Dos
Se lo repite todas las mañanas frente al espejo y con un nudo en la garganta. Se recuerda que está mal, que no es saludable, no es normal. Se repite que no puede fijarse en él, por más de tres razones moralmente malas: Por ser un chico, por ser mayor, por ser su hermano.
Todas las noches debe recibir el suave beso en la mejilla que esos labios le regalan tan inocentemente, antes de un cálido "buenas noches" y desea girar el rostro y morder a Gun, quiere marcarlo para siempre, quiere conocer el calor de su boca y el sabor de su saliva. Quiere gritarle que lo ama en susurros y prometerle que nadie va a separarlos jamás. Quiere tocar sus piernas y llenarlo de besos y Off quiere morir, porque todas las noches cierra los ojos imaginando el cuerpo desnudo de su hermanastro bajo sus propias sábanas.
Se tiene asco, se tiene rencor y por sobre todos los sentimientos, lo ama. Maldita sea, de verdad lo ama.
Lo desea de una forma que no debería existir, tan sucio, tan mal y tan prohibido y se recuerda a cada segundo que su sonrisa no le pertenece, que otro toca su piel, que otro tiene sus suspiros y sus palabras de amor. Otro, que lo ha hecho llorar de madrugada cuando piensa que su hermano duerme, otro que le ha pedido entregarse en cuerpo y alma, otro que lo llama "mi amor" y lo odia, odia con todo su ser a Tor y sus malditas intenciones.
Odia como toma de la cintura a su hermano y le susurra en el oído, odia como le grita y lo lastima, odia como Gun se repite a sí mismo que es su culpa, que Tor se fue con una chica una noche de fiesta porque: "Yo no le doy lo que el necesita".
No sabe cuándo comenzó y quisiera retroceder el tiempo a ese momento para decirse a sí mismo que ni siquiera lo piense, que está mal y hace daño, que no es posible. Pero es cuando Off reflexiona, después de culparse una y otra vez, que entre él y Gun no existe un vínculo, ni un apellido o una línea familiar, ¿Entonces, está mal? No lo sabe, porque la genética dice algo y la moral otra cosa, porque se conocieron en la cuna, cuando Gun cargaba a un regordete bebé de ojos grandes y les mostraba a sus compañeros de Parvulario "Este es Off, el bebé de mi nueva mamá y es mi hermano".
Quizás fue la primera vez que lo defendió de los bravucones esa mañana en el segundo grado, cuando pateó a un chico de sexto que le quitó su cajita de leche. O quizás, esa noche dónde se quedaron debajo de una casa de sábanas contándose secretos, cuando le dijo que le gustaba un niño de su clase y Gun le dijo que estaba bien, que a él le gustaba un chico del equipo de básquetbol y Off sintió una punzada en el pecho. Tal vez fue su primera decepción amorosa en la secundaria, cuando lo consoló durante horas.
No sabe que fue, si las noches de secretos, de risas, de llantos consolados o las palabras de aliento.
¿Qué le hizo dependiente de su hermano?
No lo sabe y se lo pregunta a diario.
Está con él, lo sabe, puede escuchar la suave voz de Gun riendo por alguna tontería sin sentido y seguro lo está mirando con ojitos brillantes, en media luna y cuando llega el silencio, sabe que lo está besando.
El estómago se le contrae de furia, aprieta los puños y sube el volumen de la televisión, pero incluso los suaves y tímidos gemidos de su hermano llegan a sus oídos por sobre la voz chillona de la entrevistadora. No puede concentrarse en el modelo, en la televisión, no puede mantener la vista fuera de la puerta contigua a su habitación, la puerta con un tablero de pizarra que dice "Gunnie" y a un lado un corazón que Off mismo pintó.
Comienzan las súplicas, los "Por favor, bebé" y los "No, Tor..." y Off rechina los dientes, pero no puede hacer nada, aunque sepa que debe y quiera más que nada hacerlo.
Es hasta que la puerta se abre, que Off salta de su cama y encara al idiota novio de su hermano, porque, simplemente, ya no se puede controlar.
—Ya vete. —sesea entre dientes el menor, con los brazos cruzados—. Gun tiene tarea, vete.
Tor lo mira divertido, hacia abajo y le sacude el cabello con una sonrisa socarrona en el rostro.
—Para tu información, adorable Búho, voy a volver. Gun —lo llama con un movimiento de cabeza y el castaño sale de su cuarto, con las mangas de su suéter cubriendo sus manos, cabizbajo y sonrojado— Vamos. —Tor toma a Gun del hombro y lo abraza contra su costado de forma brusca. Off se pone enfrente de ambos—. Muévete, mocoso.
—Dije que te vayas. Esta es mi casa y quiero que te largues. —Off mantiene la mirada firme, sin inmutarse por ser visto hacia abajo varios centímetros, ni por el gesto de evidente molestia de su odioso cuñado.
—Amor... —Arrastra la última vocal— ¿Puedes decirle a tu hermanastro que se quite de mi camino?
Gun agacha la cabeza, el agarre que tiene su novio en su costado se ve fuerte, casi encajando sus dedos en las costillas de Gun, quien ha adelgazado mucho. Ve a su hermano, con una mueca de súplica y los ojos cristalizados.
—Off, por favor...
—No. —Off avanza un paso, casi tocando el pecho de Tor contra el suyo— No lo vas a sacar de aquí mientras yo viva.
Tor se ríe, se burla en carcajadas y empuja a Off por la frente.
—¿En serio crees que me das miedo, Cosita? Vamos por condones. ¿Sabes qué es eso? —Se encoge a su altura y le pellizca una mejilla—. No, seguro no.
—Tor, basta... —la voz quebrada y bajita de Gun se escucha apenas en la sala, mientras Tor empuja repetidas veces con sus dedos en el pecho de Off—. Basta... —lo toma del brazo, con fuerza apenas palpable y Tor se gira, sacudiendo con violencia el brazo que sostiene Gun.
El castaño palidece, se encoge en su sitio y cubre por instinto su rostro con los antebrazos. Tor parece irse encima, pero algo le detiene, su mirada es profunda contra el más pequeño y se queda con la mano alzada, hecha puño. Gun tiembla en su sitio, sin ser capaz de levantar la vista.
«No sabe si fue su sonrisa, si fue su risa. No sabe si está bien o está mal amarlo, no le importa. Pero ese de ahí, ese pequeño cuerpecito encogido no es Gun, no es su Estrella más brillante, no es el valiente chico de 21 años que lo ha defendido siempre, no es el Gun del que se enamoró y, sin embargo, lo ama más que nunca. Más que a sí mismo y su salud, más de lo que jamás había hecho o hará.»
—¡Déjalo en paz! —Off tira de la chaqueta de Tor hacia atrás, quien trastabilla lo suficiente para que le pueda dar un golpe a puño cerrado en la quijada.
Tor cae contra la pared, sosteniendo el área del golpe. Hay un hilo de sangre en el costado de su boca. Gun ahoga un grito, se encoge contra la pared detrás de él. Off respira agitado, con los nudillos punzantes, la adrenalina y el odio corriendo por sus venas.
Son segundos, en los que Tor lo tiene sujeto de la camiseta, sus pies fuera del suelo por centímetros y un dolor increíble en su espalda, uno, dos, tres y Off escupe sangre. Otro más, en la quijada, uno en el pómulo y los gritos de su hermano mayor, quien sujeta a Tor por la espalda, implorando que lo suelte.
A Off le duelen los oídos, ve borroso y patalea, pero no hay suelo al cual aferrarse, sus manos no responden porque Gun cayó de espaldas, contra la mesa de cristal que se hizo añicos.
Hay sangre en el suelo, cristales rotos y silencio.
Todo da vueltas y la ira es ciega.
Off no siente cuando sus rodillas golpean el suelo, no escucha la puerta cerrarse cuando Tor se va cobardemente y tampoco escucha más en el mundo que los quejidos de Gun en el suelo.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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