One-shot KuroDai

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Para Janna Tansen del grupo de Haikyuu cul0posteo en Facebook, que lo disfrutes. ✨

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Domingo por la mañana, el fresco amanecer de primavera ansiaba entrar por las ventanas de la habitación, mientras que los rayos del sol comenzaban a infiltrarse entre las aberturas de las cortinas de la pequeña habitación compartida. En la cama matrimonial al centro de ésta, descansaban en ella un par de jóvenes enamorados. Ambos ya despiertos, pero manteniendo los ojos cerrados solo para disfrutar de aquel momento de intimidad de un abrazo; algo simple, pero con mucho cariño. Se habían despertado incluso antes de que la alarma sonara, por lo que el estruendo de esta sería el aviso para romper aquel momento, cosa que no deseaban, pero de otra forma se les haría tarde para sus ocupaciones del día.

Finalmente, a las ocho en punto de la mañana, el insistente pitido de la alarma los alentaba de mala gana a ponerse en pie de la cama. Daichi estiró el brazo para callar el aparato y un ligero cosquilleo se hizo presente en su hombro, siendo el causante de esto nada más y nada menos que Kuroo, su chico, el chico del que su tonto corazón se enamoró. Con una pequeña sonrisa y un ligero sonrojo en sus mejillas, giró su cuerpo para darle la cara recibiendo inmediatamente otro beso, pero esta vez en los labios, el cual recibió gustoso.

"No me cabe duda de que tú no puedes contenerte ni una noche"

"Buenos días a ti también" saludó sarcástico, volviendo a atacar sus labios en un beso más profundo y apasionado, posicionándose encima de él poco a poco con la intención de invadir su cavidad oral.

No quería arruinar el momento, pero tenía que hacerlo, o de lo contrario continuarían con la acalorada noche que tuvieron. Colocó sus manos sobre el pecho del más alto y lo apartó con suavidad.

"Si seguimos perderás tu viaje de autobús a Tokio... "

"Por mi está bien mientras sea por escucharte gem-"

"¡Kuroo!" le interrumpió estampando su mano en su boca mientras se ponía rojo hasta las orejas, a lo que el contrario rió, retirando su mano con suavidad, dejando otro beso sobre de esta. La imagen que tenía ahora mismo el castaño frente a sus ojos por un momento le hizo suspirar y sentirse en las nubes, pero inmediatamente rompió esa nube o de lo contrario se dejaría llevar.

Por fin ambos se habían dignado a ponerse en pie de la cama, tomando sus camisas para vestirse un poco además de los calzoncillos, dirigiéndose al baño para lavarse los dientes, después de todo, eran tantas las veces que el pelinegro ya se había quedado en casa del castaño que ya tenía sus propias cosas para arreglarse si era necesario.

"¿Tomarás un baño?"

"No, lo haré cuando llegue a casa."

"Bien, ahora ponte el pantalón y bajemos por el desayuno."

"Mgh, ¿No puedo quedarme así? No creo que a tus hermanitos les moleste." Una sonrisa burlona volvió a mostrarse en su rostro.

"¡No seas un... descarado! Suficiente han de tener con nuestro intento fallido de no hacer ruido a noche." Al decir lo último, volvió a ponerse rojo de la vergüenza, el día anterior su madre le había dejado a cargo de sus hermanos menores y al llegar la noche, simplemente había caído ante las garras del antiguo capitán felino del Nekoma y se dejó llevar demasiado.

El más alto rió con malicia mientras dejaba estampar su mano en el glúteo del más bajo y le sumaba un ligero apretón que le hizo recorrer un pequeño cosquilleo al más bajo y que se avergonzara aún más.

"¡Oye!"

"Mhm, sabes que es broma, creo que ellos aún no se acostumbran a verme aquí."

"Ja, aunque no lo creas, cuando te vas, lo primero que hacen es preguntarme cuándo volverás. Además, esta vez mostraron su verdadero ser de todos unos traviesos."

Aunque intentó no mostrarlo, se sintió realmente feliz de escuchar eso, después de todo, incluso él mismo se mostró algo tímido con ellos cuando los conoció por primera vez.

Se arreglaron bastante simple, después de todo, era fin de semana, así que realmente no importaba mucho su apariencia en ese momento. Seguido el uno del otro bajaron las escaleras en dirección a la cocina, con el objetivo de preparar el almuerzo para todos, ya que la madre de Daichi aún no volvía de los asuntos que tenía que atender por su cuenta. Kuroo se ocupó de los últimos detalles de la comida así como de servir, mientras Daichi se ocupaba de despertar y arreglar a sus hermanos menores, llegando los tres a la cocina para sentarse a la mesa.

Mientras todos consumían su almuerzo, ambos mayores conversaban con los menores sobre temas triviales de niños, especialmente Daichi, quien estaba más que acostumbrado a ese tipo de conversaciones. Y así como pasó el tiempo, la madre del castaño llegó saludando a todos y con el objetivo de servirse ella misma el almuerzo, pero Kuroo se lo negó y lo hizo por ella. Él claramente tenía una misión, y esa era caerle bien a su 'suegra'.

Todos por fin habían terminado su parte y se disponían a lavar los trastes usados, pero realmente se hacía tarde para la partida de Kuroo hacia Tokio, así que Daichi prometió hacerlo en cuanto regresara de dejarlo en la estación. Fue entonces que regresaron a su habitación para guardar todo lo que había traído de casa, asegurándose de no olvidar nada, según él.

Cuando volvieron a la planta baja, Kuroo se despidió de todos y Daichi dijo que volvería en un rato, finalmente saliendo de casa con un "Con cuidado" de parte de su madre.

Durante el trayecto, ambos tonteaban y tomaban su mano sin miedo, después de todo, no es que las calles Miyagi fueran muy transitadas, así que podían tomarse esas 'libertades' para demostrarse el afecto que normalmente se demostrarían en la privacidad de una habitación.

A medio camino, intencionalmente el más alto los llevó a un pequeño callejón, interceptando los labios del castaño con gran demanda. Después de todo, ambos sabían que esa era su *hasta luego* antes de decirlo con palabras, y aquel callejón habías sido cómplice de todas esas pequeñas despedidas que no querían darse, pero debían hacerlo, después de todo, ambos eran conscientes de que tenían que ocuparse de sus propios asuntos, como el de preocuparse por la universidad y demás.

Aquel beso fue algo diferente, el pelinegro se aferró a las caderas del más bajo, mientras que el contrario lo hacía con el cuello del más alto. ¿Cómo se podría describir? Era... intenso, realmente lleno de pasión, era como si no hubieran podido saciar la sed de sus labios en mucho, mucho tiempo, o quizás era para que les durara hasta su próximo reencuentro; no lo sabían, pero lo que sí sabían era que, en cuanto se separaran, ya comenzarían a extrañarse.

Fue así entonces como pasó, sin quererlo, pero sabiéndolo necesario, se separaron, dejando un pequeño hilo de saliva al aire, sintiendo un frío algo inusual, pero eso no evitó que se miraran fijamente a los ojos y se sonrieran con cierta picardía. Salieron de aquel callejón y terminaron su trayecto con sus manos entrelazadas.

"Y aquí es donde termina el camino..."

"Ah, sí..."

Ambos estaban a unos cuantos metros de la estación, y normalmente ahí se separaban, pero realmente no había un porque en ese día, solo sabían que querían que fuera diferente, así que antes de soltar sus manos, Daichi la tomó con más fuerza y se adentraron en la estación.

"¡Hey! ¿Y esto? ¿Qué pretendes, Sawamura?"

"Yo... no lo sé, ¿Es raro querer asegurarme de que tomas el autobús correcto?"

"Oh claro, pero no soy un niño y no es mi primera vez, a menos que quieras llegar conmigo hasta mi casa y hacer otra cosa." Su tono fue uno entre sarcástico y pícaro; maldita sea, él realmente le podía poner los nervios de punta en cualquier momento y a su antojo.

"Eres un..."

Su regaño fue interrumpido gracias a las bocinas que anunciaban la salida del siguiente autobús, el cual era el destino del pelinegro.

"Bien ahora sí, hasta aquí termina el camino."

"¿Me extrañarás?"

"No seas tonto... eso es obvio."

"Jaja, sé que lo harás, pero me gusta escucharlo."

"¿Has pensado que a veces puedes ser algo narcisista?" se quejó en un tono de burla

"No." Respondió, dando una sonrisa de inocente.

Ambos rieron en un tono bajo y finalmente ambos se dijeron un "Nos vemos", no sin antes que Kuroo se atreviera a darle un leve apretón de forma discreta al trasero de su chico, lo que lo puso rojo hasta las orejas por quién sabe cuanta ocasión en ese día. Ni tiempo le dio a reclamar porque ya había abordado y él debía regresar.

Cuando llegó a casa, hizo lo que tenía pendiente de quehaceres en ese momento y subió a su habitación para ordenarla como era debido.

Mientras recogía su ropa, se dio cuenta que había una prenda que no era de él, por lo que la aparto de lo suyo y la inspeccionó.

"Hm, ¿Cuándo trajo esta sudadera?" y así era, aquella prenda era de Kuroo, así que la pondría con lo suyo para lavarla, pero algo cruzó su mente. Quizás una idea algo extraña, pero de verdad tenía curiosidad por hacerlo.

¿A qué olía?

Sin darle más vueltas en su cabeza, pegó la tela a su nariz y aspiró con fuerza.

Olía... bien.

Era un olor agradable, sabía que Kuroo no solía usar mucho perfume o ese tipo de cosas, pero había una pequeña esencia de ello, incluso olía un poco a aromatizante de manzana y canela, ese aromatizante característico de su propio hogar.

Y... ¿Cómo se vería con él?

Lo dudó unos segundos antes de probárselo, después de todo, aunque fuera más bajito, tenía la espalda un poco más ancha. Pero lo hizo, se la puso y... vaya.

La cremallera se abría por culpa de su pecho.

Daichi se quedó en blanco e instintivamente llevó sus manos a sus pectorales, recordando todas las veces que Kuroo bromeaba diciéndole "Parecen pesadas, ¿Te las sostengo?" y sinvergüenza las apretaba mientras lo abrazaba por la espalda.

Su única reacción fue quitársela, cruzarse de brazos y sentarse en la cama. Su mirada se oscureció, por primera vez entendía porque hacía ese chiste, ya que el no se sentía así, después de todo la mayoría de su ropa apenas le ajustaba o le quedaba holgada.

Luego de unas horas, el pelinegro le envío un mensaje para hacerle saber que ya había llegado a su casa, pero que justo había llegado y ya tenía cosas que hacer.

"Bien, entonces te dejo para que te apresures"

"Sí sí, ya voy, te quiero. <3"

"Yo igual. :) <3"

La noche cayó y no volvieron a mensajearse, pero Daichi quería hacerle saber de su sudadera olvidada, así que tuvo una idea que le avergonzó, pero que sabría que le gustaría.

Por otra parte, Kuroo terminaba de hacer sus pendientes cuando su celular vibró como lo hacía cuando le llegaba algún mensaje. Era de su lino y -cuando él lo provocaba- a veces malhumorado novio. La vista previa decía "olvidaste esto" y a continuación el texto de que una foto había sido enviada. Abrió el mensaje sin pensarlo mucho, pues sabía que, si hubiera olvidado algo, lo hubiera dicho en el mismo texto y no con una foto. Pero definitivamente no esperaba toparse con eso.

La foto mostraba a Daichi sin camisa, pero con la particularidad de que usaba su sudadera justo como lo quedaba, solo que acomodando su pecho de forma que aquellas resaltaran más en toda la foto. Definitivamente una imagen que estaba más que para deleitarse y le hizo emocionarse bajo sus pantalones. De pronto esa sudadera se había convertido en su favorita.

"Ahora mismo vuelvo a Miyagi por ella"

"NO"

":("





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¡Hola Janna!

Primero que nada, feliz navidad :3c. Espero que te la estés pasando bien así como yo la pasé escribiendo tu regalo, una de mis OTPs de las cuales nunca me había animado a escribir hasta este momento y gracias a que tú lo pediste. Perdón si está algo corto, pero ojalá que te guste tanto como a mi. <3  



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