Capítulo 17: El hombre con dos caras
Harry miró al hombre con sorpresa. _____ lo miró con furia.
-Siempre supe que eras tú, maldito Quirrel -dijo, escupiendo con ira sus palabras.
-¿Qué, usted? -Harry estaba desconcertado.
Quirrell sonrió. Su rostro no tenía ni sombra del tic.
-Yo -dijo con calma- me preguntaba si me iba a encontrar con ustedes aquí, Potter y Ollivander.
-Pero yo pensé... Snape...
-¿Severus? -Quirrell rió, y no fue con su habitual sonido tembloroso y entrecortado, sino con una risa fría y aguda-. Sí, Severus parecía ser el indicado, ¿no? Fue muy útil tenerlo dando vueltas como un murciélago enorme. Al lado de él ¿quién iba a sospechar del po-pobre tar-tamudo p-profesor Quirrell?
Harry no podía aceptarlo. Aquello no podía ser verdad, no podía ser.
-¡Pero Snape trató de matarme!
-No, no, no. Yo traté de matarte. Tu amiga, la señorita Granger, accidentalmente me atropelló cuando corría a prenderle fuego a Snape, en ese partido de quidditch. Y rompió el contacto visual que yo tenía contigo. Unos segundos más y te habría hecho caer de esa escoba. Y ya lo habría conseguido, si Snape no hubiera estado murmurando un contramaleficio, tratando de salvarte.
-¿Snape trataba de salvarme a mí?
-Por supuesto -dijo fríamente Quirrell-. ¿Por qué crees que quiso ser árbitro en el siguiente partido? Estaba tratando de asegurarse de que yo no pudiera hacerlo otra vez. Gracioso, en realidad... no necesitaba molestarse. No podía hacer nada con Dumbledore mirando. Todos los otros profesores creyeron que Snape trataba de impedir que Gryffindor ganase, se ha hecho muy impopular... Y qué pérdida de tiempo cuando, después de todo eso, voy a matarte a ti y a tu amiga esta noche.
Quirrell chasqueó los dedos. Unas sogas cayeron del aire y se enroscaron en el cuerpo de Harry y en el de _____, sujetándolos con fuerza.
-Eres demasiado molesto para vivir, Potter. Deslizándote por el colegio, como en Halloween, porque me descubriste cuando iba a ver qué era lo que vigilaba la Piedra.
-¿Fuiste tú el que dejó entrar al trol? -preguntó _____, con los muy ojos abiertos. Pero no por el asombro, porque desde que llegaron a su mente la imagen de Quirrel en el partido de quidditch, ella ya sabía quién lo tramaba todo.
En su rostro se reflejaba la ira, el desprecio y lo que más sentía en aquel momento: culpa.
Si bien sus sospechas se centraban en Quirrel, tampoco podía negar que dudó de su maestro en algún momento. Pero, al fin y al cabo, él sólo intentaba proteger a Harry.
-Claro. Yo tengo un don especial con esos monstruos -respondió Quirrel-. ¿No visteis lo que le hice al que estaba en la otra habitación? Desgraciadamente, cuando todos andaban corriendo por ahí para buscaros, Snape, que ya sospechaba de mí, fue directamente al tercer piso para ganarme de mano, y no sólo hizo que mi monstruo no pudiera matarte, sino que ese perro de tres cabezas no mordió la pierna de Snape de la manera en que debería haberlo hecho...
Hizo una pausa:
-Ahora, esperad tranquilos, Potter y Ollivander. Necesito examinar este interesante espejo.
De pronto, Harry y _____ vieron lo que estaba detrás de Quirrell. Era el espejo de Oesed.
-Este espejo es la llave para poder encontrar la Piedra -murmuró Quirrell, dando golpecitos alrededor del marco-. Era de esperar que Dumbledore hiciera algo así... pero él está en Londres... Cuando pueda volver, yo ya estaré muy lejos.
-Lo vi a usted y a Snape en el bosque... -dijo Harry de golpe. _____ lo miró, al principio sin entender qué tramaba, hasta que vio la intención en sus ojos tan clara como el agua.
«Lo distrae para ganar tiempo.»
-Sí -dijo Quirrell, sin darle importancia, paseando alrededor del espejo para ver la parte posterior-. Me estaba siguiendo, tratando de averiguar hasta dónde había llegado. Siempre había sospechado de mí. Trató de asustarme... Como si pudiera, cuando yo tengo a lord Voldemort de mi lado...
Quirrell salió de detrás del espejo y se miró en él con enfado.
-Veo la Piedra... se la presento a mi maestro... pero ¿dónde está?
Harry y _____ lucharon con las sogas que los ataban, pero no se aflojaron. Tenían que evitar que Quirrell centrara toda su atención en el espejo.
-Pero Snape siempre pareció odiarme mucho -continuó Harry.
-Oh, sí-dijo Quirrell, con aire casual- claro que sí. Estaba en Hogwarts con tu padre, ¿no lo sabías? Se detestaban. Pero nunca quiso que estuvieras muerto.
-Pero hace unos días yo lo oí a usted, llorando... Pensé que Snape lo estaba amenazando...
Por primera vez, un espasmo de miedo cruzó el rostro de Quirrell.
-Algunas veces -dijo- me resulta difícil seguir las instrucciones de mi maestro... Él es un gran mago y yo soy débil...
-¿Quiere decir que él estaba en el aula con usted? -preguntó _____.
-Él está conmigo dondequiera que vaya -dijo con calma Quirrell-. Lo conocí cuando viajaba por el mundo. Yo era un joven tonto, lleno de ridículas ideas sobre el mal y el bien. Lord Voldemort me demostró lo equivocado que estaba. No hay ni mal ni bien, sólo hay poder y personas demasiado débiles para buscarlo... Desde entonces le he servido fielmente, aunque muchas veces le he fallado. Tuvo que ser muy severo conmigo. -Quirrell se estremeció súbitamente-. No perdona fácilmente los errores. Cuando fracasé en robar esa Piedra de Gringotts, se disgustó mucho. Me castigó... decidió que tenía que vigilarme muy de cerca...
La voz de Quirrell se apagó.
Quirrell maldijo entre dientes.
-No comprendo... ¿La Piedra está dentro del espejo? ¿Tengo que romperlo?
La mente de Harry funcionaba a toda máquina.
Por otra parte, _____ no tenía idea de lo que iban a hacer. Miró a Harry en busca de una respuesta, y el se acercó como pudo y murmuró en su oído sus intenciones:
-Ahora mismo lo que más deseo es encontrar la piedra antes que Quirrel, si logro verme al espejo y me veo encontrándola sabré dónde está, ¿verdad?
-Mi deseo es el mismo -contestó _____ en un susurro casi inaudible-. Tenemos que encontrar la forma de que al menos uno de nosotros dos se vea en el espejo...
Harry trató de torcerse hacia la izquierda, para ponerse frente al espejo sin que Quirrell lo notara, pero las sogas que tenían alrededor de los tobillos estaban tan tensas que los hicieron caer a los dos. Quirrell no les prestó atención. Seguía hablando para sí mismo.
-¿Qué hace este espejo? ¿Cómo funciona? ¡Ayúdame, Maestro!
Y para el horror de nuestros dos protagonistas, una voz le respondió, una voz que parecía salir del mismo Quirrell.
-Utilízalos a ellos... Utilízalos a ellos...
Quirrell se volvió hacia _____ y Harry.
-Sí... Potter... Ollivander... venid aquí.
Hizo sonar las manos una vez y las sogas cayeron. Harry y _____ se pusieron lentamente de pie.
-Venid aquí -repitió Quirrell-. Mirad en el espejo y decidme lo que veis cada uno.
Harry y _____ se aproximaron. Ambos sabían que tendrían que mentir.
Quirrell se les acercó por detrás. Los dos amigos respiraron el extraño olor que parecía salir del turbante de Quirrell. Cerraron los ojos a la par, se detuvieron frente al espejo y los volvieron a abrir.
_____ se vio reflejada, se veía más pálida de lo normal y el cabello se le había vuelto gris. A su lado estaba Harry, igual de asustado que ella. Pero un momento más tarde, ambos reflejos le sonrieron. El reflejo de Harry puso la mano en el bolsillo y sacó una piedra de color sangre. Le guiñó un ojo y volvió a guardar la Piedra en el bolsillo. _____ miró a Harry de soslayo, quien asintió lentamente. Él tenía la piedra, de alguna manera increíble, pero la tenía.
-¿Bien? -dijo Quirrell con impaciencia-. ¿Qué es lo que ves, Ollivander?
_____, intentando disimular el pánico, volvió su cabello rojo como siempre y contestó:
-Me veo en el bosque prohibido -mintió-. Acabo de encontrarme un vampiro y tres dragones, y Dumbledore me dejó quedármelos.
Quirrel chasqueó la lengua y maldijo un par de veces, para luego volverse a Harry.
-¿Y tú, Potter? ¿Qué ves?
Harry, con los nervios a flor de piel, contestó:
-Me veo con Dumbledore, estrechándonos las manos -inventó-. Yo... he ganado la copa de la casa para Gryffindor.
Quirrell maldijo otra vez.
-Quítense de ahí -dijo. Cuando Harry y _____ se hicieron a un lado, Harry sintió la Piedra Filosofal contra su pierna. ¿Se atrevería a escapar?
Pero ni él ni _____ habían dado cinco pasos cuando una voz aguda habló, aunque Quirrell no movía los labios.
-Él miente... él miente...
-¡Potter, vuelve aquí! -gritó Quirrell-. ¡Dime la verdad! ¿Qué es lo que has visto?
La voz aguda se oyó otra vez.
-Déjame hablar con él... cara a cara...
-¡Maestro, no está lo bastante fuerte todavía!
-Tengo fuerza suficiente... para esto.
De pronto Harry y _____ sintieron como si el Lazo del Diablo los hubiera clavado en el suelo. No podían mover ni un músculo. Petrificados, observaron a Quirrell, que empezaba a desenvolver su turbante. ¿Qué iba a suceder? El turbante cayó. La cabeza de Quirrell parecía extrañamente pequeña sin él. Entonces, Quirrell se dio la vuelta lentamente.
Todo el miedo que sentía _____ en ese instante se esfumó como polvo en el viento. Su rostro se retorció en una mueca, como si estuviera en una lucha interna para no reír.
«¿Y se supone que ese es lord Voldemort?», pensó muy divertida, «Véndeme algo mejor que eso.»
Pero Harry parecía haberse asustado, porque se había puesto muy pálido y había abierto mucho los ojos.
Donde tendría que haber estado la nuca de Quirrell, había un rostro, la cara más terrible que Harry hubiera visto en su vida y la más ridícula que hubiera visto _____. Era de color blanco tiza, con brillantes ojos rojos y ranuras en vez de fosas nasales, como las serpientes.
-Harry Potter... -susurró.
Harry trató de retroceder, pero sus piernas no le respondían.
-¿Ves en lo que me he convertido? -dijo la cara-. No más que en sombra y quimera... Tengo forma sólo cuando puedo compartir el cuerpo de otro... Pero siempre ha habido seres deseosos de dejarme entrar en sus corazones y en sus mentes... La sangre de unicornio me ha dado fuerza en estas semanas pasadas... tú viste al leal Quirrell bebiéndola para mí en el bosque... y una vez que tenga el Elixir de la Vida seré capaz de crear un cuerpo para mí... Ahora... ¿por qué no me entregas la Piedra que tienes en el bolsillo?
Entonces él lo sabía. La idea hizo que de pronto las piernas de Harry se tambalearan.
-No seas tonto -se burló el rostro-. Mejor que salves tu propia vida y te unas a mí... o tendrás el mismo final que tus padres... Murieron pidiéndome misericordia...
-¡MENTIRA! -gritó de pronto Harry.
Quirrell andaba hacia atrás, para que Voldemort pudiera mirarlo. La cara maligna sonreía.
-Qué conmovedor -dijo-. Siempre consideré la valentía... Sí, muchacho, tus padres eran valientes... Maté primero a tu padre y luchó con valor... Pero tu madre no tenía que morir... ella trataba de protegerte... Ahora, dame esa Piedra, a menos que quieras que tu madre haya muerto en vano.
-¡NUNCA!
_____ estaba siendo más que ignorada, y eso la molestó un poco.
«Si de todas formas voy a morir, que sea con honor.»
-¿En serio ese es lord Voldemort, al que todos temen? -dijo, y la atención se desvió a ella. La cara retorcida y patética de Voldemort se desfiguró con lo escuchado. Harry la miró con desconcierto-. Se parece más a mí cuando me despiertan temprano.
-_____ Ollivander... Me diste muchos problemas, niña tonta. Tu padre era débil, murió al instante. Y tu madre... esa maldita me cegó la vista y logró sacarte de allí, por suerte uno de mis mortífagos la asesinó antes de que escapara ella también... Lástima que no pude ser yo quien la viera retorcerse de dolor en el suelo, ni quien viera su cadáver frío como el hielo caer al suelo, carente de vida alguna.
-A ver, primero que nada, a mí me hablas cuando te consigas un cuerpo, una nariz, una voz y una cara decente -replicó _____, como si nada de lo que dijera la afectase. El intento de Voldemort pareció enojarse aun más, y Harry no pudo evitar sonreír en medio de todo aquello-, porque te ves ridículo y me das asco. Y segundo, de mis padres y de los de Harry... ¡NO ESTÁ PERMITIDO HABLAR! ¡¿ENTENDISTE O NO ENTENDISTE, MALDITO ABORTO FALLIDO?!
-MOCOSA ESTÚPIDA -estalló con furia la vocecita aguda del intento de Voldemort.
Harry agarró la mano de _____ y la jaló hacia él antes de que Quirrel le lanzase un maleficio, y corrieron hacia la puerta en llamas. Voldemort gritó: ¡ATRÁPALOS! y, al momento siguiente, Harry sintió la mano de Quirrell sujetando su muñeca, y luego sujetó la de _____. De inmediato, un dolor agudo atravesó la cabeza de ambos amigos y sintieron como si se les fuera a partir en dos. Gritaron, luchando con todas sus fuerzas y, para su sorpresa, Quirrell los soltó. El dolor en la cabeza amainó...
_____ miró alrededor para ver dónde estaba Quirrell y lo vio doblado de dolor, mirándose los dedos de ambas manos, que se ampollaban ante sus ojos.
-¡ATRÁPALOS! ¡Atrápalos! -rugía otra vez Voldemort, y Quirrell arremetió contra los dos a la vez, haciéndolos caer al suelo y apretándoles el cuello con una mano... La cicatriz de Harry casi lo enceguecía de dolor y la cabeza le estallaba a _____, y sin embargo, pudieron ver a Quirrell chillando desesperado.
-Maestro, no puedo sujetarlos... ¡Mis manos... mis manos!
Y Quirrell, aunque los mantenía sujetos aplastándolos con las rodillas, les soltó el cuello y contempló, aterrorizado, sus manos. _____ vio que estaban quemadas, en carne viva, con ampollas rojas y brillantes.
-¡Entonces mátalos, idiota, y termina de una vez! -exclamó Voldemort.
Quirrell levantó la mano para lanzar un maleficio mortal, pero _____ y Harry, instintivamente y luego de una mirada fugaz entre ambos, se incorporaron y se aferraron a la cara de Quirrell.
-¡AAAAAAH!
Quirrell se apartó, con el rostro también quemado, y entonces Harry y _____ se dieron cuenta: Quirrell no podía tocar sus pieles sin sufrir un dolor terrible. Su única oportunidad era sujetar a Quirrell, que sintiera tanto dolor como para impedir que hiciera el maleficio...
Harry se puso de pie de un salto, cogió a Quirrell de un brazo y lo apretó con fuerza, y _____ hizo lo mismo. Quirrell gritó y trató de empujarlos. Su dolor de cabeza aumentaba y ya ninguno de nuestros protagonistas podía ver, solamente podían oír los terribles gemidos de Quirrell y los aullidos de Voldemort: ¡MÁTALOS! ¡MÁTALOS!, y otras voces, tal vez sólo en sus cabezas, gritando sus nombres.
_____ sintió que el brazo de Quirrell se iba soltando, supo que estaba perdida, sintió que todo se oscurecía y que caía... caía... y caía...
Hasta que abrió los ojos. El rostro sonriente de Albus Dumbledore se agitaba ante ella.
-Buenas tardes, _____ -dijo Dumbledore.
_____ lo miró con desconcierto. Entonces recordó.
-¡Profesor! ¡La Piedra! ¡Era Quirrel! ¿Y Harry, está bien?
-Cálmate, _____ querida, estás un poco atrasada -dijo Dumbledore-. Quirrell no tiene la Piedra. Y Harry está bien, él ya despertó.
-¿Entonces quién la tiene? Profesor, yo...
-_____, por favor, cálmate, o la señora Pomfrey me echará de aquí.
_____ tragó y miró alrededor. Estaba en la enfermería. A su lado había una mesa, con una enorme cantidad de paquetes, que parecían la mitad de la tienda de golosinas.
-Regalos de tus amigos y admiradores -dijo Dumbledore, radiante-. Lo que sucedió en las mazmorras entre Harry, tú y el profesor Quirrell es completamente secreto, así que, naturalmente, todo el colegio lo sabe. Creo que tus amigos, los señores Fred y George Weasley, son responsables de tratar de enviarte un inodoro. No dudo que pensaron que eso te divertiría. Sin embargo, la señora Pomfrey consideró que no era muy higiénico y lo confiscó.
_____ soltó una risita.
-Esos dos... Y ¿cuánto tiempo hace que estoy aquí?
-Cuatro días. Tu abuelo en cuanto se enteró vino de inmediato. Él, el señor Ronald Weasley, la señorita Granger, Harry y muchos otros de tus amigos estarán muy aliviados al saber que has recuperado el conocimiento. Han estado sumamente preocupados. Y, para qué negarlo, igual lo estuve yo -dijo con una pequeña sonrisa triste, y extendió la mano para acariciar la cabeza de _____.
-Pero profesor, la Piedra...
-Veo que no quieres que te distraiga. Muy bien, la Piedra. El profesor Quirrell no se la pudo quitar a Harry. Yo llegué a tiempo para evitarlo, aunque debo decir que lo estabais haciendo muy bien.
-¿Usted llegó? ¿Recibió la lechuza que envió Hermione?
-Nos debimos cruzar en el aire. En cuanto llegué a Londres, me di cuenta de que el lugar en donde debía estar era el que había dejado. Llegué justo a tiempo para quitaros a Quirrell de encima...
-Fue usted.
-Tuve miedo de haber llegado demasiado tarde.
-Casi fue así, no habría podido aguantar mucho más sin que le quitara la Piedra a Harry...
-No por la Piedra, pequeña, por ti... El esfuerzo casi te mata. Durante un terrible momento tuve miedo de que fuera así. En lo que se refiere a la Piedra, fue destruida.
-¿Destruida? -dijo _____ sin entender-. Pero su amigo... Nicolás Flamel...
-¡Oh, sabes lo de Nicolás! -dijo contento Dumbledore-. Hiciste bien los deberes, ¿no es cierto? Bien, Nicolás y yo tuvimos una pequeña charla y estuvimos de acuerdo en que era lo mejor.
-Pero eso significa que él y su esposa van a morir, ¿no?
-Tienen suficiente Elixir guardado para poner sus asuntos en orden y luego, sí, van a morir.
Dumbledore sonrió ante la expresión de desconcierto que se veía en el rostro de su pequeña alumna.
-Para alguien tan joven como tú, estoy seguro de que parecerá increíble, pero para Nicolás y Perenela será realmente como irse a la cama, después de un día muy, muy largo. Después de todo, para una mente bien organizada, la muerte no es más que la siguiente gran aventura. Sabes, la Piedra no era realmente algo tan maravilloso. ¡Todo el dinero y la vida que uno pueda desear! Las dos cosas que la mayor parte de los seres humanos elegirían... El problema es que los humanos tienen el don de elegir precisamente las cosas que son peores para ellos.
-Entiendo... Antes de desmayarme tuve miedo, pero sólo por Harry... No le temí a la muerte en ese momento, ¿sabe? Fue como... sentirme viva -dijo, sonriendo un poco.
Dumbledore permaneció callado por unos instantes, pero una sonrisa sincera surcó sus labios.
-Cada día me convenzo más de que eres idéntica a tu madre -volvió a hablar, con un deje de nostalgia-. Ah, una joven maravillosa. Me atrevería a decir que los años en que estuvo ella en Hogwarts fueron los años en que más unido estuvo el colegio. Ella era una Slytherin, ¿lo sabías?
_____ asintió.
-Pese a la mala fama de su casa, ella siempre fue una joven alegre y sincera. Nadie era capaz de odiarla, porque ella vivía para amarlos a todos. Slytherin, Hufflepuff, Ravenclaw y Gryffindor parecían ser uno solo cuando estaba ella. Hogwarts fue todo su mundo, todo lo que deseaba en la vida, hasta que llegaste tú -añadió, con un brillo inexplicable en los ojos.
Hizo una pausa continuó, al ver la expresión conmovida de _____:
-Aún recuerdo lo emocionada que estaba cuando vino a mi despacho a contármelo -confesó-. Ella antes había tenido que tomar una decisión muy importante, algo que la deprimió y apagó el brillo característico en sus ojos, igual al tuyo. Pero la noticia de que estaba embarazada la hizo volver a sentir esperanza, la hizo volver a sentir amor en su corazón, hizo que sus ojos volvieran a brillar. Y fue ese amor el que te protegió esa noche, cuando fue Voldemort a asesinarte. Ella temía por ti, temía que no podría protegerte del maleficio de Voldemort, y desde antes hizo jurar a los centauros del bosque prohibido que te cuidarían cuando llegases a Hogwarts, y creó una magia poderosa que te protegería cuando Voldemort intentase matarte.
Dumbledore hizo una pausa. Las lágrimas comenzaban a deslizarse por las mejillas de _____, anhelante. Era en esos momentos cuando se daba cuenta de lo mucho que extrañaba a su madre, de lo mucho que la necesitaba.
Y el director de Hogwarts comprendía aquel sentimiento. Él mismo extrañaba a la joven astuta e intrépida que lo llamaba Dumby, que causaba bromas y estragos por doquier, pero que siempre tenía una sonrisa y un buen consejo para todos.
-Profesor -dijo _____, cuando las lágrimas ya no caían de sus ojos-. Estuve pensando... Aunque la Piedra ya no esté, Voldemort... no se ha ido, ¿verdad?
-No, _____, no se ha ido. Está por ahí, en algún lugar, tal vez buscando otro cuerpo para compartir... Como no está realmente vivo, no se le puede matar. Él dejó morir a Quirrell, muestra tan poca misericordia con sus seguidores como con sus enemigos. De todos modos, _____, tú y Harry tal vez habéis retrasado su regreso al poder. La próxima vez hará falta algún otro preparado para luchar y, si lo detienen otra vez y otra vez, bueno, puede ser que nunca vuelva al poder.
_____ asintió, pero se detuvo rápidamente, porque eso hacía que le doliera más la cabeza. Luego dijo:
-Profesor... Quisiera que me conteste algo, con la verdad.
-La verdad -Dumbledore suspiró-. Es una cosa terrible y hermosa, y por lo tanto debe ser tratada con gran cuidado. Sin embargo, contestaré tus preguntas a menos que tenga una muy buena razón para no hacerlo. Y en ese caso te pido que me perdones. Por supuesto, no voy a mentirte.
-Bien... ¿Por qué Voldemort intentó matarme, en primer lugar?
Aquella vez, Dumbledore suspiró profundamente.
-Vaya, la primera cosa que me preguntas y no puedo contestarte. No hoy. No ahora. Lo sabrás, un día... Quítatelo de la cabeza por ahora, _____. Cuando seas mayor... ya sé que eso es odioso... bueno, cuando estés lista, lo sabrás.
Y _____ supo que no sería bueno discutir.
-¿Y por qué Quirrell no podía tocarme?
-Tu madre murió para salvarte. Como ya dije, por ti ella sintió un amor aún más fuerte del que había sentido antes. Y un amor tan profundo, sincero y real, aunque la persona ya no esté aquí... nunca se va. Está en tu piel. Quirrell, lleno de odio, codicia y ambición, compartiendo su alma con Voldemort, no podía tocarte por esa razón. Era una agonía el tocar a una persona marcada por algo tan bueno.
Entonces Dumbledore se mostró muy interesado en un pájaro que estaba cerca de la cortina, lo que le dio tiempo a ____ para secarse los ojos con la sábana. Cuando pudo hablar de nuevo, ____ dijo:
-Señor... ¿Por qué el profesor Snape siempre me trató bien? Quiero decir... no parecía ser lo mismo con Harry y los demás...
-Tu madre se llevaba bien con todos -respondió Dumbledore-, y dentro de todos se hallaba el profesor Snape. Ellos también eran inseparables, se entendían mutuamente y se querían como hermanos. La muerte de tu madre fue un golpe muy duro para Severus, y más adelante lo fue otra muerte que casi lo rompe por completo. Y lo hubiera hecho... si no fuera por ti.
-¿Por mí?
-Sí. Severus te conoció mucho antes de que llegaras a Hogwarts, y poco después de que nacieras. En cuanto te vio supo que te querría como a nadie en el mundo. Cada vez que te ve, estoy más que seguro de que ve a tu madre reflejada en ti. Apuesto este colegio a que te quiere como a una hija, y por lo que he visto mientras has estado aquí a nuestro cuidado, el sentimiento es mutuo.
_____ sonrió. Dumbledore también sonrió y se metió en la boca una gragea de color dorado. Luego se atragantó y dijo:
-¡Ay de mí! ¡Cera del oído!
En cuanto vio la cara del director, _____ no pudo evitar soltar una carcajada sonora (más bien de foca con retraso), y Dumbledore no pudo evitar contagiarse de su risa.
...
La señora Pomfrey era una mujer buena, pero muy estricta.
-Sólo cinco minutos, por favor -suplicó _____.
-Ni hablar.
-Pero usted dejó entrar al profesor Dumbledore... -se quejó la pelirroja.
-Bueno, por supuesto, es el director, es muy diferente. Necesitas descansar.
-Ay pero... Estoy descansando, mira, acostada y todo, nada me altera, me siento bien... Ay, vamos, Señora Pomfrey...
-Ah, está bien -dijo-. Pero sólo cinco minutos.
Y dejó entrar al abuelo de _____, el señor Ollivander.
-¡_____, mi niña! -exclamó el anciano, acercándose a abrazar a su nieta-. Me alegro tanto de que no te haya pasado nada... Me contaron todo, fue muy valiente lo que hiciste, mi pequeña.
_____ sonrió. Sabía que su abuelo no la iba a regañar, porque él entendía que lo que hizo fue bueno y necesario. Un rato más tarde su abuelo se fue y Pomfrey (tras mil quinientas súplicas de _____) dejó entrar a Harry, Ron y Hermione.
-¡_____!
Hermione de inmediato se lanzó a abrazar a _____, quien correspondió un tanto adolorida.
-¿Creyeron que se librarían tan fácil de mí? -dijo _____, con cara de insultada, para luego poner una sonrisa burlona-. Pues están e-q-u-i-v-o-c-a-d-o-s, porque, ya saben, hierba mala nunca muere. -Les guiñó el ojo.
-Pues yo creí que morirías cuando le dijiste todo eso a Vol... Tú-Sabes-Quién -dijo Harry, cruzándose de brazos algo divertido.
-Lo siento, señor temeroso, porque ese bicho ni miedo daba, más bien daba pena -contestó _____, fingiendo restarle importancia.
-Ajá, lo que digas. Aunque hasta a mí me dolió cuando lo llamaste «aborto fallido».
-¡¿QUE HIZO QUÉ?! -exclamaron Ron y Hermione al mismo tiempo, ambos más pálidos que un muerto.
-Shh, no griten, que Pomfrey los va a sacar a patadas -dijo _____ con una sonrisa.
-Ya, lo que digas -Ron rodeó los ojos.
-¿Y al final qué os pasó a vosotros dos? -preguntó ____.
-Bueno, yo volví -dijo Hermione-, desperté a Ron (tardé un rato largo) y, cuando íbamos a la lechucería para comunicarnos con Dumbledore, lo encontramos en el vestíbulo de entrada, y él ya lo sabía, porque nos dijo: «Harry y _____ fueron a buscarlo, ¿no?», y subió al tercer piso.
-Ah, entiendo -sonrió _____, y luego miró a Ron-. ¿Y ya te recuperaste del golpe, Ron?
-Sí, no fue para tanto -contestó este, restándole importancia-. Ahora escucha, debes estar levantada para mañana, es la fiesta de fin de curso. Ya están todos los puntos y Slytherin ganó, por supuesto. Harry y tú os perdisteis el último partido de quidditch. Sin vosotros, nos ganó Ravenclaw, pero la comida será buena.
En aquel momento, entró la señora Pomfrey.
-Ya habéis estado diez minutos, ahora FUERA -dijo con severidad.
Después de una buena noche de sueño, _____ se sintió casi bien.
-Quiero ir a la fiesta -dijo a la señora Pomfrey, mientras ella le ordenaba todas las cajas de golosinas-. Podré ir, ¿verdad?
-El profesor Dumbledore dice que tienes permiso para ir -dijo con desdén, como si considerara que el profesor Dumbledore no se daba cuenta de lo peligrosas que eran las fiestas-. Y tienes otra visita.
-Oh, bien -dijo _____-. ¿Quién es?
Mientras hablaba, entró Hagrid. Como siempre que estaba dentro de un lugar, Hagrid parecía demasiado grande. Se sentó cerca de _____, la miró y se puso a llorar.
-¡Todo... fue... por mi maldita culpa! -gimió, con la cara entre las manos-. Yo le dije al malvado cómo pasar ante Fluffy. ¡Se lo dije! ¡Podías haber muerto! ¡Todo por un huevo de dragón! ¡Nunca volveré a beber! ¡Deberían echarme y obligarme a vivir como un muggle!
-No, no, Hagrid, no digas eso -dijo _____, apenada al ver la pena y el remordimiento de Hagrid, y las lágrimas que mojaban su barba-. No fue tu culpa, Hagrid. Habría pasado de todas formas, ¿sí? No llores, que lloro.
-¡P-Pero podríais haber muerto! ¡Harry y tú! -sollozó Hagrid.
-¡Y no morí! -dijo _____, sonriente-. Eso quiere decir que soy fuerte, ¿verdad? Además, me siento muy orgullosa de mí misma, quiero decir ¡sobreviví!
Ante eso Hagrid no pudo evitar soltar una carcajada, aún llorando.
-Eres la mejor, _____.
_____ amplió su sonrisa.
-Lo sé. Ahora toma una rana de chocolate, tengo bastantes...
Hagrid se secó la nariz con el dorso de la mano y dijo:
-Eso me hace recordar... Te he traído un regalo.
-¿Un dragón? ¿Un unicornio? ¿Un hombre lobo? ¿Un vampiro? -Esto último lo dijo con un brillo extraño en los ojos, a lo que Hagrid volvió a reír.
-No, pero alguno de esos lo podemos buscar otro día. Dumbledore me dio libre el día de ayer y el de antes de ayer para hacerlo, porque hice uno para Harry también. Por supuesto, tendría que haberme echado... Bueno, aquí tienes...
Parecía un libro con una hermosa cubierta de cuero. _____ lo abrió con curiosidad... Estaba lleno de fotos mágicas.
A lo largo de las páginas se encontró a sí misma de pequeña en Hogwarts, junto a los profesores y alumnos, una buena cantidad eran con los gemelos Weasley. También una que otra era con Harry, Ron, Hermione, Savannah, Cedric etc. Hasta que llegó a una sección que decía: «Myrah y Ekram».
Allí, sonriéndole y saludándola desde cada página, estaban su madre y su padre...
-Envié lechuzas a todos los compañeros de colegio de tus padres, pidiéndoles fotos, y a tu abuelo también le pedí... Sabía que tú no tenías... ¿Te gusta?
Los ojos de _____ amenazaron con desbordarse en lágrimas por segunda o tercera vez en el día.
-Es perfecto... Muchas gracias, Hagrid.
···
_____ bajó acompañada de Harry a la fiesta de fin de curso de aquella noche. Habían tardado un poco porque Pomfrey insistió en revisar a _____ una última vez antes de irse y, cuando llegaron, el Gran Comedor ya estaba lleno. Estaba decorado con los colores de Slytherin, verde y plata, para celebrar el triunfo de aquella casa al ganar la copa durante siete años seguidos. Un gran estandarte, que cubría la pared detrás de la Mesa Alta, mostraba la serpiente de Slytherin.
Cuando Harry y _____ entraron se produjo un súbito murmullo, y todos comenzaron a hablar al mismo tiempo. Se sentaron ambos, entre Ron y Hermione, en la mesa de Gryffindor, y trataron de hacer caso omiso del hecho de que todos se ponían de pie para mirarlos, cosa de la cual _____ no estaba muy contenta.
Por suerte, Dumbledore llegó unos momentos después. Las conversaciones cesaron.
-¡Otro año se va! -dijo alegremente Dumbledore-. Y voy a fastidiaros con la charla de un viejo, antes de que podáis empezar con los deliciosos manjares. ¡Qué año hemos tenido! Esperamos que vuestras cabezas estén un poquito más llenas que cuando llegasteis... Ahora tenéis todo el verano para dejarlas bonitas y vacías antes de que comience el próximo año... Bien, tengo entendido que hay que entregar la copa de la casa y los puntos ganados son: en cuarto lugar, Gryffindor, con trescientos doce puntos; en tercer lugar, Hufflepuff, con trescientos cincuenta y dos; Ravenclaw tiene cuatrocientos veintiséis, y Slytherin, quinientos cuarenta y dos.
Una tormenta de vivas y aplausos estalló en la mesa de Slytherin. _____ pudo ver a Draco en su mesa, golpeteando la mesa con su copa, y no pudo evitar sonreír un poco y aplaudir ella también. Desde que comenzó el año había deseado ganar la copa, pero decidió admitir la derrota de manera honesta.
-Sí, sí, bien hecho, Slytherin -dijo Dumbledore-. Sin embargo, los acontecimientos recientes deben ser tenidos en cuenta.
Todos se quedaron inmóviles. Las sonrisas de los Slytherin se apagaron un poco. _____ miró al director desconcertada.
-Así que -dijo Dumbledore- tengo algunos puntos de última hora para agregar. Dejadme ver. Sí... Primero, para el señor Ronald Weasley...
Ron se puso tan colorado que parecía un rábano con insolación.
-... por ser el mejor jugador de ajedrez que Hogwarts haya visto en muchos años, premio a la casa Gryffindor con cincuenta puntos.
Las hurras de Gryffindor llegaron hasta el techo encantado, y las estrellas parecieron estremecerse. Se oyó que Percy le decía a los otros prefectos: «Es mi hermano, ¿sabéis? ¡Mi hermano menor! ¡Consiguió pasar en el juego de ajedrez gigante de McGonagall!».
Por fin se hizo el silencio otra vez.
-Segundo... a la señorita Hermione Granger... por el uso de la fría lógica al enfrentarse con el fuego, premio a la casa Gryffindor con cincuenta puntos.
Hermione enterró la cara entre los brazos. _____ sonrió con ternura al ver que estaba llorando. Los cambios en la tabla de puntuaciones pasaban ante ellos: Gryffindor estaba cien puntos más arriba.
-Tercero... al señor Harry Potter... por todo su temple y sobresaliente valor, premio a la casa Gryffindor con sesenta puntos.
-Y cuarto... a la señorita _____ Ollivander... -continuó Dumbledore. La sala estaba mortalmente silenciosa-... por su magnífica destreza en el quidditch y su inigualable intrepidez, con setenta puntos.
El estrépito fue total. Los que pudieron sumar, además de gritar y aplaudir, se dieron cuenta de que Gryffindor tenía los mismos puntos que Slytherin, quinientos cuarenta y dos. Si Dumbledore le hubiera dado un punto más a _____... Pero así no llegaban a ganar.
Dumbledore levantó el brazo. La sala fue recuperando la calma.
-Hay muchos tipos de valentía -dijo sonriendo Dumbledore-. Hay que tener un gran coraje para oponerse a nuestros enemigos, pero hace falta el mismo valor para hacerlo con los amigos. Por lo tanto, premio con diez puntos al señor Neville Longbottom.
Alguien que hubiera estado en la puerta del Gran Comedor habría creído que se había producido una explosión, tan fuertes eran los gritos que salieron de la mesa de Gryffindor. Harry, _____, Ron y Hermione se pusieron de pie y vitorearon a Neville, que, blanco de la impresión, desapareció bajo la gente que lo abrazaba. Nunca había ganado más de un punto para Gryffindor. Harry, sin dejar de vitorear, dio un codazo a Ron y señaló a Malfoy, que no podía haber estado más atónito y horrorizado si le hubieran echado el maleficio de la Inmovilidad Total.
-Lo que significa -gritó Dumbledore sobre la salva de aplausos, porque Ravenclaw y Hufflepuff estaban celebrando la derrota de Slytherin-, que hay que hacer un cambio en la decoración.
Dio una palmada. En un instante, los adornos verdes se volvieron escarlata; los de plata, dorados, y la gran serpiente se desvaneció para dar paso al león de Gryffindor. Snape estrechaba la mano de la profesora McGonagall, con una horrible sonrisa forzada en su cara. Captó la mirada de _____, quien sonreía apenada porque su casa no logró ganar, a lo que Snape cambió radicalmente su expresión y le dio una sonrisa sincera a la niña, como para que no se preocupara.
Pronto _____ desvió la mirada a Harry y lo atrapó mirando a Snape con desconcierto al ver su extraño cambio, hasta que volteó a ver a _____ y descubrió la razón del mismo. Se sostuvieron la mirada por un tiempo hasta que la pelirroja se acercó a abrazarlo con una gran sonrisa.
Aquella fue la mejor noche de la vida de Harry, mejor que ganar un partido de quidditch, o que la Navidad, o que hacer que se desmayara el monstruo gigante... Nunca, jamás, olvidaría aquella noche.
Harry casi no recordaba ya que tenían que recibir los resultados de los exámenes, pero estos llegaron. Para su gran sorpresa, tanto él como Ron pasaron con buenas notas. Hermione y _____ fueron las mejores del año, ambas con el mismo promedio. Hasta Neville pasó a duras penas, pues sus buenas notas en Herbología compensaron los desastres en Pociones. Ellos confiaban en que suspendieran a Goyle, que era casi tan estúpido como malo, pero él también aprobó. Era una lástima, pero como dijo Ron, no se puede tener todo en la vida.
Y de pronto, sus armarios se vaciaron, sus equipajes estuvieron listos, el sapo de Neville apareció en un rincón del cuarto de baño... Todos los alumnos recibieron notas en las que los prevenían para que no utilizaran la magia durante las vacaciones («Siempre espero que se olviden de darnos esas notas», dijo con tristeza Fred Weasley). Hagrid estaba allí para llevarlos en los botes que cruzaban el lago. Subieron al expreso de Hogwarts, charlando y riendo, mientras el paisaje campestre se volvía más verde y menos agreste. Comieron las grageas de todos los sabores, pasaron a toda velocidad por las ciudades de los muggles, se quitaron la ropa de magos y se pusieron camisas y abrigos... Y bajaron en el andén nueve y tres cuartos de la estación King's Cross.
Tardaron un poco en salir del andén. Un viejo y enjuto guarda estaba al otro lado de la taquilla, dejándolos pasar de dos en dos o de tres en tres, para que no llamaran la atención saliendo de golpe de una pared sólida, pues alarmarían a los muggles.
-Tenéis que venir y pasar el verano conmigo -dijo Ron-, los tres. Os enviaré una lechuza.
-Genial. -Sonrió _____-. Este verano será increíble.
-Gracias -dijo Harry-. Voy a necesitar alguna perspectiva agradable.
La gente los empujaba mientras se movían hacia la estación, volviendo al mundo muggle. Algunos se detenían a saludar a _____ y a Harry.
-Siguen siendo famosos -dijo Ron, con una sonrisa burlona.
-No allí adonde voy, eso te lo aseguro -respondió Harry.
Él, Ron y Hermione pasaron juntos a la estación.
-¡Allí está él, mamá, allí está, míralo!
Era Ginny Weasley, la hermanita de Ron, pero no señalaba a su hermano.
-¡Harry Potter! -chilló-. ¡Mira, mamá! Puedo ver...
-Tranquila, Ginny. Es de mala educación señalar con el dedo.
La señora Weasley les sonrió.
-¿Un año movido? -les preguntó.
-Mucho -dijeron _____ y Harry al mismo tiempo, a lo que se miraron con una sonrisa.
-Muchas gracias por el jersey, señora Weasley, es usted un amor de persona -se adelantó _____, esforzándose en dar su mejor sonrisa.
-Oh, no fue nada -respondió la señora, encantada.
-¿Ya estás listo?
Era tío Vernon, todavía con el rostro púrpura, todavía con bigotes y todavía con aire furioso ante la audacia de Harry, llevando una lechuza en una jaula, en una estación llena de gente común. Detrás, estaban tía Petunia y Dudley, con aire aterrorizado ante la sola presencia de Harry.
-¡Usted debe de ser de la familia de Harry! -dijo la señora Weasley.
-Oh, claro que son ellos -bufó _____ con molestia. Harry le había contado cómo eran ellos con él.
-Por decirlo así -dijo tío Vernon-. Date prisa, muchacho, no tenemos todo el día. -Dio la vuelta para ir hacia la puerta.
Harry esperó para despedirse de Ron y Hermione. Por alguna razón _____ se había quedado junto a los Dursley.
-Nos veremos durante el verano, entonces.
-Espero que... que tengas unas buenas vacaciones -dijo Hermione, mirando insegura a tío Vernon, impresionada de que alguien pudiera ser tan desagradable.
-Oh, lo serán -dijo Harry, y sus amigos vieron, con sorpresa, la sonrisa burlona que se extendía por su cara-. Ellos no saben que no nos permiten utilizar magia en casa. Voy a divertirme mucho este verano con Dudley...
Pero en cuanto volvió con sus tíos y su primo, se sorprendió al verlos a los tres pálidos y con la cara de haber visto a un fantasma. A su lado se encontraba _____, esbozando una sonrisa engañosamente inocente.
Se acercó a Harry y se lanzó a abrazarlo, dejándolo un tanto desconcertado cuando le murmuró al oído:
-Me aseguré de que no se atrevieran a molestarte. Que no te sorprenda si me aparezco de la nada en la puerta de su casa a hacerte compañía...
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