ocho | naturaleza humana



OO8

—Yo voy a vigilar. —dijo sang woo cuando todos estábamos conversando sobre cómo sería la noche.

—¿Yo te puedo acompañar? —Ali y yo dijimos al mismo tiempo, a lo que él asintió.

—Yo aún no tengo sueño. —dijo ali.

—Yo voy después de ti. —gi hun alzó su mano. —Si te cansas me avisas y voy.

—Me gustaría vigilar contigo. —se ofreció el anciano. —Si te parece, por supuesto.

—Sí, claro señor. —gi hun aceptó gustoso.

40 jugadores y 41mil millones de wones en juego. Claro que todos queríamos irnos a casa con ese dinero, resolver nuestros problemas y empezar una vida desde cero. El pensamiento natural de todo ser humano, salvar su vida por encima de quien sea, algo así lo interpreta Sang Woo.

Ya cuando las luces se apagaron, él, Ali y yo nos quedamos haciendo la guardia.

—Te llamas Ali. —inició diciendo el mayor de los tres. —¿Y tu edad?

—Tengo 33 años.

—Pues llámame Sang Woo.

—¿Me dejaría hacer eso? —le pregunta confundido. —¿Sang Woo? —el mencionado le sonrío suavemente, indicándole un sí. —¿Y usted señorita Seok, cuántos-

—Igual llámame nada más Eun-ji. —me reí. —Solo tengo veinte años.

—¿Y por qué terminaste aquí? —Sang Woo le pregunta a Ali.

—Vine a Corea para ganar dinero, Sang Woo.

—No me refiero a Corea. Quiero decir... aquí.

—Vine porque quiero ganar el dinero.

—¿Y tu familia? —le pregunté yo.

—Pakistán. —respondió. —Mi mamá, mi papá, mis hermanos. Y aquí en Corea están mi esposa y mi bebé.

—¿Tienes un hijo? —no pude evitar sonreír y emocionarme por lo que dijo, me hacían mucha ilusión los niños. —¿De qué edad?

—Tiene un año mi bebé. —sonrió, sabía que lo estaba recordando, lo suponía.

—¿Te hacen falta? —ahora pregunta sang woo.

—Sí. —suspiró.

—En serio Ali, ojalá pronto estés con ellos. —le sonreí y toqué su hombro. —A mí me encantan los bebés, nunca me llevé bien con mis papás, solo éramos mi hermana y yo, por eso ambas juramos que cuando tuviéramos hijos, les daríamos el mundo entero y los trataríamos con todo le cariño que se le pueda dar a un bebé.

—Que bonito que pienses así. —me dijo ali, sonriente igual que yo. —¿Y cuántos hijos planeas tener?

—No lo sé, no siempre se hace tu voluntad... pero siempre he pensando en dos niños y una niña.

—Pues ojalá un día llegues a ser una gran mamá, y que seas muy feliz con tus tres niños. —su sonrisa de Ali tranquilizaba la noche tensa.

—Gracias Ali.

—¿Y cómo terminaste aquí? —le pregunta ali a Sang Woo.

—Por dinero. —Responde con firmeza. —Vine a ganar.

—¿Y tú? —me pregunta Ali a mí.

—Yo... buscaba tener una buena cantidad de dinero para pagar mi universidad. Yo sola, en los únicos trabajos en los que me aceptan, nunca lograría nada.

Esa pequeña plática, que aunque fue pequeña sé que profundizó mucho más las emociones que ya cargábamos, porque todos veníamos con el mismo pensamiento: ganar, y daba terror si quiera pensar, que algunos quedaríamos en el camino.

A Ali le dio sueño, Sang Woo le dijo que se podía ir a dormir, yo también tenía sueño, más sin embargo, prefería hacerle compañía.

—¿Qué tanto harías para ganar, Sang Woo?

—De todo.

—¿Todo, todo?

—Sí.

—¿Aunque eso incluya... matarme a mí?

Él por fin me miró, su mirada inexpresiva se clavó sobre mis ojos.

—¿Por qué me haces este tipo de preguntas?

—Solo respóndeme y ya.

—¿Tú lo harías? Si lo piensas hacer, créeme que no te juzgaría... es la naturaleza humana.

—No, aunque sea así como dices, no lo haría porque eres a la única persona que de verdad aprecio. —él no dijo nada, solo me miraba. —¿Ves que no es tan difícil responder?

El silencio de Sang Woo era mi tortura, y me rompía el corazón también. Yo, aunque sea con pocas palabras, le hablé con mi alma y le expresé directamente lo que siento por él, en cambio su actitud indiferente, me hacía creer que yo no le importaba ni un poco.

—¿Y por qué me aprecias solo a mí? Si yo fui el maldito cobarde que te dejó sola en el motel aquel día, sin al menos despedirme, ni si quiera fui capaz de llevarte a tu casa, aunque te prometí que lo iba a hacer... ¿en serio me sigues teniendo el más mínimo aprecio?

—Sí... ¿y tú?

Sang Woo simplemente se quedó callado, ni siquiera me miraba.

—Tu silencio me lastima, Sang Woo. —me levanté de ahí, ya no quería estar cerca al menos por ahora.

Antes de que pudiera irme, él me jaló de la mano para decirme: —Yo no vine aquí a hacer amigos, Eun-ji.

—¿Me dices estas cosas después de lo que hemos pasado?

—No vine a hacer amigos... pero nunca creí que aquí encontraría a alguien a quien vería de una manera más seria.

—¿Que?

él suspiró. —No soy bueno con las palabras, simplemente no me salen. Pero, Eun-ji tú cercanía me debilita, verte a ti asustada, hace que mis emociones me traicionen y se vuelvan en contra mía. Estoy aquí para ganar, y quiero vivir a costa de todo, sin importar nada ni nadie... pero contigo, Eun-ji, si a ti te pasara algo, sé que ya no podría más. Eres la única persona en quien pienso, por quien me preocupo en cada maldito juego, y si solo uno de los dos tuviera que salir vivo de aquí, definitivamente dejaría que fueras tú. Desde que regresamos a este lugar, algo me obliga a cuidar de ti.

—Pero tú tienes-

—Tú tienes muchísimas cosas más que hacer, yo ya las viví.

Eso que me dijo, no me lo esperaba.

El pecho se me apretó, mi nariz me picaba lo que indicaba que estaba por llorar, y de inmediato, el clásico mar de lágrimas estaba resbalando por mis mejillas. Lo que me acaba de confesar Sang Woo, me estrujó el corazón y me dejó incapaz de articular una sola palabra.

¿Cómo en medio de este caos él me estaba dando la dulce fantasía de que nosotros teníamos esperanza? Mi cuerpo se debilitó, solamente quería llorar y salir de ahí con él, como si él fuera la sustancia que me mantenía con vida.

Solo esperaba que yo significara lo mismo para él.

—Yo no quiero salir de aquí sin ti, Sang Woo.

—Sabes que yo haré todo lo que esté en mis manos para protegerte, y que al menos salgas tú.

—No pero... pero tu mamá. Tienes que ayudarla.

—Si yo no llegara a salir de aquí con vida, y tú sí-

—No, no digas eso... estás apresurando las cosas.

—Si yo no llegara a salir con vida, pero tú sí, —me ignoró. —Prométeme que me ayudarás a cuidar de ella.

—Claro, yo haría cualquier cosa por ti... pero por favor. —Tomé sus dos manos. —No digas estas cosas, hay que concentrarnos en el presente, las cosas que vengan después... no hay que pensar en eso.

—Tienes razón. Debemos enfocarnos en nosotros dos, y solo en nosotros dos.

Yo me acerqué a él, me lancé hacia él con la desesperada necesidad de sentir sus labios abrazando los míos, él lo hizo y siguió mi ritmo. Esta vez no era algo que solo se cargaba de pasión, de deseo, al menos para mí, era algo más íntimo. Lo sentí suave, delicado, algo ajeno a él, que entre ese beso había pequeños susurros de calma que me canalizaban emociones positivas al corazón.

—¿Tienes sueño? —me preguntó, una vez que nos dejamos de besar.

—Un poco. —bostecé. —Bueno en realidad sí. —me reí y él también.

—Ven, le diré a Gi hun que es su turno de vigilar.

Fui con él, me acosté en su cama y esperé a que él llegara. Se acostó a mi lado y me recostó sobre su pecho, esa noche estaba más fresa, pero él sabía darme ese calor que prefería más que el del sol.

Una alarma nos despertó a todos y hasta aturdió mis oídos. Nadie sabía de qué se trataba, todos despertamos confundidos, porque esa no era la manera en la que nos despertaban. Luego los guardias entraron, para que de después sonara esa molesta voz del altavoz.

« Todos los jugadores levántense inmediatamente y formen una fila en el medio »

Todos les hicimos caso, menos el anciano, éste aún seguía acostado, parecía que estaba mal, no podía ni levantarse, le dolía el cuerpo, Gi hun me dijo que tenía mucha fiebre Pero aún así, un guardia fue y le apuntó en la frente, ordenándole de manera tan frívola que se pusiera de pie.

—¡Deja de presionarlo, está muy enfermo! —le dije yo al guardia. —¿No sienten consideración ni por algo así?

Otro guardia me apuntaba ahora a mí, diciéndome indirectamente que me callara.

El guardia le quitó la sábana, el pobre q cuando se había orinado en sus pantalones. Las manos le temblaban y estaba por llorar, mi corazón se partió en miles de añicos al ver eso, fui hacia donde estaba él, y aún con la amenaza del guardia, le ayudé a levantarse con cuidado.

—Tranquilo señor, solo será un momento ¿sí?

—Deja de estarte preocupando tanto por los demás, Eun-ji. —me susurró sang Woo. —Viste como te apuntó ese guardia.

Ni siquiera supe qué pasó, pero nos pusieron a jugar más temprano que los días anteriores, ni siquiera nos dieron de desayunar esta vez. Nos pasaron a la que sería la próxima sala de juegos.

Al seguir avanzando, nos mostraron una escena terrorífica, di un paso hacia atrás y choqué con Sang Woo, que venía atrás mío. Eran algunos de los guardias colgados a unas varillas, y un jugador que me parece que era doctor, o al menos así le llamaban en su equipo, bueno, estaban muertos y con los brazos doblados.

—No mires. —Sang Woo me volvió a tapar los ojos, él ya se había memorizado que a mí me hacía mal ver ese tipo de cosas.

Pero después algo vino a mi mente, y aparté rápido la mano de Sang Woo de mis ojos, porque quería saber qué figuras estaban ahí. Quería confirmar que no había ningún círculo, porque el policía era el del círculo.

—El policía. —susurré muy bajo, nadie debía escuchar.

—¿Qué? —me dice sang woo.

—Nada.

—Bueno, sigue caminando.

Una máscara del círculo, solo esperaba que no fuera la del policía. Él estaba ahí porque quería hacer el bien.

Llegamos a la sala de juego, no sabía de qué trataba, pero nos indicaron formar parejas.

Yo no sabía, si era que ya me estaba volviendo loca, o que Sang Woo me había inculcado muy bien su "instinto de supervivencia", que se me hizo algo raro formarnos en parejas. Había dos opciones, jugaríamos en pareja para superar el juego, o jugaríamos entre nosotros.

No sabía, pero prefería estar prevenida.

—Vamos a hacer pareja. —me dijo Sang Woo.

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