01

—Sí, mamá, adiós, te quiero también~, salúdame a papá, adiós~ —colgó la llamada, y vió al frente.

Su nuevo hogar. Soobin ya era independiente.
Lo que consideraba "casa", era un pequeño condominio, con pocos departamentos, y él viviría en uno de ellos. Sacó las llaves que abrirían su apartamento, y entró. Era pequeño pero cómodo, y aunque no fuera el mejor lugar, se sentía seguro ahí. Estaba amueblado, tenía la cocina para una persona y contaba con un pequeño refrigerador, el baño, y su cama pegada a una pared que daba con la ventana, donde podía ver casas que se situaban en frente.

—Es linda —dijo, y se echó en el colchón de su cama—. Woah, es cómodo, me gusta.

Sonrió satisfactorio, cerrando sus ojos. Estaba por quedarse dormido, pero recordó que tenía un "hijo" al cuál recoger.

Se levantó rápidamente. —¡Odi!, por poco me olvidaba de él, llamaré a Taehyun-ah —agarró su celular, y dejó las maletas en la cama.

Tomó las llaves, para después cerrar la puerta de su casa, y salió. Volteó a ambos lados, y pudo ver a alguien entrar al departamento que se encontraba a un lado del suyo. —Oh, buenas-- —y antes de que pudiera terminar, escuchó como en vez de salir a saludar, cerró su puerta con fuerza —... Noches.

—Ah. Ahora veo qué tipo de persona es mi vecino... Vámonos, no hay tiempo —dijo y se dirigió a la casa de su amigo.

—¿Le diste de comer, cierto? —preguntó Soobin.

El pelicenizo asintió. —Sí, hyung, lo alimenté, jugué con él, y durmió, literalmente hizo de todo —sonrió.

Soobin le regresó la sonrisa con su erizo en manos.

—Me alegro de que Odi se haya divertido contigo. De seguro tendrá sueño, aún debo de llegar a acomodar mis cosas... Ah, qué difícil es vivir solo.

—Lo es. Bueno, para Huening no lo es tanto, está adentro muy concentrado en sus tareas —habló el menor de ambos, rodando los ojos.

—¡Él me obliga a hacerlas! —se escuchó a Kai gritar desde adentro de la casa.

Taehyun sonrió calmado, cerrando sus ojos. —No lo hago.

—Ven a saludar, Kai~, no seas un mal educado con tu hyung favorito —dijo el mayor jugetonamente.

El mencionado se levantó de su asiento para llegar a la entrada donde ellos dos hablaban.

—Soobin hyung~, me enteré que ahora tienes casa propia —saludó el rubio.

—Sí~, pueden ir cuando quieran, igualmente no tengo ningún conocido por ahí.

—¿No tienes vecinos, hyung? —cuestionó Kai.

Soobin recordó la escena de la mañana, donde el único vecino que había visto, tal vez tenía una actitud nada compatible con la suya.

—Pues, hay uno, pero... —se rascó el cuello algo apenado.

Ambos menores ladearon la cabeza confundidos, hasta que Taehyun habló.

—Adivino, no te llevas bien con él, ¿cierto? —preguntó.

—Uh... Digamos que me da vibras de ser ese tipo de personas que... Ya saben, no quieren saber ni de ti, ni de la vida —susurró misteriosamente, pero al verlos confundidos e intrigados, continuó hablando—. Pues verán, iba saliendo de mi departamento y saludé a mi vecino, y a pesar de que pareció verme, me ignoró por completo y se metió rápidamente a su apartamento, sin siquiera saludarme.

Hueningkai y Taehyun se miraron entre sí unos segundos y después se echaron a reír.

—Ese es el argumento más tonto que he escuchado, hyung —se burló el rubio.

Soobin los miró a ambos con los ojos entrecerrados.

—Hablo en serio, dejen de reírse —dijo y se cruzó de brazos, con Odi en su mano.

—Hyung, tal vez simplemente puede que tú hayas malentendido las cosas, y que tu vecino ni siquiera te haya visto. Mira, toma otra oportunidad y, no lo sé, llévale algo para presentarte. Y así puedas tratar de llevarte bien con él. Hyung, no lo juzgues sólo por verlo —explicó Taehyun de la manera más confiable que pudo haber escuchado.

Soobin lo vio con ojos de cachorrito y corrió hacia él.

—¡Gracias Taehyunnie-ah~!, eres el mejor —lo abrazó exageradamente, y Taehyun sólo se dejó apapachar.

—Soobin hyung, es mejor que te vayas, se está haciendo noche —dijo Hueningkai interrumpiendo el conmovedor momento.

—Vale, vale, me voy~. Vayan a saludarme en algunos de estos días, no me dejen solo —pidió Soobin, mientras hacía un falso puchero.

—Lo haremos, hyung, ten una linda noche —se despidió Taehyun.

—Bye, bye —dijo, y se adentró al carro seguido de meter a su erizo en el transportín—. ¿Te divertiste con Taehyun y Kai, Odi? —le preguntó dulcemente, mientras iba manejando. Poco a poco comenzó a llover, así que prendió su limpiaparabrisas para poder ver con más claridad. Notó que la carretera estaba un poco despejada de las luces de los carros, pero aún así brillaban los lúcidos colores de una carretera en Seúl de noche.

Siguió manejando, escuchando la misma radio de siempre. Sonaba "Numb" una de sus canciones favoritas de Fiji Blue.
Podía sentir el aire fresco en su cara por la velocidad de su carro.
Pocos minutos después, pudo llegar a su lugar de parada. Estacionó su auto y bajó a su erizo, cargando con un paraguas para no mojarse.

Al querer bajar un juguete de su mascota, la pelota con la que Odi jugaba rebotó, llegando hasta el otro lado de la calle.
Pero la lluvia seguía. Y poco a poco se tornaba más fuerte llegando a mojar la ropa del pelinegro.

—Uh, mierda —Soobin dejó a Odi junto a su pañalera en el asiento del conductor, y fue a buscar la pelota a la banqueta contraria. Estaba oscuro, y la tenue luz de los postes no alumbraban demasiado. Llovía con fuerza y la carretera estaba mojada, así que se le dificultaría más encontrar la pelota. Iba a sacar su celular para prender la linterna de éste, pero escuchó que alguien detrás de él lo llamó.

—Oye, ¿esto es tuyo? —le habló un chico, que debido a la oscuridad le impedía ver bien su rostro, pero era levemente más bajo que él.

—¿Eh? —Soobin preguntó confundido, y se paró, ya que se encontraba de cuclillas buscando entre la banqueta.

—Esta pelota, ¿es tuya? —le mostró la pequeña pelotita color verde que estaba buscando.

—Ah. ¡Sí!, gracias —se acercó hacia el contrario y tomó con cuidado el objeto y le agradeció. Se detuvo por un momento y vio el conjunto de ropa que el contrario llevaba. Parecía ser un delantal con mangas ligeramente arremangadas hasta sus codos, un pantalón negro y el pelo agarrado en una pequeña cola, Soobin podía ver todo menos su cara—. Ehmm... De casualidad vi--.

—Buenas noches —lo interrumpió, y dio una leve reverencia para adentrarse a una tienda extrañamente escondida.

—Sí... Igualmente —lo vio entrar a ese lugar que parecía ser... ¿Una cafetería?.

¿Había una cafetería en frente de su casa?.

¿Entonces por qué estaba tan apartada?.

gracias por darte el tiempo de leer, espero que apoyes mucho esta obra. ¡gracias!.


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