Trece.
Capítulo trece.
¿Olivia era culpable de todo? No, pero así era como se sentía. Ahora Helen se dirigía a la cocina, en compañía de Molineri, por un poco de té para aplacar los nervios, mientras Susan se había acercado a Olivia para reconfortarla, recordándole que no había una sola persona culpable. Al menos ella lo reconocía, aunque Olivia no quería una caricia lastimera sino respuestas. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Quién era ese Steinz y por qué carajos quería intercambiar la vida del pequeño Chaze por la de Helen?
Chaze no se merecía eso. Molineri parecía una bolsa de leche, Olivia jamás lo había visto perder la calma así, era un hombre tan sereno y ahora se veía tan roto y desesperado.
Entendía si Molineri ahora las odiaba a las tres, su hijo era lo más importante que él tenía y lo había perdido por culpa de ellas, si tan solo hubiesen esperado unos minutos más Jeff y Molineri las habrían encontrado en el Complejo, pero no, habían tenido que ser tan imprudentes, ahora la vida de Chaze estaba en grave peligro porque si Helen había reaccionado así de seguro era su pasado yendo tras ella, un pasado no muy bueno. Esa tal Steinz parecía una lacra como Hans o Morelli.
Olivia estaba segura de que Susan y los demás también lo habían considerado: aunque hoy ellas hubieran cometido un grave error, estaba más que claro que era cuestión de tiempo para que algo como aquello pasara, tal vez ese hombre ya estaba detrás de Helen hace mucho tiempo y ellas se lo habían facilitado. Tal vez, incluso, las venía siguiendo desde hace seis meses que hacían sus visitas matutinas al cementerio.
Si Molineri parecía una bolsa de leche, Helen lucía peor. Steinz la acosaba desde hace mucho y lo único que lo había mantenido lejos era la existencia del Complejo y que su ubicación siguiera oculta, gracias a Molineri y a Lucas, pero ahora ellas lo habían jodido poniéndose en bandeja de plata y por más que quisiera ser alguien razonable, en este momento Olivia era su persona menos favorita.
No había sido una decisión muy inteligente y eso solo pasaba cuando se dejaba llevar por sus emociones y no pensaba en nadie más que solo ella. Aunque la culpa había sido de las tres, se habían dejado influenciar por ella y estaba tan enfurecida que no quería verla ni en pintura, en especial porque se había negado al principio, pero no había servido de nada.
—Tenemos que ir por él —dijo, temblando. Seguía dudando; su moral pendía de un hilo. Golpeó una de las paredes con tanta fuerza que todos se giraron hacia ella, pero nadie dijo nada. Jeff se acercó para vendar la herida que acababa de auto infligirse.
¡Mierda! Se trataba del hijo de su amigo, del pequeño Chaze al que ella muchas veces le había cambiado los pañales, esa criaturita no tenía la culpa de nada y no tenía por qué pagar por los pecados de ella, por sus malas decisiones ni sus deslices. Molineri y Lucas siempre habían puesto sus vidas en peligro para salvarlas a ellas y ahora a ella le había llegado el momento de corresponderles, de devolverles el favor y no iba a quedarse de brazos cruzados.
Una vez más tendría que cumplir con el papel que Steinz le había asignado, pero Olivia se negaba a cumplir con esa petición, otra vez se estaba entrometiendo y poniendo todo de cabeza. Les decía que aquello no era negociable, que no canjearían una vida por otra como si se tratara de una mercancía.
Helen apretó los puños con fuerza, Olivia los había puesto en riesgo, ¿cómo era posible que ahora no cediera para dejarla reparar el error que habían cometido? Su mandíbula cayó cuando Isaías y Susan le dieron la razón a la morena, ¿por qué todos se estaban poniendo de su lado?
— Tienes razón. —dijo él y Susan asintió. Por más que a Molineri le doliera no podía hacer eso a Helen o sería tan malo como los hombres de Steinz. Tenían que buscar otra manera de traer a Chaze de vuelta.
En cuanto lo tuviera con él, le daría un abrazo y un boleto de tren para su nueva vida en casa de su madre y su nueva pareja, a miles de kilómetros de distancia. Aquello sería lo mejor para él. Pensó, con el corazón en la mano. Isaías Molineri siempre había soñado con tener un hijo, una familia, pero la vida lo había enviado en una dirección diferente, una en la que tener una familia no siempre salía bien, no quería ponerles en riesgo por lo que tenía que alejarse lo más pronto posible. Chaze estaría bien con su madre y Bryan, estaba seguro de que ellos cuidarían bien de él.
Jeff se había vuelto a fijar en la nota; en el reverso del papel Steinz había escrito lo que parecía ser una dirección. Por lo menos, ahora sabían por dónde iniciar su búsqueda. Sin embargo, Helen no haría parte de la misión, Jeff había propuesto un loco plan que parecía no tener sentido, pero que a la vez lo tenía.
— Nos dividiremos en parejas, Isaías y Susan y Olivia y yo. Antes llevaremos a Helen al Complejo, a salvo y lejos de todo esto. —habló Jeff con determinación.
— ¿Y qué hay de Chaze? Si Steinz se da cuenta de que lo están haciendo perder el tiempo, no tardará en hacerle daño. Créanme, sé de lo que hablo. Él no es alguien de dar rodeos. —dijo Helen, mirándolos a todos con semblante serio.
— Sí, ¿cómo haremos para protegerlo? —indagó Olivia, comiéndose las uñas a causa de los nervios.
— Tendremos que ser rápidos y precisos. —respondió Jeff. — Isaías y Susan, ustedes irán directamente a la dirección en la nota. Su misión es encontrar a Chaze y sacarlo de ahí. Olivia y yo nos encargaremos de crear una distracción lo suficientemente grande como para mantener a Steinz y sus hombres ocupados.
Olivia dejó de morderse las uñas y asintió lentamente, comprendiendo la importancia de su tarea.
— Helen, necesito que confíes en nosotros. —continuó Jeff. — Te llevaremos al Complejo, pero necesitamos que nos des cualquier información adicional que pueda ayudarnos a localizar a Chaze rápidamente. Parece que sabes más de lo que dices.
Helen asintió, sabiendo que no tenía otra opción. Les contó todo lo que sabía sobre los escondites de Steinz y las posibles trampas que podrían encontrar, pero omitió uno que otro detalle que consideró en el momento que no era de suma importancia.
— Bien, todos tenemos nuestras tareas. —dijo Jeff. — Recuerden, la prioridad es mantener a Chaze a salvo. Isaías, Susan, tan pronto como lo encuentren, corran a la van y luego nos aseguraremos de llevarlo a la estación de tren más cercana y de que esté en camino a casa de su madre. Olivia y yo mantendremos a Steinz ocupado el tiempo suficiente para que puedan escapar.
Isaías y Susan asintieron, preparándose para la misión. Sabían que cada segundo contaba y que no podían permitirse errores. Olivia sonrió a Jeff, aliviada por tenerlo de vuelta y en señal de admiración y sorpresa por lo mucho que su mejor amigo había cambiado. Jeff no era el mismo chico inseguro y tierno al que ella había conocido, ahora era algo más que eso, un líder.
— ¿Están listos? —preguntó Jeff, mirándolos a todos.
— Listos. —respondieron al unísono.
Con un último vistazo a Helen, se dirigieron a sus respectivas tareas. Helen fue llevada al Complejo, con ayuda de aquel sujeto llamado Frank y su van, mientras que los demás se dirigían al lugar que Steinz indicaba en la nota, moviéndose con sigilo y rapidez por la carretera. Al llegar se estacionaron unas calles antes para no ser tomados por
sorpresa y pudieron percatarse de que se trataba de una edificación abandonada de dos pisos de altura, a la que solo dos luces iluminaban. Susan e Isaías fueron hacia el ala norte del lugar en donde indicaba la nota, en tanto que Olivia y Jeff se dirigían hacia el ala sur.
Ambos, llegado al punto, comenzaron a preparar su distracción, podían ver a los hombres de Steinz haciendo guardia en el ala sur del lugar, algunos se estaban embarcando en sus motocicletas para dirigirse hacia el ala norte después de que uno de los hombres pidiera refuerzos por el intercomunicador ya que había llegado la hora del encuentro. Olivia y Jeff sin pensarlo ni un segundo más, se aseguraron de ser vistos y de causar el mayor alboroto posible, sabiendo que esto daría a Isaías y Susan el tiempo necesario para rescatar a Chaze.
El plan estaba en marcha, y todos sabían que dependía de su coordinación y valentía para asegurar el éxito y la seguridad de Chaze.
Susan e Isaías habían llegado al punto de encuentro que indicaba la ubicación en la nota, estaban en el ala norte del lugar, Steinz estaba ahí y Chaze también. Era un sujeto regordete, de alrededor de un metro con cincuenta, tenía dos entradas en donde debía tener cabello y vestía un smoking. Parecía supervillano de DC Comics. Estaba rodeado de unos cuantos hombres, de resto no había moros en la costa, a pesar de que hacía unos segundos uno de los hombres había pedido refuerzos, parecía que Jeff y Olivia estaban haciendo bien su trabajo.
Isaías y Susan dieron dos pasos hacia adelante y Steinz hizo lo mismo arrastrando consigo a Chaze.
— ¿En dónde demonios está? — preguntó el hombre. A pesar del temor que infundía su reputación, Steinz no parecía ser el mismo, Isaías no podía identificar qué era, pero sabía que si llegasen a enfrentarse mano a mano él le ganaría. Steinz se veía pálido, su tes tan blanca como un papel, no se veía como el hombre que recordaba. Los únicos que lo hacían verse fuerte eran esos hombres y sus ametralladoras.
— ¿Quieres a tu hijo de vuelta? Sabes lo que quiero, algo que tú tienes. Entrégamela. —exigió el hombre.
— No te daré a Helen. —dijo Isaías apretando sus puños. Olivia tenía razón, no canjearían vidas, por más que quisiera recuperar a su hijo. Además, si de algo no se arrepentía era de salvar la vida de Helen, al alejarla de ese monstruo.
— Como quieras, entonces despídete de tu hijo. —Steinz hizo que uno de sus hombres le pusiera un arma en la cabeza a Chaze.
— ¡Espera! ¡No te atrevas! —Chaze estaba temblando y apretaba sus ojos con fuerza, no quería ver sufrir a su padre. Si aquel hombre lo iba a matar, deseaba que fuera rápido.
— ¿Cambiaste de opinión? —Steinz pidió al hombre que volviera a su sitio. — Contaré hasta diez, si no está aquí Helen al finalizar despídete de tu hijo.
— Eres un hijo de puta. —gritó Susan. Steinz se estaba preparando para responderle, sin embargo antes de que alguien dijera una sola palabra más una bomba de humo cayó en medio de todos dispersándose por todo el lugar, los hombres de Steinz empezaron a disparar a diestra y siniestra, en todas las direcciones, mientras que Isaías aprovechaba para cubrir a Susan y arrancar a Chaze de los brazos de Steinz, solo tuvo que darle un empujón para que el hombre diera un traspié y cayera de cara al suelo. Había tenido razón, el temeroso Steinz ya no era el mismo criminal político que había conocido.
— ¡Mierda, son unos imbéciles! ¡Dejen de disparar, idiotas! — bramó el hombre protegiéndose de la balacera que se había formado, haciéndose un ovillo en el piso. Uno de esos imbéciles le había alcanzado a dar en el brazo y para colmo esos malditos se habían escapado con su único seguro de vida. Se la habían jugado.
¿Y si Helen no estaba tan lejos de ellos? ¿Qué pasaría si le disparaban? Esa era era otra cosa que le preocupaba a Steinz. Si a Helen le pasaba algo, todo se iría al carajo. Tenía que dar con ella pronto, no le quedaba tiempo para encontrarla.
Pronto cesó la neblina, Steinz seguía desparramado en el piso, sin poder abrir los ojos sin que le ardieran y con un dolor insoportable en donde le había impactado la bala. ¿En dónde estaba el resto de su ejército? Fue lo último que se preguntó el hombre antes de desmayarse, nada estaba saliendo como quería, había perdido mucha sangre y se le acababa el tiempo.
Debía encontrar a Helen lo más pronto posible, esa maldita se había escapado hace tanto tiempo, sin mirar atrás, y ahora que la necesitaba más que nunca no podía dar con ella.
Por su parte, Olivia y Jeff corrían ahora por los tejados del lugar después de haber noqueado a todos en el ala sur con una bomba de sueño que Molineri tenía guardada en su armamento, a saber por qué. Había sido realmente épico, la adrenalina que sentían era como una droga que los hacía sacar fuerzas, incluso, de donde no las tenían. Se creían imparables.
No obstante, antes de poder aterrizar y correr al automóvil en donde los demás los estaban esperando, un sujeto apareció de la nada, era un macancán, media alrededor de dos metros, doblándolos en altura y muy seguramente también en fuerza. El sujeto entorpeciéndoles el camino los había apresado a ambos con cada una de sus manos, así de fácil, y los había llevado con el resto de los hombres que seguían en quiénes se disponían a dispararles en toda la cien; pero algo pasó, en cuanto se termino de disipar el poco humo que quedaba, uno de los enmascarados ordenó que los dejaran ir, porque no se trataba de Helen y solo querían a Helen
Jeff y Olivia no entendían qué era lo que estaba pasando ¿acaso no querían venganza por haberles hecho perder el tiempo, por haber recuperado a Chaze y verles la cara? ¿Por haber herido a su jefe a quien se habían tenido que llevar a curarle la herida?
— Atentaron contra el jefe, ¿por qué los dejaríamos ir? — dijo uno de los tipos. Jeff y Olivia tragaron en seco y Olivia se maldijo porque aquel hombre estaba pensando lo mismo que ella. No podía verle el rostro a ninguno de ellos, pero podía imaginar lo furiosos que estaban, con sus expresiones duras como una roca.
— ¡Sí! Acabemos con ellos. —había dicho otro, disponiéndose a disparar, pero aquel sujeto enmascarado negó con la cabeza y apuntó con su arma al otro y ese solo gesto sirvió para que los demás dejaran a Olivia y a Jeff en paz. ¿Quién carajos era ese tipo? ¿Los estaba dejando irse así como si nada? ¿Eran libres? ¿En serio seguían vivos?
Era lo que estos dos se preguntaban, porque no podían creer nada de lo que acababa de pasar, se habían salvado por un pelo. Apenas los hombres de Steinz los dejaron ir corriendo de prisa y sin pensarlo dos veces se montaron en el auto.
Estando, de camino al Complejo, Olivia recordó los sucesos anteriores. Boquiabierta, seguía sin comprender la reacción de aquel tipo; no tenía sentido, ni para sus mismos compañeros.
¿Por qué los había dejado ir? ¿Por qué prefirió protegerlos que cobrar venganza? En verdad, no tenía sentido.
¿Habría algún plan mayor detrás de su intención? ¿Y si ese hombre los había dejado ir tan solo para seguirlos y descubrir la ubicación del Complejo? Esa fue la última pregunta que su mente formuló antes de caer en un profundo sueño.
Cuando Olivia despertó, estaban de vuelta en casa con Helen quién estaba tan pálida como un papel. Había sido un largo día, pensó, pero al menos parecía que todos estaban a salvo.
— Estuviste durmiendo todo el rato. —le había dicho Isaías. La estaba acompañando a su habitación temporal. — Me gusta tu nueva habitación.
Olivia trató de sonreír, pero no podía. Aquel día Molineri sabía lo que iba a pasar y no la protegió, él la había dejado sola con Lucas, él había dejado que Lucas entrara a su vida solo para que luego se lo arrebataran, incluso él quizá sabía lo que su padre tenía planeado hacer. Ella solo asintió.
Olivia quería reclamarle muchas cosas a Molineri, era el momento perfecto para hacerlo pero las palabras no salían de su boca, no era la única que había tenido que pasar por cosas difíciles. Él había estado a punto de perder a su hijo y ahora tenía que mantenerse lejos de él tal vez para siempre.
— Solo quería decirte que voy a llevar a Chaze con su madre. —Olivia lo entendía, era lo mejor para el pequeño.
Molineri abrazó a su hijo, Chaze le estaba sonriendo a Olivia. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que Olivia lo cargó en brazos y ahora Chaze no la recordaba. En aquel entonces parecía un frijolito de lo frágil y pequeñín que era.
— Lo siento mucho, Isaías. Sé lo mucho que lo amas y sé lo mucho que querías tenerlo a tu lado.
— Las circunstancias cambian, pero el amor permanece. —dijo él y tenía toda la razón. La vida de Olivia y de todos los que conocían había dado un vuelco de trescientos sesenta grados. Sabía que no podía huir para siempre de su pasado, ni de su presente y que a pesar de que su padre y Lucas ya no estuvieran con ella, ella seguía queriéndolos con todo su ser.
Aunque no quisiera admitirlo, quizá era tiempo de volver casa y solucionar algunos problemas. Ahora que Lucas ya no estaba ella debía seguir con su vida, no podía desperdiciar el resto del año buscando a alguien que se había esfumado y que quizá ya no estaba más, pensó, por más duro que fuera. Si todos habían decidido dar un paso adelante sin mirar atrás ella también podía hacerlo. Helen y Susan iban a estar bien con Molineri.
Jeff, por otro lado, estaba más que listo para volver a su vida normal, junto con sus padres, ellos le habían prometido que al regresar de sus vacaciones los tres se irían a vivir juntos a otro continente a empezar de cero y él lo necesitaba más que nunca. Pese a que extrañaba mucho los fines de semana con Isaías y Olivia, había puesto de mal humor a Steinz y a sus hombres y en cuanto Steinz despertara iría por el rebelde de sus filas y por todos los que él quería.
Después de mucho tiempo de batallar y esconderse y repetir el mismo círculo vicioso ya necesitaba algo de paz en su vida y al igual que todos haría el último esfuerzo para obtenerla.
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