C A P I T U L O 15

Capítulo 15:

Seguían en su trabajo, hermoso trabajo para ambos chicos, los labios del contrario eran saboreados por el otro, ese no era un beso común, era EL beso, ninguno quería separarse, pero todo lo que empieza en algún momento tiene que concluir ¿Cierto?

—Simón... —susurró mientras el moreno estaba ocupado con sus labios.

—Simón —volvió a hablar haciendo que esta vez el muchacho se separara.

—Ámbar... —la miró fijo.

—Simón, esto no debió pasar... Lo siento —dijo agachando su cabeza.

—¿Qué? —preguntó incrédulo.

—Eso... Sólo olvidalo Simón —hablaba en susurros la rubia —¡Por favor!

—¿Qué? Ámbar... Osea, primero me besas, nos besamos ¿Y ahora me dices que no debió pasar?—estaba desconcertado.

—¡Ya basta Simón! —lo detuvo —Sólo no debió pasar, comprendelo.

Se paró de la banca donde estaba sentada anteriormente con intenciones de retirarse, pero el agarre de brazo que le hizo Simón la volvió a sentar.

—Ámbar... ¿En verdad no querías que pasara? —cuestionó.

—No. No quería —sentenció.

—¿Segura? —habló.

—... —la rubia se quedó callada por unos momentos, pero luego lo miro y volvió a hablar: —No, la verdad es que si quería que pasara, Simón. Lo quería más que nada...

—Lo sabía —se acercó de manera peligrosa — Lo sabía... —susurró.

Ámbar no lo pensó dos veces y lo volvió a besar, beso que obviamente fue correspondido por el moreno mexicano.

Pero el sonido del celular de Ámbar los hizo separase. La de cabellos dorados se separó y contestó su llamada. A los segundos regresó.

—Era mi madrina —se sentó —me tengo que ir, iré a una exposición de arte con ella, nos vemos en el Roller, mañana. Adiós Simón —y besó levemente los labios del morocho.

—Adiós, Ámbar —se despidió.

—¡Ah! —se volteó —En unos días es mi cumpleaños, está de más decir que estás invitado —le sonrió y se fue.

Y así, sin más, pasaron los días hasta que se llegó el día más esperado por todos, el célebre cumpleaños de Ámbar Smith.

Todos aquellos invitados se sentían más que dichosos por el hecho de estar pisando el mismo piso por donde pasaba la diva, todo era perfecto y maravilloso para ser real.

Todos estaban llegando, obviamente, nadie quería perderse nada de aquel fabuloso evento, pero la rubia sólo esperaba a una persona, la persona con la cual le era suficiente pasar su noche de cumpleaños, aunque fuese sólo con ella, sería aún más que un cumpleaños feliz.

—¡Ámbar, Ámbar! —llamó Jazmín —Ya llegó Simón —suspiró.

—¡Y Pedro también!—mencionó emocionada, Delfi.

—Simón... —dijo en un susurro la rubia.

El moreno entró con una hermosa sonrisa que adornaba sus labios, sonrisa que se hizo aún más amplia al ver a la hermosa chica parada frente a él, parecía una ilusión lo que miraba, estaba espectacular con aquel vestido, sin duda, la chica más linda que vio a lo largo de su vida, era toda una diosa. Le entregó un ramo de rosas como primer regalo, sin duda aquellas rosas se miraban espantosas a la par de la chica de cabellos dorados, si bien, las rosas tenían su lado hermoso, que hacía perfecta combinación al lado de la cumpleañera.

—¡Oh, gracias Simón! —se aproximó a él y lo abrazó, mientras los demás presentes los miraban con cara de confusión, no era normal que Ámbar le diera un abrazo a alguien.

—De nada, Ámbar —le sonrió —acompáñame —le dijo estirando su brazo y la chica tomó  su mano y se fueron.

Y la llevó hasta el jardín, en el mismo lugar donde Simón la visitó la otra noche.

—¿Para qué me trajiste acá? —cuestionó.

—Porque quería darte un cumpleaños que no podrás olvidar en tu vida... —susurró y la besó suavemente.

Continuará...

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