cuatro | cosa de dos
OO4
La frente me punzaba, entonces poco a poco empecé a abrir mis ojos. Al segundo de abrirlos, pude sentir el golpe de los rayos del sol, porque la cortina estaba medio abierta. Mi cabeza y mi cuerpo dolían bastante.
Estaba de espaldas, recordé que anoche al dormir estaba abrazando a alguien, entonces me giré para volver a hacerlo, pero vaya sorpresa, él ya no estaba.
Sang Woo se fue, sin dejar ningún tipo de rastro, se fue y me dejó ahí, sola. En esa cama de motel barato que compartimos anoche, que solamente olía a cigarros y perfume de hombre, donde según él "me hizo suya", ahí estaba yo, desnuda, recién despierta y con un malestar terrible. Sang Woo ni siquiera se tomó la molestia en despedirse al menos de mí, en avisarme que se iría, que estaba bien.
Me sentía humillada. Utilizada.
Ya eran las once de la mañana, eso decía el reloj de la pared.
Dejé de pensar tanto en ese bastardo, y me vestí y acomodé un poco mi ropa. Sea como sea, fue una buena noche, la mayor prueba de ellos, era el dolor que aún sentía entre las piernas, las marcas de mi cuello, aún sentía el cuerpo de Sang Woo junto al mío, había sido brusco y violento, pero me encantó.
Aún con mucha vergüenza, con la poca ( o mejor dicho, nada ) de decencia que me quedaba, me acerqué a la chica de la recepción, la misma de anoche, quería preguntarle por él, total nunca más iba a volver a verla y ella ni sabía quién era yo.
—Ehm... señorita.
—Sí, dígame. —me respondió amable.
—¿De casualidad no vio salir a un hombre... este... alto, con traje, con flequillo? Anoche llegamos juntos, no sé si nos recuerde.
—¿Habitación 07? —miré las llaves con las que cerré el cuarto.
—¡Sí, exacto!
—Sí señorita, salió en la mañana, como a eso de las 7-8.
—Ahh ya, perfecto... muchas gracias. —le entregué la llave.
—¡De nada, lindo día!
Ese día iba a ser de todo menos lindo.
Me hice un buen rato en llegar a mi casa, estaba en el centro, ya sabía cómo irme a mi casa, pero estaba lejos.
Todo el camino fui pensando cosas, aparte porque no llevaba mi teléfono para entretenerme. Pensaba en que haría ahora, sin dinero, con una escuela que no puedo pagar, en que pensarían mis papás de que ayer me desaparecí todo el día sin dar rastros. En Sang Woo, en que se habrá significado para él la noche que compartimos, para mí, fue algo lindo. Nunca nadie me había abrazo y llenado de besos y mimos después del sexo.
Finalmente llegué y mi madre abrió la puerta, ni siquiera me dejó hablar, cuando me estampó su mano en la cara.
—¡Degraciada niña! ¿dónde estabas?
—¿Te importa o qué? —pase al lado de ella y me metí a la casa.
Nuri, mi mamá me agarró fuerte del brazo y giró para voltear a verla, ahí fue cuando se dio cuenta de mis marcas en el cuello.
—¿Quién te hizo eso? —me preguntó alterada.
yo suspiré. —Un idiota... por eso no es bueno confiar en alguien mayor. —me volvió a dar otra cachetada. —sigue así Nuri, quizás me bajas la resaca.
Mi papá apreció, venía saliendo de la cocina, escuchó el pleito mío y mi mamá y empezó a reír. Y como siempre, en sus manos no podían faltar una cerveza y un cigarro.
—no cabe duda, que tu hija es igualita a ti. —reía.
—¿De qué hablas estúpido? —le responde furiosa mi mamá
—¿No recuerdas que así te conocí, cariño? Cuando en las fiestas te liabas con uno y con otro y hasta que fuiste a acabar conmigo.
—tienes razón, y fue la peor decisión de mi maldita vida.
—Eun-ji, tesoro, asegúrate de no estar embarazada antes de que sea demasiado tarde. —me decía mi papá. —Si no quieres acabar como tu madre. Aunque al menos tú me supiste enredar para tenerme aquí contigo. —volteó a ver a mamá. —pero tú, —ahora me miraba a mí. —¿estás saliendo con ese tipo?
—Ay ya cállense.
—Te estás tardando en tener novio, Eun-ji. —mi mamá me miraba con una rabia, como si me odiara. —ojalá pronto sigas los pasos de tu hermana y te largues de la casa. Así hay una boca menos que alimentar.
—No seas payasa Nuri ¿cual alimentar? Si mi comida me la consigo yo. Incluso estoy viendo cómo arreglármelas para entrar a la universidad porque tú no puedes darme nada, tú y mi papá son unos inútiles.
—Prueba meterte con hombres casados. —mi papá intervino de nuevo. —a tu madre siempre le ha funcionado para conseguir dinero.
—yo trabajé y-
—Meterse con hombres casados no cuenta, Nuri.
Otra vez me cacheteó. Seguro de aquí agarró experiencia Gong Yoo para cachetear a gente que se encuentra en la calle, de tanto ver a mamá pegarnos a mi hermana y a mí
—¡Ya ya ya! —le agarré su mano y la alejé de mi cara. —Me voy a dormir, estoy demasiado cansada.
No sé cuánto tiempo dormí, pero ya mi cabeza no me dolía, solo que sentía un hambre terrible. Al ir salir de mi cuarto, me sorprendió no escuchar gritos o vasos y platos quebrándose, eso significa que mis padres no estaban. Iba a salir de la casa, porque en el refri no había nada para comer, pero antes de abrir la puerta, en el piso había algo bastante interesante.
Era la misma carta que me dio el reclutador en la estación del metro.
« Fecha: 23 de junio a la medianoche »
« Lugar: el mismo que antes »
Me dio un escalofrío por todo el cuerpo, sentí terror al tomar la tarjeta entre mis manos. Esa era una invitación a morir en unos juegos perturbadores que parecían ser tan inocentes. Pero si de nuevo recibí esa tarjeta fue por algo ¿no? No había mucho que pensar, solo sabía que no quería vivir como mis padres.
Pero antes de irme, sentía que mi cabello me iba a estorbar muchísimo, lo tenía largo hasta el trasero, así que tomé la tijeras y no sé qué me hice en la cabeza, pero se veía bien... creo.
El procedimiento fue el mismo, pero esta vez planeaba hacer algo. Tenía, literalmente, un "truco bajo la manga", al ver como atacaron a la jugadora 067, supe que ahí había gente loca, que haría lo que sea por ganar, incluso matar a alguien inocente.
Pero sabía que nos iban a quitar nuestras pertenencias otra vez, como lo hicieron anteriormente, así que haría lo que sea por no dormirme con el gas, utilizaría mi suéter como un cubrebocas. Solo quedaba esperar a que funcionara mi inteligentísimo plan.
Me hice la dormida, me tapé con mi chamarra, supe que había funcionado mi plan, cuando todos cayeron dormidos al oler el gas, menos yo. Me dejé caer acostada en el asiento, al lado de mí estaba un chico y del otro lado una señora, a pesar de ir despierta, no abrí los ojos para nada, no lo haría porque no quería arruinarlo.
Pero al llegar a la isla, empezaron a pasar cosas raras, entonces abrí un poco un solo ojo, solo para ver cómo un tipo entraba a la camioneta mientras el guardia no estaba, hasta me puse a temblar cuando se sentó al lado de mí, moviendo a la mujer que tenía a mi derecha. Nos pasaron un escáner por el cuello, para verificar y confirmar nuestra identidad y registrarnos en los juegos, pero al pasarle el escáner a este chico, no funcionó, lo hicieron hasta tres veces y nada. No pude ver, no tuve el valor para abrir los ojos, pero se escuchaban ruidos y suspiros pesados, como si estuvieran peleando. Después escuché que alguien suspiró con más alivio, después de tronarle el cuello a alguien más, no podía ser que asesinaron a alguien frente a mí y yo estaba haciéndome la dormida, y para mi mala suerte, el único segundo en el que se me ocurrió abrir los ojos, él volteó a mirar.
Sin pensarlo, estaba por pegar un grito, cuando este fue más rápido y me tapó la boca.
—Soy policía y estoy investigando la isla. —me dijo en un susurro, apenas audible. —te voy a pedir por favor que no le digas ni una palabra a nadie. —yo solo sentí, no podía hablar porque su mano estaba en mi boca. —O si no me muero, pero también te mueres tú. ¿Estamos?
Después se bajó, arrastrando el cuerpo del guardia que había asesinado. Antes de seguirme haciendo la dormida, le di un último vistazo, su máscara era la de un círculo, un rostro normal, sin nada en especial para identificarlo, no sé por qué, pero algo me decía que memorizar su cara me serviría.
Volví a despertar en esa cama dura y fría, nos hicieron lo mismo que la vez pasada, solo que esta vez decidí ser un poco más inteligente y me las ingenié para llevar conmigo mi navaja. Estaba sola ahí, y trataría de sobrevivir el mayor tiempo posible.
Estaba en la tercera litera de arriba, me asomé un poco, solo para ver cómo todos ya estaban formando equipos, mientras yo estaba sola perdiendo el tiempo. La 067 y la 212 estaban con el grupo de los matones esos, estaban discutiendo, después ellos se fueron y las dejaron sola. No solo a ellas, en realidad, nadie quedó hacer equipo con las mujeres. Así que estaba muerta.
Miré hacia otro lado, para ver otro equipo.
Gi hun, el anciano, Ali... y Sang Woo.
Aquí estaba de nuevo, que vergüenza me daría verlo, y recordar lo que pasó algo que también él recordaría al verme. De tan solo pensar que pensaría cuando me tope de nuevo, la mujer tan fácil que seguro cree que soy. Que horror, no quería ni verlo. Me sentí tan humillada por él, tan utilizada y deshechable.
Él veía cada rincón de la habitación, hasta que conectó con mis ojos, rápidamente se enganchó la mirada de los dos, él me miró tan rápido como dejó de verme, empezó a ver a otro lados y yo mejor me volví a acostar otro rato. Hasta que llamaron para darnos de comer y fue a recoger lo mío, no tenía mucha hambre, así que para la miseria que me dieron, estaba bien.
Así estuve toda la tarde, aburrida, hablando sola en mi cabeza, viendo como la loca de la 212 hacía escándalo por todo, y a Sang Woo por supuesto, que parecía detestar la vida en estos momentos. Ni siquiera parecía ser el tipo con el que tuve sexo la última vez, aquel Sang Woo hasta parecía actor porno, ja.
Tuve pesadillas, de cosas absurdas, supongo que era por la vibra del lugar, tan denso y un aire abrumador. Nos dieron de desayunar, seguía sin hambre, seguro eran los nervios de que casi estábamos por jugar el próximo juego, y yo sinceramente no sabía si iba a seguir viviendo o ya iba a a quedar ahí. Pero sí tenía mucho miedo, me sentía como una simple cucaracha en el mundo, pudiendo ser aplastada en cualquier momento.
—Si no comes, no tendrás energía para el siguiente juego.
Esa voz que me hacía lagrimear los ojos, lo tenía parado frente a mí.
—A ti que te importa. —Le respondí sin mirarlo.
—Tienes razón. No me importa, solo es una advertencia y un recordatorio de que en unas horas podrías estar muerta, sino es que en unos minutos.
—¿Cómo te atreves a decirme esas cosas? —no bromeaba con él, mi voz salió más grave que de lo normal, sus palabras de algún modo me hicieron sentir mal.
—Es algo que todos llevamos presente en nuestros pensamientos.
—¿Y tienes que ser tú quien me lo viene a recordar de una manera tan cruel?
—Solo quería saber cómo estás, Eun-ji.
—pues ya lo sabes Sang Woo, estoy bien, ya puedes irte. No te quiero ver.
Él se quedó ahí parado un buen rato, solamente lo veía de reojo, no me atrevía a verlo bien a la cara, no después de sentirme tan estúpida a su lado.
—Mira Eun-ji, lo que pasó la última vez... yo creo que es algo que no debió pasar. Está mal, de la manera en lo veas, de todas las maneras posibles, estuvo mal. Me sentí mal, porque no pude evitar pensar que... me aproveché de tu estado, estabas ebria y-
—Ya cállate, fue algo que yo te pedí hacer. Por favor dejar de pensarlo tanto, me desesperas.
—¿Entonces por qué estás así de molesta?
Ahí fue cuando reuní el valor para verlo. Me dolía tanto el hecho de que fuera tan atractivo, esa mirada autoritaria y pesada, su semblante tan serio, me intimidaba y me erizaba hasta el último rincón de mi cuerpo.
—¿Por qué? ¿Ni siquiera tú te pudiste responder eso?
—Por algo te lo estoy preguntando ¿no crees?
—Sang Woo... me dejaste en el motel.
—entonces es eso.
—¿Te parece poco? ¡Me dejaste sola! ¿Sabes cómo me sentí? Me sentí como una maldita prostituta qué contrataste para divertirte un rato, porque a la mañana siguiente, quise abrazarte, quise sentir tu presencia protectora, pero no, tú ya no estabas. Te fuiste y sin avisarme, después de que me hiciste sentir tantas cosas la noche anterior, me diste a entender cosas que me da vergüenza decirte. Me hubieras aclarado todo desde un principio, me hubieras dicho que para ti no se iba a significar nada, que solamente iba a ser una mujer más para ti de una sola noche y ya.
—A ver, Eun-ji, vamos por partes. —suspiró. —tú fuiste la que lo pidió primero, yo jamás te habría faltado el respeto de esa manera. Aparte, lo siento mucho y discúlpame, pero nunca recuerdo haberte dicho que después de eso tú y yo íbamos... Bueno, ya sabes... que seríamos como una pareja o algo así. Tendrías que saberlo con solo verte a ti y verme a mí, jamás podríamos tener algo, no creo que a una chica tan joven y que apenas empieza a vivir, le gustaría estar con un hombre tan miserable como yo.
Eso que me dijo, de "nunca quedamos en ser una pareja", tenía razón. Él nunca se comprometió conmigo de otra manera, desde el principio supe que iba a ser algo de una sola noche, pero aún así decidí ignorarlo. Porque soy una tonta, y tan solo recordar en como él me salvó la vida prácticamente, habló conmigo y me confió sus cosas, me hizo pensar que él era el tipo de hombre que yo necesitaba a mi lado, alguien como él que se veía capaz de dar la vida por mí, alguien mayor, que supiera cómo tratarme.
Pero claro, esas eran solo ilusiones y fantasías mías. Sang woo ni siquiera sabía lo que yo pensaba sobre él.
—Tienes razón. —agaché mi mirada, sentía tanta pena de mí. —también a mí, como se me ocurre pensar que conmigo sería diferente. Lo mismo que tú piensas de mí, es lo que yo pienso de ti; para que alguien como tú, necesitaría de una niña estúpida como yo.
—Tú no eres estúpida, y fue un error de ambos. Pero por favor, te ruego que dejes de pensar tanto en eso y que te concentres en el juego. Para empezar, necesitas comer, tienes que tener fuerza porque no sabemos que vamos a jugar.
—Sí, gracias Sang Woo... y sí voy a comer, pero por favor te pido que me dejes sola.
—está bien.
Se iba de nuevo con su equipo, pero se regresó para decirme una última cosa.
—Te debo una disculpa Eun-ji. No debí dejarte sola en el motel. Debí hacerme más responsable de ti.
—Sí. —fue lo único que le respondí.
Luego esa voz que me aterraba, empezó a dar las instrucciones para el siguiente juego.
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