Seis.

Tae se había ido muy temprano, volvería a Corea así que de igual manera vería a Bethan allá, si es que decidía volver. Él había llamado a Namjoon la tarde anterior y le dijo dónde estaba la pelinegra, por supuesto no le dijo que estaba con ella porque era capaz de matarlo por no haberle dicho antes.

Unos toques se escucharon en la puerta de la habitación, las manos de la chica comenzaron a sudar porque ya sabía quién era.

Namjoon la había encontrado.

La pelinegra caminó a paso lento hasta la puerta, pasó las manos por su bata, era mediodía pero ella aún no se había cambiado. Al abrir contuvo el aliento viendo a la persona frente a ella.

Ambos se miraron, quizás no creyendo que realmente estaban uno delante del otro, después de tantos días.

Para Bethan, él se veía mal, realmente podía notarse por lo que estuvo pasando, sus ojeras eran muy notables, su piel tostada se veía pálida ahora, hasta creía verlo más delgado. Todo aquello causó que quisiera llorar en ese momento, pero trató de aguantar las lágrimas.

Namjoon al verla cayó verdaderamente en cuenta de cuánto la había extrañado, para él, a pesar de las ojeras en su rostro, la veía aún más hermosa. Había extrañado ver esos ojos azules que lo tenían complemente loco.

Quiso abalanzarse sobre ella pero se contuvo porque no sabía como podría reaccionar, en cambio se aclaró la garganta.

–¿Puedo pasar? –Su voz salió con timidez. Namjoon no solía hablar así, pero Bethan era la única persona capaz de hacerlo sentir diminuto con su presencia.

Ella simplemente se alejó dándole la espalda y escuchó como cerraba la puerta, se dio la vuelta nuevamente cruzándose de brazos. Su cara era inexpresiva, pero por dentro estaba reprimiendo las ganas de saltarle encima y besarlo con todas sus fuerzas.

El platinado avanzó hasta ella y, casi como en cámara lenta, vio como se colocaba de rodillas con una expresión de total dolor en su rostro.

–Perdóname, babe. –Pidió con voz contenida, denotando muchas emociones en aquél momento. –Perdóname por haberte gritado, por haber sido tan cruel contigo. Perdóname por ser un imbécil... todo este tiempo que pasamos separados sentía que moría poco a poco. Necesito que me perdones, necesito que vuelvas, por favor.

La pelinegra no daba crédito a lo que veía, nunca imagino ver a Kim Namjoon arrodillarse suplicando ante nadie y menos ante ella. Ver esa imagen le rompió el corazón, y las lágrimas que trataba de frenar salieron inevitablemente.

–Yo c-creí que... creí que no era suficiente para ti. –Dejó salir la chica con un poco de dificultad a causa de las lágrimas.

–No sabes cuanto me odio por haberte hecho creer eso. –Dijo Namjoon desesperado, tomando la mano del amor de su vida. –Tú tenías razón, siempre la tuviste... a quien necesito es a ti, a nadie más. No volveré a tocar a otra mujer, para mí tú eres y serás la única... Perdóname, amor. –Se le quebró la voz y dejó salir las lágrimas también.

Bethan no pudo evitar arrodillarse también y abrazarlo, entonces se sintió plena, sintió que los pedazos de su corazón se juntaron. Namjoon la apretaba contra su pecho, había extrañado demasiado tenerla entre sus brazos, ambos lloraron conteniéndose el uno al otro, por unos cuantos minutos.

Se separaron de aquél abrazo en el cuál expresaron tantas cosas, Namjoon la tomó del rostro despejando su cara de algunos mechones de cabello, ella pudo notar la mirada de amor y adoración que le daba su novio. Entonces supo que ya lo había perdonado.

–Pídeme lo que quieras, haré cualquier cosa por tu perdón.

–Bésame. –Expresó ella firme y él no dudó en hacerlo. Se fundieron en un apasionado y necesitado beso, sus corazones latían desbocados.

Pero ambos necesitaban más y no dudaron en colocarse de pie. Namjoon la cargó hasta llegar a la cama, donde la depositó suavemente sobre el colchón, comenzando a dar besos en su cuello y en su pecho. Desató la bata viendo el camisón que cargaba, bajó los tirantes mientras volvían a besarse salvajemente era como si no pudieran tener suficiente. Bethan soltó un jadeo cuando sintió la mano de Namjoon subir desde su muslo hasta su cadera por debajo del camisón.

La ropa fue desapareciendo, y Namjoon se dedicó a adorar a su Diosa, había extrañado el contacto con su piel, la suavidad de ésta. Besó y acarició cada rincón de su cuerpo, antes de poder fundirse en ella. Al principio fueron muy lento, queriendo disfrutar del momento pero el ritmo fue en aumento con el pasar de los segundos. Ambos estaban dándolo todo en ese acto de amor. Se estaban diciendo muchas cosas y demostrándose cuánto se necesitaban y cuánto se habían extrañado.

–Te amo, Bethan.

Luego de que ambos llegaron al orgasmo, la abrazó contra su pecho y aspiró el olor de su pelo. Ella sonreía feliz, sus ojos brillaban demostrando todo lo que sentía en el momento.

–Te amo, Namjoon.

Ambos se mantuvieron abrazados disfrutando del calor que emanaba sus cuerpos juntos, antes de comenzar un beso lleno de intensidad, dando paso a repetir lo que habían hecho hace unos minutos.











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Espero les haya gustado, gracias por leer💜

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