Treinta y tres.
No one's point of view.
Todos los involucrados que se encontraban en la habitación 404 del Hospital Central de Londres estaban sorprendidos, unos porque se volvieron a encontrar y otros totalmente asombrados al ver como los otros dos se conocen.
— ¿Pueden explicarnos como es que se conocen? – pregunto Olivia.
— Fui a ser un semestre a la universidad de Nueva York, entonces en un momento en el que iba camino hacia el supermercado un agente de modelaje me paro y me pregunto si quería ganarme un poco de dinero, dude a un principio, pero termine aceptando, cuando fui al lugar a sacarme las fotos, Kendall estaba ahí, hablamos, fuimos a almorzar juntos y luego coincidíamos en algunos sitios, pero nada más que eso.
— El mundo es pequeño - dijo Kendall.
— Lo es – concordó Olivia, Harry miro extrañado a ambas chicas que había coincido en algo en su vida.
— Yo vine aquí por una principal razón y no me iré hasta conseguirla – dijo mirando a Harry.
— Ve – le susurro Olivia a Harry, el asintió dudoso, pero accedió así que Kendall y el salieron de la habitación para hablar a solas, dejando a Olivia y Ethan solos.
— ¿Cómo te sientes? – pregunto Ethan acercándose a Olivia para examinarla.
— Amo trabajar en el hospital, pero estar en esta posición no me gusta nada – admitió provocando la risa de Ethan.
— Lamentablemente estarás un mes de reposo - le recordó.
— Ni me lo recuerdes – bufo cruzándose de brazos – Lo único que te pido es que me mantengan informada del avance medico de Sam y que le den al mejor doctor de pediatría que exista en este hospital.
— Accedo a la primera petición, pero la segunda es una lástima anunciarte que la mejor doctora para Samantha se encontrara un mes afuera – sonrió.
— Bueno, entonces la segunda o segundo mejor doctor – rio sonrojada.
Mientras Ethan se quedó a hablar un poco más con Olivia, al otro lado del pasillo, más bien en la cafetería del hospital, Kendall y Harry se encontraban hablando como las personas civilizadas que son.
— ¡¿Es en serio, todo esto?! – grito llamando la atención de las personas que se encontraban dentro de estas cuatro paredes.
— No grites por favor – soltó cansado. – Ten un poco de respeto, estamos en un hospital.
— ¡Me cortaste el teléfono Harry Styles, me dejaste hablando sola! – exclamo en voz baja.
— Estaba cansado de pelear por algo que no tiene arreglo.
— ¿Y que no tiene arreglo según tú? – me miro desafiante.
— Nosotros.
— ¿Perdón? – pregunto indignada la pelinegra.
— Lo que escuchaste, nosotros ya no tenemos arreglo.
— Pero... - murmuro nerviosa.
— Pero nada, esto es simple, siento que ya no hay conexión entre nosotros, eres una gran persona...
— Pero nada – dijo ella ahora – No me des ese patético discurso de que eres una buena persona, pero no podemos seguir juntos – desvió su mirada, estaba triste, debía confesar la chica – Créeme que ya he escuchado ese discurso antes así que ahórratelo.
— Bien – dijo el chico poniéndose de pie – Espero que encuentres a alguien que te valore y te quiera como yo no pude hacerlo, te deseo lo mejor Kendall, adiós – dijo antes de dejar a la pelinegra sola en la cafetería del hospital de Londres.
Harry honestamente se sentía más aliviado, logro terminar de la ¿mejor manera?, si se puede decir así, pero era mejor cortar todo tipo de relación con Kendall porque ahora solo quería enfocarse en Olivia y más que nada en ellos juntos.
Cuando estaba a punto de entrar a la habitación, oyó risas, él sabía perfectamente a quienes pertenecían esas voces, a Olivia, su chica y a Ethan Jones, una persona no grata para Harry.
Entro de todas maneras, no iba a quedarse como estúpido esperando afuera cuando podía entrar e interrumpir toda la escenita.
— Volví – anuncio el ojiverde mirando a Olivia quien sonrió inmediatamente al verlo.
— Ven aquí – golpeo en su cama mientras ella le hacia un espacio en la que ahora se había transformado su cama provisoria.
Harry camino más que satisfecho al ofrecimiento por parte de Olivia, triunfante se acostó en donde ella le indico y prosiguió a abrazarla por los hombros y acercarla lo más que pudiera a él.
— Ethan estaba contándome las historias chistosas que han ocurrido esta semana en el hospital.
— Que entretenido – fingió estar interesado.
— Permiso, yo debo irme, tengo que atender unos asuntos del hospital.
— Gracias por venir Ethan, no tenías que hacerlo – sonrió agradecida Olivia, Ethan hizo un ademan con la mano.
— Vendré mañana para desearte buena suerte con todo lo que tiene que ver con tu recuperación. – menciono.
— Nos vemos Golden – sonrió Ethan.
— Nos vemos Jones – rieron.
Al fin solos , pensó Harry.
— No puedo creer que mañana estaré en mi casa, contigo y de esta manera – dijo Olivia mirándolo.
— Y yo no puedo creer que mañana estaré en tu casa, contigo y que dormiremos de esta manera, acurrucados el uno con el otro.
— Como los viejos tiempos – susurro Olivia.
— Exacto – sonrió Harry mirándola – Como los viejos tiempos.
A la mañana siguiente...
Eran las nueve treinta de la mañana y Olivia y Harry se encontraban durmiendo plácidamente abrazados, ambos estaban muy cómodos en esa posición, aunque honestamente la camilla se les hizo un poco angosta para los dos, digamos que Harry es un poco alto, Olivia es más bien de estatura normal así que no le incomodaba del todo.
Hoy era viernes, por lo que Olivia regresaría a su casa para reposar durante un mes, aunque iba a extrañar el hospital, un mes de descanso era bueno de igual manera, además iba a estar con la persona que ama, entonces no era del todo una tortura, era más bien una distracción, pero de las buenas.
— Despertando amor - susurro Harry apenas abrió sus ojos en la mañana. – Hoy nos vamos a casa Oli.
— No quiero – rezongo acurrucándose aún más en Harry.
— Te prometo que apenas lleguemos a tu casa, nos iremos a descansar juntos y dormiremos toda la tarde si es necesario y así como estamos ahora, ¿te parece? – trato de hacer un trato.
— Hecho – empezó a despertar Olivia, había amanecido de buen humor, porque hoy le daban el alta médica. y con Harry, eso era el doble de felicidad
Harry se separó de ella mientras Olivia se acomodaba en su camilla, ya que necesitaba urgentemente usar el baño, Olivia rio al ver al ojiverde correr literalmente al baño.
— ¿Cómo estamos hoy? – entro preguntando animado el Doctor Jones a la habitación.
— Perfecto – sonrió abiertamente – Quiero irme.
— Y lo harás, solo hare un chequeo general y podre darte el alta oficial – sonrió el doctor.
— Hola Doctor – saludo Harry apenas salió del baño.
— ¿Cómo estas jovencito? – le pregunto amablemente.
— Feliz porque hoy me voy con esta señorita a casa – le sonrió a Olivia que no dudo en devolver la sonrisa. - Por cierto, tus padres vienen en camino.
— Está bien
El Doctor Jones se encargó de hacerles los típicos exámenes de rutina que se le hacen a los pacientes antes de irse, todo salió perfecto.
Los padres de Olivia llegaron diez minutos después ya cuando el Doctor Jones ya se había ido en busca de los papeles para firmar el acta del alta médica.
— ¿Cómo estas hija? – pregunto Ben, su padre.
— Mejor – sonrió – Solo quiero irme a casa.
— Ya te iras pequeña, además tienes un enfermero que te cuidara todo el día – le sonrió a Harry.
— Es verdad – concordó Olivia con su madre. - ¿Cómo esta Liz?
— Bien, ahora está en la escuela, pero como sabía que vendríamos a verte, te dejo un mensaje que dice que te recuperes pronto y que te ama mucho y te extraña.
— Dile que yo también la extraño y que espero que vaya a visitarme pronto.
— Se lo haremos llegar – dijo el padre de Olivia.
— Permiso – interrumpió el Doctor Jones – Firma aquí – dijo entregándoles unos papeles a Olivia, que los firmo más que contenta. Se los entrego de inmediato a su ex jefe – Bien, entonces ahora estas oficialmente de alta, recuerda descarar bien – le señalo – Es importante y además podrás recuperar más rápido. Hasta luego – se despidió.
— ¿Te ayudo a vestirte? – pregunto Daphne, su madre, Olivia asintió agradecida.
Ambos hombres salieron por unos minutos de la habitación, en donde se dedicaron a conversar más de la vida, Harry y el padre de Olivia, se llevaban excelente, siempre reían y conversaban por horas de cualquier tema, Ben Golden lo consideraba como un tercer hijo, y pensaba que este chico era perfecto para su hija mayor y había acertado.
— Estoy lista – dijo Olivia, una enfermera se acercó de inmediato para brindarle una silla de ruedas, que Oli le sonrió agradecida.
— Gracias Grace – le dijo Oli a la enfermera.
— De nada doctora Golden, que se recupere pronto.
— Gracias – sonrió.
Harry llevaba el mando de la silla de ruedas en donde estaba Olivia. Llegaron hasta el estacionamiento en donde el auto de Harry, Ben y Harry ayudaron a Olivia a sentarse en el asiento delantero, Harry como todo un caballero le puso el cinturón de seguridad a la castaña no sin antes darle un pequeño beso a sus labios.
— Nosotros iremos a visitarte mañana nuevamente, ahora solo debes descansar, ¿está bien? – pregunto su padre.
— Está bien – respondió su hija – Ustedes merecen descansar, estaré bien, pero cuiden a Liz y mándeles mis saludos.
— Está bien hija – dijo su madre para luego acercarse a darle un beso en la mejilla al igual que su padre.
— Te queremos – dijeron ambos al unísono.
— Yo también los quiero – se despidió Olivia, para luego partir hacia su casa.
Fueron rumbo a la casa de Olivia, se demoraron treinta minutos en llegar allá, Harry ayudo a caminar a Olivia, ya que se encontraba un poco débil, llegaron hasta el loft de la castaña, Harry se dispuso a abrir la puerta.
— Siento a mi cama llamarnos – bromeo Olivia.
— Creo que ambos necesitamos descansar – susurro Harry.
— Gracias por todo, eres el mejor y por eso y más te amo – le sonrió Olivia.
— Te lo dije y te lo vuelo a repetir, eres todo para mí así que estoy más que encantado en cuidarte, y también te amo mucho – sonrió para luego besar los labios de Olivia que acepto encantada.
A Olivia le encantaba la idea de tener a Harry aquí durante un mes, iba a ser como recuperar el tiempo perdido, y que mejor que juntos.
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