Diez.
Capítulo diez.
¿Camille Morelli seguía con vida? En la cara de Olivia y de todos los presentes se dibujada un gesto de sorpresa. Lucas había logrado aflojar algunos nudos a causa de los golpes y movimientos y ahora estaba recargando su espalda en una de las paredes.
Nadie decía nada y nadie movía siquiera un solo dedo. Esa revelación había sido capaz de inmovilizar a todos y de bloquearles el habla. Olivia, por su parte, aunque seguía sorprendida por la bomba que Lucas había dejado caer, quería llegar hasta él, no le importaba todo lo que Molineri y él le habían tenido que ocultar, de seguro tenían sus razones. Sí, le había molestado un poco que se lo ocultaran, porque ahora la vida de todos ellos estaba en juego por venganzas acumuladas, pero trataba de entenderlos. Aunque, muy a su pesar, aún habían muchas cosas que no entendía.
¿Por qué Isaías y Lucas habían aceptado sus trabajos sabiendo que estarían tan cerca del hombre al que habían traicionado? Aquello no le hacía mucho sentido, es decir, si querían a Camille a salvo y tal vez a unos diez mil kilómetros de distancia de Morelli, ¿por qué ellos habían puesto en riesgo su misión? ¿Por qué ir hacia la boca del lobo por su propia cuenta? ¿Por qué pensar que todo estaba saldado? Algo más estaba pasando, algo que seguramente Lucas no revelaría, otro de sus enigmas.
A su vez, Thomas Morelli parecía ser un hombre bastante frío y calculador. Tanto que Olivia se preguntaba desde cuándo había maquinado toda esta venganza. ¿Y si la boda arregla con Jackson había sido una forma de acercarse a ellos, una trampa? Todo podía ser posible ahora que lo iba conociendo más, tal vez por eso su padre había muerto, tal vez había descubierto algo y había decidido actuar por su propia cuenta.
Ahora bien, Lucas estaba allí, adolorido, tratando de luchar por su vida y la de ella, y lo menos que podía hacer era ponerse en el lugar de Isaías y de él. Lo que habían hecho había sido por una buena razón: proteger a Camille de monstruos como esos y ella ahora lo entendía más que nunca, por más que lo que hubiesen hecho no hubiese sido lo mejor.
Volvió a pensar en Jackson y Andreine, quiénes habían crecido sin el amor de una madre y cayó en cuenta en lo que mucho que se parecían. Sus padres no habían sido los mejores, pero Olivia al menos había tenido a Molineri y a Jeff, mientras que los hermanos Morelli habían tenido solo a un padre rencoroso, lleno de odio y de planes de venganza. Ellos habían heredado todos esos sentimientos.
—¿Mi esposa sigue con vida? ¿Dónde está? ¿Dónde ha estado todos estos años? — Morelli se veía derrotado. Había tenido que sentarse en unas de las sillas cutres que decoraban el sombrío espacio que los rodeaba. No quería aceptar que se había equivocado y que las cosas se habían salido de control. ¿Habría algo mal con él y por eso Camille lo había dejado? Era la preguntaba que se había querido hacer hace mucho tiempo, cuando la vio huir con ese sujeto; la pregunta que hasta entonces su ego no le había dejado formular.
¿Sería verdad que los hombres consumidos por el poder casi nunca obtienen su final de cuentos de hadas? A lo mejor así era.
— Supongo que huyendo de esa vida de mierda y de ti. — dijo Andreine y aunque eran las primeras palabras que decía confirmaron la teoría de Olivia. Andreine Morelli era otra, había cambiado.
— ...Es lo que yo haré. — concluyó la rubia, dándose por vencida con su padre. Olivia no podía estar más de acuerdo con ella, entendía lo que era estar en medio de todo.
— ¿A qué te refieres? ¡Vuelve aquí! —el hombre se había puesto las manos en la cabeza, sin embargo continuaba hablando con aquel tono demandante que lo caracterizaba.
— ¿Qué te hace pensar que voy a estar bien contigo? ¿Después de todo esto? — dijo señalándole. — Tú jamás nos protegiste. Nunca te importamos. No protegiste a mamá, no protegiste a Jackson y estoy segura de que tampoco me protegerás a mí. Estoy harta de personas como tú en mi vida. La venganza te ha consumido, Thomas, y estás pagando caro por todo esto. —dijo ella, marchándose.
— ¿Esto es lo que merezco? ¿Después de darles todo, eliges a la madre que los abandonó? — Ella rio. — No digas estupideces. Tú asesinaste a Jackson y ni siquiera tuviste que apretar el gatillo. Tú ya nos habías condenado a los dos. Jackson nunca quiso casarse, Thomas, pero nunca te importó lo que él quería, ¿o sí? O lo que yo quería. Y, aún así, mi hermano sigue vivo para mí, aquí, en mi corazón — dijo ella apuntándose en el pecho con su dedo — Y tú estás muerto para mí.
Olivia había estado tanto tiempo sumida en su propia pesar que nunca se le pasó por la cabeza que Jackson también estaba sufriendo, que él tampoco quería casarse y que Andreine era una víctima más de todo esto.
Así que por más duras que fueran sus palabras estaban llenas de verdad. Él debía protegerlos y los había descuidado por jugar a ser un vengador, en vez de cuidar a la familia que le quedaba.
En cuanto a Hans, parecía estar con el agua hasta el cuello, analizando la forma de salir ileso de aquel lugar. Ahora que la verdad había salido a la luz, no podía salirse con las suyas. Lucas decía la verdad; Camille seguía con vida y aquella noticia había dejado al hombre consternado, porque él había estado a punto de abusar de ella y de asesinarla y ahora ella podía declarar en su contra.
Hans había desarrollado una atracción por Camille Morelli, que lo había llevado a la obsesión. Quería que fuera suya y de nadie más, pero Camille solo quería ser libre del infierno en el que vivía.
— Pero yo la vi morir. — dijo Hans. — ¡Esto es imposible! — Thomas comenzaba a dudar. ¿Sería verdad lo que Lucas le había contado? ¿Habría confiado todos estos años en un traidor? ¿En serio había caído tan bajo para creerle a esa rata de alcantarilla? Él más que nadie sabía de lo que era capaz, pero durante todos esos años le había sido más fácil pensar que alguien la había asesinado a que ella hubiese escapado queriendo alejarse de él.
— Tú sólo viste lo que Bob y yo quisimos que viera y aunque nos costó la confianza de Thomas y todos estos problemas, no lo habríamos hecho de otra forma. Camille merecía ser libre. — habló Lucas, con los puños apretados.
— ¡No, jefe! No es verdad. Ellos la asesinaron y yo no pude hacer nada al respecto para salvarla. Todos los días me he culpado por eso.
Thomas estaba muy confundido. ¿A quién debía creerle? Ni siquiera estaba Molineri para decir su versión de la historia, aunque fuese la misma de Lucas. Él había escapado, pero no podía mencionarlo, aún tenía que hacerlos pagar por la muerte de su hijo Jackson.
De esa acusación no había escapatoria. El principal culpable ya había pagado y ahora le tocaba a los demás. Si bien era cierto que toda la boda concertada había sido una pequeña jugarreta después de darse cuenta de que Bob se había enlistado en el equipo de seguridad de Elías, como Olivia empezaba a pensarlo, las cosas se habían ido muy lejos y ahora Jackson no estaba y Andreine, tampoco. Había perdido a sus hijos, a su esposa, y si esto llegaba al ojo público también su reputación.
— ¿Y qué hay de Jackson? ¿También me dirás que sigue vivo? ¿De qué otra manera me engañarás?
— Nunca conocí a Jackson y me alegro de no haberlo hecho, porque me hubiese convertido en sospechoso número uno de su asesinato. Además, hasta donde sé él también fue otra víctima de tus malas decisiones, un daño colateral con el cual Olivia no tiene nada que ver. Su padre fue quién lo asesinó —Olivia bajó la mirada, aún no podía creer que su padre hubiese sido capaz de hacer eso por ella. — De seguro descubrió que estabas en algo raro. Olivia estaba dispuesta a entregarse a tu detestable hijo, aun cuando no estaba de acuerdo, déjala ir.
No podía creer que su padre estuviera detrás de la muerte de Jackson Morelli. Ahora sentía más culpa, porque se había confirmado lo que tanto temía y ella, en las últimas semanas, no había sido una hija ejemplar. Sin tan solo hubiese huido hace muchos años, tal vez nada de esto hubiese ocurrido, solo tal vez.
— Permite que se vaya y que yo pague su deuda. Después de todo, no asesinamos a Camille, pero tampoco la trajimos de vuelta. — Los ojos azules de Lucas se clavaron en los de Olivia. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Por qué Lucas la estaba sacando de taquito? ¿Por qué le estaba pidiendo que se apartara y que no volviera por él? Olivia palideció cuando notó que Thomas empezaba a considerarlo.
No, no era cierto, su historia de amor no podía terminar allí, ni siquiera se habían besado, ni siquiera se habían confesado lo que sabían que sentía el uno por el otro, aunque no eran necesarias las palabras para Olivia eso era como poner una curita sobre una herida abierta.
El corazón de la chica se había vuelto a arrugar. No podía creer lo que Lucas estaba proponiendo. No iba a irse y mucho menos a dejarlo allí. Estaría abandonando una parte de sí misma y no estaba lista para hacerlo. Últimamente su vida se había tratado de eso.
Lucas se había convertido en alguien importante para ella. Alguien a quién empezaba a querer cerca siempre. — No te dejaré. No me obligues a hacerlo. Yo... — Olivia suspiró. — ¿No quieres saber lo que quería decirte?
— Es hora de que se vaya, señorita Morgan. - habló Lucas. — Mi trabajo es asegurarme de que esté bien. Déjeme hacer bien mi trabajo. Sabe bien que de eso se trata, daría la vida por usted, como por cualquier otra persona a mi cargo.
¿Entonces Lucas no sentía nada por ella?
En realidad era toda la contraria. Lucas ansiaba besar esos labios más que ninguna otra cosa en el mundo, pero tenía que hacer que ella no dijera las palabras que él pensaba que iba a decir. Lo había entendido algo tarde, pero sentía lo mismo por ella y si ella decía algo, lo haría más difícil para los dos. Además, si Thomas descubría lo importante que Olivia era para él a lo mejor no la iba a dejar marcharse tan fácilmente.
— ¿Acaso todo es trabajo para ti? — dijo ella, resoplando por la nariz. Estaba llorando. Lucas no quería hacerla sentir mal, pero era lo mejor para ella en ese momento. Debía regresar al Complejo, Susan y Helen sabrían qué hacer. Ninguna de las dos llegó a imaginar que aquella vez en el Complejo sería la última vez que lo verían. Las iba a echar de menos.
Unos segundos después Olivia estaba afuera. Apenas Hans había retirado la apretada soga de sus manos y piernas, había corrido con todas sus fuerzas, sin mirar atrás. No podía quedarse ahí a ver cómo asesinaban al chico que quería o cómo Hans y Thomas se salían con la suya o escuchar una vez más que solo era un caso de trabajo para Lucas cuando él se había convertido en su mundo.
A pesar de toda la furia y dolor, había quedado en algo con Lucas y ella era una persona de palabra; debía dirigirse al Complejo.
No obstante, emprender el camino de regreso no iba a ser fácil sabiendo que no había un hogar al cuál regresar. Ahora Lucas era su hogar.
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