Uno
Tor tenía una motocicleta, el cabello negro lacio peinado hacia atrás, a veces sujeto con una liga. Tenía tatuajes en el cuello y sabía a whisky cuando se besaban, profundo y lento, recargados en una escalera de incendios que servía de su pequeño paraíso, dentro de la universidad o la comodidad de su habitación, dentro de casa, ahí donde se supone debe estar seguro.
A Gun no le gustaban sus amistades, porque siempre estaban metidos hasta el cuello de problemas muy poco legales y el estrés y la angustia que le significaba imaginar a su novio metido en el cajón de una morgue fue suficiente para decirle aquel día, que no le gustaban las compañías que frecuentaba. Entonces, Tor, lo llamó "perra" antes de apoyarse contra el marco de la ventana, con un cigarrillo entre los labios y la ira ardiendo en sus grandes ojos, cuando volteaba tras cada calada a mirarlo y Gun temblaba por el temor de que su hermano, pudiera escucharlo.
Antes de Tor fue una chica, unos años mayor, que llegó de Londres, por un intercambio, cuya fuerte personalidad y actitud arriesgada realmente lo complementaba y Gun jura que se veían muy lindos juntos. Aunque nunca fueron exactamente nada del otro, lo fueron todo al mismo tiempo, y fue difícil decirse adiós, luego de dos semanas, cuando repentinamente volvió a marcharse, tras un "No volveremos a vernos nunca más. Me voy a casar".
Poco después, llegó Tor y el tiempo pasó.
Tor le había dicho que lo harían bien después de graduarse, pero no estaba precisamente a favor del sueño de Gun de ser músico, alegando que, si iban a ser una pareja, tendría que cumplir su papel en el hogar, mientras él atendía sus "asuntos" como trabajar. La idea de esperar a alguien en la cocina cada noche con un plato de comida caliente lista no le era la más llamativa a Gun, menos cuando dentro de lo que implicaban esas palabras "tu papel en el hogar" se encontrara el tener que satisfacerlo sexualmente, cuando a Tor le diera la gana, como hace un momento, cuando quiso hacerlo sin tener un condón.
Y por eso se sentía tan mal, porque Gun sabe que atrás de la puerta, hay alguien escuchando —posiblemente— todo lo que ocurre en su habitación, y está ahí, alto, de tez bronceada y sin su enorme sonrisa resplandeciente —que le causa estragos en el ritmo cardíaco al estudiante de música, cada vez que lo escucha hablar y platicarle de cómo le fue en la escuela, siendo ese rayo de sol que siempre suele ser, en medio de tanto estrés diario y la densa niebla que suele oscurecer sus días— porque no es nada bonito lo que está sucediendo en esa habitación.
Off sabe mucho de él, lo sabe todo en realidad, incluyendo que sus celos a causa de él, pueden ser increíblemente ridículos y aunque se lleven lo mejor de él, Gun nunca va a demostrarlo, prefiriendo hundirse en sus sentimientos e inseguridades solo, antes de admitir en voz alta que le pone los pelos de punta cuando Off se acerca a abrazar a alguno de sus compañeros de escuela o incluso a su mejor amigo Tay. Porque joder, ese muchacho es tan guapo, gracioso, lleno de vida y Gun es... Básicamente él. Con su silencio, sus audífonos siempre enchufados tratando de mantenerse alejado del mundo a su alrededor que tan nervioso lo pone.
Off no estaba en los planes y ahora parecía ser todo lo que ocupaba su mente.
Se robó su corazón poco a poco, taza a taza de chocolate con crema que le dejaba en su mesita de noche, en aquellas noches que más triste se sentía. Se coló en su vida como un rayo de luz inquieto y necio que escapó entre las cortinas negras. Se robó sus pensamientos instalándose ahí de forma permanente para no salir en todo el día y ni siquiera en sus sueños.
Gun es malo en el amor y no pueden culparlo por intentarlo. Ha fallado demasiadas veces y no quiere arriesgarse de nuevo, por eso soporta a Tor, aunque le haga daño, aunque sepa que está mal, pero pensar en Off, es aún más malo. Sobre todo, cuando los ojos de Off son tan calmos y llenos de vida mientras los suyos están empapados la mayoría del tiempo. No puede ofrecerle demasiado, pero quiere decirle en voz alta que cree que es solo él quien puede arreglarlo, enseñarle a amar de verdad, como un alma llena de vida lo hace, pero otra vez... no es posible.
Off no se ha ido, aunque no sabe lo que siente Gun por él, siempre está ahí, cuando las crisis que tiene vienen y van, cuando se encierra en su cuarto y llora sin parar, destrozándose por dentro y todo lo que esté a su alrededor. Porque Off no teme, cuando siente que le tiemblan las manos al sostenerlo entre sus brazos, con el alma desnuda. Y Gun llora mucho más, porque ese abrazo se lo está dando su hermano.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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