seis | esperanza




OO6

No podía acostarme al lado de él, me sentía ridícula pero sentía una pena enorme, aún después de lo que pasamos en el motel, así que me quedaría sentada el resto de la noche. Sang Woo por su parte estaba acostado, con sus brazos estirados hacia atrás de su nuca, solo podía escuchar su respiración medio agitada, seguro estaba nervioso y cansado.

—Eun-ji. —me susurró, parecía que sabía que lo estaba mirando.

Apenas iba a responder, pero un grito de muerte ahogo mis palabras y me puso a temblar en ese instante. Luego todos empezaron a gritar, sobre todos las mujeres, claro, estos bastardos vendrían por nosotras primero. Después la 067 vino a mi mente, ella estaba sola y teníamos que ir por ella antes de que el 101 la encontrara.

—Sang Woo. —le dije aterrada, casi llorando.

—Eun-ji dame la mano, ven. —me apretó fuerte y bajamos de la cama.

Luego las luces empezaron a parpadear, una imaginen borrosa y desgastante para la vista, donde se veían apenas por microsegundos las siluetas de las personas, algunas apuñalando y otras siendo apuñaladas.

—Tengo miedo Sang Woo... y si-

—A ver necesito que te clames ¿sí? —puso sus manos al rededor de mis hombros. —Yo estoy aquí contigo, me voy a asegurar de que nadie te toque.

—está, bien está bien, voy a... —fui interrumpida, porque un hombre me jaló del pelo, arrancándome del agarre de Sang Woo, en ese momento solo pensé en mi muerte segura. —¡Ahhhh! ¡Sang Woo ayúdame!

—¡Imbecil suéltala o te mato!

Él agarró un tubo y empezó a pegarle al tipo, que usaba mi cuerpo como escudo, así que Sang Woo debía ser cuidado o sino a la que mataba de un golpe iba a ser yo.

No me quedé sin hacer nada, le mordí el brazo hasta que me soltó, entonces Sang Woo se encargó del resto, no sé si lo mató o solo lo dejó inconsciente.

—¿Estás bien? —apretó mis mejillas con sus dos manos, acunando mi rostro entre ellas, sonaba desesperado y ya tenía la cara manchada de sangre.

—sí sí, pero... ¿Y el viejito dónde está?

—Mierda. —murmuró.

Luego llegó Gi hun y Ali y los tres se fueron a buscarlo, él me dijo que me quedara porque podía ser peligroso subir.

—escóndete debajo de la cama y no salgas para nada ¿me oíste? —me dio el tubo con el que golpeó al hombre. —Ten, úsalo si es necesario.

Era la peor escena que vi en mi vida, una masacre en vivo, que terror. La avaricia de la gente por el dinero del premio era tan grande y podía sentirse ese aroma por todo el cuarto. Todos cegados, dejándose consumir por sus problemas y desquitando su ira con otros. Como lo supuse desde el principio, no les importaría matar gente inocente con tal de conseguir ese dinero. Las deudas y la crueldad del mundo allá afuera, los tenían al borde de la locura, era como si una navaja les amenazara con cortarles la garganta.

Miré a la 067, estaba buscando a alguien, seguramente a mí que le dije que podía venir y nos íbamos a reunir en la cama de Gi hun, pero ellos no estaban porque estaban buscando al anciano. Sang Woo me dijo que no saliera por nada, pero esto era necesario hacerlo o sino la iban a matar frente a mis ojos.

Le hice un gesto con mis manos, ella lo captó de inmediato y se acercó corriendo hacia mí.

—Viniste.

—tú me dijiste que viniera.

Vi detrás e ella al tipo que la molesta, estaba por lanzarse hacia nosotras.

—¡Al suelo! —la empujé y yo también me tiré al piso.

Le pegué un golpe con el tubo y ella le dio una patada en la cara, pero sabía que no íbamos a durar mucho contra él. Me pegó un puño en la cara, quedé aturdida y ya casi no veía nada, apenas estaba por ir por la chica, pero Gi hun llegó y lo golpeó, Sang Woo fue rápido por mí y nos escondieron detrás de él y Ali.

—¿Para que te metes? ¿No sería también bueno para ti estar con menos gente?

—ellas van a estar con nosotros. —Le respondió Gi hun.

—¡Por favor, por favor deténganse! —gritó el viejito desde arriba de las literas, eso apachurró mi corazón y no pude evitar no llorar, nunca sentí tan cerca la muerte. —Tengo... tengo mucho miedo. A este paso ¡Todos moriremos! Todos... todos vamos a morir.

Y como si sus llantos hubieran sido magia, hasta que se decidieron a escuchar la súplica de alguien, se encendieron las luces y los guardias entraron, disparando hacia arriba y captando la atención de todos.

Yo me tapé los ojos, estaba temblando del miedo. Sang Woo al parecer se dio cuenta y me atrajo hacia él, apretándome fuerte contra su pecho y rodeándome con sus brazos de tal manera que sentía una protección fuertísima de él. Sin duda, no me esperaba este gesto suyo, pero me tranquilizó bastante.

Nos hicieron darnos la vuelta y nos revisaron los bolsillos, un guardia me encontró la navaja y me la quitó. Luego empezaron a decir los números de los jugadores que habían sido eliminados.

Atrás de nosotros, pasó un guardia con la máscara del cuadrado, se acercó a Gi hun y pude escuchar muy bien la pregunta que le hizo.

"¿hay alguien llamado Hwang In ho?"

Pero bueno, después de ese enorme susto, ya todos estábamos reunidos y lo más importante, sanos e ilesos. Ali y Gi hun estaba hablando con el anciano, la otra chica simplemente estaba callada mirando al suelo, y Sang Woo hacía lo mismo, hasta que me habló.

—¿No estás herida? —me pregunta.

—Gracias a ti, no.

—No me agradezcas tanto, tú y esa chica se las arreglaron solas por unos segundos. —se rió un poco, acompañándose de un suspiro.

—Sí pero si no llegas por mí, él me habría matado.

—Ahora somos un equipo, Eun-ji.

—Gracias Sang Woo, me has ayudado mucho.

Ya no dijimos nada y nos integramos a la plática. Gi hun propuso decirnos nuestros nombres para llamarnos con más facilidad. El de él, Ali y Sang Woo por supuesto que ya los conocía, después supe que la 067 se llamaba Kang Sae-byeok y el anciano... hizo miles de esfuerzos por recordarlo, pero no sabía cuál era su nombre.

No supe en qué momento me dormí, según yo iba a estar atenta a ver si no pasaba otra cosa, pero me dormí y por suerte amanecí viva y con todas mis extremidades en su lugar.

« el tercer juego está a punto de comenzar.
Sigan la indicaciones del personal y diríjanse a la sala de juegos »

Esa voz y esa melodía, ya me tenían harta. No podía odiarlas, no era tan valiente para algo más que para tenerles miedo, pero tampoco podía odiarlas, porque de cierta manera era un alivio despertar y escuchar eso, así sabía que había logrado sobrevivir una noche más.

Fuimos llevados a donde sería el siguiente juego. Nos dieron la indicación de hacer equipos de once personas. No sabía de qué se iba a tratar, pero al parecer Gi hun y Sang Woo ya estaban tratando de averiguarlo, recordando los posibles juegos que jugaron de niños.

Luego puse atención a la sugerencia de Sang Woo, él era el de los planes estratégicos.

—tenemos a un anciano y dos mujeres, vamos a necesitar más hombres.

—¿Qué pasará si nos hacen jugar resorte o gonggi? —pregunta gi hun. —Las mujeres son mejores en eso.

—Sí ya sé pero en este tipo de juegos son mejores los hombres. Es nuestra vida la que está en juego. —me miró rápido, para luego voltear de nuevo su vista hacia gi hun. —¿de qué lado estás? —nadie dijo nada, todos estaban de acuerdo. —Solo necesitamos cinco más, hay que dividirnos y traer uno cada uno. —nos miró a sae-byeok y a mí. —Ustedes vayan juntas y traigan a alguien.

Todos buscan equipo, tenían que saber bien a quien elegir porque ese sería su pase a seguir viviendo un poco más. A Sae-byeok y a mí ni nos dejaban proponerles que se unieran a nuestro equipo, nos rechazaban de inmediato. Y la respuesta era obvia, porque somos mujeres y al parecer Sang Woo no era el único que pensaba de la misma manera, todos los hombres lo hacían.

—Ven. —me dijo sae-byeok, la seguí y estábamos acercándonos hacia una chica con el número 240, estaba sola, sentada en las gradas jugando con los dedos de sus manos, se veía de lo más despreocupada, parecía tranquila, como si no temiera por su vida.

—Sang Woo dijo que ya no más mujeres. —le dije.

—¿Vas a hacer caso a todo lo que él diga?

Su mirada intimidante fue lo suficiente para callarme la boca e ir con ella.

—Habla. —la chica, más bien niña, parecía más pequeñas que nosotras, bueno ella alzó la cara y nos miró.

—únete. —le dijo sae-byeok, que sonó más como una orden que una invitación.

Nos integramos con nuestro equipo, Gi hun empezó a contarnos a todos, estábamos los díez, faltaba. Todos logramos llevar un integrante más, excepto el anciano.

—¿Y quién te invitó a ti? —le dijo sang woo a la chica que llevamos.

—Sus compañeras. —ella le respondió, restándole importancia.

—Era importante traer solo hombres.

—Veo que no me quieren aquí ¿o me equivoco?.. ya me voy.

—No, tranquila. —gi hun la detuvo. —solo espera un momento. —miró a sang woo, que sacaba chispas del enojo. —Ni siquiera sabemos que vamos a jugar. Además no hay tiempo.

—Es cierto. —hablé yo. —Solo busquemos a alguien más y completemos el equipo.

—¿Quién se ofrecería para unirse a este equipo débil? —me reprochó molesto.

—¿Lo dices así por nosotras y el anciano verdad? —finalmente le reclamé, estaba haciéndonos de menos, y no se lo iba a permitir otra vez, otra vez ya no.

—Cuando los demás estén completos, solamente un rechazado se nos unirá. —me ignoró y siguió hablando con gi hun.

—¡Oigan!

Como si el destino hablara por sí mismo, la histérica de la 212 llegó con una sonrisa y los ojos animados, parecía que Sang Woo atraía a lo que le temía, y su temor era tener más mujeres en el equipo.

—A mí no me rechazaron. —se sentó en medio de la chica que llevamos y de mí, nos empujó a las dos y nos hizo caras . —Les daré la oportunidad de jugar conmigo. Soy más útil que estas flacuchas por mucho.

—No creo, sino tu grandote tatuado no te hubiera echado del equipo. —le dije yo.

ella me miró y me giró los ojos, para seguir hablando. —además soy buena en casi todo lo que hago

El tiempo de formar los equipos se acabó, así que Sang Woo ya no tuvo tiempo para seguir discutiendo.

Y bueno, odiaba aceptarlo, pero él tenía razón, necesitábamos fuerza, mucha mucha fuerza, porque íbamos a jugar a la cuerda en unas plataformas que estaban de aquí al maldito cielo, y el equipo que perdía, caía de la plataforma... Bueno, una altura así, no la soporta nadie.

Pasó el equipo de los abusivos, obviamente ganaron. Después íbamos nosotros contra el equipo que teníamos al lado. Todos eran hombres. Ya ni siquiera podía llorar de los nervios, quería vomitar hasta morirme.

—¿Vamos a morir, verdad? —caminé al lado de sang woo.

—Les dije que era importante traer solo hombres.

Sang Woo ya no parecía ser ese hombre valiente y firme a su fuerza y astucia. Se veía asustado, las manos y los labios le temblaban y tenía la cara pálida.

Estaba casi segura de que iba a morir, así que no me quitaba nada acercarme a él.

—Yo también estoy asustada.

—¿Me puedes dejar pensar en cómo nos vamos a librar de esto? —sonaba molesto. —Será muy difícil con cuatro mujeres y un anciano.

—Tú dijiste que ya éramos un equipo.

—Me refería a solo nosotros dos, niña lista.

—¿Entonces eso sería una pareja, no?

—Sabes, creí que ya estabas cambiando, pero te estás comportando igual a la niña detestable que eras antes.

—Estaba cambiando por ti, por usted, señor Sang Woo, porque estábamos luchando por nuestras vidas, pero ahora que parece que este es el final, ya no tiene caso seguir ocultando mi verdadera personalidad ¿o sí?

Él me miró irritado, tallándose los ojos, como cuando papá se preguntaba "¿qué voy a hacer con esta estúpida niña?", pero antes de escuchar como me insultaba de mil maneras, de nuevo me agarró de los hombros, eso ya era una acción tan suya.

Cerros los ojos, apretándolos, luego suspiró y me miró.

—El equipo ya está, seguimos juntos, hemos aguantado hasta ahora y no me vamos a parar aquí. —sonaba tan seguro de sus palabras. —por favor Eun-ji, por favor, pon toda la esfuerza y el empeño que tienes.

—¿Te puedo dar un abrazo?

Él me rodó los ojos y me dio la espalda, rechazando mi abrazo, seguro se enojó porque ignoré totalmente sus palabras de motivación.

Aunque después de unos segundos se volteó y me extendió sus brazos.

Entonces pude meterme entre sus brazos y conectar mi cuerpo al suyo, como dos cables entrelazados a la perfección. Aún con el temor recorriéndome cada nervio del cuerpo, los brazos de Sang Woo al rededor mío, me daban una pequeña pizca de esperanza, así se segura me sentía con él.

Finalmente subimos a ese ascensor, al que sentía que nos guiaba a nuestra casi segura muerte. Pero en el pequeño transcurso, el viejito nos daba indicaciones de cómo acomodarnos para jugar y los papeles que tomaría cada uno.

Todo lo que él decía tenía tanta lógica.

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