Capítulo 12: El espejo de Oesed

A mediados de diciembre Hogwarts amaneció cubierto por dos metros de nieve, con el lago sólidamente congelado. La Navidad estaba cada vez más cerca.

Todos estaban impacientes de que empezaran las vacaciones. Mientras que la sala común de Gryffindor y el Gran Comedor tenían las chimeneas encendidas, los pasillos, llenos de corrientes de aire, se habían vuelto helados, y un viento cruel golpeaba las ventanas de las aulas. En las clases de Snape, abajo en las mazmorras, la respiración subía como niebla y los hacía querer mantenerse lo más cerca posible de sus calderos calientes.

En clase, Malfoy trataba de hacer que todos se rieran diciendo que un sapo con una gran boca podía reemplazar a Harry como buscador. Pero entonces se dio cuenta de que nadie lo encontraba gracioso, porque estaban muy impresionados por la forma en que Harry se había mantenido en su escoba. Así que Malfoy, celoso y enojado, había vuelto a fastidiar a Harry por no tener una familia apropiada. Aunque cuando lo intentó estuvo a punto de recibir la buena paliza que se merecía. Si no hubiera sido por la intervención de Snape, ____ lo habría mandado al anillo de Saturno y más allá.

Harry no iría a Privet Drive para las fiestas. Y no se sentía triste, ya que probablemente esa sería la mejor Navidad de su vida. Ron y sus hermanos también se quedarían, mientras que ____ tendría que hacer lo mismo debido a que su abuelo se encontraba de viaje nuevamente.

Una vez finalizada la clase de Pociones, encontraron un gran abeto que ocupaba el extremo del pasillo. Dos enormes pies aparecían por debajo del árbol y un gran resoplido les indicó que Hagrid estaba detrás de él.

-Hola, Hagrid. ¿Necesitas ayuda? -preguntó Ron, metiendo la cabeza entre las ramas.

-No, va todo bien. Gracias, Ron.

-¿Te importaría quitarte de en medio? -La voz fría de Malfoy llegó desde atrás-. ¿Estás tratando de ganar algún dinero extra, Weasley? Supongo que quieres ser guardabosques cuando salgas de Hogwarts... Esa choza de Hagrid debe de parecerte un palacio, comparada con la casa de tu familia.

Antes de que Ron se lanzase (a matarlo, probablemente), ____ se adelantó:

-¿Y a eso le llamas insulto, Malfoy? -dijo, sonriendo irónicamente-. Diría que te quedaste sin ideas, después de la derrota que os dio Harry a ti y a tus patéticas serpientes. ¿Ahora te desquitas con sus amigos? Eso es muy bajo, ¿no crees?

Malfoy la miró muy molesto.

-¿Y ti quién te preguntó, Ollivander? Primero búscate unos padres y después opinas, ¿te parece?

-¿Cómo te atreves, Malfoy? -Ron se puso frente a ____ hecho una furia.

Ella lo miró sorprendida, pero justo cuando quiso defenderse, se oyó la voz de Snape en las escaleras:

-¡WEASLEY!

-Lo han provocado, profesor Snape -dijo Hagrid, sacando su gran cabeza peluda por encima del árbol-. Malfoy se metió con los padres de ____.

Snape pareció más molesto que antes.

-Pelear está contra las reglas de Hogwarts, Hagrid -dijo-. Cinco puntos menos para Gryffindor; Weasley, y agradece que no sean más. Y ahora marchaos todos...

Malfoy, Crabbe y Goyle pasaron bruscamente, sonriendo con presunción.

-... Y veinte puntos menos para Slytherin por tu falta de respeto, Malfoy -añadió, tomando por sorpresa a ____ y a quienes la acompañaban. Malfoy se volteó, apretó la mandíbula con rabia y continuó su camino, esta vez a zancadas y maldiciendo por lo bajo.

-Voy a atraparlo -dijo Ron, sacando los dientes ante la espalda de Malfoy-. Uno de estos días lo atraparé...

-Los detesto a los dos -añadió Harry-. A Malfoy y a Snape.

-Vamos, arriba el ánimo, ya es casi Navidad -dijo Hagrid-. Os voy a decir qué haremos: venid conmigo al Gran Comedor; está precioso.

Luego los cuatro siguieron a Hagrid hasta el Gran Comedor, donde la profesora McGonagall y el profesor Flitwick estaban ocupados en la decoración.

El salón estaba espectacular. Guirnaldas de muérdago y acebo colgaban de las paredes, y no menos de doce árboles de Navidad estaban por todo el lugar, algunos brillando con pequeños carámbanos, y otros con cientos de velas.

-¿Cuántos días os quedan para las vacaciones? -preguntó Hagrid.

-Sólo uno -respondió Hermione-. Y eso me recuerda... ____, Harry, Ron, nos queda media hora para el almuerzo, deberíamos ir a la biblioteca.

-Cierto, tienes razón -dijo ____, sin querer apartar la mirada de McGonagall, que transformaba un viejo jarrón en árbol navideño.

-¿La biblioteca? -preguntó Hagrid, acompañándolos hasta la puerta-. ¿Justo antes de las fiestas? Un poco triste, ¿no creéis?

-Oh, no es un trabajo -explicó alegremente Harry-. Desde que mencionaste a Nicolás Flamel, estamos tratando de averiguar quién es.

____ se pegó en la cara con la mano.

«¿Serás pendejo tú?», pensó.

-¿Qué? -Hagrid parecía impresionado-. Escuchadme... Ya os lo dije... No os metáis. No tiene nada que ver con vosotros lo que custodia ese perro. ____, ¿por qué no les dices nada?

-Porque yo también lo quiero saber -contestó ____-, pero creo que es obvio que tendremos que averiguarlo nosotros mismos porque no vas a decir nada.

-Queremos saber quién es Nicolás Flamel, eso es todo -dijo Hermione, mirando algo mal a ____.

-Salvo que quieras ahorrarnos el trabajo -añadió Harry-. Ya hemos buscado en miles de libros y no hemos podido encontrar nada... Si nos das una pista... Yo sé que leí su nombre en algún lado.

-No voy a deciros nada -dijo Hagrid con firmeza.

-Entonces tendremos que descubrirlo nosotros -dijo Ron. Dejaron a Hagrid malhumorado y fueron rápidamente a la biblioteca.

Habían estado buscando el nombre de Flamel desde que a Hagrid se le escapó, porque ¿de qué otra manera podían averiguar lo que quería robar Snape? El problema era la dificultad de buscar; sin saber qué podía haber hecho Flamel para figurar en un libro. No estaba en Grandes magos del siglo XX, ni en Notables nombres de la magia de nuestro tiempo; tampoco figuraba en Importantes descubrimientos en la magia moderna ni en Un estudio del reciente desarrollo de la hechicería. Y además, por supuesto, estaba el tamaño de la biblioteca, miles y miles de libros, miles de estantes, cientos de estrechas filas...

Hermione y ___ sacaron una lista de títulos y temas para cada una, para investigar; mientras Ron se paseaba entre una fila de libros y los sacaba al azar. Harry se acercó a la Sección Prohibida. Se había preguntado si Flamel no estaría allí. Pero por desgracia, hacía falta un permiso especial, firmado por un profesor, para mirar alguno de los libros de aquella sección, y sabía que no iba a conseguirlo.

-¿Qué estás buscando, muchacho?

-Nada -respondió Harry.

La señora Pince, la bibliotecaria, empuñó un plumero ante su cara.

-Entonces, mejor que te vayas. ¡Vamos, fuera!

Harry salió de la biblioteca, deseando haber sido más rápido en inventarse algo. Él, ____, Ron y Hermione se habían puesto de acuerdo en que era mejor no consultar a la señora Pince sobre Flamel. Estaban seguros de que ella podría decírselo, pero no podían arriesgarse a que Snape se enterara de lo que estaban buscando.

Harry los esperó en el pasillo, para ver si los otros habían encontrado algo, pero no tenía muchas esperanzas. Después de todo, buscaban sólo desde hacía quince días y en los pocos momentos libres, así que no era raro que no encontraran nada. Lo que realmente necesitaban era una buena investigación, sin la señora Pince pegada a sus nucas.

Cinco minutos más tarde, Ron, ____ y Hermione aparecieron negando con la cabeza. Se marcharon a almorzar.

-Vais a seguir buscando cuando yo no esté, ¿verdad? -dijo Hermione-. Si encontráis algo, enviadme una lechuza.

-Y tú podrás preguntarle a tus padres si saben quién es Flamel -dijo Ron-. Preguntarle a ellos no tendrá riesgos.

-Ningún riesgo, ya que ambos son dentistas -respondió Hermione.

Cuando comenzaron las vacaciones, Ron, ____ y Harry tuvieron mucho tiempo para pensar en Flamel. Tenían el dormitorio de los chicos para ellos tres y la sala común estaba mucho más vacía que de costumbre, así que podían elegir los mejores sillones frente al fuego.

Ron también comenzó a enseñar a Harry a jugar al ajedrez mágico. Era igual que el de los muggles, salvo que las piezas estaban vivas, lo que lo hacía muy parecido a dirigir un ejército en una batalla. El juego de Ron era muy antiguo y estaba gastado. Sin embargo, las piezas de ajedrez viejas no eran una desventaja. Ron las conocía tan bien que nunca tenía problemas en hacerles hacer lo que quería.

En vísperas de la Navidad ____ se fue a la cama, muy deseosa de que llegara el día siguiente. Dormía en el dormitorio de los chicos (ya que en el suyo no había nadie y no podía quedarse sola), en la cama de Neville. Cuando al día siguiente abrió los ojos, lo primero que vio fue una considerable cantidad de paquetes a los pies de su cama.

-¡Feliz Navidad! -la saludó Ron medio dormido a ella y a Harry, mientras él saltaba de la cama. ____ se talló los ojos algo aturdida y murmuró:

-Feliz navidad... La navidad es... ¡Es hoy! -exclamó súbitamente, como despertando de un sueño, sonrió radiante y se puso de pie de inmediato.

-Para ti también -contestó Harry-. ¡Eh, mirad esto! ¡Me han enviado regalos!

-¿Qué esperabas, nabos? -dijo Ron, volviéndose hacia sus propios paquetes, que eran más numerosos que los de Harry.

____ se apresuró a abrir los suyos. Formaban una buena multitud, que era más cuantiosa que la de Ron. La mayoría de los regalos eran de sus amigos de otros años, los que había hecho antes de entrar como estudiante, y el resto que, como valdrá la pena detallar más adelante, eran de sus amigos más cercanos y, en ciertos casos, de sus familiares.

Su abuelo le regaló un libro llamado El arte de fabricar varitas: El núcleo, de Adam Gregorovich. De Hermione, en cambio, obtuvo un libro muggle: Muerte en el Nilo, de Agatha Christie. También le dejó una nota, donde le recomendaba encarecidamente aquella historia y le deseaba una feliz navidad.

Sacó de un paquete un suéter muy suave y cálido. Era de la mamá de Ron, Molly Weasley.

-Aww. ¡Ron, tu mamá es un amor! -dijo ____, mirando el regalo con cariño.

-¿También te regaló un suéter? -preguntó Harry, con una sonrisa.

-¡Sí!

-Todos los años hace uno para mí y para mis hermanos -explicó Ron.

-Asegúrate de darle las gracias de mi parte.

Ron asintió sonriente.

____ siguió desenvolviendo regalos, hasta que se encontró con uno bastante especial. Era de Draco. Se trataba de una cadena de plata con un dije de esmeralda, que parecía hechizada de lo brillante que era. Venía con una nota:

«Esto es por lo del otro día. No debí insultar a tus padres. Pero no esperes que te siga dando regalos, porque no lo haré.

D.M.»

____ no entendía nada. Primero Malfoy la trataba mal, después se disculpaba; y volvía a tratarla mal, y volvía a disculparse. ¿Era eso algo normal?

De cualquier forma, él le había mandado un regalo por Navidad y era algo que ella apreciaba mucho. Aunque la incomodaba que fuera algo tan caro. Una nota habría sido más que suficiente para ella.

Se colgó la cadena al cuello y resultó quedarle a la perfección. Era como si estuviese hecho a la medida para ella. No pudo evitar sonreír, admirada por la inexplicable belleza de tan pequeña esmeralda.

Le quedaba el último. Antes de abrirlo leyó la nota que había en él:

«No se lo muestres a nadie. No lo uses hasta que sea necesario. El tiempo te dirá cuándo deberás hacerlo».

No tenía firma. Willow, su gata negra, saltó a la cama y se acomodó en el regazo de su dueña, soltando leves maullidos. ____ no le daba la atención que quería, por lo que quiso buscarla ella misma. ____ la acarició un poco, tomó el obsequio en sus manos y lo observó de cerca.

-¿Qué será esto? -observó el objeto que había en la caja de cerca. Era una especie de cadena de oro con un dije muy peculiar, como un reloj de arena rodeado por tres círculos dorados.

____ tuvo el presentimiento de que realmente necesitaría eso en otro momento, así que decidió que lo guardaría más tarde en su cómoda, en el dormitorio de las niñas.

-Había oído hablar de esto. Si es lo que pienso, es algo verdaderamente raro y valioso.

-¿Qué es?

Ron y Harry estaban viendo uno de los regalos de Harry. ____ se acercó para ver qué era.

-Es una capa invisible -dijo Ron, con una expresión de temor reverencial-. Estoy seguro... Pruébatela.

Harry se puso la capa sobre los hombros. Ron lanzó un grito y ____ se sorprendió bastante.

-¡Lo es! ¡Mira abajo! -señaló Ron.

Harry se miró los pies, pero ya no estaban. Se dirigió al espejo. Efectivamente: su reflejo lo miraba, pero sólo su cabeza suspendida en el aire, porque su cuerpo era totalmente invisible. Se puso la capa sobre la cabeza y su imagen desapareció por completo.

-¡Hay una nota! -dijo de pronto Ron-. ¡Ha caído una nota!

Harry se quitó la capa, cogió la nota y la leyó. No tenía firma. Ron y ____ admiraban la capa.

-Yo daría cualquier cosa por tener una -dijo Ron-. Lo que sea. ¿Qué te sucede?

-Nada -dijo Harry. ____ lo notó muy extraño, pero tal vez se lo preguntaría más tarde.

Antes de que pudieran decir o pensar algo, la puerta del dormitorio se abrió de golpe y Fred y George Weasley entraron. Harry escondió rápidamente la capa. No se sentía con ganas de compartirla con nadie más.

-¡Feliz Navidad!

-¡Eh, mira! ¡A ____ también le han regalado un jersey Weasley! ¡Y a Harry!

Fred y George llevaban suéteres azules, uno con una gran letra F y el otro con la G.

-El de Harry es mejor que el nuestro -dijo Fred cogiendo el jersey de Harry-. Es evidente que se esmera más cuando no es para la familia.

-¿Por qué no te has puesto el tuyo, Ron? -quiso saber George-. Vamos, pruébatelo, son bonitos y abrigan.

-Detesto el rojo oscuro -se quejó Ron, mientras se lo pasaba por la cabeza.

-No tenéis la inicial en los vuestros -observó George-. Supongo que ella piensa que no os vais a olvidar de vuestros nombres. Pero nosotros no somos estúpidos... Sabemos muy bien que nos llamamos Gred y Feorge.

-¿Qué es todo ese ruido?

Percy Weasley asomó la cabeza a través de la puerta, con aire de desaprobación. Era evidente que había ido desenvolviendo sus regalos por el camino, porque también tenía un jersey bajo el brazo, que Fred vio.

-¡P de prefecto! Pruébatelo, Percy, vamos, todos nos lo hemos puesto, hasta Harry tiene uno.

-Yo... no... quiero -dijo Percy, con firmeza, mientras los gemelos le metían el jersey por la cabeza, tirándole las gafas al suelo.

-Y hoy no te sentarás con los prefectos -dijo George-. La Navidad es para pasarla en familia.

Cogieron a Percy y se lo llevaron de la habitación, con los brazos sujetos por el jersey.

Aquella fue una cena de Navidad inolvidable. Un centenar de pavos asados, montañas de patatas cocidas y asadas, soperas llenas de guisantes con mantequilla, recipientes de plata con una grasa riquísima y salsa de moras, y muchos huevos sorpresa esparcidos por todas las mesas. En la Mesa Alta, Dumbledore había reemplazado su sombrero cónico de mago por un bonete floreado, y se reía de un chiste del profesor Flitwick.

Harry, ____ y los Weasley pasaron una velada muy divertida, con una batalla de bolas de nieve en el parque. Más tarde, helados, húmedos y jadeantes, regresaron a la sala común de Gryffindor para sentarse al lado del fuego. Allí Harry estrenó su nuevo ajedrez y perdió espectacularmente con Ron, mientras ____ leía el libro que Hermione le regaló. Era realmente interesante y la trama era muy buena.

Después de un té con bocadillos de pavo, buñuelos, bizcocho borracho y pastel de Navidad, todos se sintieron tan hartos y soñolientos que no podían hacer otra cosa que irse a la cama; no obstante, permanecieron sentados y observaron a Percy, que perseguía a Fred y George por toda la torre Gryffindor porque le habían robado su insignia de prefecto.

Fue el mejor día de Navidad de Harry. Sin embargo, algo daba vueltas en un rincón de su mente. En cuanto se metió en la cama, pudo pensar libremente en ello: la capa invisible y quién se la había enviado.

Ron, harto de pavo y pastel y sin ningún misterio que lo preocupara, se quedó dormido en cuanto corrió las cortinas de su cama. Harry se inclinó a un lado de la cama y sacó la capa. ____ también estaba dormida. O eso creía.

Tenía que probarla. Se deslizó fuera de la cama y se envolvió en la capa. Miró hacia abajo y vio sólo la luz de la luna y las sombras. Era una sensación muy curiosa.

«Utilízalo bien.»

De pronto, Harry se sintió muy despierto. Con aquella capa, todo Hogwarts estaba abierto para él. Mientras estaba allí, en la oscuridad y el silencio, la emoción se apoderó de él. Podía ir a cualquier lado con ella, a cualquier lado, y Filch nunca lo sabría.

Ron gruñó entre sueños. ¿Debía despertarlo? Algo lo detuvo. Sintió que no era con él con quien debía ir.

-Ni pienses que irás solo, Potter.

No pudo evitar sonreír cuando vio a ____ detrás suyo, levantada de la cama con una mirada decidida. Aquella capa era de su padre... pero quería compartirla con ella.

____ se metió dentro de la capa, que alcanzaba a cubrirlos a ambos por completo, y salieron cautelosamente del dormitorio. Bajaron la escalera, cruzaron la sala común y pasaron por el agujero del retrato.

-¿Quién está ahí? -chilló la Dama Gorda. No dijeron nada. Anduvieron rápidamente por el pasillo.

¿Adónde irían? De pronto Harry se detuvo, con el corazón palpitante, y pensó. Y entonces lo supo. La Sección Prohibida de la biblioteca. Iban a poder leer todo lo que quisieran, para descubrir quién era Flamel. Se ajustó la capa y guió a ____ hacia allí.

La biblioteca estaba oscura y tenía un aura fantasmal. ____ encendió una lámpara para ver la fila de libros.

La Sección Prohibida estaba justo en el fondo de la biblioteca. Pasando con cuidado sobre la soga que separaba aquellos libros de los demás, ____ levantó la lámpara para leer los títulos.

No le decían mucho. Las letras doradas formaban palabras en lenguajes que ninguno de los dos conocía. Algunos no tenían títulos. Un libro tenía una mancha negra que parecía sangre. ____ sintió un escalofrío. Tal vez se lo estaba imaginando, tal vez no, pero le pareció que un murmullo salía de los libros, como si supieran que había alguien que no debía estar allí.

Tenían que empezar por algún lado. ____ dejó la lámpara con cuidado en el suelo y miró en una estantería buscando un libro de aspecto interesante. Le llamó la atención un volumen grande, negro y plateado. Lo sacó con dificultad, porque era muy pesado y, balanceándolo sobre sus rodillas, lo abrió.

Un grito desgarrador; espantoso, cortó el silencio... ¡El libro gritaba! Harry se adelantó y lo cerró de golpe, pero el aullido continuaba, en una nota aguda, ininterrumpida. Retrocedió y chocó con la lámpara, que se apagó de inmediato. Ambos se miraron asustados. Oyeron pasos que se acercaban por el pasillo, Harry metió el volumen en el estante y salió corriendo con ____ tomada de la mano. Pasaron al lado de Filch casi en la puerta, y los ojos del celador; muy abiertos, miraron a través de ____. Se agacharon, pasaron por debajo del brazo de Filch y siguieron por el pasillo, con los aullidos del libro resonando en sus oídos.

Harry detuvo a ____ antes de chocar contra unas armaduras. Estaban tan ocupados en escapar de la biblioteca que no habían prestado atención al camino. Tal vez era porque estaba oscuro, pero no reconoció el lugar donde estaba. Había armaduras cerca de la cocina, eso lo sabía, pero debía de estar cinco pisos más arriba.

-Usted me pidió que le avisara directamente, profesor, si alguien andaba dando vueltas durante la noche, y alguien estuvo en la biblioteca, en la Sección Prohibida.

Harry sintió que se le iba la sangre de la cara. Filch debía de conocer un atajo para llegar a donde él estaba, porque el murmullo de su voz se acercaba cada vez más y, para su horror, el que le contestaba era Snape. ____ abrió los ojos como platos y arrugó la nariz con nerviosismo.

-¿La Sección Prohibida? Bueno, no pueden estar lejos, ya los atraparemos.

Harry se quedó petrificado, mientras Filch y Snape se acercaban. No podían verlos, por supuesto, pero el pasillo era estrecho y, si se acercaban mucho, iban a chocar contra ellos. La capa no ocultaba su materialidad.

Retrocedieron lo más silenciosamente que pudieron. A la izquierda había una puerta entreabierta. Era su única esperanza. Se deslizaron, conteniendo la respiración y tratando de no hacer ruido. Para su alivio, entraron en la habitación sin que los notaran. Pasaron por delante de ellos y se apoyaron contra la pared, respirando profundamente, mientras escuchaban los pasos que se alejaban. Habían estado cerca, muy cerca. Transcurrieron unos pocos segundos antes de que se fijaran en la habitación que los había ocultado.

Parecía un aula en desuso. Las sombras de sillas y pupitres amontonados contra las paredes, una papelera invertida y apoyada contra la pared de enfrente... Había algo que parecía no pertenecer allí, como si lo hubieran dejado para quitarlo de en medio.

Era un espejo magnífico, alto hasta el techo, con un marco dorado muy trabajado, apoyado en unos soportes que eran como garras. Tenía una inscripción grabada en la parte superior: Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotse.

Ya no oía ni a Filch ni a Snape, y Harry no tenía tanto miedo. Harry se acercó al espejo, deseando mirar para no encontrar su imagen reflejada. Se detuvo frente a él. ____ se quedó atrás, quitándose la capa de encima, mirando a Harry con cautela.

Harry tuvo que llevarse las manos a la boca para no gritar. Giró en redondo. El corazón le latía más furiosamente que cuando el libro había gritado... Porque no sólo se había visto en el espejo, sino que había mucha gente detrás de él.

Pero en la habitación sólo estaban él y ____. Respirando agitadamente, volvió a mirar el espejo.

Una mujer, justo detrás de su reflejo, le sonreía y agitaba la mano. Harry levantó una mano y sintió el aire que pasaba. Si ella estaba realmente allí, debía de poder tocarla, sus reflejos estaban tan cerca... Pero sólo sintió aire: ella y los otros existían sólo en el espejo.

Era una mujer muy guapa. Tenía el cabello rojo oscuro y sus ojos... «Sus ojos son como los míos», pensó Harry, acercándose un poco más al espejo. Verde brillante, exactamente la misma forma, pero entonces notó que ella estaba llorando, sonriendo y llorando al mismo tiempo. El hombre alto, delgado y de pelo negro que estaba al lado de ella le pasó el brazo por los hombros. Llevaba gafas y el pelo muy desordenado. Y se le ponía tieso en la nuca, igual que a Harry.

Harry estaba tan cerca del espejo que su nariz casi tocaba su reflejo.

-¿Mamá? -susurró-. ¿Papá?

Entonces lo miraron, sonriendo. Y lentamente, Harry fue observando los rostros de las otras personas, y vio otro par de ojos verdes como los suyos, otras narices como la suya, incluso un hombre pequeño que parecía tener las mismas rodillas nudosas de Harry. Estaba mirando a su familia por primera vez en su vida. Sentía un poderoso dolor, mitad alegría y mitad tristeza terrible.

____ caminó hasta él, sin mirar al espejo, y se quedó a su lado, callada. Pero en cuanto alzó la mirada sus ojos se abrieron de par en par.

-¿Tú también los ves? -preguntó Harry, volteando a ver a su amiga.

Los ojos de ____ se fueron llenando poco a poco de lágrimas, que comenzaban a deslizarse por sus mejillas como si en eso se les fuera la vida. Veía a su lado a una mujer hermosa de cabellos ondulados, castaños y largos hasta la cintura; y sus ojos, verdes como esmeraldas, la observaban con una enorme y bella sonrisa. Su rostro era idéntico al de ella. A su lado se hallaba un hombre de cabello rojo y ojos azul pálido, que saludó con la mano a ____ mientras sonreía alegremente y rodeaba los hombros de la mujer con su brazo.

-Son ellos, Harry -murmuró ____ con la voz rota y sin poder apartar la mirada del espejo-. Son mis padres.

No se supo cuánto tiempo estuvieron allí. Los reflejos no se desvanecían y ninguno apartaba la mirada, hasta que un ruido lejano los hizo volver a la realidad. No podían quedarse allí, tenían que encontrar el camino hacia el dormitorio. ____ apartó los ojos de los de su madre y susurró:

-Volveré.

Miró a Harry y él afirmó con la cabeza. Salieron apresuradamente de la habitación.

-Podíais haberme despertado -dijo malhumorado Ron.

-Puedes venir esta noche. Vamos a volver; queremos enseñarte el espejo -dijo ____.

-Me gustaría ver a sus padres -dijo Ron con interés.

-Creo que vas a ver a tu propia familia -dijo Harry-, ya que ____ ve a la suya y yo a la mía. Aunque yo quería verlos.

-Igual yo, quería ver a tus padres y a todos tus hermanos -añadió ____ algo decepcionada.

-Podéis verlos cuando queráis -dijo Ron-. Venid a mi casa este verano. Aunque qué lástima que no encontrásteis a Flamel. ¿No queréis tocino o alguna otra cosa? ¿Por qué no coméis nada?

Ni Harry ni ____ no podían comer. Habían visto a sus padres y los verían otra vez aquella noche. Casi se habían olvidado de Flamel. Ya no les parecía tan importante. ¿A quién le importaba lo que custodiaba el perro de tres cabezas? ¿Y qué más daba si Snape o cualquier otra persona lo robaba?

-¿Estáis bien? -preguntó Ron-. Os veo raros.

Lo que ____ más temía era no poder encontrar la habitación del espejo. Aquella noche fue con Harry y Ron, y tuvieron que andar con más lentitud. Trataron de repetir el camino desde la biblioteca, vagando por oscuros pasillos durante casi una hora.

-Estoy congelado -se quejó Ron-. Olvidemos esto y volvamos.

-¡No! -susurró Harry-. Sé que está por aquí.

Pasaron al lado del fantasma de una bruja alta, que se deslizaba en dirección opuesta, pero no vieron a nadie más. Justo cuando Ron se quejaba de que tenía los pies helados, ____ divisó la pareja de armaduras.

-Harry, ¡mira! ¡Ahí!

-Es allí... justo allí... ¡sí!

Abrieron la puerta. ____ dejó caer la capa de sus hombros y corrió con Harry al espejo.

Allí estaban. Sus padres sonrieron felices al verla.

-¿Ves a tu familia? -preguntó ____.

-Sólo puedo veros a vosotros.

-Pero mira bien, vamos, ponte donde estoy yo -dijo Harry.

Harry dio un paso a un lado, pero con Ron frente al espejo ni él ni ____ podían ver a su familia, sólo a Ron con su pijama de colores.

Sin embargo, Ron parecía fascinado con su imagen.

-¡Mírame! -dijo.

-¿Puedes ver a toda tu familia contigo? -____ lo miró ansiosa.

-No... estoy solo... pero soy diferente... mayor... ¡y soy delegado!

-¿Cómo? -habló Harry.

-Tengo... tengo un distintivo como el de Bill y estoy levantando la copa de la casa y la copa de quidditch... ¡Y también soy capitán de quidditch!

Ron apartó los ojos de aquella espléndida visión y miró emocionado a sus dos amigos.

-¿Crees que este espejo muestra el futuro?

Harry lo miró sin poder creérselo.

-¿Cómo puede ser? Si toda mi familia está muerta... déjame mirar de nuevo...

-Lo habéis tenido toda la noche, dejadme un ratito más.

-Pero si estás sosteniendo la copa de quidditch -habló ____ enfadada-, ¿qué tiene eso de importante? Quiero ver a mis padres.

-¡No me empujes!

Un súbito ruido en el pasillo puso fin a la discusión. No se habían dado cuenta de que hablaban en voz alta.

-¡Rápido!

Ron tiró la capa sobre ellos justo cuando los luminosos ojos de la Señora Norris aparecieron en la puerta. Ron, ____ y Harry permanecieron inmóviles, los tres pensando lo mismo: ¿la capa funcionaba con los gatos? Después de lo que pareció una eternidad, la gata dio la vuelta y se marchó.

-No estamos seguros... Puede haber ido a buscar a Filch, seguro que nos ha oído. Vamos.

Y Ron empujó a Harry y a ____ para que salieran de la habitación.

La nieve todavía no se había derretido a la mañana siguiente.

-¿Quieres jugar al ajedrez, Harry? -preguntó Ron.

-No.

-¿Por qué no vamos a visitar a Hagrid, ____?

-No... ve tú...

-Sé qué estáis pensando en ese espejo. Harry, no vuelvas esta noche. Tú tampoco, ____.

-¿Por qué no? -preguntó ella con molestia en su voz.

-No lo sé. Pero tengo un mal presentimiento y, de todos modos, ya habéis tenido muchos encuentros. Filch, Snape y la Señora Norris andan vigilando por ahí ¿Qué importa si no os ven? ¿Y si tropiezan contigo? ¿Y si chocas con algo?

-Pareces Hermione -dijo Harry.

-Os lo digo en serio, no vayáis.

Pero ____ sólo tenía un pensamiento en su mente, volver a mirar en el espejo. Y Ron no la detendría.

La tercera noche encontró el camino más rápidamente que las veces anteriores. Andaba más rápido de lo que habría sido prudente, porque sabía que estaba haciendo ruido, pero no se encontró con nadie. Harry, como siempre, iba a su lado.

Y allí estaban su madre y su padre, sonriéndole otra vez. Harry se dejó caer al suelo para sentarse frente al espejo, y ____ hizo lo mismo. Por alguna extraña razón, ellos dos podían ver a su respectiva familia al mismo tiempo, a diferencia de Ron, que sólo se veía a sí mismo cuando no había nadie más frente al espejo.

-Entonces de vuelta otra vez, ¿no, ____, Harry?

Ambos sintieron como si se les helara la sangre. Miraron para atrás. Sentado en un pupitre, contra la pared, estaba Dumbledore. Debieron de haber pasado justo por su lado, y estaban tan desesperados por llegar hasta el espejo que no habían notado su presencia.

-No... no lo había visto, señor -contestó Harry. ____ se quedó callada.

-Es curioso lo miope que se puede volver uno al ser invisible -dijo Dumbledore, y ____ se sintió aliviada al ver que sonreía-. Entonces -continuó Dumbledore, bajando del pupitre para sentarse en el suelo entre ella y Harry-, vosotros, como cientos antes que vosotros, habéis descubierto las delicias del espejo de Oesed.

-No sabía que se llamaba así, profesor -murmuró ____.

-Pero espero que te habrás dado cuenta de lo que hace, ¿no, ____?

-Me mostró a mis padres, y a Harry los suyos...

-Y a su amigo Ron lo reflejó como capitán.

-¿Cómo sabe...?

-No necesito una capa para ser invisible -dijo amablemente Dumbledore-. Y tú, Harry, ¿puedes pensar qué es lo que nos muestra el espejo de Oesed a todos nosotros?

Harry negó con la cabeza.

-Dejadme explicaros. El hombre más feliz de la tierra puede utilizar el espejo de Oesed como un espejo normal, es decir, se mirará y se verá exactamente como es. ¿Eso te ayuda, ____?

____ pensó. Luego dijo lentamente:

-Nos muestra nuestro mayor anhelo... ¿No es así...?

-Así es -dijo con calma Dumbledore-. Nos muestra ni más ni menos que el más profundo y desesperado deseo de nuestro corazón. Para Harry, que nunca conoció a su familia, verlos rodeándote. Ronald Weasley, que siempre ha sido sobrepasado por sus hermanos, se ve solo y el mejor de todos ellos. Y para ti, que siempre has deseado haber conocido a tus padres, verlos a tu lado. Sin embargo, este espejo no nos dará conocimiento o verdad. Hay hombres que se han consumido ante esto, fascinados por lo que han visto. O han enloquecido, al no saber si lo que muestra es real o siquiera posible.

Continuó:

-El espejo será llevado a una nueva casa mañana, y os pido que no lo busquéis otra vez. Y si alguna vez os volvéis a cruzar con él, deberéis estar preparados. No es bueno dejarse arrastrar por los sueños y olvidarse de vivir, recordadlo. Ahora ¿por que no os ponéis de nuevo esa magnífica capa y os vais a la cama?

Harry fue el primero que se puso de pie. ____ aún estaba en el suelo, con la mirada fija en él. ¿Realmente debía dejar aquello que tanto la hacía feliz? ¿Aquella hermosa sensación que tenía cuando se encontraban junto a ella su madre y su padre? ¿Realmente Dumbledore tendría la razón?

-____ -llamó Harry. Cuando alzó la mirada lo vio extenderle la mano con una sonrisa triste.

Ella lo pensó por unos segundos, dio un suspiro pesado y tomó su mano y se levantó.

-Profesor Dumbledore... ¿Puedo preguntarle algo?

-Es evidente que ya lo has hecho, ____ -sonrió Dumbledore-. Sin embargo, puedes hacerme una pregunta más.

-¿Qué es lo que ve, cuando se mira en el espejo?

-¿Yo? Me veo sosteniendo un par de gruesos calcetines de lana.

Harry y ____ lo miraron asombrados.

-Uno nunca tiene suficientes calcetines -explicó Dumbledore-. Ha pasado otra Navidad y no me han regalado ni un solo par. La gente sigue insistiendo en regalarme libros.

En cuanto ____ estuvo de nuevo en su cama, se le ocurrió pensar que tal vez Dumbledore no había sido sincero. Tal vez, algún día, podría preguntárselo ella misma.

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