la búsqueda de la aprobación del seguimiento al contacto. Era la primera vez que nos besábamos tantas veces seguidas, la tomé por la cintura para que terminara sentada sobre mis piernas. Y el beso que parecía infinito terminó con nuestros rostros muy juntos y sofocados, pero podría jurar que ella hubiera deseado continuar tanto como yo me tuve que resistir a no proseguir.

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Dios, mi musa está haciendo un baile retorcido con tanto que quiere plasmar, pero despacio, musa, despacio.

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