Capítulo 3 "¿Hay cangrejos en Plant?"
Omae no Princess
Capítulo 3 "¿Hay cangrejos en Plant?"
¿Qué más da interpretar un papel mientras pueda vivir así?
Es una pregunta que la vida terminaría respondiendo por mí más adelante
Pero cuando te sientes perdido y expulsado del mundo que una vez fue tuyo, te aferras a lo que sea que te dé estabilidad y más aún si viene de la mano del amor incondicional que nunca tuviste y apareció en tu vida para rescatarte.
Así fue como llegué a Orb. Bajo las gafas de sol de Alex Dino y jurando lealtad a Cagalli.
Todo parecía tan distinto, como si el aire que se respiraba en La Tierra fuera más puro que cualquier otro que hubiera llevado a mis pulmones antes. Tal vez la sensación de alivio que sentía al saber que podría dejar los tormentos atrás acompañado a la necesidad de seguir viviendo me lo hacían parecer así.
Aunque no dejara de sentirse extraño, dejar atrás todo lo que yo realmente era...
El nuevo número de identificación que se me había asignado revotaba en mi mente mientras lo memorizaba, después de todo, aunque fuera ahora un civil, el encontrarme de servicio como el acompañante de la representante de la nación exigía de mi la sanidad mental que una buena memoria podría darme.
Creo que los primeros días fueron difíciles en el acoplamiento a la nueva identidad, pero poco a poco la familiaridad de lo que ahora era lo envolvió todo, más aún aquella tarde cuando por fin pudimos estar solos.
Abrí la puerta de mi habitación sabiendo que iba a encontrarte en la entrada, pero la inseguridad me mantenía preso.
Yo entendía que me había enamorado de una princesa y que al morir su padre por lógica el peso de los emiratos recaería sobre ella, pero fue mucho más duro de lo que pensé.
-Ha sido un escape perfecto.
Te retiraste la chaqueta en respuesta a mi solicitud tácita de que me la dieras.
- ¿Estás segura de que puedes estar aquí?
Pregunté no muy convencido en realidad. Tal vez había perdido un poco la esperanza de estar contigo de forma normal.
- ¿Cómo?
El desconcierto que expresaste me dejó perplejo, no quería ser yo el causante de que tuvieras más cosas en qué pensar.
-Lo lamento, me expresé mal...
-Athrun... sé que esto está muy distante de poder ser algo más íntimo y puede que no sea en lo absoluto lo que se esperaría de poder vivir más cercanos, pero...
-Lo lamento...
- ¡No sigas disculpándote!
- ¡Debo hacerlo!, solo escúchame... Lo lamento, porque no quise que sonara como un reproche. Si pregunté... fue porque lo que más deseo es poder permanecer junto a ti... siendo yo, sonará muy caprichoso, pero me da miedo que tengas que salir corriendo en cualquier instante.
No pude sostenerte la mirada y terminé desviándola, tú haces que las palabras se me escapen con facilidad. Más aún en estos momentos en que no puedo hacer nada para protegerte.
-Para mí tú sigues siendo tú... nada ha cambiado y no voy a irme...
No pude contestar, ambos sabíamos que la respuesta que me diste no era cien por ciento cierta.
-Pasa por favor.
Te invité a acomodarte y fue rápida la forma en que te ambientaste, cuando lo noté estabas en el sofá con los brazos extendidos hacia mí. Me pareció algo demasiado tierno.
Llegué a tu lado y me senté atento a lo que quisieras decir, pero te limitaste a recostar tu cabeza sobre mi hombro mientras abrazabas mi brazo.
-Es muy difícil aguantarse no hacer esto en el trabajo...
-Dímelo a mí... siento que en cualquier momento se me va a salir un "Cagalli" señorita representante...
- ¿No quieres seguir trabajando conmigo?...
Te despegaste de mi hombro y me miraste como si la respuesta que diera sería crucial.
-En ningún momento he dicho ni tratado de insinuar eso...
-A veces, me gustaría tener un libro de instrucciones de manejo.
- ¿Manejo?
-Así es
-Pero tú eres muy buena en el empleo de los Movil Suit.
La risa se desbordó de entre tus labios, dándome a entender que no había entendido nada de lo que hablamos el último momento.
-Manejo del novio...
Susurraste tan suavemente que apenas y te oí, pero al escucharte no pude evitar sentir mi corazón saltar, porque ese novio del que hablabas era yo e iba a seguirte la corriente, después de todo, nuestras pláticas se vuelven muy amenas cuando entras en ese humor.
-Entonces quieres manejarme como un Movil Suit...
- ¡Por... por lo menos sé que esperarme de ellos...!
-Pues si a esas vamos... seré el Strike Rouge.
- ¿Eh?... hubiera imaginado que escogerías algo más imponente como el Akatsuki.
La intriga te dominó y colocaste tu pequeña mano sobre mi pecho mientras me mirabas interesada.
-Es verdad que me gusta el dorado...
Respondí con total honestidad, en algún momento en mi mente pasamos de hablar de los Gundam a algo que en ese momento me atrapaba más.
No podía dejar de verte a los ojos y encontrar el color más hermoso en ellos.
-Athrun...
No pude resistirlo. El impulso me dominó al instante, necesitaba tanto poder abrazarte y llenarle de tu aroma que creo hasta respiré tu cuello cuando te acerqué a mi pecho. Justo a esto me refería cuando te dije que era tan duro estar a tu lado el día entero sin poder mover un músculo para estar verdaderamente contigo.
Pero era algo que no podía hacer como Athrun Zala ni como Alex Dino.
Fue como si por un momento me hubiera esfumado de la realidad ante este pensamiento, pero tus manos sobre mi espalda me trajeron nuevamente junto a ti en una caricia suave sobre la tela.
-Estoy aquí ahora... son estos momentos los que debemos aprovechar hasta el último segundo...
Entrelazaste los dedos de tu mano con los míos; sabía lo que habías querido decir y contaba con toda tu disponibilidad, pero no dejaba de sentirse clandestino. Entonces comprendí que eso sería yo de ahí en más...
Un amante en la sombra. Dedicado a ti en todo sentido y... la idea no me disgustaba.
Te tomé de la nuca con cuidado y pude sentir como depositaste tu confianza en mí.
-Athrun...
Tu voz se escuchó como un murmullo delicado entre mis brazos, quería más de eso... era la primera vez que te escuchaba así.
-Dime...
-Tengo curiosidad...
-puedes preguntar lo que gustes, si yo puedo ayudarte sabes que lo haré.
-Es solo... que me pareces tan especial, pero tanto... que solo quiero saber todo de ti, ver todo de ti... y lo que estoy diciendo me parece tan íntimo que me da vergüenza, pero a pesar de eso... soy capaz de decírtelo a ti...
El hermoso sonrojo que se apoderó de tu piel de vainilla me conquistó por completo.
-Estoy aquí para ti, Cagalli...
-Me dices eso y esta sensación dentro de mí se hace más grande.
-Sé de lo que hablas... cuando empezaste con el tema... pensé en esperar para calmar mi propio sentir, pero me da muchísima felicidad que sientas esa confianza conmigo.
- ¿Qué quieres que hagamos?...
-Pues... eras tú la que dijo que tenía curiosidad...
-Luego dijiste que tú también la tenías...
-Y la tengo... ¡mucha!
Respondí casi en automático, no quería que te detuvieras.
-Entonces... déjame...
Tus manos temblaban en la espera en medio de la ansiedad y tu rostro cabizbajo me robaba todo lo que en verdad necesitaba ver. Tu expresión de nervios y sonrojo agraviado.
-Bésame, Cagalli...
Te hablé con la firme convicción de detonar lo que sentías pero parecías reprimir con el último de tus sentimientos de recato.
-Debo hacerlo... porque yo empecé con esto y debo hacerme responsable... ya que soy la mayor...
-Es verdad... debes tomar la responsabilidad...
Te ofrecí mi sonrisa conciliadora para brindarte la confianza que buscabas. Apenas y pude frenar mis deseos de ser yo quien te arrebatara el beso, pero me era increíblemente bello verte acercar buscando mi contacto.
Era la primera vez que me sentía deseado, en el sentido de una mujer buscando mi compañía y que fueras precisamente tú quien lo hacía me nublaba el pensamiento.
Ibas en serio, tu curiosidad marcó la exploración de tus manos sobre mi cuerpo.
Y era la primera vez que alguien me derribaba tan ridículamente fácil, no pude oponerme al sentir tu peso caer sobre mi pecho, mientras tus labios buscaban una respuesta de los míos.
Me atrapaste entre el sofá y tu ser.
Era un deleite sentir tu cuerpo menudo buscando acomodo en medio de la repartición de besos y caricias que se desató.
Era evidente que las ansias de ambos se liberaban poco a poco y aquello que había iniciado como una exploración por curiosidad podría terminar en algo más.
Tus besos recorrieron el camino sobre mi cuello en un recorrido sublime que terminó sobre mi clavícula derecha al perder los dos primeros botones de la camisa y exponiendo el dije que hasta este día me protege.
-Ca...
Me atrapaste en un suspiro con la inicial de tu nombre.
- ¿Es... demasiado?...
Tu pregunta me arrastró a la realidad de un golpe, estabas ahí encima de mi sin atreverte a mirarme. Por supuesto que no lo era...
-En lo absoluto... Cagalli, de las cosas que me encanta de ti es como al tomar una decisión por desafiante que te parezca, buscas que se cumpla... aunque a veces...
Tu mirada parecía vidrio mientras me escuchabas.
-Aunque a veces... necesites un pequeño empujón.
No lo pude evitar, necesitaba continuar sintiéndote y no iba a dejarte retractar de tus propias ambiciones.
Y en un movimiento te volteé bajo mío.
-¡Athrun...! que... agilidad.
El sonrojo del sofoco de tus mejillas era inexplicablemente atrayente.
-Soy un soldado, Cagalli...
-No lo olvido, no es la primera vez que me haces volar en el aire y es así como debe ser...
-Fue una buena remembranza del día en que nos conocimos. Hay tanto de ese día que podría traer a cuenta hoy... en este momento.
- ¿Cómo qué?... ¿El haberte visto sin camisa por ejemplo?...
-Claro
Acepté al verte posando las manos sobre mi nuevamente, los botones se fueron desprendiendo.
-O... un adorable cangrejo excursionista.
- ¿Cangrejo? ¿Oye la pregunta era en serio, no hay cangrejos en PLANT?
-Los hay, pero diré que el cangrejo del que hablo era algo especial.
Me acurruqué sobre ti lo más liviano que pude para no aplastarte y está vez fui yo quien propició el beso, mientras cumplía mi fantasía de ser aquel cangrejo con tanta suerte y era capaz de rozar tu delicada piel bajo la prenda.
Para esos momentos ya me había perdido en la necesidad de mi ser completo por yacer a tu lado y mientras tus dulces manos me delineaban los músculos al toque, mi cabeza viajaba en el mundo de complacer a mis bajos instintos y adueñarme de tus pechos que desde siempre me llamaban a ser apresados.
Era la sensación más delicada que sentí jamás y la sonrojes que acudió con furia a tus pómulos resaltaba en tus ojos fulgurantes de ámbar.
Estabas tan frágil... que sentí que era un maldito por provocarte de esa manera., pero al mismo tiempo, me sentí el más afortunado por ser yo quien tuviera el privilegio de ser quien recibiera todo eso de ti.
Rodeaste mi nuca con tus brazos y me atrajiste a ti, acariciaste mi cabello y no me quedó más remedio que depositar el peso de mi cuerpo sobre el tuyo, ibas a descubrir lo que habías despertado en mí, pero todo era producto del momento y yo también te pertenecía.
El acomodo natural me llevó a yacer entre tus piernas, mientras tu mano llegó a posarse sobre lo que sentiste entre las mías.
-Cagalli... oh, Dios...
No me quedaba más que agradecer a la vida por el momento que todo mi ser disfrutaba, pero sabía que, de continuar, iba a perderme por completo, quería estar seguro que tú estabas bien con esto.
- ¿Estas bien?...
-Athrun...
El sonrojo del nerviosismo y la excitación no te dejaban hablar y el hecho que tú te quedaras sin palabras me daba a entender con gran precisión que habías caído presa del momento como yo.
Me abrazaste nuevamente con gran vehemencia, lo último que querías era que te soltara y eso lo tenía claro.
Pero merecías algo más que un momento de desenfreno en el sofá.
Te tomé en brazos y cargada como la princesa que eres te llevé a la habitación.
Te dejé sentada sobre la cama mientras me arrodillaba ante ti, en la espera de comprender que lo que hacíamos estaba bien.
-No debes sentirte presionada... sé que la emoción del momento puede llevar a sentir muchas cosas...
Puse una de mis manos sobre una de las tuyas.
-Gracias...
No había duda de que ante mi estaba la mujer más bella que había visto jamás. Y me mirabas con tanta dulzura y agradecimiento que no sabía que esperar. Tal vez te habías retractado y agradecías mi consideración...
-No hay de qué...
-Gracias, no hay duda de que en verdad eres un caballero... que eres mi protección y mi amor...
-Cagalli...
-Pero mentiría si dijera que no había esperado por esto... y no voy a esconderte nada... te necesito... quiero saber lo que significa... entregarme al hombre que amo...
Te agachaste con cuidado sobre mí al tomarme del rostro.
Y terminaste acurrucada a mi lado sobre la alfombra.
Fue como la transición entre mi yo consciente y el enajenado que solo buscaría complacerte en lo que me acababas de pedir.
Iniciando todo nuevamente con aquel beso que te recostó contra la cama aún sentada en la alfombra.
Esa noche comprendí lo que significaba hacer el amor y que me hicieran sentir el amor.
En realidad, importaba poco en esos momentos quien fuera yo o como me llamara, no era más que un corazón enamorado expresándose a totalidad.
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