Libertad para un lindo Omega

Unos días habían pasado ya desde que el Omega llegó a ese castillo, vio como todos tenían un trabajo agitado excepto él.
Se ponía incómodo al pensar que no le habían mandado a hacer "eso" que siempre le hacia hacer el Alfa asano, y eso le asustaba, el pensar que quizás era malo en su trabajo como Omega le hacia pensar que lo entregarian a alguien más o ¡aun peor! ¡ser vendido como Omega de alquiler!

-Debo ir con Alfa y ver si me necesita. -Dijo decidido levantándose de la cama que compartía con el Alfa.

Camino por los grandes pasillos y se perdió una y otra ves hasta que considero que tal ves si necesitaba ayuda para llegar hasta la oficina del Rey.

-E-Esto... O-okuda-san ¿podrías ayudarme? -busco la presencia de la pelinegra a su lado, pero se asustó cuando apareció frente a el.

-¿Qué necesitas Omega?

-a-ah... Me gustaría saber donde está Alfa y saber si me puedes guiar a el, si no es mucha molestia... -comenzó a susurrar casi inaudible.

-¿Alfa? ¿habla del Rey?

-Si, alfa...

-Oh el está en su oficina, sigueme. -y se hizo una pequeña sombra se se desplazaba rápido.

Nagisa le siguió hasta llegar a la gran puerta de roble marrón frente a él. De aquella puerta salía un leve olor a canela algo algo picante y asfixiante, así como también se escuchaba ligeros chasquidos con la lengua y algunos "arhg" de frustración.
Algo asustado Nagisa puso las manos en su pecho y se acercó a la puerta.

-Aquí está el rey. Esta trabajando y puede ser que este estresado, buena suerte. -y okuda desapareció.

El Omega de ojos azules volvió a mirar la puerta, una mano se dirigió hasta ella para luego dar un pequeño toque casi inaudible, pero que del otro lado de la puerta llamo la atención del pelirrojo.

¿qué habrá sido eso? ¿un toque? Se preguntaba en sus pensamientos karma.
¿Debo seguir? Tengo miedo de tocar... pensaba nagisa temblando, pero al final tocó 2 veces más la puerta muy tímidamente.

-¿Quién?

-¡N-Nagisa shiota, Alfa! -Dijo nevioso.

Una sonrisa se trazó en el rostro de Karma, dejo dejó la pluma con la qje escribía y soltó un alegre "pasé". Nagisa se preguntaba que están haciendo y se empezaba a arrepentir, pero ya no había vuelta atrás, debía pasar.

Dudo un poco en abrir la puerta mientras que karma le esperaba con su Alfa interior juguetón por querer ver al tierno Omega, tanto que si tuviera una cola la movería para nagisa.
Cuando vio entrar al nervioso nagisa su alegría estalló, aunque se preguntaba el porque estaba tan nervioso.

-Hola nagisa ¿qué te trae por aquí? ¿necesitas algo, pequeño?

-No.. eh.. Alfa -susurro tímido acercándose a la mesa donde estaba el Alfa- Y-Yo... quería preguntarte algo...

-¿Y que es? -¡Dios, Nagisa era ten tierno a los ojos de Karma! Tenía al Alfa interior del pelirrojo loco.

-¿P-porque no me ha... usado?...

-... ¿Usado?  -Se puso serio sin entender, entonces nagisa se asustó por su seriedad.

-¡H-Hai! ¡Es que cuando tenía a mi antiguo alfa yo-...! ¡p-perdón! ¡No quise compararlo, propuesto que usted es diferente a él! ¡s-si, usted es mejor que él! De echo parece una copia barata... ¡¡No usted!! ¡usted es grandioso, y-ya sabe a lo que le refiero!... hay ¡ estoy hablando mucho, perdón! ¡perdón mi Rey, señor a-ahh!  -Y así siguió, Nagisa estaba entrando en pánico mientras que karma se confundía cada ves más sin saber que hacer. Nagisa tiro uno de los libros de su escritorio sin querer y por ello entró más en pánico- ¡p-perdón! ¡puedo hacer lo que sea para compensar mi error! ¡y-yo...!... ¡¡Castigeme!!

Karma quedó boquiabierto al ver como nagisa se ponía en cuatro en el piso que con miedo dejaba expuesta su zona íntima que tan rosada tenía.

-O-Oye C-cubrete, no te haré nada de eso, tranquilo, fue un accidente -Dijo yendo hacia el Omega y volviendo a poner sus ropas a la normalidad- No tengo que castigarte ni tampoco debes disculparte ¿si?

-Pero cometí mucho errores...

-Eso es de humanos, no debes pensar mucho en ello -le sonrió comprensivo tomando su mentón y subiendo a su altura para que nagisa dejará de bajarse y estar sumiso a el.

-... Alfa...

-¿hunm?

-¿Usted me vendería? -Karma quedó sorprendió al ver los ojitos llorosos del Omega- eso es lo que planea hacer conmigo ¿No? -empezó a sollozar- yo puedo ser de utilidad, por favor no me venda ¡porfavor, se lo suplico! ¡No me venda! ¡ahhh!

Nagisa empezó a llorar mientras que karma no sabía que hacer; afuera de la habitación un guardia iba a entrar cuando...

-Prohibida la entrada.

-Pero okuda-san...

-El Rey está ocupado, vuelva después.  -miro mal okuda y entonces el guardia se fue.

Volviendo al lugar. Karma logró callar a Nagisa.

-Shh Shh no te haré daño, no te vendere, enserio...-junto su frente con la de Nagisa acariciando sus mejillas y preocupado pero su bienestar- Yo te amo, nunca haría eso, te amo pequeño...

Entre gipidos y sollozos nagisa le contestó abriendo sus llorosos ojitos.
-¿En verdad? ¿a-alfa no me venderá?

-No, claro que no. Porque yo te amo -le dio una pequeña sonrisa y otra ves beso los cálidos labios del Omega- y eso nunca va a cambiar.

Karma le dio un abrazó. Nagisa lloro en sus brazos queriendo alejarse, pero su Omega interior sentía una calidez inexplicable que se lo impedía, se sentía tan bien ese abrazó.
El olor a canela algo dulce del Alfa relajaba a nagisa que empezó a soltar feromonas indicado que ya estaba mejor.

-¿Mejor nagisa?

-Si Alfa...

-Eres mi pequeño Omega~ -soltó karma acariciado sus manos.

-No se que decirte Alfa... -Dijo sonrojado- No puedo decirte que comparto los mismos sentimientos amorosos que tu.

-Lo se, y estoy dispuesto a ganarme tu corazón -beso su frente.- vamos a comer ¿si?

-hai...

Horas después ambos estaban en el apodado "hogar de las rosas": el lugar lleno de las rosas.
Y allí karma lleno de rosas el cabello de Nagisa, quien reía contento y además se sonrojaba cada ves que karma besaba sus mejillas.

El Omega interior de Nagisa se encontraba muy feliz por la atención que recibía del Alfa, pero justo cuando empezaba a familiarizarse con el...

-Señor

-¡oh! ¿Qué pasa okuda?

-Ellos otra ves y vienen armados.

-... Nagisa, me tengo que ir. Ve al castillo, okuda.

-¿Señor?

-Sal ahora.

-Si.

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