Nueve.
Namjoon había vuelto a los negocios, por suerte Hoseok y Yoongi lo habían ayudado mucho pero de igual manera habían ciertos asuntos los cuales él tenía que hacerse cargo personalmente. Aunque lo que más quería era estar con Bethan, pero no podía darse el lujo de seguir retrasando sus obligaciones y más porque su padre seguía muy molesto con él.
Por su parte la pelinegra volvió a su puesto en la empresa, tenía muchos asuntos que atender. También tenía que hacerse cargo de ciertas cosas en el Olimpo.
Por lo que luego de salir de la oficina, se dirigió al lugar ya que había decidido hacer unos cambios en varias de los escenarios donde bailaban las chicas. Namjoon estuvo de acuerdo y dejó que ella hiciera lo que quisiera. Así que las bailarinas estaban libres por varios días, aunque habían algunas vacantes. Namjoon había despedido a dos chicas con las que estuvo anteriormente, no quería verlas más, por respeto a Bethan.
Desde que la pelinegra bailaba en el Olimpo, se encargaba de contratar a las bailarinas, pasaban por un período de prueba más que todo para ver la convivencia. No les gustaba los problemas y ella sabía, por experiencia, que las mujeres podían ser muy problemáticas y más en ese tipo de ambiente.
Bethan estaba en su oficina junto con Taehyung, éste había vuelto a sus clases en la universidad ya que había terminado con los negocios en Estados Unidos, ahora podía volver a su rutina normal.
Normal a medias, porque tenía planeado hacer un viaje a Tailandia y había ido a hablar con Bethan para que lo cubriera y así no meterse en problemas tan pronto. Habían planeado que dirían en esos pocos días en los que Taehyung estaría de viaje, por si llegaban a preguntarle por su paradero.
–¿Aún no tienen fecha para la boda?
–Nam quiere que sea una sorpresa así que puede que mañana o la semana que viene llegue con un vestido para mí diciendo que es el día para casarnos –soltó una risa divertida– es muy raro, se supone que la mujer o ambos se encargan de organizar todo.
Unos toques en la puerta se escucharon y uno de los hombres de seguridad se asomó por ésta.
–Señorita, su invitada está aquí. –Informó el trajeado.
–Oh, claro. Déjala pasar.
Al minuto siguiente, entró una chica de pelo azul, con un flequillo que casi cubría sus ojos, no tan alta pero si muy linda. Taehyung enseguida se levantó de la silla, situándose a un lado de Bethan, pero sin quitarle la mirada a la chica. Ésta parecía un poco tímida, hizo una leve reverencia manteniéndose de pie delante del escritorio.
Al castaño le pareció curioso que no le hubiese dirigido ni una mirada.
–Puedes sentarte... –Bethan hizo una pausa, tratando de recordar el nombre de la chica.
–Siyeon. –Completó ella, sentándose en la silla donde antes estaba Taehyung, quien seguía analizandola. Le había llamado la atención su color de cabello, le parecía muy llamativo.
–Lo siento, soy muy distraída para aprenderme los nombres. –Se excusó la pelinegra, apenada.
–Descuide, no hay problema.
–Basta de formalidades, tenemos casi la misma edad –le dedicó una sonrisa– me alegra que vinieras.
–Si, yo... bueno... –Se mordió el labio nerviosa.
–Las dejaré solas. –Intervino, Taehyung y miró por una última vez a la chica, gesto que no le pasó desapercibido a Bethan, antes de salir de la oficina.
–Ahora si puedes contarme un poco de tú vida, no pareces ser una chica que esté familiarizada con este mundo, pero ya veo que te interesa trabajar aquí.
–En realidad estoy bastante familiarizada. –Pronunció, Siyeon. Ya no parecía estar tan nerviosa y Bethan supuso que era porque Taehyung ya no estaba.
Ella y Siyeon se habían conocido ese mismo día en una cafetería que quedaba cerca de la universidad donde estudiaba Taehyung, ella había ido otras veces y esa cafetería era su favorita por el moca que servían.
Bethan vio como el dueño del lugar trataba de una manera muy humillante a la chica y no dudó en defenderla. Siyeon la reconoció y no pudo creer que la defendiera, pero le pareció tan amable y le brindó tanta confianza que se desahogó con ella y le dijo que estaba harta de aquél trabajo, por lo que Bethan le ofreció trabajar en el Olimpo. No fue una sorpresa para Siyeon el hecho de que le ofrecieran ese tipo de empleo sino que justamente en el Olimpo. Al igual que todos, ella sabía que se hacía en ese lugar y no cualquiera podía trabajar allí. La pelinegra al ver la indecisión de ella le dijo que podía pensarlo y si aceptaba, podía ir a verla después.
Así fue como Bethan contrató a la chica, sin dudarlo, luego de conocer su historia.
Más tarde ese día, Namjoon y Bethan se encontraban en su mansión en Gangnam. Ambos se habían encontrado en un restaurante para cenar y luego se fueron a casa, ya que, Namjoon le dijo que debía empacar para un viaje que haría en unas horas hacia Rusia, tenía que concretar ciertos negocios así que viajaría en compañía de Hoseok y Yoongi.
La pelinegra le estaba ayudando a doblar su ropa y meterla en la maleta. Ella notó que él estaba más callado de lo normal desde que habían llegado del restaurante, y dejó la ropa a un lado para tomarlo de la mano en cuanto él se disponía a doblar una camisa.
–¿Qué pasa, amor?
Él suspiró y se sentó en la cama, tomándola de la cintura para que ella lo hiciera en sus piernas.
–A veces desearía que pasáramos más tiempo juntos, siempre tenemos que estar de un lado a otro –ella le acariciaba la mejilla mientras lo escuchaba–, esos días en Nueva Zelanda fueron los mejores, como cada vez que podemos tener al menos unos días para nosotros.
Bethan no sabía que pensar, Namjoon lucía cansado y nunca lo había escuchado quejarse por como eran de ajetreadas sus vidas.
–¿Quieres dejar la Organización?
Él se quedó callado por unos segundos meditando su respuesta.
–No –suspiró– yo nací para esto, pero no me gusta pasar tanto tiempo alejado de ti.
Entonces Bethan entendió que él estaba así porque estarían alejados alrededor de dos semanas, además de que ellos estaban comenzando de nuevo, o algo así. Ella no podía acompañarlo porque realmente no tenía nada que hacer allí, no estaba metida en esos negocios, además que quedaba a cargo de la empresa.
–Tranquilo, está bien –dejó un casto beso en sus labios– así es nuestra vida y siempre buscamos un momento para pasarla bien solo nosotros ¿no? Creo que esa es la esencia de esta relación, siempre buscamos la manera de crear nuestro propio ambiente alejado de tantas responsabilidades y cargas.
El platinado asintió, estando agradecido de que su novia, ahora prometida, siempre supiera que decir para calmar la angustia que de vez en cuando lo embargaba por distintas cosas con respecto a ellos. Angustia que no mostraba a nadie, pero Bethan lo conocía bien y él podía desahogarse con ella, le encantaba hacerlo porque siempre lo escuchaba y trataba de hacer que se sintiera mejor. Ambos se ayudaban de muchas maneras.
La besó lentamente.
–Los días van a pasar muy rápido no te preocupes. –Dijo ella, al separarse.
–Cuando estemos de luna de miel nos iremos por dos meses mínimo.
Lo miró con una sonrisa.
–Hablando de eso ¿cuando nos vamos a casar? –suspiró– Me siento tan rara formulando esta pregunta.
–No te desesperes, es una sorpresa ya te lo dije. –Tocó su nariz dulcemente, y luego la besó tomándola del cuello en un agarre firme.
Fue subiendo la temperatura entre ellos con los segundos, ambos se separaron, agitados y se miraron con intensidad.
–Quiero hacerte el amor antes de irme, babe. –Susurró, Namjoon, sobre los labios de ella.
Bethan se acomodó sobre las piernas de su prometido y unió su boca con la de él de nuevo, de forma pasional.
La pareja fue a ritmo lento tomándose su tiempo, disfrutándose, ya que estarían muchos días sin verse.
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Espero que les haya gustado, gracias por leer💜
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