Special Chapter Two: Love

Advertencia: Si no te gusta el yaoi (relación chico x chico) pues baja hasta que aparezca el numerito 3, que allí hay una sorpresita Katriver.

Advertencia 2: Oliver aquí tiene catorce años, es una realidad alterna en la que su madre nunca mató a nadie y él tampoco, no hay fantasmas y nadie murió. Wally tiene quince y es vecino y compañero de clases de Liver.

Advertencia 3: Soy un desastre con el lemon, pero igual espero que les agrade(? Además Edith los shippea(?.

1

-Oliveeer -Escuchó a su mejor amigo llamándolo y lo sintió sentarse a su lado en la cama- Anda, cabrón, ¡despierta! -De pronto el frescor de la mañana le hizo la piel de gallina en cuanto el mayor le arrancó las sabanas.

-¡Wally! -Se quejó el menor en un gruñido, arrojándole un golpe.

El castaño lo esquivo, con una sonrisa divertida, se le trepó encima y ambos comenzaron a forcejear, una pseudo pelea mañanera que a veces solían tener puesto que Wally prácticamente vivía allí.

Solo se detuvieron, una vez el mayor hubo inmovilizado al pelinegro contra la cama, sujetando sus muñecas a los lados de su cabeza y con su peso detenía las piernas del chico. Oliver lo observaba con el ceño fruncido, respirando agitado a causa de la pequeña lucha.

-Dime, Oliver... ¿Que tanto soñabas que estas así de empalmado o acaso te da gusto verme? -Murmuró Walter, con su habitual malicia.

-¿Q.. Que? ¿De que hablas? -

Entonces sintió la pierna de su amigo, presionando suavemente contra su entrepierna, sacándole un jadeo.

-A esto me refiero, Liver -Soltó una risita, en su mente cosas no muy santas pasaban, dándose cuenta de que el menor estaba comenzando esa particular etapa en que las hormonas se alborotan.

-¡Wally, suéltame ahora! -Se comenzó a retorcer para que le liberara. Su rostro se había puesto tan rojo como una manzana.

-¿Porque tan tenso? Podría ayudarte si me lo pides ¿sabes? -Atrevidamente se inclinó dejándole un beso en el cuello.

-N-no, ¡No me toques! -Replicó molestándose.

-Que gruñón -Rió quitándose de encima- Aunque pareciera que te duele, hablaba en serio sobre si quieres que te ayude

-Cállate -Un puchero involuntario se formó en sus labios, aún con el ceño fruncido.

Oliver se quedó allí, recostado un momento más antes de levantarse de la cama, intentando cubrirse su zona íntima aunque fuese tonto dado que Wally ya lo había notado. El castaño se quedó sentado al borde, con las piernas separadas, y aunque sonreía de forma chueca como siempre, su mirada recorría el cuerpo de su amigo.

-Puedo sentir que estas mirándome, deja de hacerlo -

-¿Te molesta? Opino que quizá unas caricias allí abajo te harían menos gruñóncito ¿porque no te dejas? ¿No te duele acaso?

Pritzker se encogió de hombros, sin mirarlo. La verdad es que no tenía idea de como bajar eso, y si, dolía, sin embargo ni siquiera recordaba que había soñado para terminar así.

-Anda, mocoso, no seas testarudo -Sintió las manos de Wally enlazarse en su cadera, mientras que lo apegaba de espaldas a su cuerpo- Prometo que no te haré daño, solo pienso ayudarte con eso y... luego te dejo en paz si quieres -

El menor lo meditó. No confiaba del todo en él pero si estaba seguro de que mataría a Walter Duncan si de atrevía a hacerle algo que doliera.

Asintió algo dudoso, sintiendo un beso en su nuca, antes de que su amigo lo soltara.

-Ven -Lo llamó, al voltear notó que había vuelto a sentarse ena cama.

Respiró hondo y caminó hasta él. Una vez frente a frente nuevamente, Wally lo jaló sentandolo en su regazo, casi sonrió al sentir a Oliver tan nervioso y tenso, podía imaginar su ceño fruncido aunque no lo veía.

-Bien, tranquilo...-Le susurró al oido, acariciando su abdomen y bajando su mano hasta el centro de sus piernas- Si algo no te gusta, dímelo -Comenzó a besar lentamente su cuello, colando aquella mano en la ropa interior de Oliver.

-Mgh...-El pequeño gemido que escapó de los labios del menor, provocó una sonrisa en el castaño, quien continuó "ayudando" a su mejor amigo, mientras este otro se medio retorcía en su lugar algo tembloroso y jadeando sonrojado.

"Oh, mierda, esto me está tentando de hacerle más cosas..." pensó Wally besando el cuello del menor y dejándole pequeñas mordidas, las cuales producían algunas marcas que luego sería un poco... incómodo y difícil de explicar. Maldijo entre dientes al sentir que él mismo empezaba a calentarse, Oliver pegó un ligero respingo al sentir aquello y se mordió los labios "Que vergonzoso..." Pensaba.

-Oye, Oliver... ¿te molestaría si ahora mismo te hago mío? –Murmuró contra su oído, deslizando ligeramente hacía abajo para empezar a quitárselos.

-W-Wally, no...y-yo... Me va a doler –Logró balbucear, antes de que el opuesto terminara por empujarlo sobre la cama, haciendo que soltara un grito porque casi lo tira al piso por querer maniobrar de esa forma- ¡Wally! –Exclamó medio asustado al ver que el castaño se iba entre sus piernas y comenzaba a jalar su ropa interior, se removió fuertemente y comenzó a tirarle golpes para que le dejara en paz.

-Que tsundere eres, te va a gustar...-Canturreó trepándose sobre él y plantándole un beso en los labios, lo cual dejó congelado a Pritzker- ¿Ya dejaste de quejarte? –Murmuró sobre sus labios antes de abrirle la camisa del pijama y besar su pecho.

-W-Wally ¿Por qué...? No... no me gustan los chicos –Atinó a responder el chico, aunque terminó suspirando a causa de loa besos.

-A mí tampoco –Lo mordió con algo de fuerza, provocándole un quejido- A mí solo me gustas tú

Bien, Oliver sintió que se le detuvo el corazón ¿Qué diablos? ¿Le gustaba a su amigo...? ¿Desde cuándo? ¡¿Cómo diablos no se había dado cuenta de ello?!

-No necesito que respondas, no ahora... Solo dime una cosa –Se detuvo para poder mirarlo a la cara, quería hacérselo sí, pero no quería que su mejor amigo terminara odiándolo o sintiéndose violado.

-¿Qué? –Preguntó, aún medio shockeado.

-¿Me dejaras tomarte? –Fue directo y sin rodeos con lo que quería saber.

Ambos se miraron fijamente, en silencio, durante un buen rato. Wally ya comenzaba a pensar que había sido una mala idea hacer esto, proponerle tener sexo a Oliver, que la había cagado, había perdido su amistad, eso y mil dramas más... Pero entonces el menor asintió lentamente, dejando un beso en su mejilla para después esconder el rostro completamente avergonzado, oh dios, le iba a doler pero quería saber que se sentía, su curiosidad era fuerte.

-¿Seguro? –Preguntó incrédulo el mayor de los dos.

-Que sí, tarado, solo hazlo...-Como siempre, Oliver debía matar el momento con su tonito ligeramente fastidiado y apenado.

Wally soltó una risa entre dientes al oírlo. Era poco probable que pudiera hacerse el romántico con él, y es que sinceramente sospechaba que Oliver sería capaz de golpearlo si se atrevía a regalarle algo tan cursi como flores o decirle lo lindo que era en público. Aunque con eso último podía arriesgarse.

-Bien, esto lo leí en internet así que... si te llega a doler o algo y quieres que me detenga, lo haré ¿okay? –Avisó, intentando disimular sus nervios al acercar su mano a su trasero.

Liver asintió completamente rojo, estremeciéndose al sentir que acariciaba aquella zona, agradeció mentalmente haberse bañado antes de dormir la noche anterior. No pudo evitar morderle el hombro al sentir la incomodidad natural cuando el primer dedo se coló en su interior, intentó tranquilizarse mientras que el otro trataba de calmarlo a medida que lo comenzaba a dilatar.

Walter le murmuraba cualquier tontería que se le cruzara para distraerlo y que se relajara, estimulandolo con la mayor delicadeza que podía, se empezaba a desesperar un poco mientras lo continuaba preparando pero sabía que debía ser paciente si no quería dañarlo. Y no, por favor, que él no quería dañar a Oliver, si llegaba a hacerlo el otro se lo devolvería y peor, lo conocía lo suficiente para saber eso.

Pritzker era incapaz de describir la mezcla entre dolor y un leve placer que comenzaba a sentir, se preguntaba mentalmente si así se sentiría cuando su amigo... Oh, su amigo iba a entrar en él, tendría su... su cosa dentro, y acababa de ser consciente de ello, joder.
¿Que pasaría luego de que lo hubieran hecho? No había pensado en eso.

No alcanzó a evitar que un quejido abandonara sus labios cuando se sintió vació, lo cual no duró puesto que Walter quitó toda prenda que llevara puesta al momento, y algo torpemente cabe agregar, para después comenzar a entrar en él. Oliver sintió que se le cristalizaban los ojos y se aferró fuerte de la espalda del otro.

-D-duele...-"Carajo, que duele" pensó Pritzker, involuntariamente tenso "Ya no quiero, ya no".

-Shh... Tranquilo, solo... Solo intenta relajarte, estas muy apretado -Murmuró el castaño rojizo, algo jadeante. Aunque no iba a negar que se sentía bien, aunque lo intentara ya no quería echarse para atrás- No me moveré hasta que me digas que estas listo ¿de acuerdo?

-Te mataré si te mueves antes -A pesar de que quiso sonar amenazante, ciertamente sonó como un quejido.

Se mantuvieron quietos, Wally le daba algún que otro beso o caricia, intentando ser cariñoso con el mocoso de corazón frío, para que se relajara al menos un poco y así no herirlo. Estaba tan concentrado en ello que apenas notó el "sutil" pellizco del menor, a lo que lo vio con el ceño fruncido.

-Y-ya, hazlo...-Murmuró Oliver, desviando la vista.

Wally sonrió, acomodando las piernas del menor de forma que se enlazaran en su cadera, de esa forma empezó a moverse con la mayor suavidad que pudo. Sus respiraciones comenzaron a acelerarse a medida que aumentaba el ritmo con el que se deslizaba dentro y fuera del "gruñóncito", Oliver se aferraba fuerte de él, temblando por completo cuando sin querer al parecer rozó su próstata. "Parece que ahí le gusta" pensó continuando un poco más rápido, tratando de volver a golpear aquel punto, para poder ver nuevamente la expresión de placer del pelinegro. Aquellos jadeos que soltaba estaban excitandole aún más, al punto de que terminó perdiendo la paciencia y comenzó a embestirlo fuertemente, provocando que se retorciera debajo de él, pero abrazando fuerte su cadera con las piernas

No se reconocía, para nada. Liver estaba simplemente sacado, no tenía mucha idea de que decía, solo sabía que quería más, más de aquello que tan bien se sentía, no quería que de detuviera para nada. Lo mejor era que a cada penetración, el abdomen de Wally friccionaba su miembro y se estaba enloqueciendo. Soltaba cosas como "Más adentro" "Más fuerte" "W-Wally, si, así", y si, definitivamente iba a avergonzarse mucho luego pero en el momento no estaba pensando demasiado, se limitaba a sentir, y balbucear cosas sin mucho sentido.

Realmente no duraron mucho, aunque así lo sintieran, fue intenso, suponían que era normal la primera vez. Wally no olvidaría nunca a Oliver gimoteando como un gatito para luego acabar gimiendo su nombre al correrse, y Oliver no olvidaría la sensación de flotar que sintió al terminar sobre su abdomen y la expresión de Wally mientras eyaculaba dentro de él, lo cual le hizo sentirse extraño.

Cuando pasó el frenesí del momento de calentura adolescente, el mayor se retiró de él lentamente y se recostó a su lado, el menor no tenía ganas de fijarse ese líquido que se escurria de su entrada, sus respiraciones aún estaban agitadas, ninguno de los dos hablaba, Wally abrazó contra sí mismo a Oliver, dejándole besos suaves, y algo melosos en opinión del pelinegro que a pesar de eso no se quejaba, no, él prefería quejarse del dolor de trasero que estaba teniendo ahora. Se había sentido bien, mejor de lo que había creído pero le dolía terriblemente y ya no quería levantarse de la cama, igual en una especie de venganza le había arañado toda la espalda al opuesto y también le había dejado marcas de mordidas por donde había alcanzado.

Claro que ambos se sobresaltaron cuando la puerta se abrió repentinamente y Edith asomó por ella con la bandeja del desayuno para ambos... Bandeja que cayó al piso al verlos de esa forma.

-¡Oh dios! –Se cubrió la boca, entre espantada e impactada al verlos a ambos desnudos bajo las sabanas y abrazados.

-¡MAMÁ! –Exclamó asustado Oliver.

Sí, esto sería una larga e incómoda charla sobre la edad correcta para tener sexo y el uso de condones, además de enterarse de que secretamente su madre presentía que esto ocurriría.

Qué vergüenza.

2

Advertencia: Esta es otra realidad alternativa que masomenos se ubica cuando Edith era adolescente, antes de que saliera con Luca (solo que aquí no pasa)

Advertencia 2: Prepárense para vomitar azúcar y arcoiris.

Luca suspiró, aburrido. Nunca le había agradado geografía, mucho menos la profesora que la impartía, la cual generalmente dictaba muy rápido y la pasaba hablando de los cretinos con los que salía.

Como si a ellos les importara quien se metía entre sus bragas de mosquita muerta, según palabras del propio Luca.

Recostó la cabeza sobre el escritorio luego de haber entregado la actividad a la profesora, se sopló un mechón de cabello que le había caído en el rostro para luego pasear su vista alrededor en busca de algo interesante. Captó a Edith MacMillan mirándolo de reojo desde su lugar, la chica era hermosa y había que le gustaba, pensó efímeramente que podría salir con ella... Hasta que vio a aquel chico de cabello rubio.

Lo quedó mirando alrededor de cinco minutos, dado que no recordaba haberlo visto antes, para conseguir información al respecto le arrojó un papel al chico que estaba sentado frente a él.

-¿Ese? Es Tucker Walters, fue transferido la semana pasada, solo que tú no viniste entonces no lo conociste –Contestó su compañero, Blaze, sin mucha importancia.

-Juhm...-Ese sonido emitido por el pelinegro fue la respuesta que recibió el pelinaranja.

-¿Te gusta acaso? Luca no sabía que eras gay -Se burló.

El de cabello largo rodó los ojos con cierto fastidio, antes de meterle un zape en la nuca al sujeto.

-No soy gay, soy bisexual y es cosa mía. a ti te gusta follarte a las profesoras y no te digo nada, asaltatumbas -Replicó sin quitar la vista de Tucker.

Se veía como un chico tranquilo, agradable incluso. En cuanto el timbre sonó, se levantó dirigiéndose hacia él sin perder tiempo.

-Hola, veo que eres nuevo, me llamo Luca Dullahan -Habló extendiendo la mano hacía él.

-H-hola, soy Tucker -El rubio le dedico una pequeña sonrisa tímida y estrechó su mano- Es un gusto conocerte, no te había visto antes.

Edith pasó junto a ellos, mirándolos de reojo. O le gustaba Luca, o le gustaba Tucker... O era fujoshi en secreto, eso pensó el pelinegro de cabello largo.

-Estuve enfermo, una terrible gripe -Fingió toser, con el puño contra la boca.

Se felicitó mentalmente al ver que le había sacado una pequeña risita al chico.

-Oye, cariño ¿te gustaría andar conmigo? -Preguntó directamente pasándole un brazo por los hombros, con aquella sonrisa con un toque de rebeldía tan suya.

El muchacho se puso de todos colores, y comenzó a tartamudear queriendo explicarle que no le iban los chicos, que él era hetero. Pero a pesar de eso, Luca no se rindió.

Con el pasar de los días, parecía haber sacado algún modo "Romeo" puesto que le dejaba notas con versos cortos pero tiernos al parecer del chico rubio. Un día, una caja de bombones apareció sobre su escritorio cuando fue a sentarse al llegar tarde a clase, eran deliciosos.

Al día siguiente, un clavel apareció pegado en su casillero junto a una nota donde lo citaba en el gimnasio a la hora de salida.

Tucker no estaba seguro de porque se dirigía ahora mismo al gimnasio, acababa de dar la última campanada y en lugar de encaminarse a la puerta para marcharse, se había colgado la mochila y se pasaba una mano por el cabello nervioso de que estaría planeando Luca.

En el par de semanas que llevaba allí ahora, conociendo de a poco, enamorándose de a poco aunque hubiera dicho que no, se había comenzado a hacer a la idea de que... Tal vez Luca era una excepción a su heterosexualidad.

Al llegar se encontró con varios globos flotando frente a él, formando una frase.

-¿Quieres salir conmigo? -Leyó Tucker, sonriendo un poco sin poder evitarlo.

-La primera vez dijiste que no. Pero soy persistente ¿sabes? y de verdad me gustas, chico -Se sobresaltó al escuchar la voz de Luca tras él, para luego sentir sus brazos rodeándolo en un abrazo por detrás.

-Creo que ya me doy una idea -Murmuró el rubio.

-¿Entonces? Anda... una cita aunque sea, si sigues sin querer ser mi novio, lo entenderé y te dejaré en paz finalmente -Habló junto a su oído, de forma suave.

Era curioso como el chico tachado de "emo sexy" según sus compañeras estaba esforzándose por ser tan dulce con él. ¿Porque con él y no aquella modelo juvenil Edith?

-Podríamos... Bueno... Creo que podríamos intentar una cita -Concedió el menor.

El otro esbozó una sonrisa, soplandose el cabello ante lo que Tucker rió.

-¿Porque no te lo cortas? -"Aunque debo admitir que le queda muy bien así"

-No me gusta cortarmelo, me agrada como me queda así, aunque a veces es algo molesto

-A ver, espera -Se liberó de su abrazo y sacó un lazo negro de su bolsillo para luego ponerse tras el pelinegro y atar su cabello, dejándole una especie de flequillo de lado, de esta forma se veía más su rostro aunque uno de sus ojos continuaba oculto- Listo...

El chico parpadeó un momento, algo desconcertado pero luego lo miró.

-¿Que tal me queda así?

-Te queda... curiosamente bien, y elegante de alguna forma -

Luca soltó una risita tomando su mano.

-Vamos, conozco un lugar al que podemos ir y te prometo que te divertirás -

El menor, tímidamente se dejó guiar fuera del establecimiento.

La primer cita fue un desastre, unos imbéciles intentaron molestar a Tucker por estar de la mano con un chico mientras esperaban en la heladería y Luca se les fue encima a puño cerrado. Casi terminan en la cárcel, porque el mayor básicamente le rompió varias costillas al tipo.

Aún así, Luca fue lo suficientemente caballeroso para acompañarlo hasta su casa. Cuando intentó besarlo, el menor se hizo hacia atrás y dijo "No... Quizá a la otra", a pesar del rechazo eso le sacó una sonrisa a Dullahan porque significaba que habría otra cita.

La segunda no fue mejor, al parecer Luca Dullahan estaba metido en algunos líos con unos matones del colegio por lo que tuvieron que salir corriendo del cine sin haber terminado de ver la película. Esta vez tampoco hubo beso, Tucker volvió a repetir que a la próxima quizás.

Así pasaron, la tercera, la cuarta, quinta... Recién en la séptima cita, luego de un picnic norcturno que le ocurrió a Luca, quién sinceramente ya se había rendido de que le dejara besarlo. Se sorprendió cuando Tucker lo jaló hacía si mismo y le plantó un beso en los labios, al cual no tardó en corresponder.

Fue algo dulce, lleno de sentimientos, no había más que esperar... Estaban enamorados o al menos en proceso de estarlo. No les importaba nada más, ni las miradas que les daban, ni los murmullos a sus espaldas cuando iban por el pasillo de la escuela. Claro que Tucker tuvo que aguantar por unos días, o quizás semanas, el hecho de que Luca quisiera irse a los puños cada vez que alguien les decía algo que no le gustaba, parecía un perro rabioso.

Edith fue cambiada de escuela, pero el último día que la vieron, ella les sonrió y los saludó, argumentando algo de que hacían linda pareja y ya sabia que acabarían juntos. Luca la llamó "bruja".

El día de la graduación, ambos se fueron juntos en la motocicleta que Luca había logrado comprar. Tucker comenzó a hacer voluntariado en una veterinaria mientras el otro buscaba trabajo, puesto que querían mudarse juntos y probar que tal la convivencia.

Los años fueron pasando, escucharon noticias de su vieja amiga Edith, que había quedado viuda y tenía un hijo llamado Oliver. Le regalaron una mascota, un gato gris al que el niño llamó "Edipo", sentían que el mocoso era algo raro pero no tenían idea de lo que le deparaba el futuro, por ahora... Era solo un niño, un niño de tres años que se entretenia jugando tranquilamente con el gato, el cual parecía haberse quedado bastante manso cuando solía ser arisco.

Otro día, un llanto escucharon en la puerta, Tucker fue a ver dejando solo a Luca en la sala curioso. Cuando regresó con un pequeño bebé en brazos, el contrario casi sufre un infarto, no era para menos... Detestaba a los niños, más que nada los pequeños llorones y ese "engendro" como le apodo, no dejaba de llorar.

Sin embargo no hubo discusión, se hicieron cargo de investigar que onda con ese pequeño que les habían dejado como si cualquier cosa. Luca, de ya alrededor veinticinco años, simplemente llegó un día de trabajar encontrándose a su pareja acunando al bebé y no pudo evitar que su corazón se derritiera ante la escena.

-Bien, nos quedamos al engendro -Dijo de golpe ese día.

El rubio se sobresaltó un poco al oírlo, para luego hacerlo callar y regañarlo, antes de dejar al niño sobre la cama dormido.

-No hables tan fuerte, lo vas a despertar... y no le digas "engendro" -

-Entonces... Entonces busquemosle un nombre, si se quedará no podremos decirle "Bebé" por siempre -Se acercó hasta el menor abrazándolo.

-¿Enserio lo dejaras quedarse? ¿Que pasó con el Luca "yo odio a todo el mundo menos a Tucker"? -Le imitó con voz graciosa

-Oh, cállate -Rió entre dientes- Creo que... No sé, tal vez no sería tan malo...

-Recuerdo que antes agradecías que no pudiera embarazarme -Le picó la mejilla al de cabello largo.

Porque no, a pesar de los años, Dullahan nunca había cambiado su opinión sobre cortarse el cabello.

-Bueno... -Rodó los ojos- Pero esto es diferente, creo que estoy madurando -

-No te me vayas a hacer serio de repente -Alegó el chico recargandose contra el torso de su pareja- Me gusta tu faceta de rebelde sin causa -Admitió

-Siempre supe que eso te había atraído de mi -Rió antes de darle un beso en el cuello, de forma cariñosa, sin ninguna otra intención.

-Bien... ¿Que tal si le llamamos "Lysander"? Creo que significa "el que trae libertad" -

-A mi no me jodes, Tuck... Tu estuviste viendo nombres -

-Tal vez ¿entonces?

-Si... Si, pongamosle Lysander... y de cariño le decimos "Lys" para confundir a la gente

-Eres terrible -

Ambos rieron, observando al niño rubio que dormía tranquilamente en la cama. Tal vez a veces tenían sus peleas, bastante tontas la verdad, pero era algo normal, la mayor del tiempo concordaban, la mayor parte del tiempo se sentían a gusto.

Ellos eran felices.
Y habían escapado de las garras del destino al estar juntos.

3

-¿Donde estoy?... -Katrina se preguntó al despertar de pronto en un lugar demasiado iluminado.

-No tengo idea -Esa voz...

La rubia muchacha se levantó con rapidez de la camilla en la que parecía que había estado durmiendo. Paseó su vista alrededor tratando de ubicar esa voz, que se le hacía tan familiar cuando se topó con él, con su niño.

-¿Oliver? -Susurró sin creerselo.

Él sonrió, a pesar de que era tan solo un niño de trece años al morir, ahora... Frente a ella, lo veía mayor, adolescente. El chico de pie ante ella parecía tener al menos dieciocho años, no entendía, de algo se estaba perdiendo.

-Mi reina, tiempo sin vernos -Él se sentó frente a ella, sonreía por lo confusa que se veía su ex-tutora.

-¿Como es que...Como es que estas aquí y...y creciste? -Tanteó tras ella la camilla antes de tomar asiento lentamente, sin quitar la vista del chico.

El pelinegro se encogió de hombros, como si fuera incapaz de explicar aquello.

-No lo sé. Quizás por no haber sido un niño normal -Argumentó- Sabes de que hablo, eso de... "Los niños malditos" -se burló.

Ella aun estaba descolocada de verlo allí, sentado frente a ella, vivo.

-Oliver yo... De verdad lo... No sé que me pasó, yo nunca...Nunca quise hacerte daño, pequeño, mi rey... -Ella se veía afligida.

Él borró su sonrisa, tornándose tan serio como había sido siempre, como ella lo recordaba.

-No importa eso ya. Estoy bien ahora, me liberaste, Katrina, me siento mejor -Deslizó uno de sus dedos por el borde de la silla en la que estaba sentado.

-¿Liberarte?

-Mr. P me lo explicó en cuanto morí, los niños como yo... No siempre son consientes de que están haciendo algo mal, esta predispuesto en ellos. O a veces simplemente esa parte de ellos esta dormida, hasta que algo... Algún suceso terrible los detona, y se convierten en el mal que debían ser desde el principio. Él me habló de mis hermanos, tengo varios al parecer. No me sorprende, Mr. P tiene muchos años, y luego de mi... Tuvo uno por cada año, a veces a propósito, a veces por accidente, pero más niños como yo vinieron al mundo...

Su azulada mirada se quedó fija en la pared un momento.

-Agatha, a ella es a la que estoy unido. Fue extraño como lo dijo, pero cada uno de nosotros al nacer... Estamos unidos a otro como nosotros, solo que muchas veces, no llegamos a conocernos. Yo la conocí, la hija menor de una familia algo loca, la visito en sus sueños, ella me atrae... Es una pena que este muerto o bueno, algo así.

-¿Porque me cuentas esto a mi? Sabes que yo te amaba, Liver -No quería oír de la tal Agatha, no le interesaba mucho ese tema de "los niños malditos".

-No lo sé, hace mucho que no te veo. Quería contarte algo -Contestó con calma.

Después de un largo periodo de silencio, incómodo. Ella al fin se animó a preguntar, aunque ya se esperara la respuesta.

-¿Alguna vez me amaste, Oliver? -

Él la miró, con expresión intrigada, luego suspiró.

-No, Katrina, nunca te ame, no de la forma en que tu lo hacías al menos... Creo que en algún momento de nuestra historia te quise de verdad, pero.. Pero eso ya no importa, porque ese sentimiento de cariño naciente murió conmigo -Respondió reclinándose en la silla antes de sacar una de sus tan amadas piruletas y desenvolverla, para después metérsela a la boca.

-¿Solo me usaste? ¡Perdí la cordura por ti!

-Lo sé, y lo lamento. Estar muerto me dio... Otra perspectiva, de verdad lamento el daño que te hice, reina mía -Aunque sus palabras sonaban sinceras, su rostro inexpresivo no le decía nada.

No estaba segura de si decía la verdad pero... En este punto ¿porque seguiría mintiendo?

-Si te sirve de algo, lo que siento por Agatha no es amor. Solo es atracción, una extraña necesidad que no logro comprender. Pero no es amor, no es el mismo cariño que había empezado a sentir por ti -

La rusa suspiró acariciándose la sien, se sentía tan cansada, pero en el fondo estaba feliz de poder ver nuevamente a su Oliver.

-Todo lo que hice, Liver... Quiero que sepas que todo lo que hice fue por amor -Ella se oía arrepentida, mientras lo observaba.

-Lo sé... -Hizo una pausa y citó- "No hay peor veneno, no hay peor ácido que el amor... Puede provocar guerras, masacres, suicidios... todo en nombre del amor... No importa a que, a la libertad, a una persona, un país. El amor sigue siendo dañino, aunque muchos quieran mostrar lo contrario"

-Siempre fuiste bueno con las palabras -Ella sonrió tristemente, pero orgullosa de su alumno.

Él volvió a esbozar una sonrisa, una pequeña, casi imperceptible si no prestabas atención, pero sincera. Oliver estaba siendo sincero con la joven mujer después de tanto tiempo.

-Tuve a la mejor maestra -Alegó, cruzándose de brazos, mientras que mordía el caramelo de la piruleta fragmentandolo como era su costumbre.

Ella por dentro se sentía destrozada de saber que él en realidad nunca la quiso, de que fue solo un mero juguete, pero verlo frente a frente, siendo sincero con ella luego de tanto... Le daba un muy pequeño consuelo.

-Tal vez nunca te amé, pero quizá en el fondo si te guardé cierto aprecio, reina mía... No quiero que olvides eso a donde sea que te toque ir -

-¿A donde me toque ir? -Repitió sin entender.

-Me mataste, te suicidaste... Creo que ambos sabemos a donde te tocará ir ¿no? -

Oh.

-Supongo que si... -Aunque de pronto, frunció el ceño y lo miró- ¿Tú a donde irás? Tú también mataste -

-Juhm... No le agradara oír la respuesta, señorita Petrova, ya que es injusto para usted -

Ella hizo una mueca.

-¿Enserio te enviarán allá?

-El mal que había en mi, fue atribuido a mis genes, mi alma será salvada... O algo así me dijeron -Se encogió de hombros nuevamente- Siempre fui un escéptico, es curioso que pueda ir allá.

-La verdad que si -

-De cualquier forma, vine porque... Tu deseo de verme otra vez era tan fuerte que no pude resistir, y tal vez.. Tal vez también quería verte -Él se acercó y tomó asiento junto a ella, tomando su mano- Además creí que era una buena oportunidad para ser sincero al fin contigo.

-Entonces... ¿Que? ¿Estamos en paz?

Él asintió y dejó un beso en su mejilla, causando que se sonrojara. Aún lo amaba.

-Estamos en paz, querida mía, no importa que pase. Tú siempre serás mi reina, poderosa, de blanco marfil, hermosa y dispuesta -

Ella no soportó y lo abrazó de golpe, sollozando.

-Si pudiera volver atrás, antes de conocerte, yo... Yo no cambiaría nada, bueno, quizás solo el final. Pero no me arrepiento de haberte conocido, nunca me arrepentiré de eso -

-Vivimos bien mientras pudimos -Él, a pesar de que al principio se había tensado, poco a poco correspondió al abrazo, suspirando- Aunque si vamos al caso... Quizás si mamá no hubiera ordenado que dejaran ese cadáver en el patio luego de Halloween para inculparte y alejarte de mi, probablemente estaríamos bien

-¿Si querías a tu madre?

-La quería, como cualquier hijo debe querer a su madre, pero al mismo tiempo no me importaba mucho lo que le pasase -

-Tan frío...

-Mi corazón es frío por naturaleza, creí que lo sabías

-Lo sabía. Lo sé, no importa -

Se quedaron así, solo abrazándose hasta que luego de unos minutos, Katrina se desvaneció entre sus brazos. Él solo observó como desaparecía cual neblina.

-No importa lo que pase. Siempre serás mi reina, mi única reina... Katrina -

***************
Hola! No sé si alguna recordara que prometí hacer un especial yaoi para las shippers but, aquí esta^^

Si, me tardé bastante pero hoy faltó una profe al cole y estaba bien al pedo, así que dije "Vamo' a terminar esta cosa, y la tarea la hacemos en casa"

Espero que les guste.

Voten y/o comenten por favor.

IvetteBellerosse🌹

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