Capítulo 26:

La chica gimió en sus sueños y se acomodó mejor en su cama, el hombre que la estaba tocando se alarmó y decidió terminar el contacto que tenía con ella.

De la misma manera en que llegó así mismo se fue, lento y con sigilo, moviendo sus pies de manera delicada para nadie lo escuchara.

Al día siguiente, la muchacha de ojos azules se despertó debido al calor de loa rayos de sol, los cuales se filtraban por los vidrios de su ventana. Sé llevó ambas manos a sus ojos para poder tener una vista mejor.

—El día comienza —mencionó entre dientes —. ¡Qué alegría! —se dijo sarcásticamente y luego se levantó de la cama.

Sé dirigió al baño, dispuesta a darse una ducha, bien merecida la tenía. Estando allí, le regresó a la mente el pequeño problema que había tenido tiempo atrás, que a decir verdad, de pequeño no tenía absolutamente nada.

Las lágrimas se le resbalaban por sus mejillas, podía sentirlas, sé arrodilló donde el agua caía directamente de la ducha, aún le dolía pensar que su bebé ni siquiera se había formado y llegó su bruja madrina y se deshizo de él como si fuese un trapo viejo. Pero había algo en el mundo que le daba fuerzas, y eso era el amor de Simón, el hombre que amaba, y el hombre que estaba segura que daría la vida por ella y ella por él, sin duda alguna lo amaba, y no dudaba que él también la amaba, más que a su propia vida.

Se vistió –al terminar de bañarse –con su uniforme del Blake, no tenía ánimos de asistir a clases, pero algo le decía que si no lo hacía su madrina se iba a deshacer de ella como se deshizo de su bebé.

Emprendió camino al colegio, iba sola, Jazmín y Delfi la llamaron para preguntar si se iban con ella, pero esta se negó, quería pensar, olvidarse un poco de la situación por la cual cursaba actualmente.

Llegó al Blake, las clases comenzaron como lo hacían naturalmente, pero ella no se concentraba en lo absoluto, incluso en el receso no salió y se quedó en el salón, sus dos amigas le preguntaron que le sucedía, pero ella les respondía que era un simple dolor de cabeza.

Al salir de clases se disponía a ir a ver a Simón, iba con la cabeza gacha, estaba apunto de derramar lágrimas, pues recordar, en esos momentos, era algo que no le hacía para nada bien.

Yendo casi a la mitad del camino que había de distancia hasta su destino, sintió que alguien la tomaba por lo hombros, le tapó la boca y luego de eso sintió sus extremidades completamente pesadas, todo se volvió de color negro y después de eso no supo nada.

No supo cuanto tiempo pasó, pero cuando despertó sintió una ráfaga de viento recorrer por todo su cuerpo, estaba completamente desnuda, cubierta de sangre en su feminidad, y todo su cuerpo, sobre todo su cara, estaba dolorido.

—No... —mencionó con un hilo de voz —Esto no me puede estar pasando... No a mí, no a mí — decía rompiendo en llanto.

Estaba tirada en medio de un callejón, adolorida y con el alma rota, primero que le mataron a su hijo, y luego la violaron, pensaba que la vida no estaba siendo justa con ella, lo peor de todo es que no recordaba nada de su violación.

—Ya despertó —mencionaron desde no muy lejos mientras comenzaba a conducir un lujoso auto negro.

Continuará...