Chapter Fourteen: ¿Matarias por mi, mi reina?
1
Su mirada se paseó entre los invitados a aquella fiesta de gala que su madre había realizado esa noche. Ligeramente fastidiado le dio un sorbo a su vaso con jugo, puesto que Edith no le había permitido beber alcohol, ni siquiera una pequeña probada.
Katrina, raramente, tambien se encontraba en la fiesta. Se encontraba conversando con una muchacha de alrededor diescisiete años, cabello rubio y apariencia similar a la de una muñeca. Era curioso pues el ligero rubor en sus mejillas y los bonitos ojos apenas maquillados de verdad le daban esa similitud.
"Pequeña perra" la llamó Oliver en su mente, entrecerrando los ojos con disgusto pues aquella chica parecía haberle quitado la atención de su dama. ¿Celoso? No, él lo consideraría más bien una fuerte posesividad la que sentía.
Edith por otro lado se encontraba recibiendo a los invitados, repartiendo saludos por aqui y allá, ella era la anfitriona después de todo y debía portarse como tal.
-Oli, cariño, ven, te presento a la joven Duncan -Su madre se presentó de repente, o así lo sintió tal vez por estar distraído con sus pensamientos de asesinar a aquella chica desconocida.
-Hola, Oliver, es un placer, mi nombre es Chessabette Duncan -La voz suave, aterciopelada lo envolvió ligeramente captando su atención.
Al voltearla a ver, notó a la misma joven que hablaba con Katrina hace unos momentos aunque... Parecía haberse cambiado el vestido. En apariencia la notaba como una señorita perfecta, digna muchacha de los sesenta tal vez, pero había un aire extraño a su alrededor que le causaba cierta desconfianza.
Se dice que entre personas "especiales" se reconocen ¿verdad?
-Un gusto, señorita Duncan -Como normalmente, el chiquillo esbozo una encantadora sonrisa y besó sus nudillos como todo un caballero.
-Veo que mi hermana ya esta socializando -Le comento al chico, parecía tener una calma natural en si, cada palabra que pronunciaba se asemejaba a una tierna caricia de algodón.
-¿Su hermana? -Pregunto Liver en cuanto Edith se marchó nuevamente, dejándolos solos.
-Allá, con esa mujer -Señalo disimulada a la chica que Oliver había visto antes, resultaban idénticas la una a la otra.
El pelinegro lo medito un segundo, la miró a ella y luego a la otra muchacha. Ambas tenían ese aire plástico, de lindas muñecas. Gemelas, así que eso era.
-Esa mujer es mi profesora -Le respondió Pritzker
-¿En verdad? -Sonrió Chess dandole un pequeño sorbo a su copa aflautada.
El niño asintió afirmando un momento antes de que su madre captara la atención de todos dando pequeños golpecitos en su propia copa con una cucharilla, que la verdad Oliver no tenía idea de donde había salido, pero allí estaba.
-Bueno, bueno, primero que nada quería agradecerles por asistir a esta fiesta -Dijo sonriendo y mirando a los presentes.
El pelinegro notó un par de jóvenes que tambien iban en vestidos de gala, dorado la castaña y plateado la rubia, caminaban acercándose a Edith.
-Y segundo, agradezco a los invitados de honor por su presencia aqui, espero que sean felices en el barrio -Alzó su copa como si ofreciera un brindis y todos hicieron lo mismo para luego beber.
Entonces las cosas se tornaron raras, las puertas y ventanas comenzaron a cerrarse de repente por si solas... O bueno, eso es lo que creían los que asistieron a la fiesta, mientras que Chessabette se alejaba de Oliver, llendo a encontrarse con su gemela y a su vez, juntandose con las muchachas que había visto hace un momento.
-¿Que esta ocurriendo? -Preguntó alguien, en cuanto las luces se apagaron.
Aunque la oscuridad total no duro demasiado, debido a que una luz de color verde se encendió iluminando los rostros confusos de aquellas personas. Oliver teniendo un presentimiento fue a por Katrina, tomándole la mano y la jaló hasta las escaleras, pero no habían avanzado mucho antes de que se oyera un grito femenino.
-¿Que demo...? -Edith parecía tan confundida como los demás.
-¡Murder, enciendelas ahora! -Exclamó la voz que Oliver reconoció como Chessabette... o tal vez era su gemela, no lo podría asegurar por completo.
Las luces retornaron, mientras que las verdes se apagaron. Era curioso como las personas habían dejado un circulo perfecto en el centro.
Allí habían seis figuras con máscaras y armas. A Oliver se le vino un deja vu de una película que vio una vez.*
-¡Que empiece la fiesta! -Gritó una muchacha con una máscara verde, con una carita extraña, cubriéndole el rostro, aunque notaba su cabello castaño y en sus manos comenzaba a balancear un bate de beisbol muy similar a Lucille.*
Algunos invitados comenzaron a correr a las salidas, gritando algo asustados. Esa pareció ser la señal para que esas personas desconocidas corrieran hacia ellos y comenzara la masacre de noche de brujas.
El niño estupefacto veía a esos jóvenes asesinar, disparar o machacar a quien se cruzaran. Perdió de vista a su madre, no que le importara demasiado, Katrina seguía a su lado con expresión espantada.
La misma muchacha de antes, la castaña de la careta verde pegó un salto digno de película abalanzandose sobre un sujeto justo frente a ellos, alzando el bate casi al instante para luego golpear con fuerza su craneo y reír como desquiciada. En algún momento de su faena, se quito la máscara y la arrojo a alguna parte del lugar, enseñando un rostro que no le sonaba de nada. No parecía mayor de veinte años.
Un par de rubias pasaron corriendo con cuchillos en manos, sus máscaras eran azul y rosa respectivamente. La de azul, se alzo la máscara y guiño un ojo en complicidad a Oliver, lo cual lo desconcertó aun más. Era Chessabette, por lo que dedujo que la de rosa era Bernardette.
Una figura más pequeña se quitó la máscara caminando tranquilamente entre la muchedumbre que iba de aqui para allá, Liver pudo apreciar una belleza particular en ella, sin embargo parecía una niña extraña... Con un raro aire mezclado de inocencia y seducción, que le hacia recordar a la afamada Lolita del libro de Nabokov. Sin embargo, el leve hechizo en el que pudo haber caído a causa de ella se destrozó al mismo tiempo que vio como la ninfula* partía el craneo de uno de los invitados con un mazo que parecía más grande y pesado que ella.
El chico a pesar de ello, no pudo quitar su vista de la niña, parecía de su misma edad. Quizá en otra circunstancia le habria hablado, ahora debía ocuparse de proteger a Katrina de aquellos dementes.
-¡Murdock! -La misma castaña de antes llamo a un muchacho de cabello negro y este le arrojo un machete, que ella atrapó al vuelo y sin cortarse para luego degollar a una mujer que se había quedado acorralada.
-¡No te metas con mi maldita hermana! -Bernardette apuñalo a un tipo frenéticamente al ver que este había intentado hacer algo contra su gemela.
"Basta de espectáculos" pensó Oliver y continuó jalando a su rubia dama escaleras arriba.
Una cuchilla voló cerca de ellos, clavándose en la pared. Al voltear efímeramente una rubia algo más alta que las gemelas, y que aun conservaba su máscara estaba al pie de las mismas.
-¡Katrina corre! -Le ordenó a la rusa soltandola.
-¡Liver no! -Ella intento frenarlo cuando el pelinegro se volteo hacia la chica enmascarada y corrio hacia ella.
-¡Es una orden!
La rubia presionó los labios, con el corazón a mil, se dijo que debía confiar en él... Claro, eso justo antes de que ese chico al que las demás llamaban "Murder" la atravesara con el mismo machete que rato antes había tenido la joven castaña.
-A-ah... -La rubia miró con los ojos enormemente abiertos al muchacho, que no pasaba los quince, e intentó decir algo pero pronto sintió ese sabor metálico de la muerte en su boca, y la sangre comenzando a escapar gravemente de ella, la vida deslizándose fuera de su cuerpo. De entre sus labios se escurrió aun más sangre y eso le dio unas nauseas horribles que la hicieron vomitar aun más de ese liquido carmesí.
-¡Katrina! -Pritzker se distrajo al ver a su reina caer al suelo sin fuerza, ni vida cuando el muchacho retiró el machete.
-Tus últimas palabras, niño -Dijo el chico del machete, aunque era la rubia enmascarada la que apretaba el filo de su arma contra el frágil cuello del chiquillo.
-Jaque mate -Oliver mostró una expresión de superioridad y frialdad, sin inmutarse al peligro.
El rey no se humillaría demostrando vulnerabilidad, una que ni siquiera tenía dado que no sentía miedo en absoluto.
Lo último que vio antes de que lo degollaran fue a su Katrina en el suelo, la vista perdida, vacía y su mano había quedado en una posición como si hubiera intentado contener la sangre que salia de su abdomen...
Fue entonces que el niño despertó, miró a su alrededor... Todo estaba normal, Katrina dormía en el sofá. Cerbero se encontraba cerca de la puerta como buen guardian.
-Que sueño más extraño y absurdo he tenido... -Murmuró para si refregandose los ojos.
Aunque en su mente persistía la imagen de aquella chiquilla, aquella lolita del mazo.
¿Existiría realmente?
2
Trece años antes
El día que Oliver nació, fue extrañamente frío, un ambiente definitivamente de película de suspenso habitaba en la mansión. De hecho estaba lloviendo terriblemente, una tormenta que seguramente intentaba advertir las tragedias que el niño rey ocasionaría años después.
Adam lucía entre ansioso y preocupado mientras llevaba a su esposa al hospital, él iba en el asiento trasero con ella tomándole la mano, intentando contenerla ante el dolor que ella sufría. La veía llorando y casi gritando ante cada contracción. Entre sollozos le confesó que temía perder el bebé en el camino.
Él besó tiernamente su frente y le dijo palabras dulces de consuelo, intentando convencerla de que eso no pasaría... Sin embargo, la sangre que comenzaba a ver le asustaba y ese temor de la mujer que amaba se transformaba en suyo.
Al llegar, el hombre bajo empapándose con la lluvia helada, gritó por ayuda a las enfermeras y la recepcionista, tenía miedo de perderlos a ambos si no hacian algo pronto.
Rápidamente una silla de ruedas fue traída y ayudaron a sentar en ella a Edith, ella se retorcía abrazándose el vientre abultado como si pretendiera proteger a su hijo no nato de lo que fuera. Las enfermeras detuvieron a Adam cuando intentó seguirlas, dijeron que él debía esperar fuera de la sala de partos dado que el mismo parecía haberse complicado, esa era la razón de la sangre que había visto.
Pasaron horas antes de tener noticias de su esposa y su hijo. El hombre estaba que se subía a las paredes de los nervios y la ansiedad que le daba no saber nada de ellos.
Una enfermera se le acercó, parecía llevar una sonrisa aliviada.
-Su esposa y su hijo están bien, felicidades, señor Pritzker, es un niño-
Expulsó de una todo el aire que no sabia que había contenido hasta el momento. La felicidad lo embargó cuando la enfermera le indicó que ya podía pasar a verlos.
No vaciló en entrar a la habitación donde reposaba Edith, la cual cuando él entró estaba mirando la pequeña cuna en donde estaba ese niño prometido hace nueve meses atrás.
-Es hermoso ¿verdad? -Su tono cansado, débil lo hizo acercarsele rápidamente.
A pesar de que ella declaraba estar hecha un desastre, a pesar del cabello desordenado y la palidez en su tez, Adam la veía tan hermosa como cada día desde que la había conocido.
-Si, lo es -Respondió sonriéndole cálidamente y sentándose a su lado, tomándole la mano para luego besarla.- Es tan hermoso como tu -
Ella dibujó una pequeña sonrisa agotada, mirando a su marido. Él vio a ese pequeño ser en la cuna y su corazón se derritió, sabia desde ese momento que amaría a su hijo siempre, supo que este evento los uniría aun más debido a que Oliver, como habían decidido llamarle en honor a su propio padre, era fruto del amor que se tenían. Amor que esperaba se acrecentara cada día más.
No tenía idea de que los fantasmas en la mente de Edith la harían ver cosas que no estaban ahí, cosas que la llevaron a desconfiar de él y posteriormente a ese trágico desenlace.
3
Actualidad
Katrina se mordió los labios, inquieta. No comprendía el sentido de hacer aquel cuadro pero Oliver había insistido, y como ella era incapaz de decirle que no...
Obviamente estaba haciéndose a escondidas de Edith.
El retrato básicamente eran ellos dos. Oliver sentado en ese sillón negro y elegante, mientras que ella estaba de pie tras él, apoyando una mano sobre su hombro y vestida de blanco. Eso tampoco lo había comprendido ¿porque ambos debian vestir de blanco para la pintura?
Bah, que mas daba. Seguramente era alguna idea del chiquillo para combinar.
Algo la consternaba y es que habían pasado unos días desde que había tenido aquel sueño tan raro donde veía a los amigos de Oliver, se sentía observada. El dolor que sentía por el golpe había sido real ¿Ellos podrían serlo?
Intentando no moverse demasiado, dirigió su vista al chico que no se había movido, casi parecía que no había pestañeado siquiera en lo que llevaba aquel hombre pintandolos.
En su mente acordó preguntarle a Liver al respecto luego, pero de una forma sutil... Para que no lo tomase a mal, ella sabia que él los creía reales, por lo que tampoco quería que se enfadase por negar ese hecho aun cuando ella no estaba segura de si lo eran.
Se le empezaban a acalambrar los pies y los brazos debido a la posición. Esperaba que Edith no viera el retrato... Se pregunto efimeramente donde pensaba ponerla Oliver, porque estaba segura de que no había hecho que los pintaran para después guardar dicha pintura.
-Listo, señorito -El hombre se secó el sudor de la frente con un pañuelo y miró su obra acariciándose la barba canosa.
-Deseo verla -Liver declaró y el lienzo fue puesto de frente a él para que pudiese verlo.- Magnífico -Alegó en voz baja.
El tiempo transcurrió de forma ligeramente rápida luego de eso. El hombre recibió su pago, el cual Oliver había preparado previamente y dio a Katrina para que lo entregase al señor Von Reich.
Edith llegó de trabajar en la noche y lo primero que vio fue a ellos dos, aun vestidos de blanco. Su mente imaginó cualquier cosa, pero no dijo nada en el momento... Más sin embargo, siguió a Katrina al cuarto cuando esta se fue a cambiar.
-¿Edith? -Atisbo a preguntar tontamente la rubia antes de que la mujer se le abalanzara encima tras haber cerrado la puerta tras ellas- ¡Ed..! -No alcanzo a retroceder cuando la mujer le rodeó la garganta con las manos aprisionandola.
-¡Quieres alejarme de mi Oli! ¡Oli es mío! ¡Mío! -Su voz parecía rondar la desesperación.
Katrina tomó las manos de Edith e intentaba apartarlas de su cuello sin exito, estaba perdiendo aire. Se empezó a retorcer y boqueaba como pez fuera del agua tratando de respirar.
-Pero lo que tu no entiendes, Katrina... Maldita zorra rusa... -Instó con una expresión que rondaba entre la locura y la desesperación la ex-modelo mientras mantenía sujeta del cuello a la maestra bajo ella- Es que si mi hijo se cree un rey... entonces ¡yo debo ser su reina! ¡no tu! -Y ejerció presión, sintiendo como la rubia se retorcía y la rasguñaba para liberarse, sabia que si continuaba la mataría, debía matarla, entonces solo ella estaría con Oliver y todo seria perfecto, todo estaría bien.
Katrina sentía como sus pulmones comenzaban a exigir un oxigeno que no era capaz de darle debido a al agarre de Edith, sin embargo el ruido y la visión de un jarrón estrellándose ruidosamente contra la cabeza de la castaña la distrajo, la mujer cayó a un lado inconsciente, para dejar a la vista a un Liver serio que miraba casi con frialdad a su propia madre.
-1...2....3... Perdiste, madre -Dijo secamente, mientras Katrina sollozaba y se recuperaba.
El niño miraba a la mujer castaña que al parecer había herido al golpearla fuertemente con el jarrón ya que sangraba, lo curioso era que... Este no se había roto cosa que llamó su atención momentáneamente.
-L-Liver.. -La voz rota de la dama blanca lo hizo recordar lo que acababa de hacer y se acercó a ella rápidamente para ver si estaba herida- Estoy bien... -Dijo con algo de esfuerzo, parecía dolerle hablar.
-No hables -Aunque intentó sonar suave, le salió a modo de orden, a lo que la notó encogerse en su lugar.
Suspiró, conteniendose de rodar los ojos o así, estaba irritado, detestaba cuando la chica mostraba vulnerabilidad. ¿Tan difícil era pedir una mujer fría que no temiera a nada y...? Eso es.
Miro de reojo a Edith que parecía estar despertando e instó a Katrina a levantarse, alejándola de ella.
-Querida mía... -La joven miró al niño y se inclinó levemente para oir lo que parecía ser un secreto que quería decirle.- Dime una cosa... ¿Me amas?
El rostro de la rusa se tornó blanco primero, luego de un intenso rojo avergonzado.
-Y-yo... -
-Sé que me amas.. -Murmuró sonriéndole cálido, una calidez que no le pertenecia.- ¿Harías cualquier cosa por mi?
-Si -Esta vez, ella no dudó en responder. Definitivamente haría cualquier cosa por su ángelito.
Luego el pelinegro miró a Edith que se ponía de pie y sacó el arma que llevaba en el cinturon, entregandosela a Katrina antes de formar una sonrisa encantadora y decir:
-¿Matarías por mi, mi reina? -
Ella lo miró con sorpresa, impactada, dudosa. ¿Seria capaz de matar por su niño?
-Ella quiere hacernos daño, Katrina... -La suave voz del mocoso comenzó a envolverla, sonaba ligeramente asustado lo cual la hizo presionar los labios y tomar bien el arma en su mano- ¿Dejará que me haga daño, señorita Petrova? -
Esa pregunta pareció activar algo dentro de ella, un sentimiento extraño se apodero de su voluntad. Por supuesto que no. Nunca podría dejar que nadie lastimara a Liver. Lo amaba tanto y se había jurado a si misma que lo protegería de quien sea, no importaba que. Aunque aquella mujer fuera su madre... no podía permitir que lo dañara o lo alejase de ella. Un aura oscura y fría fue lo que reemplazó su inseguridad un minuto, el tiempo suficiente para convencer a la voz casi muerta de su consciencia de que era lo que debía hacer.
-No... -Sin vacilar un segundo más, la muchacha alzó la glock y disparó alrededor de tres veces a la mujer que se había puesto de pie.
Edith, impresionada y aterrada retrocedió apenas, sin darse cuenta que aquella habitación tenía un balcón, se sujeto el estómago al ver como comenzaba a sangrar y cayó por el mismo.
Por un segundo ambos se quedaron en silencio, Oliver satisfecho y Katrina procesando lo que acababa de hacer... ¡Le había disparado a una persona! ¡Le había disparado a Edith Pritzker! Soltó el arma de inmediato y corrió hacia el balcón, notando que este no tenía barandal por lo que tuvo que tener cuidado de no caer ella tambien.
El cuerpo de Edith se veía que había caído sobre un montón de flores que al parecer el jardinero había juntado para quien sabe que. Se veía la mancha de sangre extendiéndose por su ropa aunque la mirada de la mujer había quedado perdida en la nada.
Había muerto.
Ella la había asesinado.
Miró sus manos, sintiendo la invisible sangre que las manchaba y cayó de rodillas.
-D-dios mío... -
¿Quien era? ¿Que le había pasado? ¿En que momento se había vuelto una persona que era capaz de asesinar a otra sin dudar? ¿En que momento se había convertido en aquel monstruo?
-Era lo correcto... -Creyó oir un susurro de Oliver, luego lo sintió abrazándola- ¡Nos salvaste! -Parecía agradecido, aliviado.
Eso aminoró levemente la opresión en su pecho y abrazó con fuerza al chiquillo. Él estaba a salvo, y ahora... Ahora debía cuidarlo aun más, ella era lo único que tenía ahora.
Entonces se oyeron las sirenas de policía y la rubia se tensó.
***********
Heeey ¿que tal?^^
Sip, los personajes que aparecieron en el sueño de Oliver son los de mi siguiente novela. Les haré una pequeña presentación a continuación... Imaginenlo como una intro de peli, alv:
"En la gran mansión antigua, veras que vive una familia, asomandote por la ventana conocerás a las gemelas Bernardette y Chessabette con su apariencia de niñas perfectas y sonrisas de muñeca.
Al pasar por la puerta, lograras ver las pinturas sobre grotescas muertes de Paulette, la mayor de las hijas, y a esta misma pintando otra obra más tarareando una melodía desconocida.
Caminando por sus pasillos es posible que te topes con un rostro cubierto por una máscara de trapo aterradora, ojos de botón parecerán observarte. Esa es Agatha, la pequeña de los Duncan.
Si te asomas a la oficina, veras a Murdock, o Murder como le apoda su familia, leyendo alguna obra de Sheakspeare, habitualmente Hamlet, su favorita, con un gato blanco acostado sobre su regazo.
Llegando al patio, veras dos chicas sentadas, una con cicatrices en sus muñecas recargada sobre otra que lleva una navaja ensangrentada en su bolsillo y un cigarrillo en los labios. Esas son Adelaide y Agnes, vecinas y mejores amigas.
En este hogar, los niños no son inocentes, los padres tampoco. Sus mentes están retorcidas, desde la mayor hasta la más niña, no confíes en como lucen, ellos podrían ser muy peligrosos si no los ves. Los Duncan son la familia perfecta ¿no crees?
Bueno, a causa de esta descripción creo que sabrán que Agatha es la lolita del mazo como le llamó Oliver. ¿Que opinan? ¿La subo?
*La película a la que se refiere Oliver es La Purga/La noche de las bestias/12 horas para sobrevivir o como le llamen en donde viven, la verdad tiene muchos nombres según yo xD
*Lucille: Bate de beisbol envuelto en alambres de púas, perteneciente a Negan, lider de la comunidad Los Salvadores en la serie The Walking Dead.
*Nínfula o Lolita: Se les llama así a las niñas de entre once y catorce años que resultan sexualmente atractivas a los hombres mayores y que son capaces de portarse de forma seductora/inocente con ellos.
Espero que les guste, voten y/o comenten por favor para saber que les pareció y si esperaban alguna de las cosas que pasaron aqui.
IvetteBellerosse💋
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